Encuentro mundial de la familia-México 2009

1,937 views 155 slides Oct 01, 2012
Slide 1
Slide 1 of 155
Slide 1
1
Slide 2
2
Slide 3
3
Slide 4
4
Slide 5
5
Slide 6
6
Slide 7
7
Slide 8
8
Slide 9
9
Slide 10
10
Slide 11
11
Slide 12
12
Slide 13
13
Slide 14
14
Slide 15
15
Slide 16
16
Slide 17
17
Slide 18
18
Slide 19
19
Slide 20
20
Slide 21
21
Slide 22
22
Slide 23
23
Slide 24
24
Slide 25
25
Slide 26
26
Slide 27
27
Slide 28
28
Slide 29
29
Slide 30
30
Slide 31
31
Slide 32
32
Slide 33
33
Slide 34
34
Slide 35
35
Slide 36
36
Slide 37
37
Slide 38
38
Slide 39
39
Slide 40
40
Slide 41
41
Slide 42
42
Slide 43
43
Slide 44
44
Slide 45
45
Slide 46
46
Slide 47
47
Slide 48
48
Slide 49
49
Slide 50
50
Slide 51
51
Slide 52
52
Slide 53
53
Slide 54
54
Slide 55
55
Slide 56
56
Slide 57
57
Slide 58
58
Slide 59
59
Slide 60
60
Slide 61
61
Slide 62
62
Slide 63
63
Slide 64
64
Slide 65
65
Slide 66
66
Slide 67
67
Slide 68
68
Slide 69
69
Slide 70
70
Slide 71
71
Slide 72
72
Slide 73
73
Slide 74
74
Slide 75
75
Slide 76
76
Slide 77
77
Slide 78
78
Slide 79
79
Slide 80
80
Slide 81
81
Slide 82
82
Slide 83
83
Slide 84
84
Slide 85
85
Slide 86
86
Slide 87
87
Slide 88
88
Slide 89
89
Slide 90
90
Slide 91
91
Slide 92
92
Slide 93
93
Slide 94
94
Slide 95
95
Slide 96
96
Slide 97
97
Slide 98
98
Slide 99
99
Slide 100
100
Slide 101
101
Slide 102
102
Slide 103
103
Slide 104
104
Slide 105
105
Slide 106
106
Slide 107
107
Slide 108
108
Slide 109
109
Slide 110
110
Slide 111
111
Slide 112
112
Slide 113
113
Slide 114
114
Slide 115
115
Slide 116
116
Slide 117
117
Slide 118
118
Slide 119
119
Slide 120
120
Slide 121
121
Slide 122
122
Slide 123
123
Slide 124
124
Slide 125
125
Slide 126
126
Slide 127
127
Slide 128
128
Slide 129
129
Slide 130
130
Slide 131
131
Slide 132
132
Slide 133
133
Slide 134
134
Slide 135
135
Slide 136
136
Slide 137
137
Slide 138
138
Slide 139
139
Slide 140
140
Slide 141
141
Slide 142
142
Slide 143
143
Slide 144
144
Slide 145
145
Slide 146
146
Slide 147
147
Slide 148
148
Slide 149
149
Slide 150
150
Slide 151
151
Slide 152
152
Slide 153
153
Slide 154
154
Slide 155
155

About This Presentation

Importantes documentos sobre la familia, para estudiar y aplicar


Slide Content

ESCRITOS DE FORMACIÓN
Número 37 – Enero de 2009
E A S
DOCUMENTOS SOBRE EL VI ENCUENTRO MUNDIAL DE
FAMILIAS DE MÉXICO 2009
COMUNIDADES CRISTIANAS COMPROMETIDAS EAS DE COLOMBIA
CIUDAD DE MEDELLÍN
COMITÉ DE FORMACIÓN
1

El comité de Formación genera documentos periódicamente para
beneficio de los EAS y su formación. Los invitamos a leer estos
documentos y reflexionar sobre ellos, ojalá algunas veces en
comunidad. Los invitamos a coleccionarlos y a divulgarlos.
Estos escritos se basan en recopilaciones de documentos de diversos
autores, incluyendo personas de los EAS, sometidos en algunos casos a
adaptaciones que los hagan más afines y prácticos para los EAS, bajo la
responsabilidad del comité.
Son bienvenidos los comentarios y los aportes.
En este escrito queremos presentar un resumen de las actividades y
documentos generados con motivo del VI Encuentro Mundial de la
Familia, celebrado en la ciudad de México del 14 al 16 de Enero de
2009. Creemos que se trata de un tema fundamental para los EAS.
Pensamos que debemos estar alertas a las actividades que se hacen en
el mundo relacionadas con nuestras vivencias de pequeña comunidad y
la familia es, sin dudas, una de ellas. A continuación se presenta una
gran riqueza de documentos y un índice al principio, para que nuestros
lectores puedan escoger. Pensamos que el hecho de que sean muchos
documentos debe animar a seleccionar alguno para goce propio o para
lectura en comunidad.

INDICE DE DOCUMENTOS SOBRE EL VI ENCUENTRO MUNDIAL DE
FAMILIAS – MÉXICO 2009 QUE SE PRESENTAN EN ESTE ESCRITO
1-EL LOGO DEL ENCUENTRO
2- HIMMNO DEL ENCUENTRO
3- ORACIÓN POR LAS FAMILIAS
4- CATEQUESIS PREPARATORIAS PARA EL VI ENCUENTRO
MUNDIAL DE LAS FAMILIAS: “LA FAMILIA, FORMADORA EN LOS
VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS”. (Se trata de siete catequesis
debidamente presentadas e ilustradas)
5- LA FAMILIA FORMADORA, EN LOS VALORES HUMANOS Y
CRISTIANOS – ANTECEDENTES DEL EVENTO Y TEMAS DE
PREPARACIÓN SUGERIDOS POR LA COMISION CENTRAL
COORDINADORA
6- DOCUMENTOS SOBRE LOS VALORES DE LA FAMILIA (Se
trata de 49 valores, tratados en documentos cortos, ilustrados con
ejemplos y con puntos claves para desarrollar el valor)
Los temas 7 a 14 son sobre conferencias que se dieron en el encuentro.
2

7- LAS RELACIONES Y LOS VALORES FAMILIARES SEGÚN LA
BIBLIA
8- EMPRESAS FAMILIARES
9- FAMILIA Y SEXUALIDAD
10- LA FAMILIA, EL VALOR DE LA VIDA HUMANA
11- LA IGLESIA COMO FAMILIA DE LAS FAMILIAS
12- LA FAMILIA QUE FORMA, ASPECTOS ESPIRITUALES
13- LA VOCACIÓN EDUCADORA DE LA FAMILIA
14- VALIENTES INICIATIVAS Y TESTIMONIOS A FAVOR DE LA
VIDA Y LA FAMILIA
Los temas que siguen tienen que ver con las sesiones protocolarias, las sesiones
de trabajo y los resúmenes de los días de trabajo.
15- SESIÓN INAUGURAL PRIMERA JORNADA
16- PALABRAS DE PRESIDENTE CALDERÓN
17- RESUMEN DEL SEGUNDO DÍA
18- RESUMEN DE LA TERCERA JORNADA
19- EVENTO FESTIVO Y TESTIMONIAL
20- MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
21- COMUNICADO DE CLAUSURA DEL ENCUENTRO
DOCUMENTOS SOBRE EL VI ENCUENTRO MUNDIAL DE FAMILIAS –
MÉXICO 2009
Basados en materiales tomados de Zenith ( http://www.zenit.org) y de la página web del evento (
http://www.emf2009.com)
1.EL LOGO DEL ENCUENTRO
3

El Logo representa a la familia, a través de siluetas humanas, que nace del amor
-simbolizado en tres corazones- y regido por la fe, representada por la cruz al tope.
La cruz representa la presencia de Dios como sostén de la unidad de la familia.
Cristo da fuerza, luz y vida. Los 3 corazones unen o representan a la familia unida
por el amor y la relación. La actitud de los miembros de la familia es de confianza
y alegría en el Señor.
Los tres elementos: la familia, los corazones y la cruz tienen como base una elipse
–representando el mundo- con el fin de que se vea como una fraternidad global. Se
trata también de representar a la familia, unida por el amor y la fe, lo cual es
fundamento de un auténtico desarrollo de todos los valores humanos y cristianos;
es decir, del desarrollo integral de la persona a partir de la familia. La familia está
en el mundo, pero trasciende fuera de él, gracias a que vive los valores humanos y
cristianos.
La figura de la mujer, finamente delineada mostrando un embarazo, apunta al
tema de la vida, primer valor fundamental, promovida, custodiada y celebrada
por la familia.
El color verde significa, por una parte la alegre esperanza en el futuro de la
Familia, y por otra, el color de México, donde se celebra el VI Encuentro Mundial
de las Familias. La combinación de colores negro y verde le da seriedad, elegancia
y solemnidad al Encuentro y, al mismo tiempo, un toque de juvenil alegría.
2.HIMMNO DEL ENCUENTRO
Se puede bajar de la página web para que lo escuchen.
CANTO A LA FAMILIA
Autor: José Cantoral

Aquí empecé a vivir, aquí empecé a soñar
4

a hablar y a caminar;
aquí aprendí a rezar, a conocer la fe
para enfrentar mis miedos.
Aquí sentí el calor de mi primer amor
de mi mejor mujer;
que todo lo entregó
y llena de ilusión formó en su ser, mi cuerpo.
Aquí escuché la voz de un héroe, un gran señor
que me enseñó a luchar
y a conocer a Dios, tratando por igual
a todos los demás
sin sentirse inferior, ni superior jamás,
que siempre predicó con el ejemplo.
Es la familia fuerza y unidad
es el cimiento de la humanidad,
es nuestra sangre que continuará
un nuevo tiempo…
Es ese amor que es incondicional
frente a la calma o a la tempestad,
el equilibrio simple y natural del universo.
Aquí me equivoqué, aquí me tropecé,
confieso que dudé, cuando me vi caer,
pero encontré la luz en el consejo fiel
de un buen hermano.
Así me superé y me recuperé,
me pude levantar y supe continuar
y abrí mi corazón y me llené de amor
dejé el pasado atrás y me volví a inventar
porque mi Dios jamás
me ha abandonado.
Es la familia…
Es la familia…
Es la familia…
3.ORACIÓN POR LAS FAMILIAS
Dios nuestro, Trinidad indivisible,
tú creaste al ser humano “a tu imagen y semejanza”
y lo formaste admirablemente como varón y mujer
para que, unidos y en colaboración recíproca en el amor,
5

cumplieran tu proyecto de “ser fecundos y dominar la tierra";
Te pedimos por todas nuestras familias
para que, encontrando en ti su modelo e inspiración inicial,
que se manifiesta plenamente en la Sagrada Familia de Nazaret,
puedan vivir los valores humanos y cristianos
que son necesarios para consolidar y sostener la vivencia del amor
y sean fundamento para una construcción más humana
y cristiana de nuestra sociedad.
Te lo pedimos por intercesión de María, Nuestra Madre y de San José.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
AMÉN.
4.CATEQUESIS PREPARATORIAS PARA EL VI ENCUENTRO
MUNDIAL DE LAS FAMILIAS: “LA FAMILIA, FORMADORA EN LOS
VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS”.
Cada Encuentro Mundial de las Familias se caracteriza por tener un tema
específico que ayuda a la profundización de algunos aspectos de la vida y la
misión de las familias cristianas. El tema de cada Encuentro es elegido por el Santo
Padre y brinda una oportunidad para que haya una verdadera preparación, por
medio de la reflexión, para que las familias crezcan en la vivencia de su amor, de
su unidad, de su fe, de sus valores, etc.
El tema que el Papa Benedicto XVI ha señalado para el VI Encuentro, que se
realizará en la Ciudad de México, es: “LA FAMILIA FORMADORA EN LOS
VALORES HUMANOS Y CRISTIANOS”.
Es por eso que el PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, teniendo en cuenta
este tema, ha preparado unas Catequesis que puedan ayudar a esta preparación,
especialmente en familia, por medio de un formato de celebración doméstica, que
se busca sea accesible a todos. Presentamos ahora estas Catequesis, esperando que
sean de gran utilidad en este interesante camino de preparación hacia el VI
ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS.
--------------------------------------------------------------------------------
Catequesis preparatorias para el VI Encuentro Mundial de las Familias
“La familia, formadora en los valores humanos y cristianos”.
(México, D.F., 16-18 de enero de 2009)
Pontificio Consejo para la Familia
TEMARIO
1. La familia, primera educadora de la fe
2. La familia, educadora de la verdad del hombre: el matrimonio y la familia
3. La familia, educadora de la dignidad y respeto de toda persona humana
6

4. La familia, trasmisora de las virtudes y valores humanos
5. La familia, abierta a Dios y al prójimo
6. La familia, formadora de la recta conciencia moral
7. La familia, primera experiencia de Iglesia
8. Colaboradores de la familia: la parroquia y la escuela
9. La familia y el modelo de la familia de Nazaret
10. La familia, destinataria y agente de la nueva evangelización
ESTRUCTURA DE CADA ASAMBLEA
A. Canto inicial
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura bíblica
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Primera: La familia, primera educadora de la fe
A. Canto inicial
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura bíblica: Hech 16, 22-34
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. Dios quiere que todos los hombres conozcan y acepten su plan de salvación,
revelado y realizado en Cristo (cf. 1 Tim 1,15-16). Dios habló de muchas maneras a
nuestros padres (cf. Heb 1,1; todo el AT). Llegada la plenitud de los tiempos (cf.
Gá 4,4) nos habló de modo pleno y definitivo en y por Cristo (cf. Heb 1,2-4): el
Padre no tiene otra Palabra que darnos, porque nos dio la única y la última en
Cristo.
2. La Iglesia ha recibido el mandato de anunciar a todos los hombres esta gran
noticia: «Id al mundo entero y haced discípulos míos todos los pueblos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19).
Los Apóstoles así lo entendieron y realizaron desde el día de Pentecostés, llenando
con el anuncio de Cristo Muerto y Resucitado para nuestra salvación a Jerusalén
(Hech cap.1-5) y a todo el mundo entonces conocido (cf. Libro de los Hechos y
Cartas)
3. La familia cristiana, Iglesia doméstica, participa de esta misión. Más aún, la
familia tiene como primeros y principales destinatarios de este anuncio misionero
a sus hijos y familiares, como lo atestiguan las Cartas Pastorales paulinas y la
praxis posterior. Los esposos santos y los padres cristianos de todos los tiempos
así lo han vivido (padre de santa Teresa de Jesús, padre de santa Teresita del Niño
Jesús; tantos padres de hoy). A la luz de la feliz experiencia de la Iglesia en las
sociedades cristianas de Europa (cuando la familia realizó esta misión educadora
con sus hijos) y a la luz también de las gravísimas repercusiones negativas que hoy
7

se constatan (por el abandono o descuido de esta misión), es preciso que la familia
vuelva a ser la primera educadora de la fe en esas naciones —hoy ya no cristianas
de hecho—, en las que se está afianzando la fe y en las que se está implantando la
Iglesia. El principal apostolado misionero de los padres tiene que acontecer en su
misma familia, pues sería un desorden y un antitestimonio pretender evangelizar
a otros, descuidando la evangelización de los nuestros. Los padres trasmiten la fe
a sus hijos con el testimonio de su vida cristiana y con su palabra.
4. El núcleo central de esta educación en la fe es el anuncio gozoso y vibrante de
Cristo, Muerto y Resucitado por nuestros pecados. En íntima conexión con este
núcleo se encuentran las demás verdades contenidas en el Credo de los Apóstoles,
los sacramentos y los mandamientos del decálogo. Las virtudes humanas y
cristianas forman parte de la educación integral de la fe. (Este bagaje fundamental
no se puede presuponer hoy casi nunca, ni siquiera en los países llamados
«cristianos» y en los casos en los que los padres piden los sacramentos de la
iniciación para sus hijos, dada la crasa ignorancia religiosa y la escasa práctica
religiosa de los padres).
K. Reflexión del que dirige
L. Diálogo
M. Compromisos
N. Oración comunitaria
O. Oración por la familia
P. Canto final
Catequesis Segunda: La familia, educadora de la verdad del hombre:
el matrimonio y la familia
A. Canto inicial
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura bíblica: Gén 1, 26-28
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. La principal cuestión que debe encarar hoy la familia en la educación cristiana
de sus hijos no es religiosa sino principalmente antropológica: el relativismo
radical ético-filosófico. Según él, no existe una verdad objetiva del hombre y, como
consecuencia, tampoco sobre el matrimonio y sobre la familia. La misma
diferencia sexual, intrínseca al aspecto biológico del varón y la mujer, no se
fundamenta en la naturaleza sino que se considera un simple producto cultural,
que cada uno puede cambiar según sus propias concepciones. Con ello se niega y
se destruye la misma existencia de la institución matrimonial y de la familia.
2. El relativismo afirma también que no existe Dios ni la posibilidad de conocerlo
(ateísmo y agnosticismo), y tampoco existen normas éticas y valores permanentes.
Las únicas verdades son las que dimanan de las mayorías parlamentarias.
3. Ante esta realidad tan radical y condicionante, la familia tiene hoy la ineludible
tarea de trasmitir a sus hijos la verdad del hombre. Como ya ocurrió en los
primeros siglos, hoy es de capital importancia conocer y comprender la primera
página del Génesis: existe un Dios personal y bueno, que ha creado al hombre y a
la mujer con igual dignidad pero distintos y complementarios entre sí, y les ha
8

dado la misión de engendrar hijos, mediante la unión indisoluble de ambos en
«una caro» (matrimonio). Los textos que narran la creación del hombre, ponen de
manifiesto que la pareja hombre y mujer son —según el designio de Dios— la
primera expresión de la comunión de personas, pues Eva es creada semejante a
Adán como aquella que, en su alteridad, lo completa (cf. Gén 2,18) para formar
con él una «sola carne» (cf. Gén 2,24). Al mismo tiempo, ambos tienen la misión
procreadora que los hace colaboradores del Creador (cf. Gén 1,28).
4. Esta verdad del hombre y del matrimonio ha sido conocida también por la recta
razón humana. De hecho, todas las culturas han reconocido en sus costumbres y
leyes que el matrimonio consiste sólo en la comunión de hombre y mujer, aunque,
a veces, admitieran la poligamia o la poliginia. Las uniones de personas del mismo
sexo han sido consideradas siempre ajenas a lo que es el matrimonio.
5. San Pablo ha descrito todo esto con trazos muy vigorosos en su carta a los
Romanos, al describir la situación del paganismo de su época y el desorden moral
en que había caído por no querer reconocer en la vida al Dios que había conocido
con la razón (cf. Rom 1,18-32). Esta página neotestamentaria ha de ser bien
conocida hoy por la familia, para no edificar su acción educadora sobre arenas
movedizas. El desconocimiento de Dios lleva también a la ofuscación de la verdad
sobre el hombre.
6. Los Padres de la Iglesia ofrecen doctrina abundante y son un buen ejemplo en el
modo de proceder, pues tuvieron que explicar detenidamente la existencia de un
Dios Creador y Providente, que ha creado el mundo, el hombre y el matrimonio
como realidades buenas; y combatir los desórdenes morales del paganismo que
afectaban al matrimonio y la familia.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Tercera: La familia, educadora de la dignidad y respeto de toda
persona humana
A. Canto inicial
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura bíblica: Jn 9, 1-11
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. La Iglesia ve en el hombre, en cada hombre, la imagen viva de Dios mismo;
imagen que encuentra —y está llamada a descubrir cada vez más profundamente
—, su plena razón de ser en el misterio de Cristo. Cristo nos revela a Dios en su
verdad; pero, a la vez, manifiesta también el hombre al hombre. Este hombre ha
recibido de Dios una incomparable e inalienable dignidad, pues ha sido creado a
su imagen y semejanza y destinado a ser hijo adoptivo. Cristo, con su encarnación
se ha unido, de alguna manera, con todo hombre.
9

2. Por haber sido hecho imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de
persona: no es sólo algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de darse libremente
y entrar en comunión con otras personas. Esta relación con Dios puede ser
ignorada, olvidada o removida, pero jamás puede ser eliminada, porque la
persona humana es un ser personal creado por Dios para relacionarse y vivir con
Él.
3. El hombre y la mujer tienen la misma dignidad porque ambos son imagen de
Dios y porque, además, se realizan profundamente a sí mismos reencontrándose
como personas a través del don sincero de sí mismos. La mujer es complemento
del hombre como el hombre lo es de la mujer. Mujer y hombre se complementan
mutuamente, no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino también
ontológico, pues sólo gracias a la dualidad de lo «masculino» y «femenino» se
realiza plenamente «lo humano». Es la «unidad de los dos» la que permite a cada
uno experimentar la relación interpersonal y recíproca. Además, sólo a esta
«unidad de los dos» Dios le confía la obra de la procreación y la vida humana.
4. Toda la creación ha sido hecha para el hombre. En cambio, el hombre ha sido
creado y amado por sí mismo. El hombre existe como un ser único e irrepetible. Es
un ser inteligente y consciente, capaz de reflexionar sobre sí mismo y, por tanto, de
tener conciencia de sí y de sus actos.
5. La dignidad de la persona humana —de toda persona humana— no depende de
ninguna instancia humana, sino de su mismo ser, creado a imagen y semejanza de
Dios. Nadie, por tanto, puede maltratar esa dignidad sin cometer una gravísima
violación del orden querido por el Creador. Por lo mismo, una sociedad justa sólo
puede realizarse en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana.
6. Las personas minusválidas, a pesar de sus limitaciones y los sufrimientos
grabados en sus cuerpos y facultades, siguen siendo sujetos plenamente humanos,
titulares de derechos y deberes, que nadie puede conculcar ni discriminar.
7. Los no nacidos son también personas desde el mismo momento de su
concepción; y su vida no puede ser destruida por el aborto o la experimentación
científica. Destruir la vida de un no nacido, que es completamente inocente, es un
acto de suprema violencia y de gravísima responsabilidad ante Dios.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Cuarta: La familia, trasmisora de los valores y virtudes humanas
A. Canto inicial
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura bíblica; Jn 1, 43-51
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. La familia, nacida de la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada
sobre el matrimonio de un hombre y una mujer, es el lugar primario de las
10

relaciones interpersonales, el fundamento de la vida de las personas y el prototipo
de toda organización social. Esta cuna de vida y amor es el lugar apropiado en que
el hombre nace y crece, recibe las primeras nociones de la verdad y del bien donde
aprende qué quiere decir amar y ser amado y, por consiguiente, qué quiere decir
ser persona. La familia es la comunidad natural donde se tiene la primera
experiencia y el primer aprendizaje de la socialidad humana, pues en ella no sólo
se descubre la relación personal entre el «yo» y el «tú», sino que se da el paso al
«nosotros». La entrega recíproca del hombre y de la mujer unidos en matrimonio,
crea un ambiente de vida en el cual el niño puede desarrollar sus potencialidades,
tomar conciencia de su dignidad y prepararse a afrontar su destino único e
irrepetible. En este clima de afecto natural que une a los miembros de la
comunidad familiar cada persona debe ser reconocida y responsabilizada en su
singularidad.
2. La familia educa al hombre según todas sus dimensiones hacia la plenitud de su
dignidad. Es el ámbito más apropiado para la enseñanza y trasmisión de los
valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, que son esenciales para
el desarrollo y bienestar tanto de sus propios miembros como de la sociedad. En
efecto, es la primera escuela de las virtudes sociales, que necesitan todos los
pueblos. La familia ayuda a que las personas desarrollen algunos valores
fundamentales que son imprescindibles para formar ciudadanos libres, honestos y
responsables; vg. la verdad, la justicia, la solidaridad, la ayuda al débil, el amor a
los demás por sí mismos, la tolerancia, etcétera.
3. La familia es la mejor escuela para crear relaciones comunitarias y fraternas,
frente a las actuales tendencias individualistas. En efecto, el amor —que es el alma
de la familia en todas sus dimensiones— sólo es posible si hay entrega sincera de
sí mismo a los demás. Amar significa dar y recibir lo que no se puede comprar ni
vender sino sólo regalar libre y recíprocamente. Gracias al amor, cada miembro de
la familia es reconocido, aceptado y respetado en su dignidad. Del amor nacen
relaciones vividas como entrega gratuita, y surgen relaciones desinteresadas y de
solidaridad profunda. Como demuestra la experiencia, la familia construye cada
día una red de relaciones interpersonales y educa para vivir en sociedad en un
clima de respeto, justicia y verdadero diálogo.
4. La familia cristiana hace descubrir a los hijos que los abuelos y ancianos no son
inútiles porque no sean productivos, ni gravosos porque necesiten el cuidado
desinteresado y constante de sus hijos y nietos; pues enseña a las nuevas
generaciones, que además de los valores económicos y funcionales, hay otros
bienes: humanos, culturales, morales y sociales que son incluso superiores.
5. La familia ayuda a descubrir el valor social de los bienes que se poseen. Una
mesa, en la que todos comparten los mismos alimentos, adaptados a la salud y
edad de los miembros es un ejemplo, sencillo pero eficacísimo, para descubrir el
sentido social de los bienes creados. El niño va incorporando así criterios y
actitudes que le ayudarán más adelante en esa otra familia más amplia que es la
sociedad.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
11

