El Libro de Mencio
Discípulo de Confucio - Siglo III AC
Los asesores del reino
Tradición doctrinaria fundamentalmente política, que trata
sobre “cómo llevarse con el amo” y con diversos amos, ya
que en la época había varios reinos en China
Los confucianos eran sabios letrados y maestros itinerantes,
que eran invitados y contratados por los príncipes para una
tarea de asesoramiento en el imposible ejercicio del poder
y la acción del gobierno. Realizaban su práctica mediante la
palabra y estaba destinada a rectificar y mejorar la posición del
amo.
Como se imaginan, no siempre les iba bien; y entonces debían
emigrar, exiliarse, ser asesores de otros reinados. Desde la
experiencia de gobierno y asesoramiento del poder se fue
construyendo una doctrina.
Lí o Cortesía
Mencio trabaja la noción de Lí, o Cortesía, entendida como “el
aspecto institucional de la vida social”.
Designa todas esas reglas existentes para el arreglo de los
vínculos sociales fundamentales. No equivocar el protocolo,
ubicarse correctamente según la posición que le tocase a cada
uno, respetar los vínculos familiares, de padres a hijos,
hermanos, invitados o anfitriones, edades, entre hombres y
mujeres, etc.
Conocer y saber manejar cada una de esas reglas culturales,
según la ocasión, era progresar en la virtud Lí.
“Ser cortés”
No se trataba de ser cortés por la simple imitación de
formas y buenos modales. De hecho Mencio muestra casos
donde la cortesía implicaba rechazar una invitación del
príncipe, irse intempestivamente de un lugar, rechazar un
obsequio.
Se trataba de dar en el blanco en el manejo de las reglas.
Eso requería saber mucho, y cada vez más, sobre los
fundamentos y el funcionamiento de esas reglas.
El ejercicio de esa virtud nunca se trataba de la pura aplicación
automática de recetas sino de saber sobre la casuística
acumulada por la experiencia.
Un ejemplo
Esos maestros itinerantes estudiaban mucho las distintas formas
de comportamiento de las regiones a las que iban. Y además,
discutían y reflexionaban sobre casos para determinar por
qué si algo ha sido una invención cortés en determinada
situación no podía ser válido en otra situación.
“Maestro, explícame, ¿por qué alabas a X, si X no fue cortés esa
vez en que no se presentó a la invitación del príncipe, siendo la
regla obedecer a su llamado?” “Te apresuras” –responde el
Maestro”- “X esa vez fue cortés y actuó de acuerdo con la
doctrina, porque fue invitado en primer lugar, cuando lo que
estaba en su derecho sólo era presentarse en tercer lugar. Por
eso, al no ir, pero dejándole unas excusas por la que indicaba
que podría ir más adelante, invitaba al príncipe a que reviera su
posición, y moderaba su entusiasmo repentino hacia él”.
Un ejemplo actual
Conflicto entre A y B
Nuestro desafío
La cortesía era, para la tradición confuciana, una de
las virtudes fundamentales en el manejo de la
política, y estaban muy atentos a los actos, ya que
pueden generar consecuencias imprevisibles en la
ruptura del orden social.
Hay que tomarse el trabajo de pensar un poco más
sobre las consecuencias que conlleva la relación de
uno mismo con el principio ético que sostiene.
4 posiciones
Veamos la descripción de Mencio sobre 4 posiciones, 4
grados de avance en el manejo de la virtud de la cortesía,
trabajando con 4 sabios chinos preexistentes:
Bóyí
Yi Yín (y acá hay que trazar una línea divisoria)
Huí de Liuxiá (ahora hay que trazar una doble línea
divisoria)
Confucio
El Puro
Bóyí es llamado por Mencio “el Puro”. Es la figura que más
conocemos; es una persona de principios, y los sostiene en
tanto no tolera desvíos. Era un tipo que no aguantaba
trabajar con su doctrina para un príncipe incorrecto y
desordenado. De manera que, si se presentaban esos
desórdenes, renunciaba y se iba.
Esta posición, que se presenta a sí misma como “la” posición,
provoca debates y “furias” acerca de si éticamente es posible
o no quedarse bajo un régimen desordenado o, si se tienen
principios, es necesario irse.
Ejemplo de una posición pura
Cuando presenta a Bóyí, Mencio señala que tiene una virtud
-tener principios- pero considera que su posición es limitada.
Nos da el ejemplo de una discusión:
En un reino, porque un campesino tenía un sombrero torcido,
le pareció a Bóyí un atentado contra la virtud Lí, una
descortesía completa. Renunció y se fue. Este ejemplo indica
que es difícil establecer dónde está el límite en el que uno, por
la defensa de un principio, tiene que optar por imponerlo o irse.
