Autores Postulado Filosófico San Pablo La instrucción de San Pablo exhortaba a los padres a cuidar del cuerpo y del alma de sus hijos; los invita al estudio de un oficio manual, pero principalmente, difunde la importancia de una enseñanza de las verdades cristianas como medios para el supremo designio de la existencia. El cristianismo es un renacer del hombre que muere para la vida de la carne y revive en el espíritu, es decir, la justicia y el amor. Al respecto, San Pablo en sus epístolas explica, desde su visión, la alternativa entre la vida según la carne y la vida según el espíritu, entre el antiguo hombre, que el hombre corpóreo, y el hombre nuevo y espiritual. Santo Tomas de Aquino Santo Tomás de Aquino advierte que Dios es el verdadero maestro que enseña dentro del alma, subraya la necesidad de una ayuda exterior. “Dios nos infunde en el entendimiento los principios fundamentales; pero las aplicaciones de estos principios, las deducciones que de ellos se derivan, son obra humana y de la experiencia. Organizó el conocimiento de su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó una síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de san Agustín y otros Padres de la Iglesia, de Averroes , Avicena, y otros eruditos islámicos, de pensadores judíos como Maimónides y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol , y de sus predecesores en la tradición escolástica. Santo Tomás consiguió integrar en un sistema ordenado el pensamiento de estos autores con las enseñanzas de la Biblia y la doctrina católica. El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las escasas grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad o separarse radicalmente de su magisterio. San Agustín En 385 Agustín se convirtió al cristianismo.11 Fue en Milán donde se produjo la última etapa antes de su conversión: empezó a asistir como catecúmeno a las celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio, quedando admirado de sus prédicas y su corazón. Entonces decidió romper definitivamente con el maniqueísmo. San Agustín, a los diecinueve años, se pasó al racionalismo y rechazó la fe en nombre de la razón. Sin embargo, poco a poco fue descubriendo que razón y fe no están necesariamente en oposición, sino que su relación es de complementariedad.17 Según él la fe es un modo de pensar asintiendo, y si no existiese el pensamiento, no existiría la fe. Por eso la inteligencia es la recompensa de la fe. La fe y la razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.