G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Quinta: La familia, abierta a Dios y al prójimo
A. Canto de entrada
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura de la Biblia: Ef 5, 25-33
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, para vivir y convivir con
Él. Ni el ateísmo, ni el agnosticismo, ni la indiferencia religiosa son situaciones
naturales del hombre ni pueden tampoco ser situaciones definitivas para una
sociedad. Los hombres estamos re-ligados esencialmente a Dios, como una casa lo
está respecto al arquitecto que la construyó. Las dolorosas consecuencias de
nuestros pecados pueden oscurecer este horizonte, pero, más pronto o más tarde,
añoramos la casa y el amor del Padre del Cielo. Nos ocurre como al hijo pródigo
de la parábola: no dejó de ser hijo cuando marchó de la casa de su padre y, por
eso, a pesar de todos sus extravíos, terminó sintiendo un anhelo irresistible de
volver. De hecho, todos los hombres sienten siempre la nostalgia de Dios y tienen
la misma experiencia que san Agustín, aunque no sean capaces de expresarla con
la misma fuerza y belleza que él: «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón no
descansará, hasta que descanse en Ti» (Confesiones, 1,1).
2. Consciente de esta realidad, la familia cristiana sitúa a Dios en el horizonte de la
vida de sus hijos desde los primeros momentos de su existencia consciente. Es un
ambiente que ellos respiran e incorporan. Esto les ayuda a descubrir y acoger a
Dios, a Jesucristo, al Espíritu Santo y a la Iglesia. Con plena coherencia, ya desde el
primer momento de su nacimiento, los padres piden a la Iglesia el Bautismo para
ellos y les llevan con gozo a recibir las aguas bautismales. Luego, les acompañan
en la preparación a la Primera Comunión y a la Confirmación y les inscriben en la
catequesis parroquial y buscan para ellos la escuela que mejor les eduque en la
religión católica.
3. Sin embargo, la verdadera educación cristiana de los hijos no se limita a incluir a
Dios entre las cosas importantes de su vida, sino que sitúa a Dios en el centro de
esa vida, de modo que todas demás actividades y realidades: la inteligencia, el
sentimiento, la libertad, el trabajo, el descanso, el dolor, la enfermedad, las
alegrías, los bienes materiales, la cultura, en una palabra: todo, estén modelados y
regidos por el amor a Dios. Los hijos tienen que habituarse a pensar antes de cada
acción u omisión: «¿qué quiere Dios que haga o deje de hacer ahora?» Jesucristo
confirmó la fe y convicción de los fieles de la Antigua Alianza, sobre el que
consideraban como «el gran mandamiento», cuando respondió al doctor de la Ley
que «el primer mandamiento es éste: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas» (cf. Mc 12,28; Lc 10,25; Mt
22,36s).
4. Esta educación en la centralidad del amor a Dios la realizan los padres, sobre
todo, a través de las realidades de la vida diaria: rezando en familia en las
12

comidas, fomentando en los hijos la gratitud a Dios por los dones recibidos,
acudiendo a Él en los momentos de dolor en cualquiera de sus formas,
participando en la misa dominical con ellos, acompañándoles a recibir el
sacramento de la Reconciliación, etc.
5. La pregunta del doctor de Ley sólo incluía «cuál es el primer mandamiento».
Pero Jesús, al responderle, añadió: el segundo es semejante a éste: «amarás al
prójimo como a ti mismo». El amor, pues, al prójimo es «su mandamiento» y «el
distintivo» de sus discípulos. Como concluía san Juan con fina sicología: «Si no
amamos al prójimo a quien vemos ¿cómo vamos a amar a Dios a quien no
vemos?» (1 Jn 4,20).
6. Los padres han de ayudar a sus hijos a descubrir al prójimo, especialmente al
necesitado, y a realizar pequeños pero constantes servicios: compartir con sus
hermanos los juguetes y regalos, ayudar a los que son más pequeños, dar limosna
al pobre de la calle, visitar a los familiares enfermos, acompañar a los abuelos y
prestarles pequeños servicios, aceptar a las personas haciéndoles pasar por alto y
perdonar las pequeñas limitaciones y ofensas de cada día, etc. Estas cosas,
repetidas una y otra vez, configuran la mentalidad y crean hábitos buenos, para
afrontar la vida del « prejuicio» mediante el amor a los demás, y hacerles así
capaces de crear una sociedad nueva.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Sexta: La familia, formadora de la recta conciencia moral
A. Canto de entrada
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura de la Biblia: Ef 6, 1-17
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. El hombre actual está cada vez más persuadido de que la dignidad y vocación
de la persona humana requiere que, guiado por la luz de su inteligencia, descubra
los valores inscritos en su naturaleza, los desarrolle sin cesar y los realice en su
vida, logrando así un progreso cada vez mayor. Ahora bien, en sus juicios sobre
los valores morales, es decir, sobre lo que es bueno o malo y, por ello, sobre lo que
debe hacer u omitir, no puede proceder según su personal arbitrio. El hombre, en
lo más hondo de su conciencia, descubre la presencia de una ley que él no se dicta
a sí mismo y a la que debe obedecer. Esta ley ha sido escrita por Dios en su
corazón, de modo que, además de perfeccionarse con ella como persona, será esta
ley por la que Dios le juzgará personalmente.
2. Por consiguiente, no existe verdadera promoción de la dignidad del hombre
más que en el respeto del orden esencial de su naturaleza. Ciertamente, han
cambiado y seguirán cambiando muchas condiciones concretas y muchas
necesidades de la vida humana. Sin embargo, toda evolución de las costumbres y
13

todo género de vida han de mantenerse dentro de los límites que imponen los
principios inmutables fundados sobre los elementos constitutivos y sobre las
relaciones esenciales de la vida humana; elementos y relaciones que están más allá
de las contingencias históricas.
3. Estos principios fundamentales, comprensibles por la razón, están contenidos en
la ley divina, eterna, objetiva y universal, por la que Dios ordena, dirige y gobierna
el mundo y los caminos de la comunidad humana según el designio de su
sabiduría y amor. Dios hace partícipe al hombre de esta ley suya, de modo que el
hombre pueda conocer más y más la verdad inmutable. Además, Cristo ha
instituido a su Iglesia como columna y fundamento de la verdad y le ha dado la
asistencia permanente del Espíritu Santo para que conserve sin error las verdades
de orden moral e interprete auténticamente no sólo la ley positiva revelada sino
también los principios morales que brotan de la misma naturaleza humana y que
atañen al desarrollo y perfección del hombre.
4. Hoy son muchos los que sostienen que la norma de las acciones humanas
particulares no se encuentra ni en la naturaleza humana, ni en la ley revelada, sino
que la única ley absoluta e inmutable es el respeto a la dignidad humana. Más
aún, el relativismo filosófico y moral niega que exista alguna verdad objetiva,
tanto en el plano del ser como del actuar ético. Cada uno tendría su verdad, dado
que cada uno interpreta las cosas y las conductas según su personal inteligencia y
conciencia. La convivencia nos obligaría a una verdad admitida por todos, en
virtud de un consenso que nos haga posible vivir en paz. Este es el fundamento de
las leyes que salen de los Parlamentos democráticos. La Iglesia no tendría nada
que decir y si lo hace invade un terreno que no le corresponde, amenazando
peligrosamente el orden democrático.
5. Desde estas premisas se siguen dañinas consecuencias para la persona, la
familia y la sociedad. Así se explica la justificación del aborto como un derecho de
la mujer, los intentos de legalizar la eutanasia, el control de los nacimientos, las
leyes cada vez más permisivas del divorcio, las relaciones extra-conyugales, etc.
etc.
6. La familia cristiana tiene el grandísimo reto de formar en la verdad y en la
rectitud la conciencia moral de los hijos, respetando escrupulosamente su
dignidad y libertad, de modo que les ayude a formarse una conciencia recta sobre
las grandes cuestiones de la vida humana: la adoración y respeto de Dios Creador
y Salvador, el amor a los padres, el respeto a la vida, al propio cuerpo y al de los
demás, el respeto de los bienes materiales y del honor del prójimo, la fraternidad
entre todos los hombres, el destino universal de los bienes de la creación, la no
discriminación por motivos religiosos, sociales o económicos, etc. Puntos firmes de
esta enseñanza son los preceptos del Decálogo y las Bienaventuranzas.
7. Los padres deben educar hoy a sus hijos con confianza y valentía en estos
valores esenciales, comenzando por el más radical de todos: la existencia de la
verdad y la necesidad de buscarla y seguirla para realizarse como hombres. Otros
valores claves hoy son el amor a la justicia y la educación sexual clara y delicada
que lleve a una valoración personal del cuerpo y a superar la mentalidad y praxis
que lo reduce a objeto de placer egoísta.
14

8. Condición fundamental de esta educación es crear en los hijos amor y sintonía
hacia la Iglesia y, más en particular, hacia el Papa, los obispos y los sacerdotes;
para que vean en ellos la preocupación de una madre buena que los quiere y sólo
desea ayudarles a vivir de modo recto y digno en este mundo y gozar de la
contemplación de Dios en la gloria.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Séptima: La familia, primera experiencia de Iglesia
A. Canto inicial
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura de la Biblia: Hech 2, 36-47
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. La Iglesia —Pueblo de Dios, Cuerpo Místico de Cristo y Templo del Espíritu
Santo —es signo e instrumento universal de salvación por el triple ministerio de la
evangelización, la celebración y la vivencia de la caridad. Gracias al ministerio
evangelizador, la Iglesia proclama la gran Buena Noticia de que «Dios quiere que
todos los hombres se salven» (1 Tim 2,4) y que para eso envió a su Hijo Único al
mundo. Por el ministerio de los sacramentos de la iniciación, incorpora nuevos
miembros, les robustece y alimenta; por los sacramentos de la sanación, les cura de
sus pecados y les alivia en la enfermedad; por los sacramentos del Orden y del
Matrimonio asegura y cuida eficazmente de sí misma y de la sociedad. Por la
vivencia de la caridad, construye la fraternidad de los hijos de Dios y se hace
fermento de la sociedad humana.
2. La familia es la primera experiencia de Iglesia que vive una persona, pues en
ella la persona tiene una primera y elemental iniciación a la fe, recibe los primeros
sacramentos y tiene la primera experiencia de la caridad.
3. En efecto, nada más nacer, los padres llevan a bautizar a sus hijos y se
comprometen a educarles de modo que puedan recibir la Confirmación y la
Primera Comunión, iniciándoles así en el misterio de Cristo y de la Iglesia.
Cuando apenas son capaces de entender algo, les enseñan las primeras oraciones,
bendicen con ellos la mesa, usan signos religiosos, y les inician en los primeros
rudimentos del amor a la Virgen. Cuando ya son capaces de comprender mejor,
leen con ellos la Palabra de Dios y se la explican de una manera sencilla y
asequible. Y les son especialmente cercanos y participes en el momento en que
asumen las responsabilidades de su vocación personal, como la elección
matrimonial o sacerdotal, religiosa o celibataria en medio del mundo. Desde el
mismo momento de su nacimiento, les muestran un inmenso cariño y una
constante dedicación, sobre todo, cuando están enfermos o tienen alguna
malformación o deficiencia física o psíquica.
15

4. Una experiencia particularmente intensa de Iglesia en familia acontece cuando
padres e hijos participan en la Misa del domingo. En ella, al reunirse con otras
familias y otros hermanos en la fe, escuchan la Palabra de Dios, rezan por las
necesidades de todos los necesitados y se alimentan de Cristo inmolado por
nosotros. La fe crece y se desarrolla con estas experiencias tan hermosas que dan
sentido a la vida ordinaria, infunden paz en el corazón.
5. En familia se viven también experiencias especiales de la Iglesia en su
dimensión apostólica en algunos momentos particulares, vg: el Día de la Santa
Infancia, el Domund, la Campaña del Hambre, la ayuda países subdesarrollados o
azotados por grandes calamidades, terremotos, ciclones, , etc.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Octava: Colaboradores de la familia: la parroquia y la escuela
A. Canto de entrada
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura de la Biblia: Lc 6, 6-11
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. La educación cristiana busca, ciertamente, la madurez de la persona humana;
pero busca, sobre todo, que los bautizados se hagan cada día más conscientes del
don recibido de la fe; aprendan a adorar a Dios Padre en espíritu y en verdad (cf.
Jn 4,23), sobre todo, en la acción litúrgica; se formen para vivir según el «hombre
nuevo» en justicia y santidad de verdad (cf. Ef 4,22-23) y así lleguen al hombre
perfecto en la edad de la plenitud de Cristo (cf. Ef 4,13) y contribuyan al
crecimiento del Cuerpo Místico; se acostumbren a dar testimonio de la esperanza
que hay en ellos (cf. 1Pe 3,15) y contribuyan eficazmente a la configuración
cristiana del mundo (cf. Gravissimum educationis, 2).
2. Los padres, al dar la vida a sus hijos, asumen la gravísima obligación de
educarles y, a la vez, reciben el derecho de ser sus primeros y principales
educadores. A ellos corresponde, por tanto, formar un ambiente familiar animado
por el amor, la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación
integral de los hijos. Por ello, la familia es —como ya se ha dicho en las catequesis
anteriores— la primera escuela de las virtudes sociales que todas las sociedades
necesitan, el espacio donde los hijos aprenden desde los primeros años a conocer y
adorar a Dios y amar al prójimo, el ámbito donde se tiene la primera experiencia
de la sociedad humana y de la Iglesia, y el medio más eficaz para introducir a los
hijos en la sociedad civil y en el Pueblo de Dios. La trascendencia de la familia
cristiana es, pues, realmente extraordinaria para la vida y el progreso de la Iglesia;
tanto que, cuando falta, es muy difícil suplirla.
3. Pero la familia no se basta a sí misma para realizar su misión sino que necesita la
ayuda del Estado. Es obligación de la sociedad civil tutelar los derechos y deberes
16

de los padres y de los demás que intervienen en la educación, colaborar con ellos,
completar —cuando no es suficiente el esfuerzo de los padres y de otras
sociedades— la obra de la educación según el principio de subsidiariedad y
atendiendo los deseos de los padres, y crear escuelas e institutos propios según lo
exija el bien común. El Estado, por tanto, lejos de ser antagonista o entrar en
conflicto con los padres, debe ser su mejor aliado y colaborador, aportando todo y
sólo lo que los padres no pueden aportar y hacerlo en la dirección que indiquen
los padres. Esta colaboración leal y eficaz ha de darse también en los profesores de
todos los centros de educación, sean privados o públicos. De esta colaboración
saldrán beneficiados los hijos, en primer lugar; pero también la misma sociedad y
la escuela, porque esos hijos serán mañana mejores ciudadanos y muchos de ellos
harán verdaderas aportaciones al progreso de la escuela.
4. La familia necesita también de la parroquia. Los padres, en efecto, realizan la
educación en la fe, sobre todo, por el testimonio de su vida cristiana,
especialmente por la experiencia de amor incondicional con que aman a los hijos y
por el amor profundo que éstos se tienen entre sí; lo cual es un signo vivo del
amor de Dios Padre. Además, según su capacidad, están llamados a dar una
instrucción religiosa, generalmente de carácter ocasional o no sistemática; la cual
llevan a cabo descubriendo la presencia del misterio de Cristo Salvador del mundo
en los acontecimientos de la vida familiar, en las fiestas del año litúrgico, en la
actividad que los niños realizan en la escuela, en la parroquia y en las
agrupaciones, etcétera. Sin embargo, necesita la ayuda de la parroquia, porque la
vida de fe va madurando en los hijos en la medida en que se va incorporando, de
una manera consciente, en la vida concreta del Pueblo de Dios, lo cual acontece
sobre todo en la parroquia. Es ahí donde el niño y el adolescente, primero, y luego
el adulto, celebra y se alimenta con los sacramentos, participa en la Liturgia y se
integra en una comunidad dinámica de caridad y apostolado. Por eso, la parroquia
ha de ponerse siempre al servicio de los padres —no a la inversa—, especialmente
en los sacramentos de la Iniciación cristiana.
5. Familia, escuela y parroquia son tres realidades que quedan integradas y
conjuntadas por la educación que deben recibir los hijos. Cuanto mayor sea la
mutua colaboración e intercambio, y más afectuosas sean las relaciones, tanto más
eficaz será la educación de los hijos.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Novena: La familia y el modelo de la familia de Nazaret
A. Canto de entrada
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura de la Biblia: Lc 2, 41-52
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
17

1. Las noticias que nos han trasmitido los Evangelios sobre la familia de Nazaret
son escasas, pero muy ilustrativas.
2. Es una familia constituida sobre la base del matrimonio entre José y María. Ellos
estuvieron realmente casados, como señalan san Mateo y san Lucas; y vivieron así
hasta el fallecimiento de José. Jesús era hijo verdadero de María. San José no era
padre natural —porque no lo engendró— ni adoptivo, sino putativo, es decir: era
considerado por los vecinos de Nazaret como padre de Jesús, debido a que la
gente ignoraba el misterio de la Encarnación y a que José estaba casado con María.
Esta realidad tiene hoy gran importancia, debido a las legislaciones civiles y a la
cultura ambiental, tan favorables a las uniones de hecho, a las meramente civiles, a
otras formas, al divorcio, etc. La familia de Nazaret se presenta hoy como ejemplo
de pareja formada por un hombre y una mujer, unida por amor de una forma
permanente y con una dimensión pública.
3. La familia de Nazaret vivió como una familia más de ese pueblo. Es decir, de
una manera sencilla, humilde, pobre, trabajadora, amante de las tradiciones
culturales y religiosas de su nación, profundamente religiosa y alejada de los
centros del poder religioso y civil. Un viajero que visitara Nazaret y desconociera
los hechos que conocemos nosotros, no encontraría ningún detalle que
distinguiese a la sagrada familia del resto de las familias: ni en la vivienda que
usaban, ni en el modo de vestir, ni en la comida, ni en la presencia en los actos
religiosos que se celebraban en la sinagoga, ni en nada. Dios nos ha querido
revelar que la vida corriente y de cada día es el lugar donde Él nos espera para que
le amemos y realicemos su proyecto sobre nosotros. El secreto es vivir «esa» vida
con el mismo amor y constancia que la sagrada Familia.
4. Los Evangelios de la infancia no dilucidan la profesión que ejerció san José:
herrero, carpintero, artesano, ... En cambio, señalan claramente que era un
trabajador manual y que se ganaba la vida trabajando. María se dedicaba, como
todas las mujeres casadas, a moler y cocer el pan de cada día, atender las labores
domésticas del hogar y prestar pequeños servicios a los demás. De Jesús no dicen
nada, pero dejan suponer que ayudaba a María y, más tarde, a san José en sus
trabajos manuales. La familia de Nazaret vivió lo que hoy llamamos «el evangelio
del trabajo»; es decir: el trabajo como realidad maravillosa que da una
participación en la obra creadora de Dios, que sirve para sacar adelante la propia
familia y ayudar a los demás, y para santificarse y santificar por medio de él.
También en esto es un modelo perfecto para la familia actual. Muchas siguen
viviendo igual que ella y otras, pese al trabajo de la mujer fuera del hogar y a la
tecnificación de las tareas domésticas sigue siendo fundamentalmente igual.
5. La familia de Nazaret era una familia israelita profundamente creyente y
practicante. Al igual que hacía el resto de familias piadosas, rezaban siempre en
cada comida, iban cada semana a escuchar la lectura y explicación del Antiguo
Testamento en la sinagoga, subían a Jerusalén para celebrar la fiestas de
peregrinación, como la Pascua y Pentecostés, rezaban tres veces al día el famoso
credo hebraico «Escucha Israel».
De este modo, también hoy, la bendición de la mesa a la hora de las comidas, la
participación semanal en la misa del domingo y la lectura de la Sagrada Escritura
18

siguen siendo fundamentales para que la familia cristiana realice su misión
educadora.
6. La vida de la familia de Nazaret estaba totalmente centrada en Dios: Dios lo era
todo para ella. Cuando todavía eran novios, José se fió de Dios, cuando le reveló
por medio del ángel que la gravidez de María era obra del Espíritu Santo. De
casados, María y José tuvieron que oír del hijo al que acababan de encontrar, tras
días de angustiosa búsqueda, estas palabras: «Por qué me buscabais. ¿No sabías
que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?» (Lc 2,49). Ellos no lo entendieron,
pero lo aceptaron y trataron de encontrar su sentido. María, por su parte, no se
derrumbo en la fe cuando vio a su hijo clavado en la cruz como un criminal e
insultado por los jefes del pueblo. La familia cristiana, cuya vida es siempre un
cuadro de luces y sombras, encuentra la paz y la alegría cuando sabe ver a Dios en
ello, aunque no acierte a comprenderlo.
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
Catequesis Décima: La familia, destinataria y agente de la nueva evangelización
A. Canto de entrada
B. Oración del Padre Nuestro
C. Lectura de la Biblia: Hech 18, 23-28
D. Lectura de la Enseñanza de la Iglesia
1. «La futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica»
(Discurso de Juan Pablo II a la III Asamblea general de obispos de América Latina,
1979). Más aún, la familia es el corazón de la Nueva Evangelización (cf. Discurso
de Juan Pablo II a los Obispos de África encargados de la pastoral familiar, 1992).
La historia de la Iglesia lo confirma desde sus orígenes. Un caso típico es el de san
Agustín, convertido por la gracia de Dios implorada con las lágrimas abundantes
de su madre, santa Mónica. La familia realiza «su misión de anunciar el evangelio,
principalmente mediante la educación de los hijos» (EV 92).
2. La misión evangelizadora de la familia está radicada en el Bautismo y recibe
una nueva forma con la gracia sacramental del matrimonio.
3. La tarea evangelizadora de la familia cristiana se hace especialmente necesaria y
urgente en los lugares donde una legislación antirreligiosa pretende incluso
impedir la educación en la fe, o donde ha crecido la incredulidad o ha penetrado el
secularismo hasta el punto de hacer de hecho imposible una verdadera práctica
religiosa. Esa geografía se encuentra principalmente en los países comunistas y ex
comunistas y en los países del llamado primer mundo. La Iglesia doméstica es el
único ámbito donde los niños y los jóvenes pueden recibir una auténtica
catequesis sobre las verdades más fundamentales.
4. La familia tiene un modo específico de evangelizar, hecho no de grandes
discursos o lecciones teóricas, sino mediante el amor cotidiano, la sencillez, la
19

concreción y el testimonio diario. Con esta pedagogía trasmite los valores más
importantes del Evangelio. Mediante este método, la fe penetra como por ósmosis,
de una manera tan imperceptible pero tan real, que incluso convierte a la familia
en el primero y mejor seminario de vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada
y al celibato en medio del mundo.
5. El servicio de los cónyuges y padres cristianos a favor del Evangelio es
esencialmente un servicio eclesial. Es decir, está enraizado y derivado de la única
misión de la Iglesia y está orientado a la edificación del Cuerpo de Cristo. Por eso,
el ministerio de evangelización de la familia ha de estar en comunión y
armonizarse responsablemente con los servicios de evangelización y catequesis de
la diócesis y de la parroquia.
6. Este carácter eclesial requiere que la misión evangelizadora de la familia
cristiana posea una dimensión misionera y católica, en plena conformidad con el
mandato universalista de Cristo: «Id por todo el mundo y predicad e Evangelio a
toda criatura» (Mc 16,15) Por eso, incluso es posible que algunos padres se sientan
urgidos a llevar el Evangelio de Cristo «hasta los confines de la tierra» (Hch 1,8),
como ocurrió en las primeras comunidades cristianas. En cualquier caso, dentro
del mismo ámbito familiar debe realizarse una actividad misionera, anunciando el
Evangelio a los familiares no creyentes y alejados o respecto a las familias que no
viven con coherencia el matrimonio.
7. La familia cristiana se hace comunidad evangelizadora en la medida en que
acoge el Evangelio y madura en la fe. «Igual la Iglesia, la familia debe ser un
espacio donde el Evangelio es trasmitido y desde donde éste se irradia. Dentro,
pues, de una familia consciente de esta misión, todos los miembros evangelizan y
son evangelizados. Los padres no sólo comunican a los hijos el Evangelio, sino que
pueden, a su vez, recibir de ellos este mismo Evangelio profundamente
vivido...Una familia así se hace evangelizadora de otras familias y del ambiente en
que vive» (EN 71).
E. Reflexión del que dirige
F. Diálogo
G. Compromisos
H. Oración comunitaria
I. Oración por la familia
J. Canto final
--------------------------------------------------------------------------------
Fuentes:
- Vaticano II: Constituciones Lumen gentium y Gaudium et spes; declaración
Gravissimum educationis
- Pablo VI: Humanae vitae
- Juan Pablo II: Familiaris consortium; Gratissimam sane; Evangelium Vitae
- Benedicto XVI: Varios discursos alusivos a la familia
- Catecismo de la Iglesia Católica
- Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
20

5.LA FAMILIA FORMADORA, EN LOS VALORES HUMANOS Y
CRISTIANOS – ANTECEDENTES DEL EVENTO Y TEMAS DE
PREPARACIÓN SUGERIDOS POR LA COMISION CENTRAL
COORDINADORA
PRESENTACIÓN
Cada tres años, todas las familias del mundo son invitadas por el Santo Padre a
reunirse para celebrar el gran don que es la familia para los seres humanos. Este es
el sentido del Encuentro Mundial de las Familias: “celebrar el don divino que es la
familia y reunir a las familias para rezar, dialogar, aprender, compartir y
profundizar la comprensión del papel de la familia cristiana como iglesia
doméstica y unidad base de la evangelización” (Pontificio Consejo para la
Familia).
El origen de esta reunión de familias se remonta a 1994, cuando el Santo Padre
Juan Pablo II encargó al Pontificio Consejo para la Familia la organización en
Roma del primer Encuentro Mundial de las Familias. Desde entonces, se ha
venido celebrando cada tres años, teniendo como sede diversas ciudades del
mundo: Río de Janeiro en 1997, de nuevo Roma en el 2000, con motivo del Año
Jubilar, Manila en el 2003 y Valencia en el 2006.
La organización de cada Encuentro Mundial de las Familias corresponde al
Pontificio Consejo para la Familia, en colaboración con la diócesis elegida como
sede, en este caso, como anunció Su Santidad Benedicto XVI al clausurar el
Encuentro de Valencia, la Arquidiócesis Primada de México, cuyo Pastor es S.E.R.
el Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera.
Todo Encuentro Mundial de las Familias consta de varias manifestaciones
principales:
·El congreso internacional teológico-pastoral que reúne a los mejores
exponentes del mundo en el tema de la familia.
·Un encuentro festivo, en el que, acompañados de cantos y plegarias, se
presentan testimonios de familias de todo el mundo.
·Una Misa solemne, concelebrada por cardenales, obispos y sacerdotes
presentes, junto con miles de familias de todo el mundo.
Siguiendo el legado de S.S. Juan Pablo II, el Santo Padre Benedicto XVI no ha
cesado de resaltar la importancia de la alianza conyugal y la familia. En Valencia,
lo hacía con las siguientes palabras: “La justa relación entre el hombre y la mujer
hunde sus raíces en la esencia más profunda del ser humano y sólo puede
encontrar su respuesta a partir de éste. Por consiguiente es indispensable y
urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los
valores y exigencias de la familia (…) La familia cristiana tiene, hoy más que
nunca, una misión nobilísima e ineludible, como es transmitir la fe, que implica la
21

entrega a Jesucristo, muerto y resucitado, y la inserción en la comunidad eclesial.
Los padres son los primeros evangelizadores de los hijos, don precioso del
Creador, comenzando por la enseñanza de las primeras oraciones. Así se va
construyendo un universo moral enraizado en la voluntad de Dios, en la cual el
hijo crece en los valores humanos y cristianos que dan pleno sentido a la vida”.
La institución familiar en los albores del siglo XXI experimenta los embates de
ideologías contemporáneas como el relativismo, el materialismo, el hedonismo y,
de modo particular, el individualismo, que minan desde la raíz a la comunidad de
vida y amor que es la familia. Ante todo esto, es necesario volver a proponer
varios retos, entre los que destacan:
·La formación en valores y virtudes humanas y cristianas.
·El testimonio de los padres para lograr una mejor convivencia y
comunicación.
·La necesidad de impulsar una perspectiva de familia, es decir, que las leyes
y políticas gubernamentales tomen como referente el fortalecimiento y la
protección de la familia.
Estos subsidios formativos tienen el propósito de apoyar a los padres de familia, y
en general a todos los que tienen interés en el bien que es la familia, a fin de que el
VI Encuentro Mundial de las Familias sea un evento que perdure en el corazón y
en la vida de los hogares.
La Sagrada Familia de Nazaret es el modelo del Evangelio de la Familia, es la
Buena Nueva que la familia moderna, como la de todos los tiempos, tiene que
contemplar, para afrontar con certeza los retos que la modernidad le propone. La
plenitud de la familia radica en desarrollar la identidad y la misión para la que
Dios la constituyó: hacer felices a cada uno de sus miembros desde la unidad del
hogar y tener la seguridad de haber entregado a la siguiente generación los
valores humanos y cristianos necesarios, para seguir haciendo de cada familia un
lugar de encuentro con la vida, con los hermanos y con Dios.
SUBSIDIOS FORMATIVOS DE PREPARACIÓN AL ENCUENTRO
TEMA 01. Qué son los valores y su importancia en la formación de la persona: La
educación en valores como forjadores de la personalidad madura. El cristianismo
cambia la jerarquía de los valores humanos, llevándolos a lo sobrenatural.
TEMA 02. La familia, valor y escuela de valores por la palabra y el testimonio de
los padres.
TEMA 03. El amor fuente de valores: Amor, caridad, respeto, libertad en la
verdad, generosidad, desprendimiento de los hijos que abandonarán a la familia
para formar nuevas familias o para dedicarse a una vocación religiosa.
22

