EL FRUTO DEL ESPIRITU Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley ( Gál . 5:22, 23). Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad (Ef. 5:9). Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna ( Rom . 6:22) El fruto del Espíritu es la característica verdadera de la vida cristiana . El “bienaventurado” del Salmo capítulo uno es descrito “como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo ” (Sal. 1:3 )
Cualquier concepto del cristianismo que no tiene como modelo de carácter el fruto del Espíritu es un concepto falso. El tesoro más grande del creyente es ésta cadena de oro compuesta de nueve preciosos eslabones en la que está grabado, “el fruto del Espíritu.” El apóstol Pedro está de acuerdo exactamente con el apóstol Pablo cuando dice: Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a 190 vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros , y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (II P. 1:4–8).
EL CONTRASTE ENTRE LAS OBRAS DE LA CARNE Y EL FRUTO DEL ESPIRITU. La lista de los privilegios del fruto del Espíritu en Gálatas 5:22, 23, está precedida por una lista de lo que Pablo llama “Las obras de la carne.” Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías , enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidia, homicidios, borracheras , orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios ( Gál . 5:19–21 ) La diferencia entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu es bastante aparente. La carne produce obras; el Espíritu produce fruto. Uno requiere esfuerzo propio; el otro ningún esfuerzo de la carne. Uno es el producto de fábrica; el otro es del jardín. Uno está muerto; el otro vivo. Uno es de la carne; el otro del Espíritu .
LOS SECRETOS DE LLEVAR FRUTO En Juan 15:1–8, Jesús nos enseña la importancia y los secretos de llevar fruto. Este pasaje habla de aquel que “no lleva fruto” y el “echado fuera como pámpano, y se secará” (Vs 6). Se dice de otro que lleva “fruto”, “ más fruto”, y “mucho fruto.” Este fruto al que se refiere es, sin duda, el fruto del Espíritu, la verdadera esencia de la vida espiritual. El primer secreto para llevar fruto es permanecer en Cristo. “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mi. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Vs 4, 5). El llevar fruto es el resultado de la vida en Cristo; la vid , fluyendo por el pámpano en la vida del creyente. Jesús dijo, “Separados de mí [ lit. “Apartados de mí” o “ sin mí” nada podéis hacer” (Vs 5). Por lo tanto, el pámpano debe permanecer en la vid.
El segundo secreto para llevar fruto, que Jesús no da en el capítulo quince de Juan, se encuentra en el versículo dos: “Todo pámpano … que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” Esto sugiere el proceso de podar. Todo pámpano que no lleva fruto es echado fuera, pero el pámpano que sí lleva fruto es podado para que lleve aún más fruto. El proceso de podar en la vida de un cristiano sincero nunca es fácil. Podar sugiere disciplinar, y “… ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” ( Heb . 12:11).
¿QUE SIGNIFICA PERMANECER EN CRISTO? Al contestar esta pregunta, tenga en mente la figura de la vid y los pámpanos. El pámpano es una parte integral de la vid. Crece de ella, y nunca debe ser cortado de la vid; nada se debe interponer entre el pámpano y la fuente de su vida. Considerando la relación del creyente con Cristo, esto significaría una comunión inviolable con Él. Esta relación es sostenida primeramente por una fe no vacilante en lo que Cristo ha hecho por él, y lo que él es en Cristo. El creyente debe regocijarse continuamente en la gracia salvadora de Jesucristo y estar constantemente consciente de que está redimido, justificado, que ha nacido a la familia de Dios, ha sido colocado como hijo y hecho heredero y coheredero con Jesucristo. Como resultado de estas gloriosas percepciones , se mantendrá entonces en constante agradecimiento y adoración, comunión en oración, y comunión consciente con el Señor. Habrá un intento honesto, de siempre ceder al Espíritu Santo que habita en él, de obedecer sus mandatos, y de caminar en su voluntad. El debe “vivir por el Espíritu” ( Gál . 5:25), ser “guiado por el Espíritu ” ( Gál . 5:18), y “andar en el Espíritu” ( Gál . 5:16, 25).
LA DIFERENCIA ENTRE LOS DONES DEL ESPIRITU Y EL FRUTO DEL ESPIRITU Note las siguientes diferencias entre los dos: Los dones del Espíritu tienen que ver con la capacidad espiritual , lo que uno puede hacer en el servicio del Señor. El fruto del Espíritu tiene que ver con el carácter espiritual , lo que uno es en el Señor. Los dones son recibidos como resultado del bautismo con el Espíritu Santo. El fruto es el resultado del nuevo nacimiento y de permanecer en Cristo. Los dones son recibidos instantáneamente , mientras que el fruto se desarrolla gradualmente. Los dones, en si mismos, no son el medio para juzgar la profundidad de la vida espiritual de una persona. Sin embargo, el fruto es el criterio básico del desarrollo de la vida y el carácter espiritual. Hay variedad de dones, pero hay sólo un fruto del Espíritu. Hay un sólo fruto del Espíritu, que es amor. No es bíblico hablar de “los frutos del Espíritu.” La lista de Gálatas 5:22, 23 son ocho características del fruto del Espíritu que es el amor. Todas las otras virtudes mencionadas no son más que facetas del amor. Cuando el Espíritu de Dios entra a la vida de uno, derrama su amor invariablemente en el corazón. En “Notas de mi Biblia”, por D.L. Moody ,
la caracterización de amor se halla en términos de estas otras virtudes: Gozo es amor regocijándose. Paz es amor reposando. Paciencia es amor incansable. Benignidad es amor perdurable. Bondad es amor en acción. Fe es amor en el campo de batalla. Mansedumbre es amor bajo disciplina. Templanza es amor en entrenamiento .
