que ven a su alrededor. (Es María la mamá de Jesús y nuestra mamá del cielo
también).
La biblia nos dice…
Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su
vientre, y ella, llena del Espíritu Santo, con voz fuerte exclamó:
"Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” (Lucas 1,
41- 43)
- Isabel, ¿Qué le dijo a María al escuchar su saludo?
- ¿Qué oración nos recuerda lo que dijo Isabel a María?
- ¿Cómo se dio cuenta Isabel que María es la madre de su Señor?
- ¿Quién era ese niño (cuál era su nombre) que saltó en el vientre de Isabel al oír el
saludo de María?
-¿Saben cómo se “formó” la oración del Avemaría?
El Evangelio que hemos escuchado nos cuenta que la Virgen María, al enterarse por
el ángel que Isabel, su parienta, esperaba un hijo, sin poder tenerlo, corrió a su lado
para ayudarla. Isabel, al escuchar el saludo de María, siente el gozo del bebé en sus
entrañas y llena del Espíritu Santo le responde con aquellas hermosas palabras:
¡Bendita tú, entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Esta expresión de
Isabel, junto con el saludo del ángel Gabriel, la repetimos cincuenta veces al rezar
el Rosario.
¿Qué les parece, cómo se sentirá Jesús al escuchar de nuestros labios y de nuestro
corazón que lo bendecimos a él y bendecimos a María su mamá, la criatura más
perfecta que ha salido de las manos de Dios?
Esta oración del Rosario es como una corona de rosas, que le regalamos a María.
María, fue la primera que contempló el rostro de Jesús y así, se nos invita también
a nosotros, a contemplar este rostro divino de Cristo, en compañía de María, al
rezar el Rosario. Rezar el Rosario es recorrer la vida de Jesús, por lo tanto, es una
ayuda para conocerlo más a profundidad.