TEMA 04. El valor de la vida y de la persona: El respeto al no nacido, el derecho a
la salud, el cuidado de los enfermos y ancianos. Los padres, colaboradores de Dios
en la transmisión de la vida a los hijos. La familia como lugar de personalización
del ser humano.
TEMA 05. Los valores del espíritu: Fe, oración, vida espiritual, santidad, estado de
gracia. Apertura a la vocación de los hijos (matrimonio, sacerdocio, vida religiosa).
TEMA 06. Los valores del dominio de sí: Fortaleza, esperanza, señorío de sí,
tolerancia, paciencia, prudencia, trabajo, laboriosidad, autoridad, orden.
TEMA 07. Los valores de la corporeidad humana: Educación de la sexualidad,
afectividad. Complementariedad entre el hombre y la mujer. Paternidad y
maternidad.
TEMA 08. Los valores de la comunicación humana: Confianza, comunicación,
unión, paz, alegría.
TEMA 09. Los valores de la rectitud en las relaciones humanas: Honestidad,
honradez, verdad, sinceridad, fidelidad, lealtad, gratitud.
TEMA 10. El valor del sufrimiento: Dolor, perdón y reconciliación, sacrificio.
TEMA 11. Los valores del compromiso con la sociedad: Solidaridad, justicia,
convivencia social y cívica. Espíritu de servicio, responsabilidad. El testimonio de
los padres en el cumplimiento de las obligaciones cívicas. La colaboración activa
hacia el Estado y la Iglesia.
TEMA 12. Los valores del cuidado de la Creación: Respeto a la creación, ecología
cristiana.
TEMA 13. El valor de la honestidad pública y la probidad contra la corrupción.
6.DOCUMENTOS SOBRE LOS VALORES DE LA FAMILIA
Se presentan a continuación los distintos documentos sobre los valores que se entregaron
en el encuentro. Fueron preparados por el P. Sergio G. Román. Se trata de 49 valores,
tratados en documentos cortos, ilustrados con ejemplos y con puntos claves para
desarrollar el valor.
LA DIGNIDAD
P. Sergio G. Román
La familia es el lugar de formación donde se aprende a vivir los grandes valores; el
lugar querido por Dios para formar al ser humano; el lugar donde nos instruimos
23

para ser personas; el lugar donde aprendemos a amar y a ser amados, a ser
generosos, fieles, honestos y esponsables.
Por ello, el semanario Desde la fe publica una serie de fichas coleccionables para
promover los valores desde nuestra familia. Ponemos esta nueva sección bajo el
amparo de la Sagrada Familia: Jesús, María y José. Recuerdos de mi infancia
Cuando éramos niños, teníamos hambre de papá, y no porque estuvieran
separados mis padres, sino porque él viajaba continuamente por cuestiones de
trabajo. Para compensar su ausencia, durante las vacaciones lo acompañábamos y
de ese modo conocimos casi todo el país, aprendiendo no sólo geografía e historia,
sino principios prácticos para la vida, emanados de su sabiduría.
Recuerdo que en cierta ocasión llegamos a un pueblo a la hora de comer. Mi padre
localizó un restaurante y, al estacionar el auto frente a éste, recibió la ayuda de un
hombre que posiblemente tenía retraso mental o algún tipo de parálisis que lo
hacía feo ante nuestros ojos de niños. Mi papá lo trató muy bien y le dio una
propina. Yo creo que nos ganamos el afecto de aquel hombre porque al poco rato
nos alcanzó cuando ya estábamos sentados a la mesa y, entre mil sonrisas,
nos ofreció a mis hermanos y a mí un chicle de esos de cajita. Nuestra primera
reacción fue rechazar la dádiva, pero mi papá, muy oportunamente, nos pidió que
lo recibiéramos. Lo hicimos y dimos las gracias. Aquel hombre se fue feliz.
Entonces vino la lección de mi padre: "nunca rechacen el regalo de un pobre,
aprendan a recibir y a agradecer";. Se me quedó grabado para siempre.
Toda persona es digna de respeto. ¡Qué difícil es educar a un hijo único! Y se hace
más complicado si es hijo de una mamá soltera. A los hijos únicos les hace falta esa
magnífica escuela que son los hermanos. Ellos nos enseñan a preocuparnos por los
demás, a compartir, a hacernos responsables, a trabajar en equipo, a no ser tan
delicados y hasta a defendernos. Convivir con los hermanos nos ayuda a tratar a
los demás con dignidad de la forma más efectiva: siguiendo los mandatos del
amor familiar.
Cuando se tiene un hijo único, los padres deben tener cuidado para ayudarlo a
relacionarse con otros niños y a preocuparse por ellos, pues de otra forma el niño
crecerá en un ambiente de autosuficiencia y egoísmo. Él será el centro del universo
y sentirá que todos los demás están obligados a servirle y a complacerlo.
La vida en familia es la gran oportunidad para que los papás inculquen tanto el
respeto a la dignidad de las demás personas, como el respeto a la propia dignidad.
Los niños imitan, si los papás hablan con respeto del maestro, el niño verá en él
una autoridad. Conozco hogares en los que la personal de servicio es como de la
familia y se les trata con especial cariño. En el hogar se forman las actitudes de
toda la vida y se forja nuestra vocación.
Si los papás se han metalizado, los niños se apegarán a los bienes materiales y
buscarán como finalidad en su vida el ganar mucho dinero. Si la familia es
humanitaria, los hijos tendrán siempre presente el bienestar de los demás para
escoger su vocación.
24

Uno de los signos de la crisis moral de nuestras familias mexicanas es el alto índice
de profesionistas que salen de las carreras relacionadas con los negocios y lo poco
que se buscan las profesiones de interés social.
Si en el hogar se da demasiada atención al dinero fácil, ganado rápido y con poco
esfuerzo, se le cortarán las alas a los hijos que tienen tendencia hacia el
humanismo o hacia lo social. En nuestras clases humildes vemos con frecuencia
que los hijos abandonan sus estudios porque prefieren comenzar a ganar dinero,
por ejemplo, en el comercio ambulante o, peor aún, en alguna actividad no muy
legal.
La escuela del hogar
Es natural reconocer la inmensa dignidad del ser humano, nacida de su
humanidad misma. Merecen el mismo respeto todos los eres humanos: hombre o
mujer; niño, joven, adulto o anciano; rico o pobre; paisano o extranjero; blanco,
moreno, amarillo o negro; enfermo o sano; ¡amigo o enemigo!
En la medida en que reconocemos la dignidad de los demás, crece nuestra propia
dignidad, somos más humanos. Los cristianos tenemos todavía una ventaja más:
nuestro creer nos enseña que todo ser humano está hecho a imagen y semejanza
de Dios y, por si fuera poco, todo humano es nuestro hermano en la fraternidad de
Dios hecho hombre en Jesucristo.
Los discípulos de Jesús sabemos, porque Él nos lo dijo, que todo lo que hacemos
por un hermano más necesitado, lo hacemos por el mismo Cristo. El trato digno a
los demás, fundado en el amor que Dios nos tiene y en el amor que nosotros le
tenemos, se llama caridad, que no es -como a veces la mal entendemos- la limosna
que damos a un pobre.
La caridad es el amor que damos a todo humano porque es nuestro hermano, hijo
del mismo Padre nuestro, al que adoramos.
Es en el hogar donde se aprende a ser digno, siempre y cuando los padres se
traten mutuamente con respeto, den a sus hijos la debida importancia y brinden a
todos un trato amable y respetuoso. A final de cuentas, "la educación se mama, no
se adquiere".
EL BIEN
P. Sergio G. Román
¿Qué tiene de malo si a mí me gusta?
Ingrid tenía un problema de conciencia. Por una parte estaba la enseñanza que sus
papás (de manera especial su mamá) le daban sobre el amor y el sexo, y por otra,
su propio modo de pensar, influenciado por lo que sus amigas y amigos pensaban
sobre esta práctica.
De sus padres recibía solamente prohibiciones y amenazas; de sus amigos, en
cambio, atrevidos consejos basados en tempranas experiencias, muchas de ellas
fraguadas en la imaginación. Dejándose llevar por esos consejos, Ingrid y su novio
25

vivieron su experiencia de ese "amor eterno"; basado en el "qué tiene de malo si a
mí me gusta". ¡Resultó embarazada!
¿Por qué a mí?, se preguntaba Ingrid, espantada por las consecuencias de su
“amor eterno” y recurrió a su enamorado, quien le señaló un cartel
en el Metro donde la invitaban a abortar con toda "seguridad" para ella... ¡Y la
abandonó a su suerte!
¿Abortar? Y otra vez llegaron los consejos bienintencionados, pero fatales: "tienes
derecho sobre tu cuerpo. No es más que un tumor, todavía no es un ser humano".
"Tener un hijo a tu edad es arruinar tu vida".
Pobrecita Ingrid. En esos momentos se sentía angustiada por el miedo al "te lo
dije" de sus papás, por el qué dirán, por el abandono de su "amor eterno" y por
tener que dejar la escuela. Le daban ganas de matarse.
Puerto seguro
No aguantó más: habló con su mamá y ella a su vez con su papá. Después de la
regañada y todo lo demás, vino la calma y el experimentar la seguridad del amor
familiar, amor de a de verás que todo lo acepta y todo lo comprende.
Decidió recibir al hijo de aquel "amor eterno", tan fugaz e irresponsable con el
apoyo de sus padres que se sentían felices de ser abuelos.
El bien y el mal
Resuelto su problema existencial, Ingrid analiza serenamente qué estuvo bien y
qué estuvo mal y cómo podía ser posible que tanta gente, aparentemente de
buenas intenciones, tuviera criterios tan diferentes sobre el bien y el mal.
Con la ayuda de sus padres fue descubriendo que el bien no es lo que me conviene
o no me conviene, lo que me gusta o no me gusta, lo que la mayoría opina o lo que
todos hacen, sino algo que existe independientemente de la moda o del gusto de
las personas. Viene de las leyes escritas por la naturaleza en el corazón de los
hombres y que son las mismas para todos los hombres de todos los tiempos.
Ingrid se dio cuenta que es muy fácil alterar esas leyes por intereses personales o
de grupo y que hasta es posible que una mayoría vote por algo malo y que no por
eso comienza a ser bueno.
Lo bueno, lo que siempre buscamos para encontrar la felicidad, no obedece al
capricho momentáneo de un individuo o de un grupo, sino que tiene sus raíces
profundas en el orden de la naturaleza, si hablamos humanamente.
El bien supremo
Pero el bien, para los creyentes de todas las religiones, no se funda tan sólo en esas
leyes escritas en el corazón de cada hombre, sino en aquel que las escribió.
Los creyentes en Dios sabemos que, por ejemplo, los diez mandamientos de las
religiones judeocristianas interpretan perfectamente y hasta superan los derechos
humanos. Cumplir esos diez mandamientos significa vivir en armonía con la
naturaleza misma y con Dios.
Los cristianos, además, sabemos que la búsqueda de ese bien se expresa en los tres
valores expresados por Cristo en la síntesis de los diez mandamientos, en la nueva
26

ley de Cristo: ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo. Amor a Dios, Amor al
prójimo, Amor a mi persona, por la dignidad que tengo.
Entendemos, además, los cristianos, que el amor al bien, el buscarlo y hacerlo, es
garantía de un bien eterno, del único amor verdaderamente eterno que puede
haber, es promesa de la felicidad eterna en el Reino de Dios.
Hacer el bien cuesta
Actuar bien es difícil porque muchas veces el mal se nos presenta como algo
necesario para ser felices. Y entonces hasta intentamos disfrazar al mal para que
parezca el bien. La triste experiencia nos dice que cuando caemos en la trampa que
nosotros mismos nos tendemos, las consecuencias son fatales. Ni modo: "el que la
hace la paga";.
Perseverar en el bien, a pesar de los sacrificios y renuncias que eso implica, trae
también sus consecuencias, pero en esta ocasión son buenas. "Haz el bien y te irá
bien".
Hacer el bien, además de la recompensa eterna, trae consigo una recompensa aquí
en la vida temporal: paz interior, benevolencia, gozo y madurez humana.
Se habla mucho de la libertad humana; la verdadera libertad es el compromiso con
el bien y esa libertad no se acaba aunque se viva en una situación de opresión o,
incluso, cárcel y cadenas.
Ingrid descubrió dolorosamente que hay un bien inmutable que no depende de las
conveniencias humanas ni de los intereses egoístas y que tiene su fundamento en
la ley divina escrita en el corazón de todo hombre y hecha presente en cada
momento por la conciencia.
LA HONESTIDAD
P. Sergio G. Román
La corrupción somos todos
En cierta ocasión predicaba en Misa acerca de la corrupción. Mientras les decía a
los fieles que tan corrupto es el policía que pide mordida, como quien accede a
darla, una niña de escasos ocho años levantó la mano para pedir la palabra y se la
di extrañado por la interrupción.
¡Mi papá es policía y no es corrupto!
Lo dijo con tanto convencimiento que todos le creímos y toda la asamblea le dio
un espontáneo aplauso. Tiempo después le comenté al papá policía el testimonio
de su hija y lo orgullosa que estaba ella de él. Lo invité a hacerse digno de esa
confianza infantil. Han pasado los años y aquella niña nos ha mostrado siempre
que ella también ha sido honesta como hija, como estudiante, como novia y, hoy,
como esposa y madre. ¡Tuvo buen padre!
¿Qué es ser honesto?
Normalmente pensamos que la honestidad está relacionado tan sólo con el recto
uso de la sexualidad y decimos que una persona es honesta si no es provocativa o
insinuante en su forma de vestir; si no se exhibe en público acariciando o besando
a su pareja, o si es fiel a su cónyuge. Y está bien, esas personas son honestas y las
27

que hacen lo contrario son deshonestas, pero la palabra tiene un mayor alcance: la
honestidad consiste en una vida que corresponde a la ley moral, y la ley moral la
conocemos los creyentes como los diez mandamientos o la hermosa ley del amor,
la ley de Cristo. Honesto es, pues, el que actúa siempre conforme a la voluntad
divina y conforme a su propia conciencia.
En la familia aprendemos a ser honestos
Son los papás quienes, con su ejemplo, enseñan a vivir este valor tan necesario
para una buena relación familiar y social. Si ellos son honestos tendrán autoridad
moral para exigir a sus hijos una buena conducta. Cuando los papás no actúan con
honestidad, ¿con qué cara le pedirán a sus hijos un juego limpio?
El papá que lleva a sus hijos algo que se robó en el trabajo, por pequeño que sea,
les está enseñando que es bueno robar. La mamá que le pide a su hijo que se meta
sin pagar al Metro, lo está enseñando a ser un sinvergüenza, que pensará toda la
vida que está bien que actúe mal mientras no lo vean. Un niño que, jugando fútbol
reconoce que metió un gol usando las manos, a pesar de la rechifla y los reproches
de sus compañeros, está manifestando que es digno de confianza porque es
honesto. Copiar en los exámenes es fraude, pero sólo evitará caer en esa falta, tan
generalizada, el estudiante que ha aprendido a ser honesto. ¿Cómo podrá ser
honesto si los papás le exigen resultados sin que importen los medios?
En México cuesta mucho trabajo ser honesto por el ambiente de corrupción en el
que vivimos, que alienta y premia la deshonestidad. Pasarse un alto por
distracción es una falta que los hijos pueden comprender, pero que el papá ofrezca
al agente de tránsito dinero para que no levante infracción, lo hace ver ante sus
hijos como un hombre corrupto; y si todavía presume de ello como de una gracia,
arruinará para siempre a sus hijos y los hará tan corruptos como él.
¿Qué pasa si no soy honesto?
Si mi vida no corresponde a los principio legales y, sobre todo, morales, no soy
digno de confianza. Pierdo credibilidad y prestigio moral: Nadie compra a un
comerciante deshonesto, el desprestigio hará que su negocio quiebre y se vaya a la
ruina.
Exigimos a un político que sea honesto, por eso se ha puesto de moda -en nuestras
guerras por un cargo público- sacar los trapitos al sol del contrincante, para que la
gente no vote por un candidato deshonesto.
Si hago trampas en el juego y quienes participan lo sospechan, jamás volverán a
jugar conmigo, si no es que pasa algo peor.
El deshonesto es aislado y pierde la oportunidad de convivir con la gente buena,
sólo le quedará rodearse de personas sin principios tan deshonestas como él.
En el plano religioso, la deshonestidad se considera como pecado, porque es violar
a sabiendas una ley justa y la ley divina.
Propósitos para cultivar la honestidad en familia:
·
Aceptar las disposiciones justas de las autoridades y acatarlas de buen modo.
28

·
Nunca actuar contra mis principios morales aunque tenga que renunciar a una
gran ventaja.
·
No engañar a las personas con las que trato.
·
Ser coherente entre lo que digo y lo que hago, y portarme bien aunque nadie me
esté viendo.
·
Reconocer la honestidad de los demás y premiarla con mi alabanza sincera.
·
Nunca hacer trampas en el juego.
·
Jamás alterar o falsificar un documento, por buenos que sean los fines.
·
No hacer trampas colándonos sin pagar u ocupando un lugar que no me
corresponde en las colas.
·
No aprovecharme de las influencias para conseguir un servicio negado a los
demás.
·
Ser leal con los que compiten conmigo, reconociendo cuando he perdido.
LA RESPONSABILIDAD
P. Sergio G. Román
La Responsabilidad¡ Qué alegría cuando nace el primer hijo! En él se ven
realizados los sueños acariciados muchas veces desde la infancia y en él se fincan
nuevos sueños nacidos del amor generoso de la paternidad.
El hermano mayor
El primer hijo goza de toda la atención de papá y mamá. Para él son todas las
caricias, los cuidados, los juguetes, la ropita que sus ilusionados papás piensan
que el primogénito necesita, hasta que... ¡viene el segundo hijo! Entonces ya hay
otro objeto amado de las atenciones paternales y el hijo mayor se siente
desplazado.
En México decimos que se pone "chípil";, es decir, celoso. Y allí entra la sabiduría
natural de los padres: hacen que el hermano mayor comparta con ellos la
responsabilidad de amar y servir al recién llegado y a los que vendrán después. El
29

hermano mayor se convierte en algo así como una sucursal de los papás. Es el
papá o la mamá suplente.
Esta responsabilidad, nacida del amor fraterno, marca al hermano mayor para
toda la vida. Los primogénitos reciben una educación diferente a la de los demás
hermanos y, aunque nos parezca injusto cargar sobre un niño tanta
responsabilidad, a la larga los hermanos mayores suelen ser más autosuficientes,
menos dependientes, más líderes, más capacitados para enfrentar los problemas
de la vida.
El premio que reciben por su oficio de papás chiquitos es el lugar tan especial que
ocupan en la familia para siempre, para toda la vida, aún cuando ya todos los
hermanos sean adultos. Ellos serán el lazo de unión de los hermanos y los que
aportarán los criterios morales en los problemas que se les presenten. Es duro ser
el mayor, pero aprenden a ser muy responsables.
¿Qué es ser responsable?
Responsable es el que cumple con su obligación sin presiones inmediatas.
Responsable es un hombre libre que sabe usar su capacidad de elegir; no es
responsabilidad la del que cumple su deber, obligado por alguien con autoridad.
El responsable es consciente y está convencido; más aún, cumple movido por un
noble sentimiento de interés por sí mismo o por su prójimo.
El que cumple obligado es como un animalito amaestrado, domado por el miedo o
por el interés de un beneficio inmediato. En cambio, el que cumple por
convencimiento es libre, es humano.
Cumplir obligado causa fatiga, fastidio y abandono de la labor tan pronto como
cesa la vigilancia del que obliga. Cumplir
responsablemente, causa satisfacción y plenitud y va ligado con la perseverancia
necesaria hasta ver la labor cumplida.
La responsabilidad es un hábito que se forma no sólo por la repetición mecánica
de acciones, sino por el crecimiento en la toma de conciencia del propio bienestar y
de la felicidad de los seres amados.
¿Podríamos decir que la responsabilidad surge necesariamente en el momento
mismo en que nos damos cuenta de que los demás nos necesitan? Nos damos
cuenta de que hay algo de esto cuando vemos cómo se transforman los jóvenes
cuando se casan y son papás. Ahora tienen una responsabilidad.
Se aprende a ser responsable
Hemos visto cómo los hermanos mayores, normalmente, son educados en la
responsabilidad. ¿Y los demás? Tener hermanos es una lección continua de amor
y, por lo tanto, de responsabilidad. La familia misma es la escuela en la que se
aprende a ser responsable, pero algunos alumnos hacen trampa y se escapan de
esas clases aprendiendo a ser
egoístas. Cuando el papá o la mamá no son buenos maestros, echan a perder al
hijo y lo hacen irresponsable.
El irresponsable es responsable de la infelicidad
30

¿Por qué ya no se casan ni por la Iglesia ni por lo civil? ¡porque no quieren hacerse
responsables de una esposa o un esposo para toda la vida! Prefieren hacer uniones
a prueba, conseguir parejas desechables y evitar a los hijos.
Cada vez vemos más hombres que no sostienen a su familia con el pretexto de que
la esposa trabaja y cada vez vemos más esposas que mantienen hasta al marido.
Hay empleados que se esfuerzan no en ser más productivos, sino en ver la forma
de trabajar menos y de ganar más, y lo que es más triste, muchos dejan de ser
responsables por un beneficio egoísta.
Descuidar nuestras obligaciones, no cumplir con nuestro trabajo, no asistir a clases
o no hacer tareas, nos hace responsables, pero de la infelicidad propia y de la de
nuestros seres queridos.
Para hacer responsables a los hijos:
·Si desean hijos responsables, sean papás responsables.
·Hacerles ver que el trabajo y las labores del hogar no son una carga que se
haga por obligación, sino por amor.
·Cumplir junto con ellos los deberes patrios, sociales, religiosos y familiares.
·Repartir equitativa y proporcionalmente las tareas del hogar.
·Revisar que hagan sus tareas completas y bien.
·No castigarlos haciendo que falten a un compromiso que como papás
aceptaron: prohibirles ir al equipo deportivo, al grupo parroquial, al grupo
cultural.
·Una vez que se impone un castigo, hacer que lo cumplan, porque si no,
pierden su autoridad.
·Si se le da autoridad a un hermano sobre los demás, exigir que se le respete
y cuidar de que éste no abuse.
·Enseñarlos a cuidar sus juguetes, su ropa y los bienes comunes.
·Un animalito no es un juguete. Exige atención y compañía.
·Enseñarles a ganarse la vida y a dar gasto al hogar.
·Ayudarles a cumplir sus compromisos escolares, sociales y laborales.
LA VERDAD
P. Sergio G. Román
Hambre de la verdad
Convivir con un niño es una experiencia que nos enriquece. ¡Qué maravilla
descubrir el hambre de verdad de una mente nueva, recién estrenada! Los niños
nos permiten descubrir de nuevo ese mundo al que ya estamos tan
acostumbrados.
“¿Por qué?”, “¿qué es?”, “¿cómo se llama?”, “¡explícame!”, “¡enséñame!”,
“¡déjame ver!”, son frases que repiten los niños sin cansarse y sin tomar en cuenta
nuestro cansancio… y nuestra ignorancia. Ellos tienen un hambre insaciable de
saber, de conocer ¡y la tendrán toda la vida!
31

El hombre se caracteriza por su deseo de conocer la verdad y se distingue de los
animalitos en su capacidad para trasmitirla y añadirla a los conocimientos ya
acumulados por la humanidad toda.
Los maestros son eso: seres humanos admirables que se dedican a enseñar
generosamente a otros lo que ellos han aprendido.
El niño observa, usa todos sus sentidos, investiga, desarma, destruye, rompe,
pregunta y vuelve a preguntar sin cansancio para conocer lo que llama su
atención.
Aprovechar ese interés y fomentarlo es el papel de los padres y de los educadores
para enriquecer el conocimiento del niño con la verdad.
¿Y qué es la verdad?
Los pensadores de todos los tiempos -esos que se llaman filósofos porque aman la
sabiduría- han tratado de responder de diferentes formas a esta pregunta. Algunos
dicen que no existe la verdad por sí misma, que es algo relativo y que depende de
cada persona. Hay un dicho sobre esta posición: "en esta vida, nada es verdad y
nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira".
Esta forma de pensar lleva al desconcierto y, en cierto modo, a una vida amoral,
sin reglas, en las que todos tienen razón, piensen lo que piensen o hagan lo que
hagan, y la verdad, en todo caso, será aquella en la que más personas estén de
acuerdo. Proceder así nos hace caer en el absurdo de aceptar el asesinato de los no
nacidos como algo bueno porque una mayoría de representantes, actuando bajo
consigna partidista, decidió legalizar el aborto.
La verdad existe, independientemente de cada uno de nosotros, y nos toca hacer
todo lo posible para encontrarla.
Si yo tengo mi verdad y tú la tuya, no te debo matar porque piensas de una forma
diferente, ni tú debes sentir que soy tu enemigo irreconciliable. Yo debo respetar
tu conciencia y tengo derecho a recibir de ti semejante trato. El siguiente paso es
exponerte mi verdad y cocer la tuya: yo tomaré de tu verdad lo que coincida con
mi forma de pensar y tú harás lo mismo. Habremos caminado juntos en busca de
la verdad única y nos habremos liberado del odio y la discriminación.
¿Qué es la verdad?
El tomismo, que sirvió a la Iglesia como base de sus estudios filosóficos y
teológicos, nos da una definición de la verdad: Adæcuatio rei et intellectus (la
adecuación de la realidad y del intelecto); es decir, el acto por el cual el intelecto
capta la realidad.
Pero Jesús nos da otra definición a quienes creemos en Él: "Yo soy el camino, la
verdad y la vida; (Jn 14, 6). En efecto, para los cristianos, Dios es la suma verdad y
el fundamento de toda verdad. Esa hambre que siente el ser humano de la verdad
a final de cuentas es hambre de Dios, es el hombre que por su naturaleza tiende a
Dios.
La mentira
32

Si la verdad hace libre al hombre, la mentira lo esclaviza. Todos, tristemente,
tenemos la experiencia de cómo una sola mentira, aparentemente inocente,
desencadena una serie de mentiras para sostener la primera. Hay vidas que se han
construido sobre los cimientos falsos de una mentira. Los protagonistas de esas
vidas viven siempre con el terror de ser descubiertos y de que su edificio se
derrumbe.
La verdad es una actitud que se forma en el hogar y que surge, también, del amor.
Los seres amados no merecen una mentira. No puedo fincar en falsedades el
aprecio de los que me rodean. No tengo que inventarme cualidades que no tengo
para ser apreciado.
Un mentiroso deja de tener credibilidad y prestigio moral. El que es veraz se gana
la confianza de los demás y su testimonio es válido.
Hogar, escuela de la veracidad
·Los papás deben enseñar con el ejemplo.
·No acepten nunca ni siquiera las mentiras llamadas "blancas".
·Exijan la verdad a sus hijos, pero no castiguen nunca al que tiene el valor de
decirla, porque entonces aprenderá que no conviene decir la verdad.
·Estimulen la búsqueda de la verdad.
·Respondan con paciencia a las preguntas de sus niños y, cuando no sepan
qué responder, digan sinceramente que no lo saben y que van a investigar.
·Denuncien la mentira con prudencia para no marcar a alguno de sus hijos
como mentiroso.
·Enseñen a sus hijos a no lastimar con la verdad. Sobre la verdad está el
amor. Por ejemplo, no se le puede decir a un hermano que le apesta la boca,
o a una hermana que es fea, aunque sea cierto, porque va de por medio la
caridad.
·No dejen que los niños mientan a los maestros para justificar una falta o el
no haber hecho la tarea.
·En el noviazgo y en la amistad es importante decir la verdad para evitar
desengaños futuros.
- SIAME - Sistema Informativo Arquidiócesis de México -
SERVIR
P. Sergio G. Román
!Yo!
Se llama Marisa. Cuando era adolescente asistió a una junta en la que se convocó a
los jóvenes de la colonia para formar un grupo juvenil. Muy entusiasmados,
proporcionaron sus ideas para la realización del amado proyecto y llegó el
momento de deslindar responsabilidades.
Todos querían participar y lo hacían con generosidad y alegría, pero nos llamó la
atención la actitud de Marisa, quien cada vez que solicitábamos un voluntario
para el trabajo, siempre decía: "¡Yo!". Y lo hacía con entusiasmo, con ganas de
33

servir. Marisa barría el salón, llamaba por teléfono desde su casa para recordar las
reuniones, hacía carteles, sacaba copias, ¡se desbarataba sirviendo a los demás!
Le pregunté por qué era tan servicial y me contestó con orgullo: "soy guía scout";.
Desde entonces me cayeron bien los scouts con su lema de "siempre listos" y su
nudo en la pañoleta para recordarles su buena acción de cada día. Se puede contar
con ellos.
El que no vive para servir, no sirve para vivir
A pesar de que tengo muchos años de sacerdote, me sigue impresionando y
llegando al corazón la ceremonia del lavatorio de los pies que la Iglesia celebra el
Jueves Santo. ¡Jesús, el Maestro, el Señor, sirviendo en una tarea tan humilde!
Realmente Él quería mucho a sus apóstoles y allí está la clave de su servicio: servir
a los que uno ama es
satisfactorio. El Jueves Santo me ayuda a descubrir la grandeza del amor paternal
que convierte a los papás nada menos que en sirvientes de sus hijos.
Todo el chiste está en amar. Cuando la fe nos lleva a descubrir que el amor que
sentimos a quienes están ligados a nosotros por la sangre, se debe extender a todos
los hijos de Dios, entonces comprendemos y tratamos de imitar el testimonio de
aquellos que gastan su vida al servicio de los que sufren. Pero no sólo la fe mueve
al servicio, pues incluso los no creyentes, cuando descubren la dignidad del
hombre y de toda la creación, aprenden a amar y a servir.
Servir es también una terapia que cura la soledad, la depresión, la dependencia de
las drogas, la mal vivencia en general. Si desean rehabilitar a un hombre, ayúdenlo
a descubrir la satisfacción de servir a los demás y rehará su vida.
El hombre que no sabe amar tampoco sabe servir. Es aquel que cuando se le pide
un servicio, contesta: "¿Y yo qué gano?". El egoísmo es, pues, un impedimento
para el servicio desinteresado.
El hogar, escuela de servicio
En todas las familias sucede que un miembro se niega a ser útil y recibe el servicio
de los demás con un cinismo que lastima al resto. Normalmente son personas
enfermas que necesitan un tratamiento especializado para que reencuentren su
papel en el hogar. Mientras tanto, la paciencia y la tolerancia son el servicio que se
les debe brindar, pero nunca la complicidad.
La armonía familiar supone que cada uno de sus miembros acepta y realiza, por
amor, el servicio que le corresponde; cuando un miembro falla, daña a todos.
Cuando ambos padres tienen que trabajar fuera del hogar se hace más necesario
que los hijos aprendan a servirse y a servir a sus hermanos. De este modo, el hogar
se convierte en una verdadera escuela de hombres y mujeres útiles, llenos de un
gran espíritu de servicio.
Para tener en cuenta:
1 . Aunque es cierto que los padres sirven a sus hijos por obligación, háganles ver
que lo hacen más por amor.
34

