Los sentidos u órganos sensoriales nos ayudan para representar objetos que existen
externamente, es decir, independientes del observador, y todas las ideas simples o
representaciones mentales se refieren a ellos y a sus cualidades.
Sin embargo, con estas ideas simples la mente humana puede construir una gran
variedad de otras ideas, en virtud que una vez que se aportan o retiran de nuestros
sentidos, podemos representarlos mediante ideas o representaciones mentales
internas, aunque no estén presentes físicamente ante el observador.
En todos los objetos que existen en la naturaleza, y los que ha creado el hombre por
medio de su facultad de ingenio e inventiva, tienen cualidades en común y
semejanzas, que nos permiten colocarlos por categorías, clases y tipos. Esta
observación la hizo, y la aprovecho un filósofo griego llamado Aristóteles.
Por lo tanto, el conocimiento que se adquiere por medio de los sentidos, es decir,
por la experiencia o las vivencias es de dos tipos; el primero de ellos es de carácter
potencial, y el segundo se denomina actual. Ambos son producto del proceso
psíquico en que se conoce algo, es decir, un objeto o persona.
Los conocimientos de las cosas, y por lo tanto, el saber se logran mediante la
producción de ciertas vivencias que se convierten en experiencias, las cuales más
tarde se guardan en la memoria, y ese conjunto de vivencias recibe el nombre de
pensamientos.
Estos pensamientos pueden ser traídos a nuestro umbral de la conciencia mediante
los recuerdos, los cuales son huellas que han dejado las sensaciones o impresiones
en el pasado mediante los objetos, las personas o las situaciones, y estas se han
convertido en ideas o representaciones mentales, que forman parte de los
pensamientos de la persona como abstracciones y nociones generales de los modos