La Metamedicina
El incidente fue clasificado en mi cerebro y nunca más volvía ser
la primera de la clase. A lo largo de mi vida, y a consecuencia de esto,
nunca més quise ocupar los primeros puestos. Preferfa quedarme en la
sombra
Las notas de nuestra infancia repercuten en la relación con nues-
twos padres y, después, en nuestro entomo laboral, Veamos un ejemplo.
Un niño presenta las notas a su padre y, cuando éste ve que ha obteni-
do un 7,5, le dice: «habrías podido sacar un 8». Si este tipo de situa-
ciones se repite, el rio saca la siguiente conclusión: «nunta llegaré a
satisfacer a la persona que quiero», y nacerá en él un sentimiento de
impotencia,
En su vida adulta, es posible que no quiera esforzarse, creyendo
que todo está perdido de antemano, Este sentimiento de no estar
nunca a la altura podrá manifestarse en forma de hipoglucemia.
‘Otro, sin embargo, haré tanto para que sus jefes reconozcan sus
méritos que llegará a un agotamiento profesional.
El nifo cuyos padres dan la misma importancia a un 6,5 que a un
9, puede pensar: «no se dan cuenta de todos los esfuerzos que hago»
Más tarde, reaccionar de la misma manera en su trabajo, Se encon-
trará a menudo con el sentimiento de no ser apreciado por lo que vale.
Este sentimiento podrá conducirle a anemia, hipotensión, ete.
El entorno fami
Hemos podido sentirnos culpables al ver que nuestros padres tra-
bajaban sin parar, que no tenían tiempo de relajarse ni de disfrucar y
que, por añadidura, nos decían que éramos vagos, holgazanes o inútiles
cuando nos divertíamos viendo la televisión durente horas.
Después, en nuestra vida de adultos, sentimos que no tenemos
derecho a descansar y nos sentimos culpables cuando nos lo pasamos
bien. Podríamos, incluso, legar a lesionarnos practicando el deporte
que nos gusta o atraer situaciones que nos estropeen la diversión.
Cuando era niña, mi madre era la única que se encargaba de man-
tenernos, a mis hermanos y a mi. Para poder hacerlo, cosía en una fbri-
<a y por la noche trabajaba limpiando oficinas. El fin de semane, se ccu-
paba del mantenimiento de la casa con diferentes tareas (pintura,
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Cómo liberarse de le culpabilidad
limpieza, coscura, etc), de manera que nunca paraba. A mf me parecía
que era muy valiente.
A veces, cuando me levantaba a media noche y la veía todavía
cosiendo o planchando, me ponía triste. Me sentía totalmente impo-
tente para ayudarla.
En los momentos que se sentía agotada, nos decía: «mamá va a
morirse», y yo tenía mucho miedo de que asf fuera, Después, mi impo-
encia se wansform6 en culpabilidad porque pensaba que, si no nos
hubiera tenido, no necesitaría trabajar tanto.
Esto sólo podía llevarme a sentirme culpable de vivi y, de rebote,
a sentirme también culpable si me divertfa y disfrutaba.
Para no experimentar este sentimiento de culpabilidad, hice lo
mismo que hizo ella, asumiendo así su guión. También estuve sole, ful
quien mantuvo a la familia y tuve dos, y a veces tres, empleos al mismo
tiempo. Durante varios años trabajé más de 70 horas a la semana. Pera
ini, sin embargo, no era una cuestión de dinero. Lo hacía de forma
oralmente inconsciente para anestesiarme y no sentir mi sufrimiento,
Si hacía un bonito viaje al extranjero, que mi madre nunca había
podido hacer, mi culpabilidad por poder disfrutar se manifestaba de "
diferentes maneras: me ponía enferma, discutfa con la persona que me
acompañaba, perdía mi bolso, etc.
Este sentimiento de culpabilidad por disfrutar de la vida, puede
creat muchas dolencias que nos impiden gozar de los buenos momen-
tos que ésta nos ofrece. Por ejemplo, cbeervé que, cada vez que iba a
un hotel lujoso, sentfa molestas en el estómago que me impedían dis-
frutar de una buena comida. Inconscientemente, todo lo que sentía que
era demasiado para mí, en relaci6n con mi madre o hermanas, me alte-
aba hesta tal punto que no podía aprovecharlo.
Hay muchas maneras inconscientes de querer liberarse de la cul-
pablidad. Pensemos en una madre que sufe en su relación de pareja y
que dice a sus hijos: «si no fuera por vosotros, lo dejaría».
EI nifio que oye esta frase puede pensar: «si ella no nos hubiera
tenido, no sufrirfa tanto ahora, nosotros tenemos la culpa».
Para no sentirse culpable, inconscientemente, buscará sufrir y
desarrollará toda una serie de enfermedades; como hizo una mujer que
me escribió conténdome que le dolía el cuello, los hombros, los om6-
platos, los riñones, además de ardor y nudos en el estómago.
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