“El diablo mundo”, publicado en folletines a partir de 1840, quedó sin terminar, pero
quería ser un ambicioso poema lírico, filosófico y social en el que se plasmara la vida
humana. Su protagonista, que se llamaba simbólicamente Adán, experimenta en sus
propias carnes los malos momentos de la vida, incluso la muerte. El mejor fragmento de
la obra es el “Canto a Teresa”, una evocación de su gran amor, la decepción de su
abandono y la amargura de su muerte.
En la “Canción del pirata” (aparece en el anexo) encontramos casi todas las
características románticas: la exaltación de la libertad, el individualismo, la
independencia, la belleza de la naturaleza, el patriotismo (el mar es su patria)...
La poesía del Romanticismo Tardío o postromántica, en ella encontramos a dos
autores principales: a Bécquer y a Rosalía de Castro, de las pocas mujeres que hacen
literatura en el Romanticismo (por no decir la única).
Gustavo Adolfo Becquer, que usó el segundo apellido paterno en lugar del suyo, que
era Domínguez Bastida, nació en Sevilla en 1836. Debido a que su padre luchó en
Flandes, quedó pronto huérfano y lo acogió su madrina. Tras probar suerte con la
pintura, finalmente se dedicó a las letras.
A los dieciocho años se trasladó a Madrid y pasó increibles penurias escribiendo
artículos periodísticos y obras de teatro intrascendentes. A los veintiún años contrajo la
tuberculosis y amó en silencio a Julia Espí.
Posteriormente obtuvo un cargo burocrático, pero le despidieron porque, según ellos,
perdía el tiempo escribiendo y dibujando. Amó con pasión a Elisa Guillén, que lo
abandonó sumiéndolo en la desesperación.
Tras superar su crisis se casa con Casta Esteban, con quien tuvo dos hijos y, por fin,
logra mantener el hogar ejerciendo el periodismo. El matrimonio se separa al cabo de
poco tiempo debido a las infidelidades de ella, pero, poco antes de morir, se reconcilian.
Murió en Madrid en 1870, a los treinta y cuatro años.
La poesía de Bécquer, romántica pese desarrollarse en pleno auge del Realismo, es más
moderada que la de otros escritores como Espronceda, y sigue los modelos alemanes,
más sobrios y filosóficos que los ingleses y franceses, por tanto, su modelo es un lirismo
intimista, sencillo, sin adornos, para que se realce más el sentimiento del poeta.
A parte de la lírica, Bécquer también escribió obras en prosa, como sus “Leyendas” o
las “Cartas desde mi celda”, a parte de los artículos periodísticos, con los cuales se
sustentaba. Centrándonos en su poesía, Bécquer escribió las “Rimas” (véase anexo), que
son ochenta y cuatro poemas breves, asonantados en general y con diferestes estrofas.
Estas rimas se fueron publicando en diferentes revistas, que reunió posteriormente para
editarlas en un libro. En ellas se basa toda su importancia en la literatura.
Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela en 1837. El ser hija ilegítima fue
para ella un motivo de incurable amargura. Se casó con un historiador en 1858, y se
fueron a vivir a Castilla, pero a Rosalía no le gustó nunca esta región. Al regresar a
Galicia, su vida estuvo llena de penalidades, ya que murió de cáncer en 1885 en Iria
Flavia, Padrón.