2 . Eviten pagar a sus hijos por un servicio al hogar porque destruyen la gratuidad
del amor.
3 . No carguen sobre alguno de sus hijos los servicios que deben repartir
equitativamente entre todos.
4 . No discriminen a sus hijas haciéndolas esclavas de sus hermanos varones.
5 . Enseñen a los hijos mayores a preocuparse por los más chicos y a ayudarlos
económicamente cuando ya trabajen.
6 . Como familia escojan algún servicio a la sociedad o a la Iglesia y cúmplanlo
responsablemente.
7 . Dar el lugar en el transporte público, ayudar a un anciano o a un ciego, ser
educados y corteses con las mujeres, son normas de buena educación y, a final de
cuentas, de caridad cristiana.
8. Si nuestro trabajo consiste en dar algún servicio, transformemos la obligación en
amor al prójimo y hagamos más de lo que estamos obligados a hacer.
9 . Hoy en día la sociedad va tomando conciencia de ayudar voluntariamente y se
forman grupos de voluntariado. Pertenecer a uno de ellos es una oportunidad de
servir.
10 . Hay personas que nos sirven porque necesitan ganarse la vida. Agradezcamos
su servicio y tratemos a esos servidores reconociendo su dignidad. La propina es
un signo de agradecimiento.
LA FIDELIDAD
P. Sergio G. Román
Víctor es mecánico. La llave de tuercas -en sus expertas, pero siempre sucias
manos- es una herramienta que parece tener vida propia. Por el esfuerzo, su frente
se llena de sudor y él no tiene a la mano más que la estopa, llena de negra grasa,
con la que limpia continuamente su área de trabajo.
De pronto, una mano femenina, armada de un blanco y perfumado pañuelo
desechable, limpia familiarmente su frente. Es la cliente que observa su trabajo.
Una mujer hermosa con ojos de hambre. Tiene hambre de él. La conversación se
hace insinuante, incitante. ¡Él es hombre y tiene su corazoncito!, pero ese corazón
ya está puesto en una mujer con la que juró ser un solo corazón y un solo espíritu.
En su mano, llena de mugre, observa su anillo matrimonial; lo besa y su trato
hacia la cliente se vuelve limitante, sin perder la cortesía debida. Él es fiel. Él ama.
¿Qué es la fidelidad?
La fidelidad está ligada a la fe. Fiel es el que tiene fe. La fe consiste en la confianza
depositada, generalmente en Dios, pero también en una persona. La fe exige una
respuesta convencida y estable a la que llamamos precisamente fidelidad. Dios es
el primero que es fiel. Su amor no es voluble, es para siempre. De Él, mejor que de
nadie, que es "el siempre fiel";. La fidelidad en el hombre consiste en una respuesta
permanente a un compromiso dado, a una alianza, a un pacto.
Generalmente hablamos de la fidelidad debida al ser amado que excluye todo otro
amor en el matrimonio, pero también se tiene fidelidad a la patria, a la familia, a
35

los amigos. Incluso, decimos que el perro es fiel y ha venido a ser signo de la
fidelidad. Santo Domingo presumía de que él era el "can de Dios"; y sus
discípulos, los dominicos, no se ofenden cuando les dicen que son los "Domini
canes", los perros del Señor. Los católicos nos llamamos, en el lenguaje oficial de la
Iglesia, "fieles cristianos";, para señalar nuestra fidelidad a Cristo.
La fidelidad exige una confianza puesta en alguien, la respuesta nacida de esa
confianza y la permanencia en la respuesta. Para que la fidelidad sea plena, debe
amarse a la persona en la que se confía. La fidelidad en el amor.
Frutos de la fidelidad
La fidelidad humana da frutos de certeza y madurez. Es la guía que evita perder el
camino y caer en los barrancos o en las arenas movedizas de la vida. Da frutos de
honor y de un sano orgullo que llena de valentía y audacia al que es fiel. La
fidelidad mueve a los caballeros andantes, de ayer y de hoy, a luchar por Dios, por
su rey y por su dama. Dios, patria y familia.
La fidelidad da armonía a las relaciones familiares y seguridad a los hijos que
saben que tienen derecho a su propio papá y a su propia mamá. En la amistad, la
fidelidad se convierte en un tesoro de valor incalculable que hace que los amigos
cuenten siempre con el mutuo apoyo.
La confianza generada por la fidelidad que se nos tiene, nos hace esperar cosas
grandes y bellas.
La infidelidad, en cambio, produce desilusión, dolor por la traición, pérdida de la
confianza, desesperanza.El que ha dejado de ser fiel, se siente sucio y despreciable,
por mucho que se ame a sí mismo, porque sabe que ha faltado a un pacto y ha
traicionado a aquel que confiaba en él.
Toda infidelidad, en el plano cristiano, es una ofensa a Dios y produce vergüenza
y remordimiento de conciencia.
El hogar, escuela de la fidelidad
En el hogar se aprende a ser fiel. Los hijos tienen como maestros a sus propios
padres. La fidelidad de los esposos no es tan sólo el estar juntos, sino el crecer cada
día en el amor que se tienen. Cuando siguen juntos, pero se desprecian o se odian,
es algo peor que un abandono. Son infieles.
La falta de respuesta a la alianza matrimonial hace que alguno de los cónyuges
busque otros amores. No sólo el cónyuge inocente, sino también los hijos, lo
resienten. ¡Cómo sufren los hijos de los divorciados!, por más que en esta época se
les trate de hacer ver que es lo más normal de la vida que sus padres se separen.
Ellos sienten que se les ha privado injustamente de un derecho.
También se aprende la fidelidad a Dios en el hogar. Esa Misa dominical a la que
las familias cristianas siempre asisten, es una lección viva de fidelidad a Dios. Si se
es infiel a Dios, ¿se podrá ser fiel a los hombres?
Procuren los papás...
1. Enseñar la fidelidad con el ejemplo diariamente.
2. Ser fieles a su cónyuge hasta con el pensamiento.
36

3. Corregir toda deslealtad hacia los hermanos o hacia la familia.
4. Alentar a sus hijos a entablar verdaderas amistades y duraderas.
5. Reprobar que, por intereses materiales, prefieran una amistad a otra.
6. No consentir y mucho menos celebrar que los hijos adolescentes tengan dos
novias o jueguen chueco en el noviazgo.
7. Enseñar que también se debe ser fiel a la escuela, a un grupo, a un equipo, a un
trabajo. Es el famoso amor a la camiseta.
8. Cuando tengan que dejar una escuela, un trabajo, un grupo, enseñarles que
deben dar las gracias y dejar las puertas abiertas.
9. Dar testimonio de la fidelidad a la patria cumpliendo con las obligaciones
ciudadanas y participando en el bienestar de su vecindario.
10. Enseñar con el ejemplo la fidelidad a Dios y a la Iglesia a la que pertenecen.
LA JUSTICIA
P. Sergio G. Román
Ángela es una excelente secretaria; tiene una larga experiencia y su presentación es
aceptable. Por una de esas crisis económicas tan frecuentes, la empresa, en la que
trabajó durante muchos años, cerró y despidió a sus mal liquidados empleados.
De pronto, ella se encontró en la calle, sin trabajo y sin juventud. ¿Quién contrata a
una persona mayor de 40 años? Así comenzó una larga peregrinación de empresa
en empresa, pasando por intentos de crear un negocio propio -vendiendo
chacharitas en un tianguis-, y también por ayudar a cuidar unos niños, cuya mamá
trabajaba. Un familiar le consiguió trabajo en una empresa que solicitaba una
secretaria y la contrataron de medio tiempo, a medio sueldo, sin seguro y sin
vacaciones. Actualmente trabaja como esclava, recibiendo órdenes de todos,
haciendo horas extras que nadie le paga y
siempre con el temor de que la despidan.
–¡No es justo!, ¿por qué no los demandas?– le preguntamos quienes la conocemos.
–Porque necesito el trabajo, aunque sea injusto.¿Cuántos más habrá como ella,
trabajando en esas situaciones injustas? Y todavía los patrones, sin conciencia,
piensan que les están haciendo un favor y, como dice la gente: “¡eso que van a
Misa!”.
¿Qué es la justicia?
Es algo tan importante que la santa Biblia atribuye a Dios el calificativo de Justo.
La justicia se define como “dar a cada quien lo suyo”, y es justa la persona que
sabe dar a cada quien lo que se le debe.Justo no es tan sólo el que cumple la ley,
sino el que vive el espíritu de esa ley.
Las personas que se limitan al cumplimiento riguroso de una ley son legales, pero
pueden no ser justas. Hay leyes que no son justas y que, por lo tanto, no estamos
obligados a cumplir; al contrario, estamos obligados, en conciencia, a no
cumplirlas. Por ejemplo, aquellas leyes de Hitler que mandaban matar a los
37

deficientes mentales, a los homosexuales, a los judíos, a los gitanos y a todos
aquellos que no eran de raza pura aria. No se puede cumplir con esas leyes
alegando
que sólo nos toca obedecer.La justicia se aprende en el hogarEn la pasada
peregrinación de la Arquidiócesis de México a la Basílica de Guadalupe me tocó
ver a unos niños que andaban recolectando firmas para protestar contra las leyes
que legitiman el aborto en el Distrito Federal. Esos niños hacen lo que ven que
hacen sus padres y se solidarizan con ellos. Están aprendiendo a ser luchadores
sociales... ¡ya lo son!
Lo importante no es que los niños repitan constantemente la frase “tengo derecho
a...” sino que aprendan a decir, también constantemente, una frase mucho más
bella: “él tiene derecho a...”Como todos los demás valores, también la justicia se
echa a andar a partir del cariño que se tiene a las personas. Podemos quejarnos de
las injusticias que se cometen diariamente contra los inocentes que no conocemos,
pero cualquier injusticia cometida en contra de un ser
querido más cercano nos hará no sólo quejarnos, sino trabajar por la justicia en la
medida de nuestras fuerzas, que serán mayores cuanto más cercano y querido sea
el que sufre la injusticia.
“Cuando veas las barbas de tu vecino recortar, pon las tuyas a remojar” dice uno
de esos sabios refranes populares, que nos enseña a preocuparnos por lo que
sufren nuestros vecinos, pues si no remediamos el mal y luchamos contra la
injusticia, muy pronto nosotros mismos seremos, fatalmente, víctimas de esa
injusticia.
Una formación en la justicia hará que nuestros niños se sientan hermanos de todos
los hombres, cercanos y lejanos, y que se preocupen en conocer y vivir la historia
de este mundo donde les tocó vivir. Si los papás comentan, delante de los hijos, lo
que sucede en el mundo y se solidarizan con los que sufren injusticias, estarán
educando a hombres y mujeres con criterio y principios, con una visión que va
más allá del pequeño escenario en el que se mueven, y serán capaces de ser
auténticos ciudadanos del universo, preocupados por su trayectoria y agentes de
cambio dentro de ella.
Denunciar la injusticia y proponer medios para remediarla es la labor del profeta,
que lo hace en el nombre de Dios; y no olvidemos que, por el Bautismo, los
discípulos de Jesús somos miembros de un pueblo de profetas. Una definición
muy bella del profeta es “el que habla con Dios de los hombres y habla a los
hombres de Dios”. Formamos hombres justos...
·Cuando tratamos de cumplir la ley de Dios.
·Cuando somos justos con los niños, escuchándolos y decidiendo sin
·favoritismos.
·Cuando tratamos con justicia a los demás, sobre todo a los que trabajan
para nosotros.
·Cuando somos justos y no sólo legales.
·Cuando cumplimos la ley aunque nadie nos esté cuidando.
38

·Cuando damos una opinión justa aunque estemos hablando de alguna
persona con la que no simpatizamos.
·Cuando ayudamos a los niños a profundizar para conocer mejor una
situación y poder actuar con justicia.
·Cuando reconocemos que nos equivocamos, pedimos
·perdón y corregimos el error.
·Cuando iluminamos la justicia con la caridad.
LA GENEROSIDAD

P. Sergio G. Román
Todavía no cumplía los cinco años cuando, junto con mi hermano, hice mi Primera
Comunión en la capilla de un convento. Nuestros padrinos eran el farmacéutico
del pueblo y su esposa; esta última era bonita, elegante y muy señora. Recuerdo
que había reclinatorios para nosotros y para nuestros padrinos al frente, junto al
presbiterio. pronto, nuestra madrina se puso de pie y fue por un muchachito muy
pobrecito que también se había acercado a hacer la Primera Comunión, pero que
no tenía reclinatorio ni traje ni nada. Ella le ofreció su reclinatorio, junto a
nosotros, y le regaló su propio misal, muy bello, encuadernado en fina piel y con
los cantos dorados. Ese niño celebró, junto con nosotros, su Primera Comunión en
nuestra misma fiesta. Ese fue mi regalo de Primera Comunión y jamás he olvidado
la generosidad de mi bella madrina, preocupada por aquel niño pobrecito. Ella nos
regaló un bello testimonio de generosidad.
Fam: Velázquez Márques
Ecatepec, Estado de México
¿Qué es la generosidad? Si un patrón le paga a su empleado, no tiene mayor
mérito, es su obligación, pero si paga a tiempo, si paga ompleto, si estimula, si
capacita, entonces se puede decir de él que es un buen patrón. Si además se
preocupa por la familia de los empleados, si da becas a sus hijos, si les
proporciona asesoría para conseguir vivienda digna, si organiza eventos
deportivos y sociales, si sacrifica sus ganancias por el bienestar de los empleados,
entonces podremos hablar de generosidad. Ser generoso es dar más de lo que
tenemos obligación de dar.
Ya siendo sacerdote, la directora de mi escuela primaria se acercó a mí con la
finalidad de ofrecerme una ayuda económica para algún estudiante que no tuviera
recursos para continuar su educación. La condición fue que el beneficiado no
supiera quién le estaba ayudando. Gracias a ella uno de mis feligreses pudo
terminar su carrera sin saber nunca quién era su benefactora, aunque yo le pedía
que rezara mucho por ella. Eso es generosidad.¿Se necesita ser rico para ser
generoso? Yo siempre he dicho que las casas de los pobres son elásticas: crecen
39

ante la necesidad de dar hospedaje a alguien más. Y no sólo se abren las puertas a
los familiares que llegan de provincia en busca de trabajo, sino a completos
desconocidos que han llegado a esta ciudad a internar a un enfermo en algún
hospital, o que van de paso rumbo a Estados Unidos desde algún país hermano
del sur, o a jóvenes que viven solos porque sus familias se quedaron en algún
pueblito mientras ellos buscan un mejor trabajo.
Ellos dan su casa, su pan... ¡y su corazón!En mi colonia, barrio pobre y bravo, José
y María sí hubieran encontrado posada en la Noche Buena.¿De dónde viene la
generosidad? Indudablemente del amor. Un amor que trasciende ese cariño que
nace de la sangre y que lleva a ver a todo hombre como a una persona digna de
amor. La generosidad de algunos está sostenida por una fe religiosa, por el
mandato de Jesús de amar como Él nos ama, de amar hasta dar la vida por el ser
amado, pero también se da entre los no creyentes, porque así es el corazón
humano, capaz de inmensos heroísmos.
Para los que creemos, la generosidad se presenta en nosotros por la simple razón
de que hemos sido hechos a imagen de un Dios generoso.La generosidad se
aprendeLa generosidad, como todos los buenos sentimientos, es un valor que se
cultiva desde la infancia y los padres, desde luego, son los primeros maestros en
tan bella disciplina. Una característica importante de la generosidad es que no se
practica para recibir agradecimiento o gloria, sino por el bien de los demás y en su
felicidad está el premio. Aquí se aplica lo que decía Jesús de la limosna, que la
mano izquierda no debe saber lo que hace la derecha y que hay que dar de lo
poquito que tenemos y no sólo de lo que nos sobra. Enseñamos a los niños a ser
generosos cuando dan lo que todavía les gusta y no lo que ya podrían tirar a la
basura.
Esas campañas de ayuda a los damnificados son una maravillosa oportunidad
para aprender a ser generosos. Y no sólo dando, sino también ayudando. En uno
de los centros de acopio los niños del catecismo ayudaron recolectando alimentos
de casa en casa y ordenando los donativos llevados por los vecinos. Ellos dieron
su tiempo y su trabajo y eso vale más. Estamos aprendiendo a ser generosos si:
·Somos capaces de descubrir a una persona digna de amor detrás de la triste
apariencia de un drogadicto, alcohólico o mal viviente.
·Nos interesamos en las desgracias ajenas y las vemos como propias.
·Nos desprendemos de lo que necesitamos para aliviar una emergencia.
·Escuchamos atentamente a los que nos piden ayuda, procurando alejar toda
suspicacia malsana.
·Damos a nuestros hijos para que ellos aprendan a dar y los orientamos
sobre cómo dar sin lastimar la dignidad de los demás.
·Hacemos obras que benefician a la comunidad sin que tengamos obligación
de hacerlas, como sembrar un árbol, arreglar o limpiar un jardín, barrer una
calle que no nos corresponde, poner un letrero de advertencia ante un
peligro.
40

LA PACIENCIA

P. Sergio G. Román
Paciencia.- Definición: Tranquilidad de espera ante todo dolor y situación difícil.
(Diccionario de la Virtudes, Héctor Rogel Hernández, Seminario Conciliar de
México, 2003). Virtud del que sabe sufrir con resignación. Capacidad para esperar
con capacidad las cosas. (Larousse)El Job de cada díaTenemos que leer la historia
de Job en la Santa Biblia. Él es el paciente por antonomasia. A él lo citamos
siempre que queremos hablar de una paciencia fundada en la confianza en Dios,
que es bueno. Esa confianza que se llama esperanza y que es una virtud. Se es
paciente porque se tiene esperanza. Si se ha perdido la esperanza sobrenatural,
entonces no se llama paciencia, se llama fatalismo y está lleno de amargura y
desilusión. Job era un hombre que estaba seguro del amor de Dios.
¿Se han fijado cómo en este mundo hay dos tipos de gente? Unos que siempre se
están quejando de lo mal que les va, aunque en realidad no les vaya tan mal, y
otros que, aunque les vaya muy mal, siguen viviendo con alegría y optimismo.
¿Cómo está usted? Le pregunté a una ancianita que a duras penas puede caminar
por sus achaques. Estoy, que es lo importante, gracias a Dios. Contestó con una
sonrisa que ilumina su rostro y el mundo. Ella es el Job de cada día. Los que se
dejan vencer, La vida es un valle de lágrimas y parece que hay algunos que han
acaparado todas las lágrimas del valle.
Ante el dolor hay diferentes actitudes:
1. La del estoico, que permanece indiferente, tanto ante el sufrimiento como ante el
gozo. Ese estado es el ideal de los místicos orientales que luchan toda la vida para
conseguirlo, ignorando el frío, el calor, el hambre. El estoicismo niega la
sensibilidad del hombre y hace que se desprecie la vida misma. Son muertos en
vida, autistas encerrados en su propio mundo, incapaces de amar y de
experimentar los gozos legítimos que son causa de alegría.
2. La del desesperado, que se siente abrumado y vencido por la adversidad y
busca puertas de escape que van desde las drogas hasta el suicidio. Este estado es
enfermizo, su cuerpo y su mente nos les ayuda a ver con claridad los problemas y
a encontrar soluciones.
Estas personas necesitan ayuda médica y sicológica. La pérdida de la
espiritualidad, a final de cuentas de la fe misma, hace que una sociedad, toda,
caiga en el hastío del materialismo. El tener, a la larga, no satisface. El vacío de
Dios produce cansancio y desilusión. Nada raro que en las sociedades
materializadas y hartas crezca el suicidio. Es la
impaciencia de vivir.
3. La del paciente, que siente el dolor y lo comprende, pero sus valores lo ayudan a
seguir viviendo con dignidad y a darle sentido a su vida disminuida por la pena
41

física o moral. Otra vez, el protagonista que apoya la paciencia es el amor. El amor
que se recibe y el amor que se da. ¿Qué es lo peor que nos puede pasar? ¡la ruina
económica!, ¡la muerte de un ser querido!, ¡la pena de muerte por una
enfermedad!, ¡el engaño, la traición, la calumnia! Cualquiera que sea la pena, si
somos amados o si amamos, nos será más fácil superarla. ¡Hay del solo, si cae en
un hoyo, ¿quién lo salvará?! El hogar, escuela de paciencia. La convivencia diaria
con los hermanos y con niños de la misma edad hace que el niño se haga fuerte y
que aprenda a no auto compadecerse. Crecerá sabiendo que en la vida hay dolor y
hay placer, hay tristeza y hay alegría, hay trabajo y hay descanso.
La convivencia con parientes y amigos va enseñando al niño, también, que hay
muerte, enfermedad, vejez, pobreza, injusticia, etc.Enfrentar sus problemas y
buscarles solución lo ayudarán a confiar en sí mismo y a no dejarse vencer. Será
un luchador un ganador. Observar la vida de los demás con interés nacido del
amor, lo ayudará a comprender que en este mundo nos necesitamos unos a otros y
que también él es necesitado por los demás. Cuando el niño sufre, el amor de los
padres le abre puertas para encontrar remedio a su sufrimiento. Del amor paterno
al amor de Dios sólo hay un paso que llenará de esperanza al niño y al adulto que
llegará a ser.
Procuren los padres...
·Ser pacientes y no perder la tranquilidad ante las malas noticias o
acontecimientos dolorosos.
·No ocultar a los hijos lo duro y lo difícil de las cosas porque les darían una
visión falsa de la vida, pero también sepan mostrar lo positivo y placentero.
·No dejar que sus hijos se hundan en la autocompasión ni que abandonen
un compromiso tan sólo porque les ha ido mal.
·Enseñar a sus hijos a controlar sus arrebatos y enojos.
·Cuando muera un ser querido, expliquen a sus hijos qué es lo que creemos
de los muertos para que no se pongan tristes como los que no tienen
esperanza, como dice san Pablo.
LA BONDAD

P. Sergio G. Román
Me pidieron que fuera a celebrar una Misa de cuerpo presente en una vecindad de
la colonia. El muertito era un joven al que habían matado durante un asalto. Él era
el asaltante. Eso no era ningún secreto ya que todos en el barrio sabíamos que era
un delincuente de larga carrera.
La vecindad estaba llena de gente; allí se encontraban todos los familiares y los
vecinos, no faltaban sus compañeros de profesión que se hacían solidarios con él y
le hacían guardia, muy en serio, junto al ataúd. La mamá del muchacho recibía el
pésame y no dejaba de decir, como en una interminable letanía: “¡Tan bueno que
era!”
42

Cuando yo me acerqué a ella, sintió la necesidad de explicarme en qué estaba la
bondad del hijo muerto: “Cuando robaba, no se olvidaba de mí, me compartía de
todo lo que conseguía. ¡Tan bueno que era!”
¿Cómo explicarle que robar es un delito y que el hijo muerto no era más que un
pobre criminal que merecía, si alguien puede merecerla, aquella muerte causada
por las víctimas en legítima defensa? ¡En ese ambiente robar es una profesión
como cualquiera otra!
Familia: Carmona
México. D.F.
La bondad pura“Sólo Dios es bueno”, le decía Jesús al joven rico que lo llamó
“Maestro bueno” (Lc 18, 19) y es cierto, sólo en Dios se aplica el principio de que la
bondad debe de ser íntegra y que cualquier falta convierte lo bueno en malo. Los
humanos emprendemos el camino hacia la bondad y es el progreso sincero el que
vale ante Dios y ante los hombres, porque también somos capaces de descubrir esa
bondad en nuestros hermanos. Por ejemplo, el Papa Juan XXIII a quien
unánimemente la cristiandad llamó “el Papa Bueno”.¿Qué es la bondad? Una
cualidad que lleva al ser humano a esforzarse por lograr la felicidad propia y de
los demás. Podríamos decir que la bondad supone el amor e, incluso, que es su
expresión natural. Cuando decimos que alguien es bondadoso, estamos diciendo
que esa persona ve con amor no sólo a sus hermanos los hombres, sino a la
creación toda. La bondad para con los animales y, en general, para con la
naturaleza, no es más que el signo de una persona con un alma grande, en la que
cabe todo el universo. En el fondo todos somos buenos Y en eso consiste lo que la
Biblia llama el ser imagen y semejanza de Dios; no lo somos en cuanto a lo físico,
porque Dios no tiene cuerpo, lo somos en cuanto a la bondad y a la inteligencia de
Dios. ¡Cómo nos parecemos a nuestro Padre del cielo! Nuestra naturaleza misma,
pues, nos inclina a buscar y realizar el bien, y la historia guarda la memoria de las
grandes obras de nuestros héroes que pasaron por este mundo haciendo el bien a
sus hermanos. También nuestra historia personal guarda con cariño el recuerdo de
las personas que se preocuparon por nuestro bien; ellos son nuestros héroes. Se
aprende a ser bondadoso Aunque estamos naturalmente dispuestos a la bondad,
necesitamos de maestros, como Jesús, que nos enseñen tan maravillosa “ciencia”.
La bondad se aprende sin necesidad de palabras, basta ver las obras para
comprender que ser bondadoso lleva a ser feliz, aún cuando la bondad exija con
frecuencia la abnegación, es decir, la renuncia a nuestro propio bien por el bien de
los demás. Cuando los niños descubren la bondad en sus mayores, la admiran, la
imitan y se vuelven celosos promotores de la bondad. No vayamos a confundir la
bondad con la simple observancia, seca y vacía, de las normas que nos rigen,
porque el que así las cumple no suele buscar la felicidad de los demás, sino su
tranquilidad de conciencia y el no caer en el castigo. La bondad verdadera se
apoya en el sano interés por el bienestar de los demás y del propio. A eso
llamamos amar.
43

Seremos bondadosos...
·Si nos interesamos en lo que otras personas nos platican y escuchamos con
atención. Si saludamos con cariño y retenemos un momento más la mano
de un anciano. Si le preguntamos a un niño su nombre y en qué año está. Si
no criticamos a un joven por lo que a nosotros nos parecen extravagancias.
·Si tratamos de aliviar la incomodidad de los demás, dándoles el lugar en el
transporte público, recogiéndoles algo que se les cayó, dando
cuidadosamente la información que se nos pide, prestando nuestra ayuda
en alguna emergencia.
·Si caminamos unos pasos más con tal de no molestar a algún animalito que
se cruza por nuestro camino, si le damos de beber a una pobre plantita que
se seca, si cerramos una llave que gotea.
·Si no vemos con ojos de pistola a la pobre mamá que no sabe cómo bajarle
el volumen a su hijito que chilla en Misa.
·Si atendemos debidamente y, de pilón, con una sonrisa a los que por
nuestro trabajo debemos atender. Si a cada persona la hacemos sentir
importante para nosotros.

