El Movimiento Arts And Crafts

rubnprez 102,181 views 7 slides Jan 15, 2010
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lAS ARTES Y OFICIOS GENERARON CONSTROVERSIA AL HACER FUNCIONALES PIEZAS DE ARTE


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El movimiento Arts and Crafts (literalmente, Artes y oficios) fue un movimiento
artístico que surgió en Inglaterra en 1880 y se desarrolló en el Reino Unido y Estados
Unidos en los últimos años del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Inspirado por la
obra de John Ruskin, alcanzó su cenit entre 1880 y 1910.

El Arts & Crafts se asocia sobre todo con la figura de William Morris, artesano,
impresor, diseñador, escritor, poeta, activista político y, en fin, hombre polifacético, que
se ocupó de la recuperación de los artes y oficios medievales, renegando de las
nacientes formas de producción en masa. Aparte de William Morris, sus principales
impulsores fueron Charles Robert Ashbee, T. J. Cobden Sanderson, Walter Crane,
Phoebe Anna Traquair, Herbert Tudor Buckland, Charles Rennie Mackintosh, Frank
Lloyd Wright, Christopher Dresser, Edwin Lutyens, Ernest Gimson, Gustav Stickley, y
los artistas del movimiento prerrafaelita.
El movimiento reivindicó los oficios medievales en plena época victoriana,
reivindicando así la primacía del ser humano sobre la máquina, con la filosofía de
utilizar la tecnología industrial al servicio del hombre: potenciando la creatividad y el
arte frente a la producción en serie. Se caracteriza por el uso de líneas serpenteadas y
asimétricas constituyendo sobre todo un arte decorativo.
Se trató de un movimiento estético reformista que tuvo gran influencia en la
arquitectura, las artes decorativas y las artesanías británicas y norteamericanas, e incluso
en el diseño de jardines.
En Estados Unidos, se usan las denominaciones Arts and Crafts movement, American
Craftsman, o estilo Craftsman para referirse al estilo arquitectónico y decorativo que
predominó entre los períodos del Art Nouveau (Modernismo) y Art decó, es decir,

aproximadamente entre 1910 y 1925. Pretende que cada objeto deberia tener o retomar
algo del pasado pero dandole un sentido elegante.


Arts and Crafts" (Artes y Oficios). Reacción contra el estilo victoriano.
El movimiento Arts and Crafts surgió en las últimas décadas del siglo XIX como
reacción contra el primer estilo industrial, que se había desarrollado en Inglaterra a lo
largo de esa centuria. El llamado estilo victoriano.

Se dice que cuando los visitantes de la Feria Universal de 1851 llegaban al Crystal
Palace de Londres, además de asombrarse por los avances técnicos, se sorprendían por
el mal gusto de todo lo que se fabricaba en masa. De manera que la idea de progreso
industrial comenzó a mezclarse con la intuición de que era necesaria una reacción que
devolviera a los objetos de la vida cotidiana una cierta dimensión estética, que
acompañase a las funciones naturales para las que eran fabricados. Esa reacción se
denominó Arts and Crafts, Artes y Oficios, ya que pretendió elevar la dignidad social y
estética del diseño y de todas las artes aplicadas, integrándolas en un entorno
arquitectónico armonioso y bello.

Primeras propuestas.
Aunque la mayor parte de los ciudadanos ingleses del XIX permanecían apáticos o
satisfechos con el nivel estético alcanzado por su poderosa industria, las reacciones al
recargado estilo dominante en la época se iniciaron a finales de la década de 1840. A
este respecto hay que destacar la obra de Henry Cole, que editó el Journal of Design and
Manufactures desde 1847.
Dos años después, en 1849, apareció la obra de John Ruskin, Las siete lámparas de la
arquitectura, una de las obras fundamentales de la crítica de arte del siglo XIX, que ya
en 1843 había comenzado a publicar una serie sobre Pintores contemporáneos, y que en
1851-53 publicaría Las piedras de Venecia.

Desde el punto de vista de la acción el Arts & Crafts experimentó un empuje importante
en 1861 cuando William Morris fundó la empresa Morris, Marshall, Faulkner and
Company, conocida generalmente como Morris and Company.

