iguel Ángel, El Juicio Final, 1536- 1541. ichelangelo Buonarroti (Caprese, 6 de marzo de 1475-Roma, 18 de febrero de 1564), conocido en español como Miguel Ángel, fue un arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica. Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médicis de Florencia y los diferentes papas romanos. M Por encargo del papa Clemente VII y más tarde confirmado por Pablo III, Miguel Ángel aceptó pintar en la pared del altar de la Capilla Sixtina el Juicio Final, o Juicio Universal, iniciado en 1536 y finalizado en 1541. No utiliza los artificios de la división espacial de la bóveda, aunque hay cuatro bandas horizontales perfectamente diferenciadas debajo de los lunetos superiores que configuran el muro. Las escenas no quedan individualizadas por falsas arquitecturas que organizan el espacio, sino que toda la interpretación que Miguel Ángel realiza del “Juicio Final” se muestra en una sola representación indivisible. En la mitad superior de la pared se encuentra el mundo celeste, con una figura central que atrae nuestra atención, es un Cristo heliocéntrico que gira sobre sí mismo en una línea compositiva helicoidal (la toman los manieristas, es la línea serpentinata ), que tiene a María a su lado sentada. Es un Cristo Juez, presentado totalmente desnudo, con un brazo en alto, rodeado por una serie de gigantescas figuras que parecen aterrorizadas en su presencia. Como reflejo de la perfección divina escoge representar la belleza del cuerpo humano desnudo, ya que concibe la absoluta pureza como representación de la desnudez. Claro que, más tarde la Curia romana encarga a Daniel Volterra cubrir los desnudos. Alrededor de Cristo, formando una primera corona se sitúan santos, patriarcas, profetas. En esta obra observamos una fuerza ascendente arrolladora en los elegidos que van hacia la Gloria, y una caída al abismo de los que se condenan, plasmada con una grandiosidad sin par gracias a los potentes escorzos. Las figuras están realizadas en una escala grandiosa, En su conjunto resulta una conmoción anteclásica, por sus atrevidísimos escorzos, por semejar una especie de tapiz plano, sin buscar la captación de la tercera dimensión, tan solo la utilización del fondo azul que, como color frío que es hace que las figuras tiendan a alejarse. Todo este conjunto de elementos, los atrevidos escorzos, el movimiento enroscado, la deformación del canon, el abigarramiento de las figuras, y la gama cromática metalizada, van a ser los principales elementos que adopten los pintores que continúan trabajando el la segunda mitad del siglo XVI, los manieristas.