LA RELACION ENTRE LOS DONES DEL ESPIRITU Y EL FRUTO DEL ESPIRITU Mientras que hay ciertas diferencias definidas entre los dones y el fruto del Espíritu, también hay una relación vital entre estos dos. No es casualidad que el capítulo trece de I Corintios éste justamente entre los capítulos doce y catorce. Los capítulos doce y catorce tratan con los dones del Espíritu, mientras que el capítulo trece sobre el amor, el fruto del Espíritu. Esto enfatiza la importancia de tener el fruto del Espíritu en relación con los dones. Pablo hace muy claro que los dones sin el fruto son impotentes y de poco uso. De hecho, va tan lejos hasta el punto de decir que son “nada.” Si yo hablase lenguas humanas o angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los ministerios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy (I Cor . 13:1–2).
CARACTERISTICAS DETALLADAS DEL FRUTO DEL ESPIRITU 1 . Amor “ Mas el fruto del Espíritu es amor” ( Gál . 5:22). Sería imposible sobrenfatizar la prominencia de esta virtud de gracia como la característica principal de la vida cristiana. “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (I Jn . 4: 7, 8). El amor es la evidencia de que uno ha nacido de Dios. 2. Gozo “ Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” ( Rom . 14:17 ). 3. Paz “ Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” ( Rom . 14:17 ). La paz es más profunda y constante que el gozo. Jesús dijo, “La paz os dejo, mi paz os doy; y no la doy como el mundo la da” ( Jn . 14:27). Pablo habla de “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento” (Fil.4:7 ).
4. Paciencia — Clemencia . Ha sido previamente mencionado que “Paciencia es amor incansable.” Es amor perseverando a través de la tormenta y el diluvio. Cuando el creyente se da cuenta de cuán paciente ha sido el Señor con él, es capacitado para ser más paciente con otros. Dios es paciente en buscar y ganar a los inconversos: “El Señor … es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento ” (II P. 19). “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad ” (Sal. 86:15). ¡Cuánto necesita el creyente de hoy la ayuda del Espíritu Santo en esta área de semejanza a Cristo! Podría ser el lugar donde más la necesita. Santiago amonesta: “Mas tenga la paciencia su obra completa , para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna ” ( Stg . 1:4). 5. Benignidad — Ternura . Numerosas versiones modernas interpretan esta palabra como “benignidad.” En ninguna otra parte en el Nuevo Testamento es traducida como “gentileza.” La palabra es usada frecuentemente para representar el trato de Dios con su pueblo. Ellos traen gloria a Él cuando manifiestan esta misma gracia a otros. Benignidad es el amor tratando con otros en sus faltas.
6. Bondad “ Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad” ( Ef.5:9 ). 7. Fe la fe en Dios y su palabra sea la base de nuestra relación con Él y la avenida por la cual fluyen sus bendiciones a nuestras vidas, lo que vemos aquí es fidelidad de carácter y la conducta que tal fe produce .” 8. Mansedumbre Jesús dijo, “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt. 11:29). 9. Templanza— Dominio propio . La palabra “templanza” es en realidad “dominio propio.” Entre las gracias del Espíritu, que son los frutos de permanecer en Cristo, ninguna es más importante que el dominio propio. “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Pr. 16:32). La templanza es verdadero amor propio. El que se respeta, que considera su cuerpo un templo del Espíritu Santo, ejercitará control sobre sus propios impulsos. La templanza verdadera es control no sólo sobre comida y bebida, sino sobre toda área de la vida.
Concluyendo su comentario concerniente a las nueve gracias del fruto del Espíritu, enumeradas por Pablo en Gálatas 5:22, 23, Samuel Chadwick dice: En español contemporáneo se leería así: El fruto del Espíritu es una disposición afectuosa, amorosa, un espíritu radiante y un temperamento alegre; una mente tranquila, una conducta calmada; una paciencia incansable en circunstancias provocadoras y con gente difícil; una visión compasiva, ayuda discerniente; juicio generoso, caridad , lealtad y confianza de todo corazón y bajo toda circunstancia; humildad que se olvida de sí misma en el gozo de otro, todo con dominio propio, que es la marca final de perfeccionamiento . Al resumir el tema del Fruto del Espíritu , enfatizamos que estas características no son impuestas sobre el cristiano desde afuera, sino son el resultado de la vida con Cristo adentro. Describiendo el carácter de Jesucristo en la vida del creyente J. Lancaster explica:
De alguna forma, el término “Semejanza a Cristo” es inadecuado, ya que el cristiano es llamado, no solamente a asemejarse a Cristo, sino a compartir su misma vida. En relación con un gran clásico cristiano, la vida del creyente es más que la imitación de Cristo; es llegar “a ser participantes de la naturaleza divina” (II P. 2:4). Uno podría ser lo suficientemente valiente para sugerir que “ Cristocidad ” estaría más cerca a la meta, ya que el creyente es más que una copia de Cristo; es parte de su propio ser, “miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos”, como Pablo audazmente lo dice en Efesios 5:30. Nuestra semejanza a Cristo no es entonces algo aplicado desde afuera, una transformación cosmética producida por la fórmula de algún departamento de maquillaje religioso sino una semejanza genuina producida por una relación íntima con Él. La analogía de Cristo mismo con la vid y los pámpanos comprueba esto (Juan 15). Los pámpanos no son solamente semejantes a la vid, son parte de la vid; asimismo el fruto no se asemeja solamente a las uvas, sino que poseen su estructura y sabor inherente.