El mundo de entreguerras

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Gente agolpada en la
puerta de los bancos, uno
de los signos de la crisis
mundial desatada en
1929.
Colegio Los Nogales / GPT Historia, Geografía y Ciencias Sociales
Profesor Julio Reyes Ávila / Blog > www.cliovirtual.blogspot.com

El Mundo de Entreguerras



Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, los
derrumbados países europeos recobraron la confianza en el
futuro. Iniciaron su recuperación económica y en distintas
convenciones afirmaban rechazar los mecanismos bélicos como
medios de solución de sus conflictos. Pasaron de la
reconstrucción interna al despegue, lo que estimuló un
optimismo similar al existente antes de la Gran Guerra. Vivían
los “locos años 20”, al ritmo del charlestón, de un nuevo auge
artístico, del auge de la radiofonía y del cine. Había nacido una
“sociedad de masas”.
Sin embargo, la prosperidad de esta década tenía
frágiles cimientos. Aquel optimismo fruto del despegue
económico dependía de la estabilidad de la economía
estadounidense, nación elevada a potencia mundial con la
guerra y con la cual los países de la antigua Entente se
encontraban inmensamente endeudados. EEUU gozaba de los
beneficios del liberalismo económico, produciendo a gran escala
para los mercados mundiales y extendiendo su capital
financiero por el orbe. Es la época de expansión del consumo,
de la masificación del uso del automóvil y la energía eléctrica.
1929 marcó el fin de aquella prosperidad. El jueves 24
de octubre de 1929 se desató una catástrofe financiera en la
Bolsa de New York, el llamado “Crack bursátil”, que desató la
recordada Depresión Mundial de los años 30´, como un
verdadero efecto dominó. La especulación económica había
elevado los precios de las acciones, y el Gobierno
norteamericano elevaba los intereses de su sistema crediticio
para controlar dicha especulación. Con el Crack, los precios de
las acciones cayeron bruscamente sin poder reponerse,
haciendo retroceder la actividad económica en los EEUU, quien
cerró sus fronteras a la importación y exigió el pago a sus
deudores. La crisis mundial afectó a prácticamente todo el
mundo. Los países europeos ya no tenían acceso a créditos y
su producción no bastaba para cancelar sus compromisos. En
los países productores de materias primas, como Chile, los
efectos fueron nefastos, cayendo sus exportaciones a niveles
mínimos.



La crisis desencadenó además una profunda
desconfianza en las bases que hasta entonces había llevado la
economía mundial. El Capitalismo Liberal fue cuestionado como
modelo por sus crisis cíclicas. La población, los políticos y los
economistas pasaron del optimismo al más profundo
escepticismo. No tardaron en reformarse las po líticas
económicas por los gobiernos, marcando una tendencia hacia el
desarrollo interno: se sustituirían las importaciones con
producción nacional, los Estados asumirían un rol protagónico
en la industrialización y se abandonaría el patrón oro. Además,
el Estado implementaría una política redistributiva con el fin de
dar bienestar y seguridad social a la población. Nace así el
Estado de Bienestar, como política económica que buscaba
controlar desde el Estado aquella inestabilidad que el
Liberalismo había desatado.
El historiador inglés Eric Hobsbawm señala que “si no
se hubiera producido la crisis económica, no habría existido
Hitler y, (…) difícilmente el sistema soviético habría sido
considerado como un antagonista económico del capitalismo
mundial y una alternativa al mismo”. Y es que la Gran
Depresión, sumada al descontento de los países perjudicados
por el Tratado de Versalles, posibilitó el surgimiento de nuevas
ideologías que proponían políticas distintas de las ya
implementadas. El Comunismo se fortalecía en la URSS, y no
sintió los efectos de 1929 por el carácter cerrado de su
economía. Josep Stalin, quien sucedió a Lenin, implementaba
un ambicioso plan de industrialización forzada a expensas del
consumo interno, que elevó a los soviéticos como potencia
industrial justo cuando los países occidentales se derrumbaban
por la crisis. El Comunismo proponía una sociedad donde el
Estado fuera el dueño de los medios de producción, conductor
del proceso económico y redistribuidor de las riquezas para
satisfacer las necesidades elementales de toda la población:
salud, educación, vivienda y alimentación. Pero la
administración de Stalin incurrió en vicios que atentaron contra
los Derechos Humanos: persiguió a sus opositores,
relegándolos y asesinándolos en gran número. Con Stalin, el
Comunismo adquirió características de un sistema totalitario.
Otras ideologías se expandían por Europa, logrando la
simpatía de una población desilusionada de sus antiguos líderes
liberales. En Italia, Benito Mussolini lideraba el Partido
Fascista, que alcanzó el poder en 1922. El Fascismo proponía
una sociedad controlada por un Estado Corporativista,
aboliendo la democracia parlamentaria. Ensalzaba los
sentimientos nacionalistas y conservadores, y propiciaba el odio
contra los valores del Liberalismo y del Comunismo. Basaba su
poder en el control de la población, la persecución a sus
opositores y un fuerte militarismo. El Fascismo fue una fuerte
influencia en otros países de Europa y el Mundo. En España, el
General Francisco Franco, atraído y apoyado por el Fascismo,
derrocó al Gobierno Republicano en la Guerra Civil de 1936,
instaurando una Dictadura por décadas. Pero sin duda la
ideología totalitaria más compleja surgió del seno de la
sociedad alemana, la más golpeada por los efectos de la
Primera Guerra Mundial. El Nacionalsocialismo (o Nazismo),
liderado por Adolf Hitler, compartía la crítica del Fascismo a la
sociedad occidental y al Comunismo, incorporando además un
fuerte odio racial, planteando la supremacía de la raza aria y la
nación germana. Hitler accedió al poder como canciller del
Reich en 1933, asumiendo el poder total un año más tarde.
Como líder alemán, inició el rearme con claros fines
expansionistas, y desarrolló una política de persecución racial
particularmente contra los judíos que habitaban Alemania. Las
ideologías Totalitarias –Fascistas y Nacionalsocialistas-
constituían una seria amenaza para las democracias
occidentales.



Los Símbolos del Fascismo, Nazismo y Comunismo, respectivamente


> C U E S T I O N A R I O

1. ¿Por qué razón el regreso de la prosperidad europea en los
años 20 se levantaba sobre frágiles cimientos?
2. ¿Qué ocurrió con el Liberalismo económico y político como
consecuencia de la Gran Depresión?
3. Señala tres características de la política económica de
Estado de Bienestar que surge tras la crisis mundial en los
países occidentales.
4. ¿Por qué la economía soviética no sufrió los efectos de la
crisis mundial?
5. ¿Qué son las ideologías totalitarias? Enumera y explica sus
principales características (pag. 29 texto)
6. ¿Qué semejanzas y diferencias existen entre las ideologías
totalitarias Fascistas y Nacionalsocialista?
El Charlestón fue
uno de los bailes
característicos de
los “locos años 20”,
dando cuenta de un
tiempo en que las
sociedades
volverían a confiar
en el futuro.
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