A pesar de esta extraordinaria variedad humana, la Biblia posee una unidad real, no sólo
por el origen común divino de todos sus libros, sino por el contenido y la orientación.
Por una especial providencia de Dios estos escritos han llegado hasta nosotros
sustancialmente íntegros a través de casi milenios.
Esta colección, tan maravillosamente conservada, tan copiada y tan leída, tan difundida
por la imprenta desde el siglo XV, forma el Canon de las Sagradas Escrituras.
La definición de la inspiración la dio León XIII en su Encíclica Providentíssimus Deus.
Dada esta naturaleza peculiarísima de la Biblia se descubren en ella huellas propias de
Dios, huellas del hombre y huellas comunes.
Origen del mundo según la Biblia
En torno a 2.700 años antes de cristo los faraones de la V dinastía cubrieron con
jeroglíficos las paredes de las cámaras funerarias de la pirámides.
Un poco más tarde, alrededor del año 2.000 antes de Cristo, algunos escribas de la 1º
Dinastía Babilónica consignaron en siete tablillas de arcilla las antiguas tradiciones de su
país sobre el origen del mundo.
Como dato de la ciencia actual podemos decir que para trazar un cuadro del origen de la
tierra, podemos decir que distinguen cuatro grandes eras geológicas, que dividen y
subdividen en periodos menores, utilizando para su determinación potentísimos y
perfectísimos cronómetros.
En los datos de la Biblia existen dos relatos de la creación. Uno, está en Gn 1,1-2,4ª. Y otro,
en Gn 2,4b-25. la estructura literaria de estros dos relatos es bastante distinta. Pero ninguno
de los dos quiere describirnos objetiva y científicamente el desarrollo de los
acontecimientos primigenios. En Gn 1,2, el autor describe el caos primitivo, esquematizado
en tres elementos: la tierra está cubierta de agua y el agua está cubierta de tinieblas.
En la enseñanza de los relatos bíblicos podemos decir que la Biblia ya nos ha dicho que
antes estaba Dios, que es eterno, y que es el creador del mundo, a partir de la nada. En el
siglo VI a.c., en la fecha de la redacción de la “traducción sacerdotal”-o en todo caso ,
quizá en el siglo XIII a.c. -en tiempos de moisés, cuando se formó esa tradición- era lo que
opinaban también los irrealitas cuando hablaban del “caos primitivo” de la stinieblas sobre
el “abismo” y de las “aguas”, imágenes todas ellas que se orientaban a expresar la idea de la
creación a partir de la nada.
El Dios del Génesis está solo. Es eterno, trascendente, distinto del mundo, omnipotente. No
encuentra oposición alguna. Obra con su sola palabra tiene un trato familiar y amistoso con
el hombre.