Jesús vino a la tierra a servir, derribar argumentos, amar, discipular, delegar, multiplicar, sanar,
bendecir, enseñar, en fin cada una de estas palabras son acciones (verbos) que él puso en práctica
desde que vino al mundo. Por esta razón es que Ricardo Arjona plantea “Jesús hermanos míos es
verbo, no sustantivo”, creer en Jesús equivale a verbo.
Básicamente ser verbo implica modelar, hacer, poner en práctica, tal como lo indica Salmos 15:4 (b)
“El que cumple lo prometido aunque salga perjudicado”, Jesús cumplió y salió crucificado. En pocas
palabras: acción en lo que digo. Juan 5:36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque
las OBRAS que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas OBRAS que yo hago, dan testimonio
de mí, que el Padre me ha enviado.”
Es importante destacar que el pecado vino a traer falta de acción en lo que decimos como lo hicieron
los fariseos, quienes decía pero no hacían, poniendo cargas que ni ellos mismos llevaron: Mateo
23:3-4 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a
sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen
sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.
Por eso no hagamos nosotros así, más bien: Efesios 5:2 “ Y andad en amor, como también Cristo nos
amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”
II.- Componentes del verbo:
1. Raíz
2. Desinencia
1) Analicemos la raíz:
La raíz es la parte del verbo que nunca cambia, cualquiera sea el tiempo en el que está conjugado. La
raíz de un verbo se conoce quitando las terminaciones o desinencias o morfemas ar, er, ir. De tal
manera: del verbo comer, la raíz sería com y la desinancia er. Podemos ver que la raíz va siempre
primero que la desinencia.
De modo que la raíz es comparada con la figura de Jesús porque tiene las siguientes características:
Va siempre antes de la desinencia. él fue siempre el primero, desde el principio existe: Juan
1:1: EN EL PRINCIPIO era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Esto implica que debe conjugarse (habitar en medio de nosotros: Juan 1:14) en todos los
tiempos, personas, número y modo. Por eso decimos que Dios es propicio en nuestras vidas.
Hebreos 8:12: Porque seré PROPICIO a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus
pecados y de sus iniquidades.
La que nunca cambia y Permanece en todos los tiempos: Hebreos 7:24: mas éste, por
cuanto PERMANECE PARA SIEMPRE, tiene un sacerdocio inmutable; 2 Timoteo 2:13: Si