LA LEALTAD

P. Sergio G. Román
Solidaridad
Martha y Jazmín eran grandes amigas, compañeras en la secundaria, vecinas y
catequistas en el mismo equipo parroquial. Pasaban casi todo el día juntas porque
eran casi como hermanas. Ambas mamás veían con agrado esa amistad tan
estrecha y tan sincera, hasta que un día a Martha le afectó la edad y se volvió
rebelde. Comenzó a aborrecer a la pobre mamá, que no sabía qué hacer con su
hija, quien de la noche a la mañana se había convertido en su peor enemiga.
Jazmín era la confidente obligada para escuchar las amargas quejas de su amiga,
que lamentaba no ser libre para vivir como soñaba. Martha decidió irse de su casa
y hacer su vida sola… ser su propia dueña. Fue algo bien planeado: comenzó a
hacer su alcancía; le dio a guardar a Jazmín la ropa que pensaba llevarse, y hasta
se portó como una buena hija para que sus papás no sospecharan. Por más que la
amiga -más sensata- le hizo ver lo peligroso de su decisión, Martha siguió adelante
con su plan y un mal día desapareció.
¡Pobrecita Jazmín! Los atribulados padres le sometieron a un interrogatorio de
primer grado y casi la torturaron. Pero ella no dijo nada. Jazmín quería ser leal a
su amiga Martha. Sin embargo, ante los ojos de Jazmín, aquella familia se
44

derrumbó. No hay nada más triste que la pérdida de un hijo. Casi es preferible
saber que ha muerto a no saber qué fue de él.
Y Jazmín amaba a su amiga, pero también amaba a la mamá que siempre le había
demostrado cariño y aceptación. Así, su resistencia llegó a su fin y confesó dónde
estaba Martha, justo a tiempo, antes de que corriera mayor peligro.
Martha regresó a su casa como una heroína; se reconcilió con su mamá y
escarmentó, porque el pan ajeno hace al hijo bueno. Pero no volvió a hablarle a
Jazmín y jamás le perdonó que le hubiera traicionado. ¡Cosas de niñas!
¿Hasta dónde llega la lealtad?
La palabra “lealtad” viene de legalis, legal, en latín. Es decir, leal es una persona
que actúa de acuerdo con la ley.
Entendemos que esa legalidad hace referencia a la amistad, al deber para con la
patria o instituciones a las que pertenecemos y a las que debemos fidelidad.
Ser leal es un valor que se aprende sobre todo cuando se atraviesan situaciones
difíciles que son como prueba de la verdadera amistad y del honor de los que nos
deben lealtad. Es la ley escrita en el corazón, que manda que el amor sea para
siempre. Se es leal cuando evitamos que nuestras decisiones y nuestros actos
dañen a aquel a quien debemos lealtad. La deslealtad es traición.
En el caso de las dos jovencitas, Martha y Jazmín, el amor a la amiga y a su familia
llevó a Jazmín a una aparente traición a la confianza, pero en realidad,
denunciándola estaba siendo efectivamente leal a la amiga querida. Buscó su bien
a costa de la pérdida de la amistad. ¿La lealtad tiene límites? No, pero con
frecuencia la lealtad busca el bien del amigo en contra de sus aparentes intereses.
Cuando un hermano denuncia al hermano que se escapa de la escuela, está siendo
leal porque busca su bien. La lealtad no es complicidad. La complicidad con el ser
amado es, en cambio, una verdadera traición al amor.
¿Cómo proceder lealmente?
Para no caer en la complicidad se tiene que actuar con firmeza y con sinceridad.
Tenemos que hacer ver al amigo que no estamos de acuerdo con su proceder. Que
lo que hace o desea hacer no es bueno y que no podemos apoyarlo ni solapar su
acción.
Es muy cierto que la verdadera amistad acepta al amigo como es, pero quizás
deberíamos decir mejor “a pesar de lo que es”. Y es que podemos querer a un
delincuente, pero no por serlo, sino a pesar de serlo, y nuestra amistad no debe
llevarnos a encubrirlo ni mucho menos a ayudarlo.
45

La mamá de un ratero me decía que su hijo se quejaba de que ella no aceptaba lo
que él se robaba, como las otras mamás de sus compinches. Por lo menos a esta
mamá le quedará el consuelo de que si matan a su hijo por andar de delincuente,
ella no habrá sido cómplice de su muerte. Ella es leal a su hijo.
La lealtad de aprende en casa:
·Cuando el papá sigue apoyando a su equipo de futbol aunque lleve muchos
años sin ganar el campeonato.
·Cuando toda la familia asiste al festival en el que va a bailar alguno de los
hermanitos.
·Cuando se enseña a cada uno de los hermanos a reconocer sus propias
faltas para no incriminar a los demás.
·Cuando se les enseña el límite entre ser confiables confidentes y ser
cómplices.
·Cuando se les enseña a seguir perteneciendo a un equipo o a un grupo
aunque cambien de dirigentes.
·Cuando se les enseña a denunciar lo que está mal aunque pierdan un
amigo.
·Cuando los papás infunden confianza a los hijos para que consulten sus
dudas sin temor a represalias.
LA GRATITUD

P. Sergio G. Román
¿Cómo se dice?
Cuando a un niño se le hace un regalo en presencia de su mamá, inmediatamente
ésta le pregunta: “¿Cómo se dice, niño?”, y el niño, muy educadito, responde:
“¡Gracias!”. Ese niño acaba de recibir una de las lecciones más preciosas de su
vida: saber ser agradecido.
La gratitud es uno de los valores más apreciados y más cultivados en nuestra
sociedad. Se ha convertido en un acto de justicia dar las gracias a quienes hacen el
bien.
Paseando por las calles de nuestra hermosa ciudad de México, por todas partes
salta a la vista el agradecimiento a aquellos que pasaron entre nosotros haciendo el
bien. La columna de la Independencia es un bello monumento a los héroes que nos
dieron Patria y allí reciben honores los restos mortales de algunos de nuestros
libertadores. El Monumento de la Revolución es también la tumba de los grandes
revolucionarios que ofrecieron su vida por una mejor situación de los campesinos
y de los trabajadores. La lista de los monumentos es casi infinita y todavía se ve
46

complementada porque muchas de nuestras calles y avenidas llevan nombres de
héroes y de hombres ilustres nacionales y universales.
Realmente somos una nación agradecida.
Gracias... ¡a Dios!
Cuando el niño, exhortado por su mamá, nos dice gracias, muchas veces recibe
una respuesta que todavía es muy frecuente: “¡Gracias a Dios!”, y allí va otra
lección para el niño en orden a su futuro: todos los bienes, a final de cuentas,
vienen de Dios y a Él debemos dar gracias.
También nuestro pueblo es agradecido con Dios. Así lo demuestran los
incontables templos levantados en su honor, los nichos, hornacinas, capillitas y
cruces que vemos por todas partes.
Todavía frecuentamos la santa Misa, a pesar de que ya son muchos los católicos
que no hacen caso de ella más que en grandes ocasiones; pues bien, la santa Misa
tiene un hermosos nombre: “Eucaristía” ¿y saben lo que significa esa palabra?
¡acción de gracias! Y a Dios le gusta que le demos gracias.
¿Qué es la gratitud?
Podemos intentar una definición: la expresión del reconocimiento debido a la
persona que nos hace un bien sin estar obligada a hacerlo. Gratitud viene de gratia
que en latín significa “don”. De allí viene también la palabra “gratis”. Cuando
queremos reconocer, en justicia, el bien hecho por obligación, entonces damos un
sueldo, salario, pagamos un impuesto que cubre ese bien que se nos hace o damos
también nosotros un servicio o bien a cambio. Pagarle su salario a un trabajador no
es gratitud, es justicia. En cambio, agradecer a un trabajador el servicio que nos da
por obligación es generosidad de parte del patrón y lo que se le dé de más,
agregado a su salario, es signo de ella. Ése sería el origen de la propina hasta que
la hicieron obligatoria.
Saber dar las gracias es signo de buena educación y de que se aprecia la
generosidad de los que nos hacen el bien.
La gratitud es un sentimiento duradero, raíz de amistad y promesa de
correspondencia.
La gratitud no se desgasta
Los Pérez son una familia indígena que emigró a México para darle a sus hijos la
oportunidad de una vida mejor. El trabajo arduo y una vida honesta les ha
permitido tener una casita propia en un barrio pobre y darle a sus hijos una buena
educación, a la que han correspondido siendo hijos buenos. Son pobres, a penas
47

tienen lo suficiente para vivir y, sin embargo, recibieron y atendieron en su
humilde casa a su antiguo párroco, ciego, enfermo y anciano, que vino a la ciudad
en busca de salud. Así daban las gracias por lo que el viejo sacerdote había hecho
por ellos en su pueblo.
La gratitud no se desgasta con el tiempo; crece y da fruto cuando se necesita. Los
católicos sabemos que, aunque no se nos den las gracias en este mundo, Dios sí es
agradecido y da el cielo ¡por un vasito de agua fría dado en su nombre! Por eso
decimos: “Que Dios se lo pague”.
Gracias a la vida que nos ha dado tanto...
·Porque a nuestra mamá no se le ocurrió que era dueña de nuestro cuerpo y
nos permitió nacer.
·Porque nunca ha faltado un pan en nuestra mesa.
·Por la salud y por la enfermedad vencida.
·Por los que nos aman y por los que amamos.
·Por las personas que han sido buenas con nosotros.
·Por los amigos sinceros.
·Por nuestra querida mascota.
·Por los momentos de paz.
·Por el ingenio de los artistas y la inteligencia de los científicos.
·Por las cosas bellas que alegran nuestra vida.
·Por los libros y la música, y por aquellos con quienes los compartimos.
·Por...

LA HONRADEZ

P. Sergio G. Román
El hijo mayor
Cuando don Fernando se sintió viejo y se dio cuenta de que ya no podía estar al
frente de sus asuntos, puso su ranchito a nombre del hijo mayor para que él se
hiciera responsable. Con un sentido muy grande del honor, le pidió que cuando él
muriera repartiera la herencia equitativamente entre sus hermanos.
Murió el viejo y, una vez enterrado, se juntaron los hermanos para hablar de la
repartición del ranchito. El hermano mayor ni siquiera asistió a la reunión; mandó
a su mujer a decirles que “papelito habla” y que él era el único dueño del ranchito
y que le hicieran como quisieran. Ganó el ranchito y perdió a sus hermanos. Él es
el dueño legal, pero aquí hay otro caso más de que lo legal no siempre es lo justo.
Ante sus hermanos, ante su esposa y sus hijos, y sobre todo, ante Dios, él es un
simple ladrón, un hombre sin honor que traicionó por ambición la voluntad de su
padre. Por cierto, cuando este hombre quiera confesarse, el sacerdote le
48

condicionará la absolución a la restitución justa de esos bienes y de las ganancias
que con ellos haya hecho. Dice la moral: “restitución o condenación”.
¿Qué es ser honrado?
Literalmente viene de “honor”: un hombre honrado es un hombre de honor.
Se entiende por honradez el respeto a los bienes ajenos.
Por bienes entendemos no sólo los materiales necesarios para una vida digna, sino
también otros bienes, intangibles pero también reales, que necesitamos para el
bienestar al que tenemos derecho. Por ejemplo, la buena fama.
Un hombre honrado es el que respeta los bienes de los demás y el que se esfuerza
por conseguir, con su trabajo honrado, los bienes que él mismo necesita para vivir
y ser feliz.
La honradez, como valor, exige ese respeto a lo ajeno aun cuando las
circunstancias pudieran permitir apropiárselo sin consecuencias legales o sociales.
El juez más severo de nuestros actos somos nosotros mismos y ha de ser muy
triste vivir sabiendo que somos ladrones. Para nosotros los creyentes existe
también la conciencia de que Dios exige la devolución de los bienes robados.
La imagen popular del buen ladrón que roba a los ricos para dar a los pobres, no
es más que un signo de una revolución siempre buscada, pero jamás alcanzada
que impidiera a unos cuantos apropiarse de los bienes que los demás necesitan
para vivir. Hoy sabemos que es pecado la acumulación de la riqueza y propiciar la
pobreza. Sobre las riquezas acumuladas, decía Juan Pablo II en Cuilapa, Oaxaca,
existe una hipoteca social. Y Jesús decía algo mucho más grave: ¡Qué difícil es que
un rico se salve!
Un rico católico honrado sería el que entiende sus bienes como algo que Dios le
permite tener para administrarlos en bien de sus hermanos.
El lujo y la ostentación son un continuo robo a los más pobres.
Con ese sentido social, las leyes justas de un país alientan a los dueños del capital
a invertirlo en beneficio de la sociedad y a usar parte de esos bienes en
instituciones de beneficencia. El capitalismo carente de humanidad es pecaminoso.
El salario justo será el que permita una vida digna.
¿Cómo se enseña la honradez?
Mi tío Jesús tenía una tienda de abarrotes. Después de una visita a su tienda, mi
mamá descubrió que yo andaba quemando cerillos. “Me los encontré” dije
49

entonces para justificar la posesión. No me creyeron y de mano de mi madre
regresé a la tienda del tío a devolver lo mal habido. Así nos educaron nuestros
padres.
La honradez se enseña con el ejemplo. Un padre de familia que es responsable en
su trabajo, aunque no salga nunca de pobre, heredará a sus hijos una riqueza
imponderable: su honradez.
Una pobreza digna jamás ha hecho daño a nadie; una riqueza mal habida mina el
respeto de los hijos a los padres a quienes verán siempre como a personas
deshonestas y sin autoridad moral.
Los niños aprenden en el hogar los límites que impone la propiedad privada. Ellos
saben que deben respetar los bienes de los hermanos y, en cambio, saben también
que deben compartir esos bienes con los demás miembros de la familia.
Queridos papás...
·Nunca permitan que su hijo robe algo en el supermercado, aunque nadie lo
vea.
·Nunca permitan que se cuele sin pagar por más necesidades que tengan.
·Nunca permitan que se apropie de un lugar que no le corresponde en las
filas de espera.
·Nunca permitan que traiga a casa un objeto que no es suyo.
·Nunca permitan que invente faltas de sus hermanos ni de ninguna otra
persona, porque ellos tienen derecho a su buena fama.
EL PERDÓN

P. Sergio G. Román
Nicolás Bravo, héroe del perdón
Don Leonardo Bravo amaba mucho a su patria; por eso, cuando se inició la lucha
por la independencia, él, su hermano Miguel y su hijo Nicolás, se enrolaron como
soldados, dispuestos a dar su vida. A don Leonardo lo tomaron prisionero y lo
trajeron a México donde fue fusilado el 13 de septiembre de 1812.
Mientras tanto, su hijo, don Nicolás, venció a los españoles en la batalla del Palmar
y les tomó 300 prisioneros. Ése mismo día recibió la noticia del fusilamiento de su
padre. Lleno de dolor, su primera reacción fue ordenar que fusilaran a todos sus
prisioneros al amanecer del día siguiente. Humanamente hablando era lo lógico,
pero esa noche don Nicolás ganó otra batalla, la más importante de su vida, la
batalla contra su deseo de venganza, y ¡perdonó la vida a los 300 prisioneros,
además de ordenar su liberación!Perdón y clemencia. El perdón es no tomar en
50

cuenta la culpa. Clemencia es perdonar también la pena, y todo esto por
benevolencia, es decir, por el amor de aquel que perdona.
Cuando alguien me ofende tiene culpa y merece una pena. Si la culpa es grave, la
pena la aplica la autoridad designada para ejercer justicia. Si la culpa es leve, la
pena suele ser que yo ya no le hable a esa persona, que la borre de la lista de mis
amigos y que jamás vuelva a beneficiarla. Pero si procedo a hacerle el mal,
entonces hablamos de venganza que suele ser más injusta que la ofensa original.
Lo contrario al amor es el odio y es este sentimiento el que nos lleva a guardar
rencores interminables y a planear venganzas que nos hacen más indignos que el
que nos ofendió. El odio nace de un exagerado amor a nosotros mismos, es decir,
de nuestro egoísmo. Se dice que sufre más el que odia que el odiado y es muy
cierto.
¿Por qué perdonar? El perdón nace de la bondad natural de la persona o del amor
natural que se tiene al que cometió la culpa. Los padres perdonan con mucha
facilidad las faltas de los hijos porque los quieren.
Cuando se perdona una gran culpa, entonces se habla de que el que perdona tiene
magnanimidad. Si además se perdona el castigo merecido por la culpa, entonces
es clemente. Los cristianos perdonamos, además, por nuestros principios
evangélicos. En la solapa de un católico vi un escudito que decía 70X7 y, de
pronto, no capté el significado. Le pregunté y me dijo lleno de orgullo por sus
conocimientos bíblicos: “Jesús le dijo a Pedro que perdonara setenta veces siete”.
(Mt 18, 21)
Los que seguimos a Jesús perdonamos siempre. Perdonamos como el Padre Dios
nos perdona (Mt 6, 12).
Perdón y castigo
Si enseñamos a los hijos a pedir perdón, también enseñémosles a perdonar. El
perdón está muy relacionado con la justicia. El hijo flojo puede pedir perdón por
no haber aprovechado la escuela. Los papás ciertamente lo perdonan, pero, en
justicia, deben corregir al hijo e incluso aplicarle un castigo correctivo que lo
enseñe a ser responsable de sus obligaciones. Se perdona la culpa, pero se le pide
al hijo que no salga de la casa, que no vaya con los amigos, que no vea televisión,
para que recupere el tiempo perdido en sus estudios. No es una venganza, es un
castigo justo que el hijo deberá cumplir incluso con alegría porque sus padres lo
perdonaron.
¡Cuidado! Si el castigo denigra, es venganza. Te perdono, pero ni creas que se me
olvida. Cuando el que nos ofende es un ser muy querido, causa en nosotros un
gran dolor unido a la desilusión natural por la pérdida de la confianza en el ser
amado. Se puede perdonar, incluso se desea perdonar, pero ¿cómo restaurar la
51

confianza? Se ha perdido la ilusión y va a ser muy difícil que renazca. El que
ofende y pide perdón debe comprender que pasará mucho tiempo para que se
vuelva a la confianza original y que a él le toca hacer méritos para que “se le
olvide” la ofensa al ser amado.
Sus hijos aprenderán a perdonar...
·Si ustedes, esposos, no permiten que se ponga el sol sobre su enojo.
·Si no se aplican esa ley del hielo que mata de frío el amor conyugal.
·Si son capaces de reconciliarse con esos parientes que no los quieren.
·Si no se hacen del rogar ni piden condiciones cuando sus hijos piden su
perdón.
·Si ustedes mismos reconocen sus culpas y piden el perdón de los hijos
humildemente.
·Si oran con sus hijos por las personas que les hacen daño.
·Si les piden que se perdonen entre hermanos simplemente porque se
quieren.
LA AMISTAD

P. Sergio G. Román
En amistad somos expertos
Me puse a preguntar a algunas personas qué era para ellas la amistad y todas me
dieron definiciones muy hermosas entre las que destacó aquella que dice que la
amistad es confiar en alguien. Parece ser que
la confiabilidad es una nota esencial en el amigo. Y entonces le pregunté a un
señor que sabe mucho de eso de la amistad y miren lo que me contestó:
“La amistad es paciente, es amable; la amistad no es envidiosa, no presume, no se
engríe; es decorosa; no es interesada ni se enoja; no toma en cuenta lo malo; no se
alegra con la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa, Todo lo cree. Todo
lo espera. Todo lo soporta. La amistad no pasa nunca”. (1 Cor 13, 4-8) “Ah, qué
chiste, eso es de San Pablo”, me dirán ustedes y tienen toda la razón; es el himno a
la caridad que no es otra cosa que la amistad. Pero todavía hay otra opinión más
autorizada de un personaje que es el mejor Amigo que nuestra historia recuerda;
Él dice: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn
16, 13) ¡Sí! Lo dice nuestro Señor Jesucristo y Él sabe ser amigo y demuestra su
amistad con hechos, no sólo con palabras.
Ser amigo es hacer al amigo todo el bien...
Nos quejamos de que en nuestro mundo ya nadie sabe ser amigo. Puede ser, pero
más bien nos toca quejarnos de que ¡nosotros no sabemos ser amigos! Y, si eso es
cierto, está a nuestro alcance remediarlo.
52

La amistad no es otra cosa que el cariño que sentimos hacia una persona y que
hace que procuremos su bien. Hay amistades naturales, como las que surgen de
los lazos familiares, y que son fáciles de cultivar aunque a veces las descuidamos
mucho por el egoísmo siempre presente en nuestras acciones; hay también otras
amistades a las que podríamos llamar “obligadas” que son las que surgen del
compañerismo en la escuela o el trabajo, o por la vecindad, o por el trato frecuente
dictado por las necesidades de la vida. Todas esas son buenas amistades y se
siente cariño por ellas. Es nuestro círculo de amigos.
Finalmente, hay otra amistad muy especial con alguna o algunas personas, no
muchas, con las que nos identificamos tan plenamente que a veces hasta decimos
de ellos que son “mi otro yo”. Con ellos nos sentimos a gusto y nos
comprendemos perfectamente.
¿Se puede definir esa amistad?
Yo pienso que no, simplemente esa amistad se vive. Esos amigos, muchas veces no
encajan en las definiciones dictadas por el romanticismo porque son seres
comunes y corrientes, llenos de defectos humanos que, sin embargo, no impiden
esa comunicación tan especial entre dos personas que se quieren. Si los queremos,
ellos son nuestros amigos; si además, ellos nos quieren, a lo mejor, son nuestros
mejores amigos.
La amistad es necesaria, No podemos vivir sin amigos. Es vital amar y ser amado.
Esta necesidad normalmente la suple la amistad natural
surgida de la familia, pero ese hermoso círculo familiar necesita ampliarse para
enriquecer nuestra vida. ¡y para enriquecer la de otros! Porque nuestra amistad es
un verdadero tesoro. La soledad hace daño. El no tener amigos y el creer que no se
pueden tener, termina por enfermar el alma. La amistad alienta, anima, fortalece y
cura los males del alma.
¡Cuánta seguridad te da el saber que cuentas con un amigo en cualquier momento!
¿Y cómo se le hace para tener amigos? ¿Cómo se le hace para aprender a nadar?
¡Pues metiéndose al agua!
La única forma de tener amigos es abrirse a los demás, ser amable y servicial. Los
lugares que normalmente frecuentamos por las obligaciones de nuestra vida diaria
son las minas donde, buscando, podremos encontrar una buena amistad que será
como una pepita de oro. Pero nada impide que seamos aventureros y
experimentemos en otros ambientes, buenos, donde podremos encontrar personas
con gustos afines a los nuestros.
Para cultivar la amistad...
53

·Las amistades son valiosas, exigen que echemos raíces en un domicilio.
Cuando nos cambiamos de casa sacrificamos muchas relaciones buenas.
·La amistad exige tiempo. Ser amigo es tener tiempo.
·Tu amistad vale mucho si eres capaz de escuchar y no sólo de hablar.
·No hay barreras para la amistad. Ni la edad, ni la religión, ni los ideales
políticos, ¡ni el idioma! impiden ser amigos.
·Es muy cierto que en la cárcel y en la enfermedad se conocen los amigos.
Podríamos añadir que también en la pobreza.
·“La amistad viene de Dios y a Dios debe volver”.

LA ALEGRIA

P. Sergio G. Román
Después del huracán
Estábamos viendo las noticias del reciente huracán y la cámara nos mostraba las
desgarradoras escenas de los caminos destruidos, de las casas arrancadas de sus
cimientos, de las inundaciones y, sobre todo, de la pobre gente aferrada a las
ruinas de sus hogares para evitar el inhumano saqueo de lo poquito que les
quedaba. El reportero entrevistaba a una pareja de esposos en cuyos rostros se
notaba la preocupación y la tristeza, mientras al fondo de la escena se veía su
casita inundada casi hasta el techo. Me llamó la atención ver a los niños trepados
en el techo y desde allí echarse clavados a la circunstancial alberca… ¡estaban
felices! Dichosos los niños que conservan la alegría a pesar de la catástrofe.
¿Qué es la alegría?
Es la manifestación del gozo que se experimenta ante un bien. Es la expresión de la
felicidad. Las causas de la alegría pueden ser desde un simple bienestar físico, y
entonces la alegría dura lo que dura esa causa meramente natural, hasta un
bienestar moral o espiritual. La alegría que surge de amar y ser amado perdura a
pesar de la tribulación. La alegría que tiene como causa una amistad con Dios, es
eterna. Se llama bienaventuranza o, también, cielo. ¡El cielo se puede vivir desde
aquí!
La alegría de los niños es causada por su paz interior, que es la verdadera
inocencia.
La verdadera alegría no se compra embotellada ni la producen las drogas o el
abuso de la sexualidad. Cuando nos sumimos en ese torbellino sensorial la
aparente alegría dura lo que nos dura una noche de parranda, y después viene el
vacío, el hastío ¡y la cruda! Los que viven este tipo de alegría están dominados por
una profunda tristeza. La tristeza de no saber ser.
54

Tristeza y melancolía, ¡fuera de la casa mía!
Hay por ahí un relato que me impresionó. Habla de un hombre sumido en una
profunda melancolía que va a visitar a un sabio médico en busca de remedio. El
buen médico comienza a darle una lista enorme de actividades para causarle
alegría: viajes, aventuras, buena mesa, vinos, placeres de la carne, amistades
ilustres, música, libros... El paciente le dice al médico que todo eso lo ha tenido en
abundancia y no ha bastado para alejar su tristeza.
–Entonces –dijo el médico, –vaya a ver a Garrick.
David Garrick era un gran actor del Siglo XVIII que había triunfado divirtiendo a
la sociedad inglesa siempre tan exigente.
Y aquel paciente le contestó al sabio médico: –Doctor, ¡yo soy Garrick!
¡La tristeza de los famosos! Esta historia del pobre Garrick, enterrado con honores
al lado de reyes y príncipes en la Abadía de Westminster en Londres, es
estremecedora. Y en nuestra memoria se presenta una larga lista de hombres y
mujeres famosos, bellos, ricos y triunfadores que decidieron dar fin a su vida
porque no pudieron alejar de ella la tristeza.
¿Hay gente alegre?
Además de los niños, sí; mucha gente que vive su vida con buen humor y con la
alegría que le causan las cosas, y las personas, amables de su existir. Es cuestión de
abrir los ojos y saber descubrirlas.
Pero sobre todo, la alegría verdadera nace del bien que hacemos y del bien que
recibimos.
Los santos también son triunfadores; los verdaderos triunfadores, y todos ellos
son alegres y tienen sentido del humor.
San Felipe Neri repetía constantemente: “Tristeza y melancolía, fuera de la casa
mía”, y tenía como lema “Omnia in laetitia”, “Todo con alegría”.
La vida es muy seria y exige de nosotros grandes sacrificios nacidos de nuestra
responsabilidad; podemos hacerlos con el rostro alargado y taciturno o podemos
hacerlos con un rostro radiante de alegría porque amamos esa vida por muy seria
y exigente que sea.
Ten en cuenta...
·“Estén siempre alegres en el Señor, se lo digo otra vez, estén alegres”.
(Filipenses 4, 4)
55

