Y apareció en el firmamento una estrella. Más grande que
las otras estrellas. Y más brillantes. Y más bella. Y eso:
Diferente.
Y al verla el niño se prendió de ella. Y quiso cogerla.
Mas la estrella se puso en movimiento y empezó a correr
firmamento adelante. Y el niño tras ella.
Estrella, estrellita buena. Párate ya. Déjate coger. Mira que
estoy cansado de tanto correr.
Y la estrella obedecía y se quedaba quieta.
Pero cuando el niño se acercaba para cogerla, otra vez la
estrella se ponía en marcha.
Y seguía cielo adelante. Y el niño tras ella.
Y así, parándose y avanzando, la estrella y el niño siguieron.