En 1890 Morris fundó la Kelmscott Press, una imprenta artesanal de la que salieron
tiradas reducidas de algunos de los libros impresos más cuidadosamente producidos de
toda la historia, y que fue capaz de ejercer una poderosa influencia sobre las grandes
editoriales comerciales durante varias décadas.

Principios del Arts & Crafts
Entre las ideas más características del Arts and Crafts se encuentran principios
filosóficos, éticos y políticos, tanto como estéticos. Destacamos los más importantes:
Rechazo de la separación entre el arte y la artesanía. El diseño de los objetos
útiles es considerado una necesidad funcional y moral.
Rechazo de los métodos industriales de trabajo, que separan al trabajador de la
obra que realiza, fragmentado sus tareas.
Propuesta de un regreso al medievalismo, tanto en la arquitectura (con el
neogótico) como en las artes aplicadas.

Propuesta de la arquitectura como centro de todas las actividades de diseño. Una
idea que sería recogida por el racionalismo de principios del siglo XX.
Propuesta de agrupación de los artesanos en guildas y talleres, siguiendo el
modelo medieval de trabajo colectivo.
Propuesta del trabajo bien hecho, bien acabado y satisfactorio para el artista y
para el cliente.

Los arquitectos de la Edad Media habían trabajado en íntima colaboración con pintores,
escultores, fresquistas y maestros vidrieros. Fue con la unión total de todo tipo de
artistas de su época que se levantaron las catedrales y el resto de los edificios
medievales. Posteriormente, en el siglo XVIII, cuando se produce la división de las
artes en mayores y menores, la artesanía pasó a ocupar un lugar secundario dentro del
panorama social de la época.
En Inglaterra, retomando la antigua idea de colaboración, William Morris (escritor, poeta,
pintor y diseñador, apasionado por la Edad Media), en 1861 abrió un almacén en
Londres donde vendía (por primera vez en la historia) todo lo que puede formar parte de
la decoración en una casa, muebles, cerámicas, cristal, tapicerías, objetos de arte, etc.
Burne-Jones y Rossetti entre otros, trabajan con el, entusiasmados con la pintura
decorativa, motivados por el ideal de aliar lo bello y lo útil. Pese a que los beneficios
fueron escasos, Morris obtuvo uno de los objetivos que buscaba, ya que logró
reinstaurar la dignidad del artesano. Posteriormente fundó la Sociedad de Artes y
Oficios en 1886, tratando de crear todo tipo de objetos de la vida cotidiana que
produjesen deleite, además de ser funcionales. En la base de esta estética se encuentra
una preocupación social, que puede parecer hoy en día ingenua: “las clases populares
deben liberarse de la esclavitud de la fabrica y rodearse en su vida cotidiana de
franqueza y pureza, de objetos que le reporten felicidad”. Evidentemente en este
concepto de diseño existía una gran contradicción, ya que los objetos realizados a mano
son más caros que los hechos en serie, por lo que solo eran accesibles para los
burgueses adinerados.
En esta Sociedad se anunciaron algunos de los principios del funcionalismo del siglo
XX, como el que “la forma viene determinada por la función”, o “la decoración debe
adecuarse a la estructura”. Uno de los aspectos destacados, por la buena aceptación que
encontró entre el público fueron los tejidos de tapicería conocidos como “chintz”, cuya
decoración de flores y hojas ejerció durante mucho tiempo un gran poder de
fascinación, sobre todo entre los ingleses, que gustaban de los estilizados motivos
vegetales que les recordaban a sus famosos jardines. Tomando como principio que
“todo ornamento debe basarse sobre una construcción geométrica” (según había
expuesto Owen Jones en su libro “Gramática del ornamento”), los motivos de
inspiración vegetal se inscribían en líneas curvas. Así no traducen la apariencia de un
tallo, de una flor o de una hoja, sino su esencia, su estructura, su geometría, organizando
los elementos en composiciones decorativas, creando con ello un estilo propio. Estos
principios los retoma Eugène Grasset en su publicación “La planta y sus aplicaciones
ornamentales” de 1896, libro que fue la “biblia” del Art Nouveau, que siguió al pie de la
letra la idea de que “todo asunto vegetal puede reducirse a un simple esquema”.

Su antecedente inmediato es el movimiento inglés "Artes y Oficios" (Arts and
Crafts) que propugnó la confección, mediante métodos artesanales, de los
objetos decorativos y de uso común cuidando mucho la calidad estética de los
diseños empleados en su ejecución.
Individualismo y fantasía creadora.