·“Si yo tuviera que pedirle a Dios un don, un solo don, un regalo celeste, le
pediría, creo que sin dudarlo, que me concediera el supremo arte de la
sonrisa”. (Martín Descalzo)
·“Ten buena conciencia y tendrás siempre alegría. Si alguna alegría hay en el
mundo, la tiene seguramente el hombre de corazón puro.” (Kempis)
·“Un santo triste es un triste santo”. (Atribuido a Santa Teresa de Ávila)
·Triste puedo estar solo; para estar alegre necesito compañía”. (Hubbard)
·“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la
gran felicidad”. (Pearl S. Buck)
·“No busques premio, porque tú tienes una gran recompensa en esta tierra:
tu alegría espiritual, que sólo el justo puede gozar”. (Dostoievski)
·“Nadie tiene la culpa de la cara que tiene... ¡pero sí de la cara que pone!”
(Refrán popular)
·“¿Quién da a esta casa alegría?, ¡María!” (Oración popular)

SOLIDARIDAD

P. Sergio G. Román
Palabra difícil de pronunciar
Solidaridad es una palabra muy larga y muy difícil de pronunciar, pero es también
una realidad difícil de vivir. Se puso de moda cuando los polacos se sacudieron el
yugo del Partido Comunista y de la Unión Soviética gracias al sindicato
Solidaridad que logró de forma democrática el triunfo en las elecciones de su
patria. Con el triunfo de los polacos se derrumbó también el Muro de Berlín,
nefasto símbolo de la dictadura soviética que tanto daño hizo en el siglo XX. Esta
lucha por la libertad se llevó a cabo por la solidaridad de los polacos y de las
naciones que presionaron para que se respetara su libertad recién conquistada.
¿Qué es?
Alma es mamá de dos hijos sordomudos. Mientras vivió en el DF le era fácil
llevarlos a la escuela para sordomudos en la Parroquia de San Hipólito, pero se
cambió al Estado de México, e ir y venir se convirtió en algo imposible. Con el
tiempo fue conociendo a otras familias en su misma situación y entonces se les
ocurrió la idea de hacer ellos mismos una escuela para sus hijos. Unidos
encontraron remedio a una necesidad común. ¡Eso es la solidaridad!
Todos entendemos el concepto de “sólido”, de donde viene nuestra larga palabra
que significa hacernos sólidos con los demás, es decir, una sola cosa con ellos
porque somos parte de ellos y compartimos las mismas necesidades.
De la solidaridad a la comunión
56

Es comprensible que luchemos juntos cuando tenemos las mismas necesidades,
pero no es fácil comprender que alguien que no tiene necesidad se una
solidariamente con los necesitados y tome su lucha como propia. Para eso se
necesita amor.
La solidaridad es por eso una virtud esencialmente cristiana. Jesús es solidario.
Hace muchos años vi un cartel en el que un sonriente niño llevaba sobre sus
espaldas a otro niño más pequeño. Al pie de la foto se leía: “No pesa, es mi
hermano”. Nosotros, los hijos de Dios, deberíamos ver en cada hombre de la tierra
a un hermano cuyas penas son nuestras penas porque lo amamos.
Paraíso, esquina con la Gloria
Hace tiempo promovimos un grupo de reflexión en un asentamiento humano que
ocupaba ilegalmente una barranca. Nos reuníamos con la esperanza de conseguir
las cosas que nos hacían falta. Juntos, logramos legalizar la vivienda, agua,
drenaje, pavimentación, luz, etc. ¡Vivíamos en Paraíso, esquina con la Gloria! y
entonces... ¡dejaron de asistir a la reunión! Habían conseguido todo lo material que
necesitaban, y ya sólo siguieron asistiendo algunas mujeres y niños, y lo hacían
más por amistad que por interés en las reflexiones cristianas que hacíamos. ¿Qué
nos falló? Quizás se nos olvidó buscar primero el Reino de Dios y su justicia, y nos
convertimos en simples promotores sociales, lo que no estuvo mal, pero no era
nuestro papel. La solidaridad va más allá de los bienes materiales es, también,
compartir los bienes espirituales de la fe. La solidaridad es una urgencia para todo
ser humano y se hace cada vez más exigente en la medida en que crecemos en el
aprecio de la dignidad de nuestros hermanos, sin que importe -como decía san
Pablo- que sean judíos o griegos, libres o esclavos, porque todos somos iguales a
los ojos de Dios.
¿Cómo aprender a ser solidarios?
·En la actualidad hay manifestaciones todos los días; preocupémonos por
investigar cuáles de ellas corresponden a necesidades humanas ciertas y
cuáles solamente responden a los intereses de algún político.
·Sepamos apoyar las luchas justas con nuestra presencia y nuestra ayuda
comprometida.
·Escribamos cartas de apoyo a los que actúan bien y enviemos mensajes de
consuelo a las personas que sufren alguna desgracia.
·Mostremos comprensión y seamos amables con los que atraviesan una
situación difícil y penosa.
·Compartamos generosamente no sólo nuestros bienes materiales, sino lo
que sabemos, lo que somos y ¡nuestro tiempo!
·Aprendamos a organizarnos para conseguir lo que necesitamos: seguridad,
limpieza, salud, moralidad, espectáculos sanos...
57

·Los pequeños también pueden ser solidarios, interesándose en las grandes
causas, guiados por los papás.
COHERENCIA

P. Sergio G. Román
¿Qué es?
Coherencia significa que se tiene “cohesión”, término que se usa en física para
significar la unión que se realiza entre dos substancias. Coherencia significa, por lo
tanto, la unión entre y entre. En el caso particular de los valores, podemos decir
que somos coherentes cuando, al actuar, nuestra voluntad está de acuerdo con
nuestro entendimiento; cuando nuestros actos están de acuerdo con nuestros
principios; cuando nuestras palabras van de acuerdo con la verdad.
¡Es importante ser coherentes!
Los niños aprenden lo que ven. Este es un principio pedagógico incuestionable y
plenamente comprobable con la simple observación de la conducta de los
pequeños. Por ello, los papás deben ser coherentes y esforzarse para que sus actos
estén de acuerdo con lo que enseñan a los hijos. No es posible vivir dos morales,
una apta sólo para adultos y otra para niños.
“¿Por qué quieres ser adulto?”- le pregunté a un niño sabiendo que ellos quieren
ser mayores, y el niño contestó- “Para poder ver películas de adultos como mi
papá”.
Si a los niños les prohíben tomar café y refresco de cola porque son malos para
ellos, los papás deberían abstenerse de tomarlos también, porque si lo hacen están
invitando a sus hijos a hacerlo tan pronto como ellos se sientan grandes.
¡Un mundo nos vigila!
Sin caer en la obsesión, los papás deben darse cuenta de que sus hijos los ven
constantemente ¡y los juzgan!, porque juzgar es un acto natural del entendimiento.
Si sus actos corresponden a las normas que a ellos les exigen, crecerán ustedes
como padres ante sus hijos; pero si se dan licencias para actuar en contra de esas
normas, sus hijos los descalificarán como padres o, lo que es peor, aprenderán que
hay una doble moral, una para el que obedece y otra para el que manda.
Y no son solamente los hijos quienes los vigilan: San Pablo dice que “somos
espectáculo ante Dios, ante los ángeles y ante los hombres”.
La coherencia de nuestros actos y de nuestras palabras está sobre todo en orden al
testimonio ante los demás, pero acrecienta también la buena opinión que de
58

nosotros mismos tenemos, porque la conciencia es la primera en echarnos en cara
nuestras incoherencias.
Coherentes con nuestra fe
Así como es importante la coherencia de los papás ante sus hijos, es importante la
coherencia de todos aquellos que tenemos la misión de guiar: políticos, policías,
maestros, profesionales del micrófono, sacerdotes y laicos comprometidos
tenemos la obligación de ser coherentes ante los que servimos.
¡Cuánto daño ha hecho a la Iglesia el mal testimonio de algunos sacerdotes! El
momento actual nos exige reforzar nuestra coherencia y actuar siempre conformes
al Evangelio que predicamos.
Ser o no ser
Históricamente somos los mexicanos un pueblo católico, pero también hemos sido
un pueblo católico perseguido y atacado. El catolicismo tiene muchos enemigos:
todos aquellos que ven en nosotros un impedimento para sus deseos. Pero, ¿no es
cierto que nosotros mismos somos nuestros peores enemigos? Cuando un católico
actúa incoherentemente, traiciona y agrede su propia fe.
¿Son católicos los diputados que en la Asamblea del Distrito Federal votaron a
favor del aborto? ¿Son católicos los narcotraficantes?, ¿Son católicos los que
venden pornografía? ¿Son católicos los que sobornan y dan mordidas?
¡Ellos piensan que sí! ¡Eso es la incoherencia!
Si deseas ser coherente…
·No le pegues a tu hijo para castigarlo porque le pegó a su hermanito.
·No le apliques a tu cónyuge la “ley del hielo” si estás enseñando a tus hijos
a dialogar y a comprenderse.
·Si son católicos, eviten lo que los lleve a divorciarse.
·Si son católicos, cásense por la Iglesia.
·Si eres católico, no aceptes un noviazgo con una persona divorciada.
·Si eres católico, no caigas en la tentación de acudir a brujos, gurús,
espiritualistas y santeros.
·Si eres católico, asiste a tu parroquia y colabora con ella.
·Si eres apóstol laico, no ataques a tu Iglesia, ni critiques ni murmures.
·Si eres de los que van a Misa, que tu comportamiento corresponda al que ha
convivido con Cristo.
·Si eres religiosa, no discrimines, ni hagas distinción de personas, ni des
“pellizcos de monja”.
·Si eres sacerdote, por lo menos ¡sé educado!
59

LA PRUDENCIA

P. Sergio G. Román
“No se pongan en el tocadero”
Salíamos rumbo a la escuela faltando algunos minutos para las 8 a.m., todavía no
llegábamos a la esquina cuando mi mamá nos llamaba y teníamos qué regresar
para ver qué quería. “Cuidado con los carros, no los vayan a atropellar”, nos decía.
“¡Ay, mamá, ya nos tocaría!” le contestábamos molestos por la recomendación de
cada día. “Sí, pero no se pongan en el tocadero”, era la última palabra llena de
autoridad. Esa era una lección de prudencia que todavía resuena en nuestros
oídos: “No se pongan en el tocadero”.
El angelito y el diablito
En las caricaturas se suele pintar a un angelito y a un diablito que aconsejan sobre
las ventajas de actuar bien o mal. La prudencia es hacerle caso al angelito y
mandar a volar al diablito.
Es la capacidad de elegir el mejor camino y emprenderlo, haciendo a un lado
aquellos que implican un mal o un daño.
Es el pensar, antes de emprender una acción, con qué medios contamos para
realizarla del mejor modo para que tenga éxito.
La prudencia acompaña al hombre sabio y lo hace sentirse satisfecho de los frutos
de sus decisiones y de sus actos.
“Los golpes quitan lo… tonto”
La prudencia madura con la experiencia. Cuando somos capaces de aprender de
nuestros fracasos nos volvemos prudentes, aunque dicen que el hombre es el
único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Hay una prudencia natural que notamos ya desde el momento en que el niño
comienza a aprender a caminar. Si tiene una experiencia dolorosa, tardará mucho
en volver a intentar la aventura de dar los primeros pasos.
Gracias a Dios, junto a un niño ¡o un joven! que todavía no han tenido experiencia
y que, por lo tanto, todavía su prudencia es inmadura, suele haber siempre un
adulto que enseña basado en su propia experiencia.
La prudencia se aprende. Es la familia esa escuela en la que se enseña a valorar la
vida y a aprovechar las oportunidades buenas que nos presenta.
Los niños de alfombra
60

El miedo a la vida nos hace encerrarnos en nuestra casa y dejar de aprovechar las
experiencias necesarias para nuestro sano desarrollo. ¡Pobres niños de alfombra
que no tienen la oportunidad de jugar con otros niños! Es muy cierto que los niños
peligran y que los papás deben apartarlos del mal, pero no pueden apartarlos de
ser niños ni de tener esas aventuras que forman su carácter.
No es bueno descuidar a los hijos y dejarlos a la buena de Dios, sí es conveniente
que los papás vigilen las actividades de sus hijos y propicien el encuentro con
otros niños. Quizás por eso esté de moda llevar a los niños a tantas y tantas clases
y cursos que además de enseñar, le dan a los niños un lugar sano de encuentro.
Qué es y qué no es prudente será una ocasión muy frecuente de discusión y hasta
de pleito en las familias. Los hijos deben considerar que las decisiones de los
padres obedecen a su deseo de evitarles un daño y no al deseo de hacerles un mal.
Los padres de familia deben pensar seriamente si su prudencia no es excesiva y en
realidad están privando a sus hijos de una oportunidad de crecimiento.
Juntos, dialogando, y con la ayuda de Dios, descubrirán lo que es prudente o no lo
es.
Ser prudente es:
·Pensar antes de tomar una decisión trascendental.
·Obedecer las señales de tránsito.
·En la inseguridad actual, no hacer ostentación de nuestros bienes y evitar
los lugares solitarios.
·No tomar si tenemos que manejar.
·Conocer y tratar las amistades de los hijos.
·“El hombre es fuego y la mejor estopa, llega el diablo y sopla”
·Informarnos lo mejor posible antes de tomar una decisión.
·Desconfiar de las “maravillosas oportunidades” que nos ofrecen fáciles
ganancias.
LA FORTALEZA

P. Sergio G. Román
Estercita
Estábamos en las oficinas parroquiales cuando de pronto se sintió temblar la
tierra. En México nos han enseñado que debemos salir, si es posible, del lugar
donde estamos y esa fue nuestra reacción. Una vez pasado el temblor, regresamos
a nuestras ocupaciones mientras comentábamos el acontecimiento. Estercita no.
Presa de un ataque de nervios lloraba inconsolable mientras su mamá trataba de
calmarla. Estercita era una catequista muy joven que estudiaba para ser
61

educadora. Su mamá nos explicó que había sufrido el terremoto de 1985 y que
había sido para ella un trauma que no podía superar. Pasó el tiempo y un día llegó
la flamante maestra, Estercita, llena de orgullo y me platicó que mientras estaba
con sus niños en la escuela, hubo un temblor y tuvieron que desalojar el jardín de
niños. Por su trauma, ella se llenó de temor, pero por su responsabilidad como
maestra, dominó su miedo, ordenó a los niños y los sacó del salón hasta un lugar
seguro. Una vez que estuvo a solas, se soltó a llorar. ¡Eso es la fortaleza!
¿Qué es?
Cuando pedía ejemplos de fortaleza para escoger uno, una joven me dijo: “Todas
las mamás son admirablemente fuertes; ponga que todas ellas tienen fortaleza”, y
es cierto. La responsabilidad y, a final de cuentas, el amor, dan la fortaleza para
vencer las adversidades. La fortaleza es la firmeza y la constancia en la búsqueda
del bien en los momentos difíciles (Cfr. CEC 1808) y es un valor muy importante
porque apoya a los demás valores. Para los católicos es, también, una virtud de las
llamadas cardinales y uno de los siete dones del Espíritu Santo.
La fortaleza en la vida diaria
El dolor puede ser tan fuerte que nos abruma, nos anula y hasta nos hace
renunciar a la vida misma. Los que se dejan vencer por el dolor caen en la
desesperanza y están vencidos. Ya no se puede contar con ellos, se han escapado
de la vida, se convierten en carga para quienes los aman. Los que superan la
adversidad, en cambio, están llenos de fortaleza y saben reconstruir, restaurar,
consolar y consolarse.
¿Son diferentes unos de otros? ¿Unos son súper hombres y los otros son pobres
mortales desposeídos de entereza y valentía?
De ninguna manera. Entre nosotros no hay súper hombres, todos somos iguales,
pero, ciertamente, unos tienen fortaleza y otros carecen de ella.
¿De dónde viene la fortaleza?
Los cristianos decimos que todo lo bueno viene de Dios, pero aún hablando
humanamente, este valor viene de un gran amor a la vida y de una seguridad de
que tenemos un lugar dentro de ella.
Los que aman y son amados, los que se sienten necesarios, los que se valoran y se
aman rectamente, sabrán sacar fuerzas de su flaqueza y seguir luchando a pesar
de la adversidad.
Los egoístas, los aislados, los que no aman a nadie, lo que sólo se preocupan por
su propio beneficio, no sienten la necesidad de luchar, de resistir, de vencer. Para
ellos es más fácil dejarse vencer.
62

Las pruebas más difíciles
La guerra, el hambre, el terrorismo, los cataclismos, ponen a prueba la fortaleza de
la humanidad. A todas ellas se sobrepone no sólo el hombre individual, sino la
sociedad misma. De las cenizas resurge el hombre fortalecido por el fuego del
dolor.
La muerte de un ser querido, la enfermedad propia y la de los seres amados, el
desempleo, la miseria, la cárcel, la violencia, las adicciones, son las pruebas que se
nos presentan todos los días y de las que tenemos que salir fortificados a pesar de
las heridas. Tener fortaleza no es ser indiferente al dolor, sino saber seguir
adelante a pesar de él.
Reconstruir una vida no es fácil, ni se puede hacer sin la ayuda de los demás. No
es falta de fortaleza saber pedir o aceptar esa ayuda para sanar de las heridas
físicas y sicológicas.
Para ser fuerte…
·Sé fuerte con la fuerza de Dios.
·No te pongas triste como los que no tienen esperanza.
·Conoce tus debilidades.
·Confía en ti mismo.
·Siéntete seguro de que amas.
·Sé consciente de tus lazos familiares.
·Eres necesario para los que te aman y de ti dependen; ellos cuentan contigo.
·A pesar de todo… ¡la vida es bella!
LA TEMPLANZA

P. Sergio G. Román
Un hogar sin televisión
-En casa no vemos televisión- me dijo orgulloso un buen amigo el día que me lo
encontré con su esposa y sus dos niños jugando pelota en un parque.
-Un día se nos descompuso la tele y no teníamos dinero para llevarla a reparar;
comenzó entonces para nosotros una nueva vida. Nos dimos cuenta de cuánto
dependíamos de la televisión y, al principio, hasta nos pusimos neuróticos porque
no sabíamos qué hacer con nuestro tiempo libre. Es lo que se llama síndrome de
abstinencia para los que dejan una droga. Hicimos una reunión para hablar del
problema y decidimos planear mejor nuestro tiempo. Ahora pasamos más tiempo
juntos, mis hijos estudian mejor, nos sentamos a la mesa y comemos bien, no sólo
bocadillos frente a la pantalla; nos acostamos más temprano, salimos con
frecuencia y mi esposa y yo nos llevamos mejor.
63

-¿Y los niños están de acuerdo?- le pregunté.
-A ver, niños, ¿quieren que reparemos la televisión?- cuestionó el padre de familia
dirigiéndose a los pequeños.
-¡No!- dijeron al unísono.
Y es que los niños estaban encantados con el experimento.
¿Qué son las adicciones?
La naturaleza es muy sabia y rodeó de placer los actos necesarios para la
sobrevivencia del hombre. Nos causan placer, entre otras cosas, la comida, la
bebida, el sueño, la fantasía, la contemplación de la belleza, los olores agradables,
los sonidos armónicos, la frescura en el calor y el calor en el frío, las buenas
compañías, las caricias, el conocimiento de lo que nos interesa, la sexualidad y
tantas y tantas experiencias con las que se enriquece nuestra vida. La vida, toda,
habla a nuestros sentidos y eso contribuye a nuestra plenitud.
El problema comienza cuando abusamos de ese placer e introducimos un
desorden en nuestra forma de vivir. Cuando convertimos en fin lo que la
naturaleza nos dio como un medio.
El abuso
Comedores compulsivos, alcohólicos, drogadictos, neuróticos, violentos,
fumadores y demás a los que añaden la palabra “anónimos”, son un testimonio
del esfuerzo por dejar de abusar de los legítimos placeres de nuestra vida.
No es malo tomar bebidas embriagantes, pero es malo embriagarse y echar a
perder la propia vida y la de los demás.
Cuando se abusa de un placer constantemente, se convierte en una obsesión
enfermiza que nubla la razón y la capacidad de decidir. El abuso esclaviza y
enferma.
Causas
¿Por qué nos volvemos adictos? ¡Por la falta de valores!; cuando no tenemos por
qué vivir ni ideales superiores, nuestra vida se vuelve obsesivamente egocéntrica
y ya nada más vivimos para proporcionarnos placer: “Comamos y bebamos que
mañana moriremos”, como decían los hedonistas, que pensaban que todo
terminaba con la muerte.
64

San Pablo decía de los buscadores de placeres que su dios era el vientre. Los
modernos hedonistas han acuñado también su frase: “¿Qué tiene de malo, si me
gusta?” y han hecho del placer sensible la regla de la moralidad.
Aquí entra la templanza
La templanza es el equilibrio en el uso de los placeres sensibles. Nos ayuda a no
dejarnos llevar por la fatal atracción del abuso.
¿Qué hace que tengamos templanza? En primer lugar el aprecio de nuestra propia
dignidad. El amor a los nuestros es también una fuerte motivación para liberarse
de una obsesión. El amor a Dios y el querer vivir haciendo su voluntad es, para los
creyentes, una fuerza poderosa que ayuda a salir de ese infierno que son todas las
adicciones.
El ayuno y la abstinencia que se nos piden a los católicos en la Cuaresma son un
medio de practicar la templanza y de demostrar que para nosotros el comer y el
beber no es lo más importante.
Un hogar en el que hay sobriedad es la mejor forma de evitar que los hijos caigan
en el alcoholismo o la drogadicción.
Abusos que dañan a la familia:
·Amor desordenado al dinero. Avaricia.
·Exceso de trabajo en los papás que hace que descuiden a sus hijos.
·Pasatiempos que se convierten en vicios: un deporte, juegos de apuestas,
colecciones, música, el mismo estudio.
·La pornografía es un adulterio virtual.
·Excesivo cuidado del cuerpo, que lleva al narcisismo y a la anorexia.
·El cultivo de amistades de una clase exclusiva y la discriminación.
·El orden y la limpieza obsesivas.
·El nacionalismo radical que se convierte en xenofobia.
EL RESPETO

P. Sergio G. Román
Quítate los zapatos
A sus 80 años mi madre seguía viajando. A mí me tocó acompañarla y servirle de
guía en un viaje a Tierra Santa y a Egipto. En el Cairo, visitamos una hermosa
mezquita, lugar de oración para los musulmanes, y de admiración para el mundo.
Había un guardia musulmán a la puerta, que indicaba a los turistas que se
quitaran los zapatos, costumbre musulmana, antes de entrar. Me acordé de
cuando el ángel le pidió a Moisés que se quitara los zapatos porque el lugar en el
que estaba era santo. Mientras visitábamos la mezquita, llegó un grupo de
65

adolescentes musulmanes en visita de su escuela y todo se volvió algarabía, risas,
empujones, carreras y todo eso que es natural entre los jóvenes cuando andan
juntos. Automáticamente, mi madre reaccionó como mamá y, en español,
comenzó a regañarlos y a decirles que aquel era un lugar sagrado y que se
portaran bien. Los jóvenes guardaron silencio y a partir de ese momento hicieron
su visita en orden. Cuando salimos, el guardia se deshacía en saludos y sonrisas
de agradecimiento a mi madre. Yo estaba admirado por el respeto de mi madre a
aquel lugar sagrado y por el respeto de los jóvenes, a pesar de ser musulmanes, a
una mujer extranjera y anciana.
¿Qué es el respeto?
Es reconocer la dignidad propia de una persona. Es reconocer que todos los
humanos somos dignos -y con los mismos derechos- desde el momento en que
somos concebidos. Las Naciones Unidas declararon solemnemente los derechos
del hombre en 1948. Dios se los dio grabados en piedra a Moisés, en el Monte Sinaí
hacia el 1400 a.C., pero ya antes los había escrito en el corazón de cada ser humano
desde la creación de nuestros primeros padres.
El respeto, es decir, el reconocimiento de la dignidad de las personas, se lo
debemos sobre todo a Dios, que tiene todos los derechos y se lo debemos a todas
las personas.
Hay individuos que merecen un mayor respeto, por ejemplo los ancianos, los
padres de familia, las mujeres, los niños, en todo momento, los que tienen alguna
autoridad, los maestros, los servidores de Dios en cualquier religión y, en general,
todo ser humano que se ha ganado nuestro respeto especial por sus buenas
acciones, por su sabiduría, por su arte o su destreza.
Lugares y cosas que merecen respeto
Aunque sólo los humanos somos sujetos con derechos propios, porque es
conveniente para la recta convivencia y para el bienestar común, extendemos el
respeto a la naturaleza, a algunas cosas y lugares.
Los templos, de cualquier religión, son sagrados, lo mismo que los objetos propios
del culto. Nadie duda que un panteón merezca respeto en atención a la memoria
de nuestros antepasados. Las escuelas, bibliotecas y museos merecen nuestro
respeto porque son como templos del saber.
Los bienes públicos deben respetarse porque están al servicio de la comunidad.
Quien los daña es un criminal, un ladrón que nos roba.
La propiedad privada, nuestra casa, merece respeto; tenemos derecho a que no
nos la pinten los “grafiteros” y a que no nos invadan los vendedores ambulantes
impidiendo la paz y el acceso a ella.
66

Símbolos que merecen respeto
A los mexicanos nos han enseñado a respetar nuestros símbolos patrios y, entre
ellos, primordialmente a la bandera. La convivencia con otras culturas nos ha
contagiado de su despreocupación ante sus banderas y ya comenzamos a faltarle
al respeto a la nuestra. Recobremos ese respeto que nos dignifica como nación.
Respeta para que te respeten
Respetamos porque reconocemos la dignidad de los demás, pero también por la
necesidad de una convivencia pacífica. Si entre esposos se faltan al respeto
dándose un trato ofensivo, se habrá terminado el amor y la armonía de la familia.
En un hogar así, nada raro que los hijos se falten el respeto entre sí y a sus padres.
¿Qué pueden esperar los pobres maestros de niños así?
Para enseñar el respeto a los niños…
·Explicarles por qué las personas merecen respeto.
·Tratar a los ancianos con deferencia.
·En el templo, pedirle a los niños que se quiten la gorra, que no masquen
chicle, que no estén comiendo ni bebiendo agua, que guarden compostura.
·Participar con los niños en ceremonias patrias.
·No usar ni permitir usar un lenguaje impropio por lo ofensivo o vulgar
dentro del hogar.
LA TOLERANCIA

P. Sergio G. Román
“Así no jugamos con usted”
Al terminar la Misa salí a la banqueta a despedir a los asistentes. Habíamos
celebrado el fin de un retiro juvenil al que habían asistido jóvenes de las diferentes
bandas de la colonia. La Misa se había celebrado en un ambiente de euforia
sostenida, manifestada en cantos, testimonios, porras y llanto de aquellos jóvenes,
algunos de ellos adictos, que se habían encontrado con Cristo. Se me acercó un
feligrés, papás de tres jovencitas que colaboraban en la parroquia y que en ese
momento lo acompañaban con lágrimas en los ojos, y dramáticamente me dijo:
“Padre, así no jugamos con usted; ¿cómo quiere que deje venir a mis hijas a una
iglesia llena de drogadictos?” Se retiró muy digno y se llevó con él a sus hijas que
lloraban porque no estaban de acuerdo con él. Pasó el tiempo y aquel hombre me
buscó para pedirme perdón y para informarme que la policía había arrestado a
uno de sus hijos varones por vender droga. ¡Así es la vida!
¿Qué es la tolerancia?
67

