nuestros intereses banales para actuar a favor de los interés fundamentales ajenos; otras
veces, resultará que uno deberá ocuparse de sí mismo.
Pero esta conclusión puede ser invalidada rechazando la premisa que dice que siempre “es
incorrecto impedir que alguien cumpla con su deber”. Según el egoísmo ético, el que uno
deba impedirle a alguien que cumpla con su deber depende completamente de si sería
provechoso para uno hacerlo.
El error lógico es de otro tipo. Según el egoísmo ético, si realizar una acción K favorece los
intereses de una persona A, pero a su vez perjudica los intereses de una persona B entonces
el deber de A es hacer K y el deber de B impedir K, pues “cada individuo -y todos ellos-
debe actuar buscando su propio interés”:
A debe actuar buscando su propio interés (Ia) B debe actuar buscando su propio interés (Ib)
X debe actuar buscando su propio interés (Ix)
Pero esto nos lleva al siguiente punto.
(vi) El egoísmo ético ni siquiera es una teoría. Imaginemos que la acción K es matar,
entonces podríamos preguntar al egoísmo ético: ¿es éticamente correcto que un individuo A
mate a un individuo B? la respuesta del egoísmo ético será "depende", porque K es una
acción éticamente correcta para A y éticamente incorrecta para B, pero no puede decirnos si
la acción K es éticamente correcta o incorrecta en sí misma, es decir, no puede decirnos que
“las personas no deben ser matadas”. Esto es así porque, para el egoísta ético, una acción K
es éticamente correcta si tiene como consecuencia beneficiar su propio interés -el medio
para conseguirlo es indiferente-, ese es el principio que sigue. En cambio, si le preguntamos
al egoísmo ético: ¿es éticamente correcto favorecer el propio interés? el egoísmo ético
responderá que sí, porque dice que siempre “debemos actuar para favorecer los intereses
propios”, pero esto no es cierto: lo que realmente dice el egoísmo ético es que siempre
“debo actuar para favorecer mis intereses propios”, pues que los demás cumplan o no
cumplan con su deber, como vimos, para el egoísta ético es secundario. Es más, para el
egoísta ético lo éticamente correcto es que los demás no cumplan con su deber egoísta. Es
decir, la acción que favorece los intereses propios es éticamente correcta y la acción que no
favorece los intereses propios es éticamente incorrecta, pero esto no se dice de manera
universal sino de manera individual. Esto quiere decir que el egoísmo ético intenta pasar
por regla universal, por ciencia, una regla que sólo es verdadera desde la perspectiva
individual de un egoísta ético. La regla que debe seguir el egoísta ético es la siguiente: sólo
yo debo actuar siempre buscando mi propio interés. Dicha regla entra en contradicción
lógica consigo misma cuando es aplicada por otro individuo.
(vii) El egoísmo ético es arbitrario. Algunas personas dicen que los intereses de un grupo
cuentan más que los intereses de otro grupo, y la razón que dan es que no son del mismo
grupo. Esta argumentación usa la falacia de petición de principio. La falacia de petición de
principio se usa para discriminar a otros individuos por ser de un grupo diferente[3]. El
criterio para discriminar a otros individuos con intereses puede ser la raza, el género, la
nacionalidad, la especie, etc. pero si no podemos mostrar que hay alguna diferencia fáctica