William Ospina en este ensayo nos habla de tres aspectos muy importantes donde
hace un análisis muy profundo de cada uno de ellos y nos muestra como el ser
humano se deja permear por una sociedad consumista que va cada vez más
rápido, con un solo objetivo lograr que el ser humano se sumerja en ella. En este
planteamiento del autor nos habla de la vejez y de la muerte manejándolas como
una enfermedad, haciendo referencia al termino cuando nosotros como seres
humanos no sabemos manejar bien estos dos conceptos, un grave contribuyente
en el esparcimiento de esta enfermedad es la publicidad; ya que este es un gran
impulsador que nos incita a comprar una y otra vez mas con tal de satisfacer
aspectos que en realidad no son indispensables como: una serie de cremas para
no envejecer y medicamentos que evitaran nuestra muerte, en este mundo del
consumismo que nos ha impulsado la publicidad el ser humano nunca encontrara
satisfacer lo que busca pues cada vez mas van aparecer en el mercado nuevos
productos, por otra parte los valores que la humanidad exalto durante siglos ( la
juventud, salud, la belleza y el vigor ) son utilizados como arma de doble filo en
nuestra contra con tal de que supuestamente conservemos estos valores
exaltados. ¿Pero los estamos conservando de la mejor manera? Pues a mi
parecer no; ya que una y otra vez solo piensan en su mercado comercial y no
verdaderamente en nuestra integridad y si es lo que más nos conviene, por el
contrario esto hace que cada vez nuestra vida sea imperfecta vacía y llena de
soledad al no satisfacer lo que buscamos o dicha de una manera más cruel al no
llenar las expectativas de una sociedad que busca esculturas perfectas como:
hombres con gran masa muscular y mujeres con cuerpos esbeltos.
Cada vez más la sociedad se va convirtiendo en opulenta gracias a la publicidad,
que nos muestra unos prototipos de belleza, pero si esta belleza de la que tanto
hablan ya la conocemos de las razas hegemónicas de la civilización; pues cada
una de ellas compone su propio ideal de belleza; y es allí donde el gran imperio de
la publicidad hace de las suyas y nos utiliza a su antojo, haciendo que cada una
de las cosas que nos presentan sean solo espejismos que al momento de
sumergirnos en ella estemos como con una venda en nuestros ojos, y logremos
quitárnosla al momento de ya estar dentro de la gran red, es así la influencia que
ha logrado que reemplacemos las cosas que antes eran importante o que nos
ayudaban a potencializar capacidades: como el leer un libro o un periódico;
conformándonos solo con lo que agentes externos nos dan sin cuestionar un poco
eso que nos dicen generando en los individuos ambientes pasivos y ajenos a la
crítica; es por ello que ante nuestra buena cara a esa publicidad opulenta, esta ha
generado estrategias con los dueños de las grandes industrias donde en la
publicidad ya no utilice palabra obscenas, al contrario todo sea bello y armonioso
para que de esta manera esto llegue mejor al publico u consumidores,
denominando a esto el autor como el canto de las sirenas del capital; tal vez así lo
dice porque así como esta indirectamente o pasivamente logra que lo
reconozcamos como el gran amo y señor de todo.
Lo importante aquí no es las cosas que nos muestra o que nos vende la publicidad
sino que sus intereses no estén por encima del bienestar de toda una sociedad,
pero en esta publicidad opulenta e insensible no podremos pedirle “al dragón que
a la hora del hambre piense en los sentimientos de la doncella que esta
encadenada al peñasco” esto nos quiere decir que no le podremos pedir a la
publicidad que va de una manera acelerada que solo piensa en producir de una
manera muy rápida que piense en el beneficio de los consumidores, siendo su
único e importante interés; vender sin importar a que costa se haga, para la
publicidad como parte fundamental es una buena imagen pues ya que esta dice
más que mil palabras, es así como esta frase es utilizada de mil maneras como
para vender un producto o hasta para vendernos a una persona( candidatos
aspirantes a algún cargo político) como referencia también se dice que Adolfo
Hitler ascendió al poder en Alemania gracias a la publicidad donde dio a conocer
su discurso entonces podríamos decir que la publicidad en si nos muestra que la
democracia no es más que una grotesca manipulación, donde nos muestran solo
que a ellos les conviene es decir no nos dan a conocer las dos caras de la
moneda.
Entonces es allí donde la sociedad debe ser crítica con argumentos bien
fundamentados para exigir que es lo que quiere que se le venda, que es lo que
desea que se le informe, pues no debemos desconocer que la publicidad existe
gracias a los consumidores, pues sino compráramos automáticamente no habría
que mostrar porque no habría quien consumiera. Finalmente se puede inferir que
lo que necesita este mundo no son tantas cosas que nos lleven a la opulencia y
que sea como diría el autor como el canto de las sirenas; algo grandiosamente
encantador y bonito con un sentido efímero sino un poco de generosidad humana,
un poco de honestidad con nuestras almas y sensatez en el breve y peligroso
tiempo en el que estamos; un ejemplo de esta sociedad que anhela y reclama un
mejor bienestar son todas aquellas personas que se encuentran en los basureros
a orillas de los riachuelos y quienes para la publicidad no sirven de mucho sino por
el contrario desean eliminarlos pero ¿Por qué? Esta es la gran pregunta que nos
queda tal vez para que el resto de la sociedad no se dé cuenta de que son el
resultado de un consumismo opulento y sin censura.