Podríamos decir que la tolerancia es dar la importancia debida al que la tiene, por
su dignidad, y no fijarnos ni hacer caso a las circunstancias que lo rodean. Las
ideas, por ejemplo, son importantes, pero los hombres lo son más. (Viva la Gente)
La tolerancia amplía al infinito los horizontes de la amistad, porque sabe brincar
las barreras injustas y prejuiciosas que la sociedad impone.
En la sociedad pluralista de hoy, la tolerancia se hace cada vez más necesaria para
una recta convivencia, porque nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo o
los compañeros de nuestros niños pueden ser diferentes a nosotros y tenemos que
aprender a convivir y a trabajar con ellos armónicamente.
La discriminación por cualquier motivo es una forma de intolerancia y constituye
un crimen, catalogado así en nuestras leyes.
Si nos reconocemos hermanos de todos los hombres, no podemos evitar su trato, e
incluso su amistad, porque piensan diferente a nosotros, o tienen tendencias
políticas distintas, o son de otra raza, o de otro sexo, o son ricos o pobres, o no
tienen mis conocimientos, o no son educados, o tienen otra religión… ¡o son muy
feos!
La tolerancia no es renunciar a mi derecho
Tolero que cada quien tenga la libertad de creer en lo que le convenza, pero no
tolero que se ataque falsamente a mi religión tan sólo porque está de moda atacar
al catolicismo.
Un padre de familia puede tolerar que los jóvenes sea alegres y quieran divertirse,
pero no aceptará que, mientras estén bajo su responsabilidad, se conviertan en
parásitos de su familia.
La tolerancia: paz
Se casaron apasionados y después descubrieron defectos que ni siquiera
sospechaban. El verdadero amor es seguir amando a pesar de esas fallas y ayudar
al ser amado a superarlas… si puede.
Es reconfortante ver esos matrimonios viejos que, llenos de sabiduría y cariño, se
toleran a pesar de sus defectos. Han aprendido a vivir en paz.
No escogemos a las personas con las que trabajamos. Si necesitamos el trabajo
seremos tolerantes con ellos.
Si damos demasiada importancia a los defectos de los demás, viviremos siempre
cuesta arriba, insatisfechos porque Dios no hizo a todos los demás hombres
“perfectos” como nosotros.
68

También es importante darnos cuenta de qué actitudes nuestras son difíciles de
tolerar por los que tienen que convivir con nosotros para tratar de facilitarles
nuestro trato.
LA MISERICORDIA

P. Sergio G. Román
“Al amigo se le conoce en la enfermedad y en la cárcel”
Las prisiones son un verdadero infierno. No sólo por las penas físicas -que se
agravan por la sobrepoblación y por el daño que se causan entre sí los presos-
sino, sobre todo, por la pena moral del remordimiento en los culpables y de la
justa indignación en los inocentes, que también los hay.
Algunos tratan de aliviar, en lo posible, las penas de ese infierno y visitan con
frecuencia a los presos: son las madres y las esposas. Algunas perseveran aunque
la sentencia sea larga, muy larga o para siempre; otras, los dejan solos.
Hay quienes, movidos por motivos religiosos o simplemente humanitarios, visitan
también las cárceles, llevando consuelo, esperanza y, a final de cuentas, redención.
Estas visitas caritativas pueden parecer inútiles para quienes no tienen fe y siguen
considerando a la religión como “opio del pueblo”. Por eso me dio mucho gusto
leer en los periódicos que la Comisión de Pastoral Penitenciaria de la
Arquidiócesis de México, entregaba, por medio del cardenal Rivera Carrera, los
documentos que acreditaban la libertad de algunos presos que habían sido
ayudados por esos voluntarios que los visitaban, cumpliendo el mandato
misericordioso de Jesús. En lo que va del año han ayudado a conseguir su libertad
a 230 presos. ¡Una misericordia efectiva!
¿Qué es?
La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín: misereri, que
significa tener compasión, y cor, que significa corazón. Ser misericordioso es tener
un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del
amor; es decir, de la caridad.
Pasaporte para el cielo
¿Qué se necesita para ir al cielo? ¿Acaso rezar mucho? ¿No faltar a los
mandamientos? Pues resulta que lo que Jesús nos pide es que seamos
misericordiosos con Él; y lo somos si nos comportamos misericordiosamente con
los más necesitados.
69

Si deseo, pues, ir al cielo, más me vale que comience a preocuparme efectivamente
por los prójimos que necesitan de mí.
“Bienaventurados los misericordiosos...”
No sólo en los tiempos históricos en los que vivió Jesús antes de su ascensión, sino
en estos tiempos en que vivimos, hace falta la misericordia. Cuando la desgracia
alcanza proporciones desmedidas, la misericordia se vuelve una necesidad que
atienden oficialmente las organizaciones mundiales o nacionales. Sabemos que la
ONU y otras organizaciones filiales ayudan a las víctimas de guerra, a los
refugiados, a los que padecen hambre. La Cruz Roja es el paladín de la ayuda
voluntaria y desinteresada a los que sufren. En México, y en casi todos los países,
hay obras semejantes que se distinguen por su altruismo y filantropía. A nivel de
católicos, tenemos Cáritas (Caridad) que trata de expresar en obras la fe de la
Iglesia.
Todos estos movimientos necesitan de tu colaboración. La medida de tu
compromiso dependerá de la conciencia que tengas de la urgencia de ayuda de tus
hermanos necesitados. Una persona que da su tiempo, su dinero y lo que es y sabe
a este tipo de organizaciones, se llama “voluntario”. ¿Te gustaría serlo?
Pero también puedes serlo de una forma autónoma o formar equipo con tu familia
o tus vecinos. Sólo se necesita un corazón compasivo y, como seguramente ya te
habrás dado cuentas, tú lo tienes y lo tienen tus hijos, tu esposa y toda esa gente
buena con la que convives.
No necesitamos buscar a quién ayudar, la vida misma nos va presentando la
oportunidad. Basta tener los ojos abiertos y, más que los ojos, el corazón.
Hagamos de nuestras obras de misericordia una cuestión de familia en la que
todos participemos, cada quien de acuerdo con sus posibilidades y su edad.
Quizás no esté a nuestro alcance adoptar a un huérfano de guerra o ir a socorrer a
los damnificados de un terremoto en el otro lado del mundo, pero sí lo está el dar
compañía a un solitario, el visitar a un enfermo, el ayudar a un estudiante a pasar
un examen, el conseguir trabajo a un amigo, el acudir al novenario de un difunto...
¡tantas cosas que podemos hacer!
Recordando
Cuando íbamos al catecismo nos enseñaron que las obras de misericordia de
dividen en espirituales y corporales.
Las espirituales son:
·Enseñar al que no sabe.
70

·Dar un buen consejo al que lo necesita.
·Corregir al que yerra.
·Perdonar las injurias.
·Consolar al triste.
·Soportar las flaquezas del prójimo.
·Orar por vivos y difuntos.
Las corporales son:
·Dar de comer al hambriento.
·Dar de beber al sediento.
·Dar posada al peregrino.
·Vestir al desnudo.
·Visitar al los enfermos.
·Socorrer al cautivo.
Estas obras de misericordia son pedidas por el mismo Cristo (Mt 25, 31-46); la
Iglesia añadió una más:
·Enterrar a los muertos.
LA SINCERIDAD

P. Sergio G. Román
“Nido de víboras”
Para Roberto, la experiencia de tener un trabajo, el primero, se volvió molesta. Le
pagaban bien y se sentía contento de aportar algo para el gasto de su familia, pero
el ambiente de sus compañeros de trabajo no le gustaba. Unos cuantos eran
quienes llevaban la voz cantante y echaban a perder el compañerismo con los
chismes y burlas no sólo de los demás compañeros, sino, sobre todo, de los jefes.
¡Se sabían obras y milagros de cada uno de ellos, y lo que no sabían, lo inventaban!
Lo que más molestaba al nuevo empleado era que a aquellos mismos a quines
criticaban, cuando los tenían de frente, los adulaban y trataban de ganarse sus
favores con regalos y festejos. ¿Cómo podían vivir así? Se atrevió a manifestar su
sentimiento y, aunque vio que algunos de sus compañeros estaban de acuerdo,
otros lo consideraron peligroso y se encargaron de echarlo del trabajo, fastidiado
por aquel nido de víboras.
Consiguió otro empleo y llegó a ser jefe de personal en un ambiente diferente. La
vida da muchas vueltas y un día llegó a solicitar trabajo uno de aquellos
compañeros que le había hecho la vida imposible. Lo llamaba don Roberto y le
recordaba, cínicamente, que habían sido compañeros. Era un hombre muy capaz,
pero, humanamente, era dañino para cualquier empresa. No lo aceptó porque no
sabía ser sincero.
71

¿Qué es y qué no es la sinceridad?
Es una palabra que tiene su origen en el latín, donde significa “pureza” o
“limpieza”. Ser sincero es ser limpio, no tener mancha.
Ya entre nosotros, la sinceridad es no sólo decir la verdad, sino actuar con verdad,
actuar limpiamente, sin dobleces ni hipocresías.
Desde luego no es sincero el que, presumiendo de serlo, se dedica a decir verdades
molestas y humillantes a los demás. Esa persona es un impertinente y un mal
educado que no tiene sensibilidad ni caridad para convivir con los demás.
Podemos y debemos decir la verdad, pero siempre anteponiendo la prudencia y el
respeto que nos merece la dignidad y la buena fama de nuestro prójimo.
El ejemplo arrastra
¡Qué importante que los papás hablen a sus hijos y les vayan trasmitiendo los
valores que ellos mismos recibieron!, pero mucho más importante es que actúen
de acuerdo con esos mismos valores. Las palabras se las lleva el viento, los
ejemplos se quedan grabados en el alma como marcas impresas con fuego.
A los niños se les queda grabado el trato sincero a nuestras buenas amistades, el
cariño con el que las recibimos y la alegría de compartir con ellas los momentos
mejores de nuestra vida.
Aprenden, si ven que el respeto a los maestros se tiene no sólo cuando los van a
ver a la escuela, sino cuando hablan de ellos delante de sus hijos.
Dar regalos de cumpleaños, de bodas, de Navidad, es otra ocasión para enseñar la
sinceridad. Si damos lo que no queremos, lo defectuoso o hacemos regalos para
salir del paso, estamos enseñando falsedad e hipocresía. Un regalo es dar parte de
uno mismo y el cariño comienza desde el momento en que escogemos lo que
vamos a dar, la forma como presentamos el regalo y llega hasta el interés de que
ese regalo guste y sea bien recibido. Un regalo debe ser una expresión sincera de
afecto y agradecimiento.
Quítate la máscara
Para ser aceptados en ciertos ambientes en los que nos movemos ¡nos ponemos
una máscara! Esa máscara impide a los demás ver nuestra realidad y nuestro
interior. Nos tratan por lo que aparentamos y nos acostumbramos tanto al disfraz
que nos posesionamos de nuestro papel y dejamos de ser nosotros mismos.
Ninguna máscara es más bella que nuestro sencillo interior.
72

Quitémonos la máscara y mostrémonos tal como somos. Nos aceptarán las
personas que aprecien nuestros valores humanos y nos sentiremos libres sin tener
que fingir lo que no somos. Nos daremos cuenta de que las personas que nos
aceptan en nuestra sencillez suelen ser muy parecidas a nosotros y que nos
aprecian con sinceridad.
Representar un papel que no nos corresponde produce fatiga y desequilibrio
enfermizo.
Dios ve a través de nuestra máscara y nos ama por lo que somos, no por lo que
aparentamos ser.
Somos sinceros...
·Si no hablamos mal de nuestros amigos a espaldas de ellos.
·Si no damos una falsa impresión aparentando ser lo que no somos o tener
lo que no tenemos.
·Si no humillamos a los demás porque no son como nosotros.
·Si no decimos mentiras por conveniencia.
·Si brindamos nuestra amistad sin interés de recibir algo.

LA ABNEGACIÓN

P. Sergio G. Román
Honra a tu padre y a tu madre
La vejez es una bendición de Dios, pero qué difícil es ser viejo. El cuerpo se
desgasta día a día y las enfermedades agravan el paso natural del tiempo, de tal
modo que se llega a ser prácticamente un inválido, dependiente de los demás en
todo.
¡Pobres de los que no tuvieron hijos y de los que no supieron educarlos en el amor!
Su triste destino será el acogerse a la caridad pública en la que se sirve por un
sueldo y por obligación.
¡Dichosos los que supieron ganarse el amor de los hijos!, vivirán rodeados de
cariño y morirán en medio de ellos.
Me conmueven mucho los ancianitos enfermos y siempre he pedido por ellos;
pero, desde que viví en carne propia la ancianidad de un ser querido, siempre
añado ahora una oración muy especial por los que los cuidan. También ahora
comprendo la grandeza del amor filial y la capacidad de las hijas, de manera
especial de ellas, de amar a sus padres.
73

He visto cómo son capaces de dejar todo, hasta a ellas mismas, para darse a un
padre o una madre enfermos, sacando fuerzas de su debilidad y manteniéndose
firmes a pesar de la pesada carga y a pesar de lo largo del tiempo. ¡Benditas sean!
Eso es abnegación.
¿Qué es la abnegación?
“Sacrificio voluntario de los propios afectos o intereses en servicio de Dios o del
prójimo.” (Salvat)
Abnegarse, del latín, significa negarse a sí mismo.
La abnegación tiene un motivo que la explica y que normalmente es un bien que
se desea conseguir y para lo cual se sacrifican intereses personales.
Ese bien puede estar en el orden de lo meramente humano, como conseguir un
triunfo académico, deportivo, artístico o estético. Admiramos la abnegación
cuando está motivada por el amor al prójimo; por ejemplo, el bien de la familia, o
el servicio a los necesitados o el amor de la patria del que son ejemplo nuestros
héroes.
Cuando el motivo de la abnegación es Dios, entonces adquiere un especial sentido
de sacrificio, que significa hacer sagrado algo. Aquello a lo que renunciamos por
amor, se lo ofrecemos a Dios.
Se explica por el amor
Nos hemos vuelto muy egoístas. Como damos excesivo valor al tener, ya no
comprendemos el dar y cuando alguien da pensamos que se está atentando contra
sus derechos. El egoísmo no comprende y hasta critica la abnegación de un
hermano mayor por sacar adelante a sus hermanos sin padre. ¡Que los olvide y
que se supere primero él mismo!, pero él, gracias a Dios, no puede olvidar el amor.
Por amor una esposa es fiel y espera al marido que se va a trabajar al país del
Norte. Por amor los padres de un hijo autista buscan continuamente su bien. Por
amor una jovencita decide tener el hijo cuya venida arruinará su vida porque el
novio no le cumplió. Por amor un hombre deja de beber y asiste a un grupo de
Alcohólicos Anónimos. Por amor un nieto se va a vivir con sus abuelos para que
no estén solos.
Al que ama, nadie lo obliga a renunciar a sus derechos; lo hace por el bien de sus
seres amados con toda libertad.
Y si nuestro mundo no entiende este tipo de abnegación, menos comprende y
acepta la que lleva a una joven a ser monjita o a un joven a ser sacerdote.
74

Jesús nos pide abnegarnos
Jesús es un modelo de abnegación. Siendo Dios, nos dice San Pablo, renunció a su
condición divina y se hizo hombre, tan hombre como cualquiera de nosotros,
menos en el pecado. Cuando Jesús sufría su débil condición humana, ¿lamentaba,
acaso, haber renunciado a sus poderes divinos? ¡No!; porque lo hizo por amor a
nosotros.
Y Él, que tanto amó, nos pide a sus discípulos que, si queremos de veras serlo,
debemos renunciar a nosotros mismos y tomar su cruz. (Mt 16, 24)
Ser uno con Jesús, seguirlo, consiste en renunciar a la propia voluntad y tratar de
hacer la voluntad del Padre Dios, tal como Jesús mismo lo hace.
Se es abnegado…
·Cuando el hermano mayor, sin que nadie se lo diga, renuncia a su postre
favorito para que ajuste para sus demás hermanos menores.
·Cuando la esposa se abstiene de su necesidad de quejarse ante su marido
porque ve que llega muy cansado del trabajo.
·Cuando el esposo renuncia a llevar una película mala a su hogar para no
lastimar a su mujer que lo ama.
·Cuando el hijo no protesta ante los signos de amor maternales hechos en
público y delante de sus amigos.
·Cuando el profesionista inventa un pretexto para cobrar menos a un cliente
del que sabe que tiene grandes necesidades económicas.
·Cuando prestamos atención a un amigo que nos muestra las fotos de sus
hijos por milésima vez.
SABER ESCUCHAR

P. Sergio G. Román
“Te pago tu tiempo”
La recepcionista del elegante consultorio hizo pasar a la pequeña paciente y la
presentó:
- Doctor, aquí tiene una paciente muy especial.
El doctor vio con ojos de asombro a la niña y luego se fijó en la sonrisa cómplice de
la recepcionista.
- ¿Qué haces aquí?, no tengo tiempo para atenderte, estoy trabajando-, le dijo el
sabio médico a la niña, un poco molesto.
75

- Papá, yo pagué tu tiempo, junté lo que me das para el colegio para que me
escuches porque en casa siempre dices que estás muy cansado.
El médico de altos vuelos miró a su pequeña y, lleno de vergüenza, la abrazó y la
hizo pasar para escuchar a la que había tenido que pagar una consulta para que su
papá tuviera tiempo para ella.
Esta anécdota tan conocida debería hacernos pensar a quienes tenemos obligación
de saber escuchar.
¿Qué es escuchar?
Disposición para atender y entender a los demás (Diccionario de las Virtudes,
Héctor Rogel Hernández. SCM, 2003)
Se hace notar la diferencia entre oír y escuchar: oír es sólo usar ese maravilloso
sentido que nos hace situarnos en el mundo que nos rodea. Escuchar tiene un
especial sentido de prestar atención, de atender. Puede ser que oigamos, pero que
no estemos escuchando. Escuchar implica un compromiso con el que nos habla.
Nadie escucha
Los transportes públicos en las grandes ciudades son una constante paradoja:
viajamos estrechamente unidos a una multitud y, sin embargo, estamos
perfectamente solos. No nos hablamos, nos ignoramos unos a otros y si llega a
haber algún tipo de comunicación, ésta se reduce a una frase de cortesía obligada
o a una mirada de reproche.
La incomunicación se agrava cuando nos colocamos los audífonos para escuchar
música, que vienen a significar aquel dicho popular: “no oigo, soy de palo”. No
oigo y no quiero oírte, déjame en paz en mi propio mundo. Pero el amor todo lo
vence y vemos por ahí a una parejita que comparte lo que escucha prestándose
uno de los audífonos.
No sabemos, y no queremos, escuchar. Y a nuestro alrededor está toda esa gente
que tiene necesidad de ser escuchada.
Y todos necesitamos ser escuchados
Dios bendiga a los taxistas, ¡cuánto bien hacen con tan sólo escuchar nuestras
quejas! En una ciudad grande el taxista es anónimo. ¿Cuándo lo volveremos a ver?
Garantizada la discreción les soltamos las penas que cargamos dentro. Algunos
tratan de consolar o de orientar, y realmente no importa cómo lo hagan; lo
importante es que suelen escuchar con simpatía.
76

Algunos acuden al confesionario más que para recibir el perdón de los pecados,
para ser escuchados. Los niños definen al amigo como aquél que le pueden contar
sus problemas.
Los adolescentes evitan estar en su casa donde todo mundo los regaña y nadie los
escucha, y salen a la calle para encontrar amigos comprensivos que les dan lo que
sus padres no les saben dar. Lo malo es que esos amigos suelen dar malos
consejos.
Aprender a escuchar
Urge aprender a escuchar. Primordialmente debemos hacerlo quienes tenemos la
obligación, es decir, los padres de familia, los maestros, los sacerdotes, los
orientadores y los médicos.
Los papás aprenderán a escuchar movidos por el amor natural a sus hijos. El
escuchar es personal y confidencial, pero no debe implicar complicidad.
¿Cómo infundir en los hijos la confianza necesaria para que se abran? ¡Dejando de
actuar como policías! En esa escucha paternal no caben ni el enojo ni la burla, pero
sí la tolerancia y la comprensión; tampoco hay lugar para las represalias o para
usar lo confiado en las relaciones posteriores.
Los papás pueden buscar la oportunidad para hablar con cierta privacidad y en un
ambiente propicio. Salir con un hijo es invitarlo a la confidencia.
Para saber escuchar:
·Acoger con educación y sensibilidad al que nos habla.
·Darle tiempo. No mostrar impaciencia. En ese momento él es lo más
importante de nuestra actividad.
·Escuchar sin prejuicios. No meter en un molde lo que nos están diciendo.
·Buscar juntos las soluciones. No pensar que tenemos todas las respuestas.
·Tratar de conocer la situación personal del que nos habla.
·Dejar de hacer cualquier otra actividad y mirar al que nos habla. También
con los ojos se escucha.
LA OBEDIENCIA

P. Sergio G. Román
El juicio de Nuremberg
Cuando terminó la II Guerra Mundial, la ONU estableció en 1946 un tribunal, en
la ciudad alemana de Nuremberg, para juzgar los crímenes de guerra de los
77

dirigentes nazis que no lograron escapar para ocultarse en otros países. ¿De qué
los acusaban? ¡De genocidio!
Durante todo el tiempo que duró en el poder, el nacionalsocialismo atentó contra
la vida humana: asesinó a los disminuidos mentales, a los inválidos, a los
homosexuales y a los criminales. Después, con el pretexto de que sólo la raza aria
podía subsistir, desató una persecución implacable no sólo contra el pueblo judío,
los gitanos, los católicos y, en general, contra quienes no pertenecieran a su raza. Y
no sólo fue el asesinato y el confinamiento en los campos de concentración, sino la
crueldad con la que trataban a sus prisioneros, con quienes incluso realizaban
experimentos seudo científicos que siguen causando horror cuando se conocen.
Cada criminal juzgado alegaba, como justificante, que siendo militar, ¡sólo había
obedecido las órdenes de sus superiores!
¿Qué es la obediencia?
Obedecer significa hacer la voluntad del que manda. Es un valor fundamental no
sólo de la familia, célula base de la sociedad, sino de la sociedad misma que se
vale de leyes para conseguir la convivencia armónica de sus miembros. En
algunos grupos se exige una estricta obediencia para conseguir con mayor
efectividad sus fines; por ejemplo, en el ejército o en las instituciones de servicio
que se organizan con su mismo esquema de mando: policía, bomberos, grupos de
rescate y demás.
Las empresas humanas tienen también un escalafón de autoridad al que se
someten los subalternos.
En el plano religioso, las congregaciones, que tienen como carisma la vida fraterna,
se comprometen, con voto, a obedecer al superior en cuya voluntad quieren
descubrir la voluntad de Dios.
La Iglesia Católica se funda también en la obediencia a Cristo y a su Vicario en la
tierra: el Papa, quien con los obispos dirige la Iglesia. Vicario significa el que hace
las veces de. Por eso, cuando los católicos obedecemos, sabemos que es a Cristo a
quien obedecemos.
El que obedece no se equivoca
Es difícil mandar con rectitud. Tan fácil que es confundir la voluntad que
responde a nuestros intereses con la voluntad del pueblo que nos elige o la del
mismo Dios a quien representamos. Cuando la autoridad gobierna a su capricho,
se convierte en un dictador y la única forma de hacerse obedecer es por la
violencia y el terror. Cuando el que manda lesiona el derecho, cesa la obligación
de obedecer.
78

Dicen que el que obedece no se equivoca, pero no es tan fácil. El que obedece
conserva su libertad y su capacidad de juzgar. Si obedece una ley injusta, él mismo
es injusto sin ninguna excusa. Y esto vale también para los sometidos a obediencia
militar.
El principio es: debemos obedecer primero a nuestra conciencia. Y un principio
más alto todavía es: debemos obedecer antes a Dios que a los hombres.
El que manda
En ese libro inmortal de Antoine de Saint Exuspery, El Principito, se nos narra un
episodio en el que el pequeño príncipe llega a un planeta en el que gobierna un
sabio rey que presume que todos lo obedecen. El Principito le pide que le mande
al sol que se ponga, porque a él le encantan los crepúsculos. Entonces el rey
ordena al sol que se ponga ¡a las 7.40 p.m.! El Principito protesta y le dice al rey
que así no tiene ninguna gracia ya que es la hora en que el sol se pone. El rey
contesta que la autoridad sólo debe mandar lo que los súbditos pueden obedecer.
El que obedece
Obedecer nace del convencimiento de que el que manda lo hace por nuestro bien o
por el bien común. Entonces la obediencia es completa porque lo haremos
inmediatamente y tal como nos lo mandaron. Cuando obedecemos así, nuestra
libertad queda intacta, no es lesionada.
En cambio, cuando obedecemos por miedo perdemos nuestra libertad y caemos en
el sometimiento, en la servidumbre y en la esclavitud.
Por eso se insiste en que los papás deben educar a sus hijos más en el buen uso de
la libertad que en la obediencia ciega. Esto no quiere decir que no debamos
obedecer cuando no estemos de acuerdo, porque entonces la familia caería en el
caos. Pero sí tenemos derecho a pedir explicaciones que hagan razonable lo que se
nos manda.
Cristo, modelo de obediencia
“... (Cristo) y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de
Cruz” (Flp 2, 8)
“En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre todos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán
constituidos justos.”. (Rom 5, 19)
EL PUDOR

P. Sergio G. Román
Los lagartijos
79

Cuando la calle de Madero de la ciudad de México se llamaba todavía “Plateros”,
a finales del S. XIX, los “niños bien” de aquel entonces acostumbraban pasar el día
viendo caminar a las muchachas y tomando el sol, por lo que les decían “los
lagartijos”. Les encantaba que lloviera porque entonces las jóvenes damitas,
vestidas a la moda de entonces, con largas faldas, tenían que recogerse levemente
el vestido y les permitían ver ¡los tobillos calzados con púdicos botines!
Ciento y pico de años después
Ya no se necesita esperar a que llueva para ver los tobillos de las muchachas:
ahora usan minifaldas, ombligueras, mayones y biquinis. Las revistas y los
periódicos muestran, como si fuera la cosa más natural, mujeres sin ropa, y no se
diga el cine y la televisión. ¿Ya no hay pudor?
¿Qué es el pudor?
El cuerpo humano es, simplemente, bello. Es obra de Dios y, a nuestros ojos, es la
más perfecta de las obras. Las artes plásticas lo han glorificado y sublimado en
busca de un sentimiento meramente estético.
Los pueblos primitivos tienen un concepto del cuerpo humano muy diferente al
de los pueblos llamados civilizados, de tal modo que para ellos la desnudez no
atenta contra su pudor. ¿Es el pudor cuestión de cultura y de costumbres?
El pudor no es la vergüenza de mostrar un cuerpo feo o antiestético; es el recato
con el que se guarda lo sagrado, lo que es expresión de un verdadero amor.
La naturaleza ha rodeado la sexualidad humana de incentivos sensibles que
propician la procreación. El ser humano ha llegado a buscar esa procreación de
una forma responsable dentro de un digno sentimiento de amor. No se trata de
procrear con cualquiera y en cualquier momento, sino de encontrar con quién
formar una familia en la que se atienda y acompañe a los hijos. Y esa persona es
única y debe amarse para siempre. Por eso el apareamiento, simplemente por
placer, nos animaliza.
El pudor es reservar para el ser amado esos incentivos sensitivos y placenteros que
llevan a tener hijos. El amor convierte el cuerpo humano en sagrado, en dádiva
exclusiva para el ser amado.
No ocultamos nuestro cuerpo porque sea feo o nos dé vergüenza, sino porque es
bello, pero ya tiene, o queremos que tenga, un dueño o dueña para siempre.
Cuando exhibimos nuestro cuerpo sin recato, sin pudor, lo prostituimos porque
provocamos en los demás sentimientos hacia nosotros a los que no tienen derecho,
80

a no ser que deseemos ser propiedad pública, es decir, que nos prostituyamos
aunque sea mentalmente. Eso es la pornografía: una prostitución mental.
El pudor sobrevive
Por andar a la moda, algunas de nuestras jóvenes, educadas en el valor del pudor,
se sienten moletas con prendas que exhiben su cuerpo. Las vemos bajarse
pudorosamente la playera ombliguera, arreglarse la falda, cubrir su escote con un
suéter. Las más decididas se liberan de la moda y usan ropa cómoda que les
permita no ser objeto sexual para los mirones que las rodean, faltándoles al
respeto con la imaginación. El recato no está reñido con el buen gusto y hasta con
esa cierta coquetería que es esencial en la mujer.
¡Todavía hay pudor!
El pudor se aprende en el hogar. El pudor también es un valor que se debe
enseñar a los niños, no sólo a las niñas. Se basa en el respeto a la dignidad del
cuerpo y en el derecho a la intimidad. Los papás deben procurar que, tanto los
hijos como las hijas, tengan la privacidad que necesitan, aunque esto sea muy
difícil en los departamentitos modernos. La falta de privacidad propicia el abuso
sexual.
Cuando todavía son los papás quienes eligen la ropa de sus hijos, procuren no
disfrazarlos de adultos ni ponerles ropa provocativa, aunque esté de moda.
Cuando son los hijos quienes eligen su ropa, no permitan que vistan inmoralmente
y explíquenles por qué no son buenas ciertas modas.
Fórmenlos en el aprecio de su cuerpo y en la preparación para el amor verdadero.
Sin embargo, presentar el cuerpo como algo malo o vergonzoso hará de sus hijos
personas tímidas que no se sentirán bien al usar un traje de baño o un uniforme
deportivo, y les causarán traumas muy difíciles de superar en su vida de esposos.
Si quieres evitar una agresión sexual...
·No uses ropa provocativa...
·Cuida tus miradas y tus gestos...
·No te quedes sola con un hombre, aunque sea conocido...
·No permitas familiaridades de tus amigos o parientes...
·No admitas pláticas o chistes picantes...
·Busca ayuda cuando sospeches una mala intención...
LA AMABILIDAD