El modernismo pretende, por una parte, hacer un arte nuevo, sin ninguna relación con
las formas artísticas de la antigüedad, aunque normalmente está impregnado de
recuerdos históricos; por otra parte, desea aprovechar las ventajas de la moderna técnica
pero reaccionando contra la vulgaridad y fealdad de los productos manufacturados.

Existe un deseo integrador de todas las artes. Trata de abolir la tradicional separación
entre las llamadas "artes mayores" (arquitectura, escultura y pintura) y las "artes
menores" o aplicadas. Todas deben unirse para configurar un edificio.

Se emplean los nuevos materiales aportados por la industria, fundamentalmente el
vidrio y el hierro, junto con otros que proporcionan cromatismo a los edificios (azulejos,
ladrillos vidriados, esgrafiados, etc.).

La decoración ocupa un primerísimo plano en la arquitectura modernista:
Se caracteriza por imitar a la naturaleza de una forma más, o menos abstracta.
Los motivos decorativos son tomados de la flora y fauna: tallos florales
estilizados y serpenteantes, capullos, árboles, pavos reales, pulpos, libélulas,
predominan las líneas curvas y onduladas, la asimetría, los arabescos, etc.,
utilizan estos temas no de forma tradicional sino intentando crear un nuevo
lenguaje decorativo.
El edificio es concebido como si fuera un ser vivo: las superficies sinuosas, la
asimetría en la distribución de las ventanas y puertas, los motivos decorativos,
todo contribuye a producir la sensación de movimiento.
El cromatismo es otra de las características del modernismo.
El modernismo anticipó algunas de las soluciones arquitectónicas del siglo XX:
deseo de que los elementos estructurales queden a la vista y funcionen como
partes esenciales del sistema decorativo.

Segunda mitad del siglo XIX. Historicismo
Sobre 1860 el diseño se caracteriza por la adopción de formas del pasado. Esta actitud
deviene en la utilización de ornamentos y formas del gótico y del barroco. Formalmente
el historicismo se manifiesta en la pintura y en la escultura: Arcos, monumentos,
frontispicios aparecen decorados con profusión remitiéndonos a la época clásica sin
ningún tipo de conexión con el contexto actual. Al igual que las factorías parecen
templos griegos, los materiales impresos parecen pequeños monumentos. El texto
aparece centrado y los alfabetos están excesivamente decorados, sombreados e incluso
aparecen algunos en tres dimensiones , formando la página en muchos casos una
abigarrada mezcla de letras e ilustraciones.
El movimiento Arts and Crafts
Muchos tipógrafos y críticos se unieron a la idea de que el historicismo no reflejaba las
posibilidades contemporáneas de la forma y el contenido. Esto lo demostró la
arquitectura por ejemplo cuando en 1851 fue abierto el Palacio de Cristal para la
Exposición Universal en Londres. Construido en cristal y acero representa las utopías
estéticas traducidas en formas revolucionarias de construcción. Es en la industrializada
Inglaterra donde se siente la necesidad de reubicar al ser humano ante el avance de la
tecnología, reconociendo una contradicción entre los medios de producción de masas y
la labor creativa del individuo dando lugar a una búsqueda de referencias en tiempos
pretéritos.
Es así como se vuelve la vista a la Edad Media donde se hallan en las primeras
catedrales, manuscritos, etc un rastro de autenticidad de cosas creadas por el individuo y
no por la máquina y donde el artesano recibe un reconocimiento y una revalorización
que hace replantear la división entre arte y oficio. Es en este contexto donde nace el
movimiento “arts & crafts” (artes y oficios) y que fue iniciado por el poeta, pintor,
artista artesano y tratadista William Morris (1834-1896).
El movimiento de artes y oficios reclamaba el libro artesano y bello en la era industrial,
no solo era importante la tipografía sino también el papel, las ilustraciones la impresión
y la encuadernación. Estos postulados propiciaron la aparición de numerosas imprentas
privadas donde con la mirada puesta en la época medieval, vemos en la tipografía una
vuelta a la rica ornamentación de los manuscritos, y conceptos como “legibilidad del
tipo” o “unidad de la página” lleva a la creación de diseños abigarrados y compactos.
Para los libros que su editorial, Kelmscott Press concibió entre 1888 y 1891 William
Morris creó unos tipos que representaban el ideal de la era.
Su tipo Golden nos remite al tipo creado por Jenson en el S. XV y el tipo Troy es una
mezcla de gótico con elementos romanos. Asimismo creó líneas, ornamentos e iniciales
para apoyar y complementar sus alfabetos. El movimiento fue el mayor estímulo para el
modernismo del S. XX. Hubo fundiciones americanas y europeas que no sólo copiaron
los tipos de Morris sino que pusieron en marcha sus propias iniciativas de recuperación,
relanzando nuevas versiones de los tipos antiguos y de transición, caídos en desgracia
hacía tiempo.
La voz cantante de esta recuperación la llevaron la American Type Founders Company
y las filiales estadounidense y británica de la Monotype Corporation. Esta última, bajo

