cama, con su pelo revuelto, cublerta por aquella
colcha de hilo que le habia tejido su abuela en
Oviedo, cuando sintió la voz. Ella estabe: acos:
tada con una mano acariciando su vientre, De
pronto, sintió claramente:
—Por favor, Martana, apaga el candil
Sobresaltada, abrió los ojos y solamente vio
la estancia solitaria, con unos toscos muebles
de olillo y sobre una cómoda, donde guardaba
el ajuar con el que se había casado, la estatua
de la Virgen de la Isla de La Toja débilmente
duminada por la luz del candil.
—Por favor, Mariana, apaga la luz.
Fue entonces que lo vio. Era un hombrecito
pequeño, de muy baja estatura. como un duen-
de burlón, Se parecia a esos gnomós pacíficos y
divertidos que de niña había visto en los libros
de cuentos con estampas que le leía la abuela.
—Por favor, Mariana, apaga el candil... Mi
esposa va a dar a luz esta noche y necesita estar
a oscuras.
Tenía razón s : esposo. Estaba muy tensa y
Por primera vez veía alucinaciones. Fue enton-
ces que, desentendiéndose de esa ext una figu-
ra diminuta con apartencia de duende, se volvió
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hacia la pared y se quedó profundamente dor-
mida.
Son visiones —se dijo.
A la mañana siguiente, mientras tomaban
sendos tazones de leche con trozos de pan, se lo
contó a su esposo.
—No le des importacia. Mariana. Yo mismo
soy culpable de tus imaginaciones. No debi
haberte hablado nunca de la ciudad encantada
porque yo mismo munca la he visto, Pero uno se
contagia con el espíritu imaginativo de estos
Indios dados a la fantasia. No existe tal ciudad,
Mariana. Y por lo tanto no has visto cúpulas,
torreones ni duende, Hace mucho calor este
verano y por lo tanto se produce un efecto de
reverberación en la ribera... Son espejismos
naturales... tan sólo un efecto óptico.
—Pero, Alonso, anoche yo vi a un hombrecito
Junto a mí cama.
—Lo has soñado. La chola no ha visto entrar
ni salir a nadie. Además, estás alterada después
de la visita de tus padres.
Pero a la noche siguiente, se volvió a repetir
el mismo fenómeno. Doña Mariana se hallaba
tendida en su lecho, con una mano sobre su
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