Boyí diría: “Les parecerá ridículo hacer tanta cuestión por un
sombrero torcido, pero si uno no pone límite en alguna parte,
mañana no lo hará por las cosas más graves”.
La ética de los puros
A pesar de que Mencio considera limitada esta posición
purista, valora un aspecto de esa ética: nos dice que los que
defienden un principio así, con sus renuncias, transmiten
algo positivo.
No es exactamente lo que expresan (“los sombreros deben
llevarse bien puestos”) sino el carácter de lo que se expresa,
que establece claramente un límite. Uno pensaría entonces:
“Yo no lo haría. Me parece ridículo irse por un sombrero
torcido, pero me transmite un respeto cuando una persona
pone un límite donde quiere, y lo pone”.
A los alcanzados por este efecto –dice Mencio- si son
desordenados, se purifican, y si son débiles se fortalecen.
El Responsable
Yi Yín es llamado por Mencio “el Responsable”. Era un sabio
que se quedaba siempre sin ningún problema junto a los
príncipes más desarreglados o corruptos.
Decía: “Creo en los principios –al igual que Bóyí- pero mi
responsabilidad es transmitir la doctrina. Debo quedarme
en lugares muy desarreglados, porque tengo fe y confianza en
que podré hacer la tarea de transformar a la gente
transmitiendo la doctrina”.
Yi Yín se siente responsable por todos. Mencio reconoce en
esta posición la importancia de una responsabilidad ampliada:
es necesaria gente como Yi Yín ya que pueden soportar más y
que confía en una transformación posible.
Ejemplo de una posición responsable
El obstáculo que Mencio encuentra en esta posición es que no
puede ser “para todos”.
El riesgo de la responsabilidad total es creer poder con
todos. Por ejemplo: colaborar con un tirano, porque “soy
responsable de todo y el tirano es uno como cualquiera a quien
puedo transmitir la doctrina. Tenemos la oportunidad y es
nuestra tarea transformarlo”.
Conocemos muchos casos de tiranos que han querido ser
convertidos y los “responsables” terminaron convirtiéndose en
sus colaboradores. Este es el caso opuesto de Bóyí, ya que
jamás podría ponerse un límite.
El Armonizador
Huí de Liuxiá es designado por Mencio como “el Armonizador”.
Tiene que ver con conseguir, por cortesía, que cada forma
ocupe el lugar adecuado.
Él funciona siempre, en su posición, y bajo cualquier
circunstancia. Si le dan un cargo lo acepta, y no le preocupa
(en esto es como Yi Yín) si el amo es más o menos
desordenado. Pero si pierde todo cargo (lo que en ese
contexto significaba andar entre los mendigos, sin palacio
alguno, sin pertenecer a la corte) no se hace problema.
Está bien en cualquier parte, y sigue siendo él, con su sabia
posición. Huí ya sabe lo que es (“yo soy yo” dice) y por lo tanto
puede estar entre los puros, o entre corruptos, entre los muy
pobres o entre los adinerados, sin problemas.
Ejemplo de una posición armonizadora
Mencio considera que esta posición mantiene una ética y que
por tanto tiene su eficacia pero también su límite. Nos dice que
Huí, por ser lo que es, causa un efecto de empuje al saber y
efectos de generosidad.
Más allá de que le den o no las condiciones para ejercer la
doctrina, provoca un efecto, de a uno en uno, en las personas
que lo tratan, por el sólo hecho de confrontarse con su
carácter.
Pero el riesgo de su posición es que confine en la indignidad.
El Oportuno
Nos toca ahora la cuarta posición, la de Confucio, a quien
Mencio, en su deseo de emularlo, llama “el Oportuno”.
Esta posición rescata y funda un retorno al empleo de las
lógicas imperantes en 1) y 2) a partir del saber obtenido en
el paso 3).
Según la ocasión, Confucio podía ser Bóyí o ser Yi Yín, o ser
Huí de Luixiá. Y siempre era Confucio, el cortés, el oportuno,
el que podía manejar cualquier forma en cada
circunstancia.
Para pensar nuestra posición
Como decíamos al principio, Confucio nos presenta la
forma de progresar en la virtud Lí (cortesía). Se trataba de
dar en el blanco en el manejo de las reglas. Eso
requería saber mucho, y cada vez más, sobre los
fundamentos y el funcionamiento de esas reglas.
Retomemos entonces la noción Lí, o Cortesía, entendida
como “el manejo del aspecto institucional de la vida
social”. Implica conocer y aplicar oportunamente todas
esas reglas existentes para el arreglo de los vínculos
sociales fundamentales.