la dirección tipográfica del historiador y erudito Stanley Morison, fue responsable de
recuperar para el uso moderno muchos tipos casi olvidados que hoy son de uso común
para los diseñadores, como Bembo, Baskerville y Fournier. La recuperación de los tipos
venecianos durante finales del S. XIX y principios del S. XX, incluía el tipo Golden de
William Morris, Goudy Old Style de Frederic Goudy, Cloister Old Style de Morris
Fuller Benton y Centaur de Bruce Rogers
Movimiento de Artes y Oficios
La calidad del diseño editorial, especialmente en la producción de libros, fue
descendiendo desde mediados de siglo hasta alcanzar en su último tercio alarmantes
cotas de vulgaridad recayendo las principales causas de esta crisis en la negligencia del
dibujo, composición y diseño de los tipos, en la mala calidad de los papeles, en lo
pretencioso y vacuo de la ornamentación y en los imperfectos procedimientos de
reproducción fotomecánica.
Entusiastas del gótico y de la naturaleza propagaron su ascético ideario desde
plataformas bien distintas. Ruskin, espiritual, teórico y de un socialismo crítico pasivo,
predicaba, además, la unidad de las artes y el revisionismo social, influyendo
decisivamente desde sus líricos textos. William Morris le dedicó permanente atención al
diseño gráfico, en especial al diseño tipográfico y al aspecto visual del libro como
objeto. También se dedicó a la militancia política y a salvaguardar el patrimonio
arquitectónico. Su camarada ideológico walter crane, notabilísimo ilustrador que jugó
un papel pionero fundamental en el desarrollo del art noveau.
Del libro que escribió Morris, emana un socialismo utópico de raíz marxista, que la
crítica especializada en diseño y arquitectura ha preferido reducir a niveles anecdóticos,
en beneficio de la exaltación de su propia imagen de revolucionario en la relación arte –
industria. Morris teme seriamente quela tosquedad de las impresiones lleve consigo el
desprecio colectivo del lector ante productos tan desgastados estéticamente y en
consecuencia augura la desaparición de la lectura. No era tanto el horror a la máquina lo
que prevaleció en la actitud de Morris, sino más bien el mal uso que de ella se hacía. El
contexto social y económico de la Inglaterra victoriana resultó en la paradoja de que los
productos de diseño fabricados por Morris y sus socios fueran demasiado caros para ser
populares contraviniendo la idea moral de sus promotores.

Se empeñaron en producir libros que constituyeran un placer para la vista, al
contemplarlos como piezas de tipografía y composición de tipos. Debido a esto
prestaban atención al papel, la forma del tipo, el pertinente espaciado de las letras y
palabras y los márgenes. Se atendía la legibilidad del tipo antes de perderse en
veleidades pseudo formales. Su lección verdaderamente magistral consistió en la
distribución de la mancha impresa sobre la página en blanco. Se considera la página
impresa como un elemento integrado a una superestructura a la que debe obediencia y
armonía. La mínima expresión de la compleja estructura secuencial que en su aspecto
visual es el libro, se aprecia al contemplar dos páginas encaradas. El diseño de una
página en relación a su contigua suscitó en Morris una serie de reflexiones sobre la
unidad, la simetría y el orden compositivo. Una ironía final es que al tiempo que
regresaba a los métodos de impresión del período incunable, Morris usaba iniciales,
ribetes y ornamentos modulares, intercambiables y repetibles, con lo que aplicó en la
página impresa un aspecto básico de la producción industrial.