P. Sergio G. Román
81

“Los policías son mis amigos”
Ya anciana, mi madre seguía siendo una mujer muy activa que no se dejaba vencer
por el peso de los años. En cierta ocasión regresaba a su casa desde el mercado con
una gran bolsa de mandado, cuando un policía la observó y decidió ayudarla. El
gendarme tomó la pesada carga y acompañó a mi madre hasta la puerta de su
hogar. Desde entonces, proclamaba con orgullo que los policías eran sus amigos y
los trataba con maternal cariño.
¿Qué es la amabilidad?
Es la “disponibilidad al trato benévolo y delicado con los demás” (Diccionario de
la Virtudes, Héctor Rogel Hernández, SCM 2003)
“Los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, fe,
mansedumbre y dominio de sí mismo”. (Gál 5, 22-23)
Se es amable, naturalmente, cuando se tiene aprecio de la dignidad del hombre y
cuando se reconoce también que todo lo que nos rodea, animales, plantas y cosas,
tienen una especial dignidad. Somos amables si somos amigos, desde siempre, del
mundo que nos rodea o si nos hemos reconciliado con él.
La amabilidad nace de esos buenos sentimientos que el hombre alberga por el
simple hecho de ser imagen misma de Dios. O se es amable, principalmente, por el
amor que se tiene a toda criatura por ser obra de Dios.
Por su parte, quien es amable con los demás se convierte en “digno de amor”, que
de hecho, es la traducción exacta del latín amabilis del cual proviene nuestra
palabra en español.
La buena educación
A los viejos nos tocó estudiar en la escuela el famoso Manual de Carreño; a mis
abuelos los hacían aprender de memoria, ¡y practicar!, una serie de normas de
buena educación que compiló un tal Catón, y todavía hace algunas generaciones
se impartía en la escuela el famoso civismo que, después de haber sido suprimido,
regresa de nuevo a las aulas escolares para evitar que nuestros niños caigan en la
ley de la selva.
Para convivir, necesitamos algunas normas de “buena educación” que nos
facilitarán el trato amable hacia los demás.
Esta buena educación que se nos enseñó en el pasado se ve todavía en nuestro
trato con los indígenas que son extremadamente amables y corteses.
82

La urbanidad y las buenas maneras llegaron a la exageración cuando se
convirtieron en una especie de código que se enseñaba (y se sigue enseñando) a
los nobles para que se reconocieran entre ellos. Entonces se le dio el nombre de
etiqueta.
Sin esa exageración, ¡qué agradable es convivir con una persona bien educada que
no nos causa molestia ni repulsión por su trato ordinario o grosero!
Aprender a ser amables
En el seminario teníamos un sabio sacerdote que nos decía: “Hijitos, si no son
sacerdotes santos, por lo menos sean educados”.
¡Qué importante es el trato educado, amable, a los demás! ¡Qué difícil es no
dejarse llevar por el enojo, el fastidio, el malestar físico, la inconformidad en el
trato con los demás! Y de un trato amable depende, en el caso de nosotros los
sacerdotes, la impresión que nuestros fieles tengan de la Iglesia toda y, muchas
veces, hasta su misma conversión y salvación.
La amabilidad se aprende en casa con el testimonio de los papás, principalmente
con el trato entre ellos y con sus hijos. La familiaridad hace que olvidemos las
normas de educación cuando una convivencia feliz depende también del
cumplimiento de esas normas que significan el respeto nacido del amor.
Pidan los papás que entre hermanos se traten amablemente, aún en los momentos
de enojo, evitando expresiones hirientes. Enseñen a sus hijos a ser amables, sobre
todo con los más pobres y con los más necesitados.
Las normas de educación se aprenden desde la niñez y se hacen hábito, de tal
modo que un niño bien educado lo es aunque no estén presentes sus padres.
El ejemplo arrastra
Cuentan de Víctor Hugo, un genio de la literatura francesa, que al salir de una
fiesta se encontró con un limosnero que le pidió una moneda. El famoso escritor
vivía una situación de pobreza típica de los intelectuales, se llevó la mano a la
bolsa y no encontró ni una moneda. “Perdóname hermano, no tengo nada que
darte”, le dijo. “Ya me diste, me llamaste hermano”, contestó el pordiosero.
En Suecia, en los años cuarenta, una mujer bajaba del ferrocarril cargada de
maletas. Un caballero le ayudó a depositar las maletas en el andén y ella sintió que
conocía a aquel hombre tan amable: “Yo lo he visto en alguna parte”. “Sí, soy el
rey”, contestó aquel hombre que gustaba de andar por todos lados sin escolta y sin
boato.
LA CONFIANZA

83

P. Sergio G. Román
"La representante de manzana"
Los vecinos de aquella colonia de clase media eran sumamente herméticos y
celosos de su privacidad. Se saludaban por cortesía cuando coincidían en el
momento de guardar sus autos y nada más. Fue un triunfo reunirlos para escoger
a una representante de la manzana que los ayudara a obtener de las autoridades la
mejoría de los deficientes servicios.
La flamante representante se presentó en la casa de una vecina con algún pretexto.
La vecina la recibió con educación y la pasó a su sala donde lucía un bello
“nacimiento” lleno de figuras antiguas y armoniosamente escogidas. Sonó el
teléfono y la anfitriona corrió a otra habitación a contestar la llamada y después
regresó a seguir atendiendo a su visita. Cuando la representante de manzana se
fue, mientras la vecina visitada arreglaba la sala, inmediatamente notó que
faltaban unas figuras de porcelana y los animalitos más bellos del “nacimiento”.
La seguridad de que la ladrona era la representante de manzana se hizo absoluta
porque nadie más había entrado a esa casa. La vecina fue a reclamar sus figuras y
la ladrona fingió inocencia entre lágrimas e indignación. Aquellos adornos tan
queridos se perdieron. Pero también se perdió la confianza en aquella mujer.
No se puede vivir sin confianza
La confianza es esa seguridad que tenemos de la rectitud y de las buenas
intenciones de los demás. Lo sano es que en nuestras relaciones con los demás
supongamos la buena fe de todos. Esa confianza sostiene nuestra esperanza de
recibir de los demás un trato que corresponda al nuestro.
Cuando tenemos la oportunidad de escoger a los amigos que forman nuestro
círculo social, esa confianza se ejerce de un modo sano. Cuesta más trabajo
mantenerla cuando los que nos rodean no han sido escogidos por nosotros y les
damos tan sólo un trato circunstancial.
Si nos conocemos y nos queremos hay mayor confianza.
Vivir rodeados de personas en las que no podemos confiar nos hace herméticos,
reservados, temerosos, incapaces de entablar una relación más íntima. Por no
tener confianza nos encerramos en nuestra casa y vivimos la vida de otros en las
telenovelas porque no tenemos una vida propia.
Si vivimos buscando el mal, encontraremos el mal
El miedo a las malas intenciones de los demás nos lleva a ser obsesivamente
precavidos, de tal modo que sufrimos un verdadero tormento suponiendo que la
persona que está junto a nosotros tiene malas intenciones.
84

Decía un patrón con muchos empleados que él prefería que lo robaran a estar
pensando mal de aquellos que colaboraban con él. Curiosamente aquellos
empleados sin vigilancia sabían corresponder a la confianza de su jefe.
También hay que decir que un exceso de confianza nos hace pecar de ingenuos y
vale la pena recordar aquí que “en arca abierta, el justo peca” y que no es correcto
poner tentaciones que puedan hacer caer al inocente.
Enseñar a confiar
La delincuencia creciente y omnipresente nos hace dar a los niños normas para
comportarse ante desconocidos. Pero también tenemos que enseñarles a confiar
sanamente en los demás. Y aquí, como siempre, los enseñamos a confiar teniendo
confianza en ellos. Confiamos en ellos cuando les creemos y les hacemos caso.
Pero como están en formación, debemos comprender que cuando fallen, no por
eso les retiraremos nuestra confianza.
Ellos también deben confiar en sus padres y en las personas mayores, por eso
procuremos no defraudarlos ni prometerles cosas que no cumpliremos, porque a
nosotros fácilmente se nos olvidan, pero ellos las recordarán toda su vida.
A veces llegan niños de otras parroquias a pedirme que les firme un librito de
asistencias a Misa que les dan sus catequistas para que en ellos se haga realidad
eso de ir a Misa por obligación. Con ellos mando un mensaje a su catequista
pidiéndole que confíe en la palabra del niño, que es digno de crédito y que no
necesita llevar una firma para demostrar que sí cumplió. Si no confiamos en ellos,
¿qué les estamos enseñando?
Confianza en Dios
Una de las definiciones de la fe es: confiar en Dios. Ponemos nuestra confianza en
la veracidad y en la bondad de Dios. Pero también aquí hay exageraciones, como
cuando el diablo tentó a Jesús y le pidió que se arrojara del pináculo del templo y
que los ángeles lo sostendrían para que no se hiciera daño. Jesús le recordó a
Satanás que no hay que tentar a Dios. (Mt 4, 7) Tentar a Dios es exponernos
imprudentemente a un mal o a un peligro confiando en que Dios nos salvará. Eso
es abuso de confianza.
Un buen propósito:
Ser nosotros mismos personas dignas de confianza por la rectitud de nuestra vida
y por el buen desempeño de nuestras obligaciones.

LA UNIDAD

P. Sergio G. Román
85

“Vivían unidos y todo lo tenían en común...” (Hch 2, 44)
Cuando queremos vivir como auténticos discípulos de Jesús volvemos los ojos
hacia los primeros cristianos, ya sea en los Evangelios o en los Hechos de los
Apóstoles. Su ejemplo nos alienta aunque a veces parece sobrepasar nuestra
realidad. A mí me tocó vivir un episodio que parecería sacado de los Hechos de
los Apóstoles en un pueblo al sur de la ciudad de México.
Habíamos tomado muy en serio eso de vivir una auténtica comunidad y no nos
dábamos cuenta de lo que Dios había logrado en nosotros hasta que una familia
muy querida padeció una desgracia. Desde hacía muchos años habitaba en una
casona vieja cuya renta era barata. El matrimonio era muy trabajador, pero muy
pobre y con muchos hijos; cada uno de ellos era un verdadero tesoro de cuyo valor
se enriquecía nuestra parroquia.
De pronto les pidieron la casa porque en ese lugar se construiría un conjunto
habitacional. Contaron sus penas al consejo parroquial y sucedió el milagro de la
caridad real: un viejo nativo del pueblo ofreció un pedacito del terreno de su casa
para que allí se construyera una que él tomaría a cuenta de renta. Un grupo de
jóvenes se ofreció a edificar la casita. Entre los demás miembros del consejo se
ofrecieron a dar el material y hubo quien se encargó de conseguir los permisos
necesarios en la delegación. Muy pronto pudimos visitar a nuestros amigos en esa
casita que era un signo de la unidad de la comunidad.
Desde entonces estoy convencido de que sí es posible formar una comunidad y
vivir los ideales cristianos. Todo lo podemos porque es Dios quien da las fuerzas.
“Para que sean uno...” (Jn 17, 11)
La unidad era el ferviente deseo de Jesús y por ella hacía oración a su Padre. Nos
quería uno. Pero nosotros no supimos ser uno. Le dimos la espalda al Espíritu
Santo que es Espíritu de comunión y, llenos de soberbia, dividimos la Iglesia Una
y ahora sufrimos nuestra falta de testimonio. Nos duele. Nos duele a todos, a
católicos y a no católicos. Por eso pedimos constantemente al Padre de Jesús que
seamos uno en ese movimiento nacido, indudablemente del Espíritu Santo, que se
llama ecumenismo. Poco a poco vamos avanzando en busca de la unidad.
“Que se pongan de acuerdo para que no haya divisiones entre ustedes” (1 Cor 1,
10)
La desunión es un mal testimonio entre cristianos. La parroquia es la expresión de
la Iglesia más cercana a la casa de los hombres. Podemos asistir a ella como
espectadores o podemos pertenecer a ella como miembros activos y, entonces,
seremos la comunidad parroquial. El mundo espera de nosotros un testimonio
claro de unidad. La unidad nace del amor. Desde luego del amor a Dios por quien
86

renunciamos al desmedido amor a nosotros mismos y buscamos su voluntad, pero
también del amor a los demás miembros de la comunidad con quienes convivimos
y trabajamos.
Si existe rivalidad entre dos grupos, ¡falta amor! Si hay protagonismo de un líder,
¡le falta amar! Si el sacerdote no escucha, ¡le falta amar! Somos de Cristo y a Él es a
quien, unidos, buscamos.
“El que ama a su mujer, a sí mismo se ama” (Ef 5, 28)
Si la unidad es una de las notas características de la Iglesia, ¡cómo no ha de serlo
también de la familia que es la Iglesia doméstica!
Por el sacramento del Matrimonio los esposos dejan de ser dos y comienzan a ser
una sola carne, unidos por la única cadena legítima: la del amor. Si los esposos se
aman y se respetan, tendrán una familia unida en el amor. Indudablemente la
mejor educación que se puede dar a los hijos es el testimonio de unidad de los
esposos.
Rompe la unidad familiar, desde luego y en primer lugar, la infidelidad conyugal,
el adulterio, que se considera en las Sagradas Escrituras como un pecado
gravísimo, porque los esposo son signo del amor de Dios que es fidelísimo.
Pero también rompemos la unidad familiar cuando damos preferencia a otras
cosas, incluso buenas, sobre la familia.
EL RESPETO A LA MUJER

P. Sergio G. Román
¡Trae un trapo y limpia!
Nos reuníamos un grupo de “intelectuales” a componer el mundo en la casa de un
matrimonio joven que nos ofrecía su hospitalidad, café y ceniceros abundantes.
Nuestros anfitriones, profesionistas ambos, eran furibundos defensores de la
dignidad y de la igualdad de la mujer, y presumían que en su hogar se vivía ya ese
ideal. De pronto, uno de los comensales derramó su tasa de café, y mientras hacía
todo lo posible por limpiar el líquido, el anfitrión le dijo “No te preocupes”, y
luego a su igualitaria esposa: “¡Carmen, trae un trapo para limpiar!” En ese
momento, todos los asistentes soltamos la risa al ver que la famosa igualdad no
podía vencer a la ancestral costumbre de ver a la mujer como una servidora.
Cuestión de cultura
Llevamos a cuestas una cultura en la que a la mujer le ha tocado un papel de
sujeción al hombre. Inicialmente, la excusa ha sido -se supone- la superioridad
física del hombre y por ella domina a la mujer.
87

Pero se han añadido otras excusas: el destino prioritario de la mujer a las labores
del hogar y a la atención de la familia. Así, el esposo continúa siendo el sostén
económico y la esposa la responsable de la marcha y del orden del hogar.
Pero el esquema se rompe en la medida en que la mujer se ve obligada a ser
también sostén del hogar dada la difícil situación económica actual para solventar
las necesidades elementales de las familias.
Entonces se remarca la injusticia: teniendo ambos la obligación del trabajo fuera de
casa, la mujer sigue conservando la obligación de atender a los hijos y de las
labores del hogar, y, por si fuera poco, el esposo sigue sintiendo que él es el jefe y
que su esposa es la que obedece.
Esto hace que la mujer conserve toda su vida una situación de minoría de edad en
la que no le está permitido tomar decisiones. Ni siquiera las grandes decisiones de
su vida. De niña y de joven depende de la voluntad de sus padres; cuando se casa,
depende de la voluntad del esposo.
La búsqueda de la libertad
Poco a poco ha ido la mujer conquistando espacios en los cuales participa y ejerce
su libertad. Es un logro que pueda beneficiarse de la instrucción pública a nivel
técnico y profesional, lo que le ha permitido ir ocupando cargos cada vez más
importantes con efectividad. Pero todavía hay espacios en los que ella es segunda
parte y a los que tan sólo se le permite acceder por la conveniencia de dar la
apariencia de liberalidad. ¿Qué tanto por ciento de mujeres ocupan cargos
públicos significativos o desempeñan labores importantes en el mundo de los
negocios?
Lo que hay que vencer
Es necesario acabar con la idea de que la dignidad de la mujer, como la de los
niños, se debe a su debilidad.
Respetar a la mujer no es, ni debe ser, un acto altruista del hombre que quiere
mostrarse caballeroso y atento con un ser inferior. La dignidad de la mujer es por
ella misma.
En la liturgia del matrimonio se habla de ella como “compañera de igual
dignidad” y la orientación prematrimonial habla de los esposos, de ambos, como
cabeza del hogar.
Diferentes en funciones
88

El hombre y la mujer son iguales en dignidad y diferentes en funciones, se enseña
a los esposos católicos y con esto se trata de salvaguardar los objetivos del
matrimonio católico: la formación de una familia y la ayuda mutua.
Cuando la mujer casada renuncia a los hijos, está renunciando a su ser mujer.
Son loables las leyes civiles que protegen la maternidad de la mujer que trabaja.
Son loables los matrimonios que toman en cuenta el acompañamiento responsable
de los niños cuando la mujer tiene que trabajar. Y, desde luego, son loables los
hombres que comparten con la esposa, equitativamente, la atención a los hijos y al
hogar mismo.
La escuela del respeto a la mujer es el hogar mismo:
·Si se le da a las hijas las mismas oportunidades de crecimiento que a los
hijos.
·Si no se hace de la hermana una servidora de sus hermanos.
·Si los hijos varones participan equitativamente en las labores del hogar.
·Si no se reprime a las hijas por el hecho de ser mujeres.
·Si se enseña a los hijos el respeto y la fidelidad a la novia.
·Si la esposa toma decisiones junto con el esposo.
LA LIBERTAD

P. Sergio G. Román
¡Soy libre!
Entraron a su departamentito llenos de alegría. Los niños traían en sus manos el
pedazo de pastel que no se alcanzaron a comer y que se habían llevado a casa.
Mientras su esposa realizaba la titánica labor de acostarlos, David se sentó ante la
mesita del comedor y poniendo la barbilla entre sus manos se puso a pensar.
Venían de una fiesta, su fiesta; le habían celebrado su primer cumpleaños de vida.
¡Un año desde que había vuelto a nacer! Su primer año desde que había decidido
dejar de beber sólo por un día, al que se unió otro y otro más. Comenzó a recordar
su antiguo infierno y las lágrimas acudieron a sus ojos. ¡Cuánto camino por
delante, camino de felicidad con la ayuda de su Poder Superior, de su amado
Padre Dios! Su esposa se acercó a él y, sin pronunciar palabra, puso sus manos
cariñosamente sobre sus hombros. Él la miró y, con una gran sonrisa que iluminó
su rostro humedecido por las lágrimas, pronunció dos palabras que significan
mucho: “¡Soy libre!”.
La dinámica de la libertad
El entendimiento me dice lo que conviene hacer o lo que no conviene. Cuando mi
voluntad realiza aquello que el entendimiento le pide, entonces soy libre. Cuando
89

actúo en contra de lo que pienso, seducido por una promesa de felicidad, placer o
bienestar, entonces he perdido mi libertad. Comienzo a depender. Las decisiones
ya no son mías.
La libertad es la autodeterminación ante el bien o el mal, y es uno de los
fundamentos de la dignidad humana. El recto ejercicio de la libertad está sujeto a
la conciencia y a la recta formación de ella.
El camino hacia la libertad
Desde el nene que es totalmente dependiente de los demás, hasta el adulto en
plenitud que se basta a sí mismo, hay un largo camino que recorrer en el que se va
aprendiendo a ser libre.
La educación en el hogar debería ser, primordialmente, un acompañamiento para
saber usar la libertad. Un niño necesita principios morales y normas, pero, de
acuerdo a su edad, debe comprender y estar de acuerdo con el por qué de la
restricción. Si él acepta la norma, se está salvando su libertad. Si solamente se
somete por temor a la represalia, entonces está a la par de un animalito
amaestrado por miedo al látigo o por deseo de un premio.
El buen uso de la libertad es un valor que se apoya, desde luego, en el equilibrado
amor a uno mismo y en el amor generoso a los demás.
La pérdida de la libertad
No sólo se pierde la libertad por la privación física de ella en la enfermedad que
imposibilita o en la cárcel; se pierde cuando cualquier circunstancia vicia nuestra
capacidad de optar por lo bueno.
La ignorancia, la pobreza extrema, la desnutrición, la marginación racial o
religiosa, el desconocimiento del idioma, la estancia ilegal en un país extraño, la
ancianidad desvalida, el desempleo, la dependencia económica y otras
circunstancias sociales ajenas a nuestra decisión, disminuyen nuestra libertad. Por
eso son admirables quienes vencen todas esas trabas y conquistan el ser libres.
Del anhelo de libertad al libertinaje
Los niños y jóvenes están sometidos a las normas del hogar; cuando éstas son
opresivas y no son comprendidas y aceptadas, cuando no son dialogadas,
entonces se crece con un anhelo de libertad y, tan pronto como se puede, se cortan
las amarras de la casa paterna.
Desgraciadamente, sobre todo para la mujer en nuestra cultura, este vuelo hacia la
libertad es a través de un matrimonio “salvavidas”, lo primero que encuentran.
90

Por ello, muchas mujeres no se casan por amor, sino por escapar del hogar, y las
consecuencias son trágicas.
Un joven independizado del hogar debe cuidar de no caer en el libertinaje, es
decir, en el abuso de la libertad recién estrenada. No se es libre para escoger entre
el bien y el mal, se es libre para escoger entre algo que es bueno y algo que puede
ser mejor.
El libertinaje es la decisión de hacer lo que contradice los principios morales que
no dependen de las costumbres ni de las circunstancias, sino que son válidos por
sí mismos.
Resulta, pues, que los que presumen de liberales por haber transgredido las
normas morales, en realidad han caído en la esclavitud. Los católicos llamamos a
esa esclavitud, pecado.
Dios respeta nuestra libertad
Aunque del abuso de la libertad provienen todos los males morales de la sociedad,
Dios quiere respetar la libertad del hombre a pesar de nuestro continuo reproche:
“Si Dios existiera no habría tanto dolor en el mundo” .
Él ama nuestra libertad y nos da los medios para liberarnos de nuestras cadenas.
¡Con la ayuda de Dios!
LA PAZ

P. Sergio G. Román
La paz sea contigo
“Fraternalmente, dense la paz”, dice el sacerdote o el diácono en la santa Misa y,
entonces, aunque las normas litúrgicas nos digan que solamente debemos dar la
paz al que está a nuestro lado, todos los fieles entran en el frenesí de desear la paz
a conocidos y a desconocidos. ¡Nos encanta dar la paz!
Este deseo, expresado en la liturgia, tiene su origen en el saludo mismo de Jesús y
en su mandato de que sus discípulos saludáramos así. Para el pueblo de Jesús la
paz era un don precioso que Dios les daba y que ellos necesitaban mucho, pues
eran acosados por sus enemigos. Anhelaban la paz ¡y nosotros también!
Bienaventurados los que construyen la paz (Mt 5, 9)
Un país vive en paz no cuando tiene un gran ejército que infunde temor o una
policía que reprime por la fuerza cualquier brote de violencia, sino cuando en él se
trabaja por dar a cada persona el goce de sus derechos humanos. Si no se tiene
acceso a mejores condiciones de vida, por más que haya represión, habrá
91

manifestaciones violentas de inconformidad. Pero no siempre esa inconformidad
se canaliza por los movimientos de tipo político, sino que también se manifiesta
por la inseguridad y la corrupción. Si a una persona se le priva de su derecho a
vivir con dignidad, se le orilla a delinquir.
Constructores de la paz son quienes hacen leyes más justas y quienes las cumplen.
Quienes buscan el bienestar del empleado más que aumentar el capital a como dé
lugar. Quienes viven su profesión como un servicio y no como un medio de
obtener ganancias. Quienes dan su tiempo y quienes saben aliviar los efectos de la
desigualdad. ¡Bienaventurados sean!
¡Guerra!
¿Cómo se pierde la paz? Una sociedad está en guerra cuando los intereses de unos
cuantos prevalecen sobre el bien común. También hay guerras por el orgullo y por
el odio. Muchas de las guerras han tenido como origen la religión y, entonces, nos
matamos entre hermanos ¡en el nombre de Dios!
En el corazón del hombre la pérdida de la paz se da por una pena que no se ha
sabido enfrentar y resolver, por el rencor, por el odio, por el deseo de venganza,
por la angustia que ocasiona el no haber cumplido con nuestro deber, por los
remordimientos de conciencia.
Mi paz les doy (Jn 14, 27)
La paz es algo más que la tranquilidad en el orden. Se puede vivir en un ambiente
de guerra y, sin embargo, tener paz.
La paz nace de una actitud interior, la paz se inicia en el corazón de cada persona
y es consecuencia de sus buenas acciones.
Se recobra la paz cuando hay disponibilidad de escuchar y de aceptar las razones
de aquel que hoy es nuestro enemigo. La paz sin la misericordia del más fuerte es
esa famosa paz de los sepulcros; una paz que se finca sobre la tumba del enemigo
muerto.
La paz interior se recobra con la reparación de la injusticia cometida, con la
tolerancia, la comprensión y el clemente perdón.
Los católicos tenemos también el recurso de acudir a Dios y pedirle la paz que es
un fruto de los dones del Espíritu Santo.
A través de la meditación y del diálogo con Dios se llega a la reconciliación con Él,
con uno mismo y con las personas que nos rodean. La oración dispone el corazón
a recibir como don gratuito ese orden interior al que llamamos paz.
92

La oración nos dispone a perdonar a los demás y a perdonarnos a nosotros
mismos.
Educación para la paz
Estamos acostumbrados a dividir el mundo en buenos y malos. Tomamos partido
por los buenos y deseamos que los malos sean derrotados. Pero aquellos a quienes
hemos etiquetado como malos también son personas y, en plan cristiano, también
son hermanos nuestros, hijos de Dios. Por eso Jesús nos pide que hagamos oración
por nuestros enemigos y que devolvamos bien por mal. (Mt 5, 44).
Debemos tener cuidado de que nuestra exigencia de justicia no se convierta en una
venganza que manifieste nuestro odio a aquellos que nos hacen el mal.
Tratar a nuestros enemigos como a personas nos ayudará a comprender que son
muy semejantes a nosotros y que no es mucho lo que nos separa.
Nos educamos para la paz en la medida en que conocemos y aceptamos los
valores de los demás.
“Si vis pacem, para bellum”, si quieres la paz, prepara la guerra, decían los
romanos, enamorados de la guerra. Nosotros tenemos que decir: “Si quieres la
paz, convive con tus hermanos, porque no se puede hacer la guerra a quien se
ama” La paz se funda en el amor.
Si vences a tu enemigo, siempre será tu enemigo; si lo convences, será tu amigo.
EL BIEN COMÚN

P. Sergio G. Román
Santa Cruz
Santa Cruz es un rancho que poco a poco se ha vuelto un pueblo. La falta de una
presa ha hecho que los cultivos sean sólo de temporal y, como son pocas las tierras
y muchos los hijos, no alcanza para todos. Se han ido, se van yendo. Unos a las
ciudades cercanas, buscando el pan honrado, y otros más allá de la frontera,
persiguiendo sueños. Pero los que se van siguen siendo de Santa Cruz y cada año,
allá por el 3 de mayo, regresan a su pueblito a celebrar su fiesta patronal y a visitar
a los mayores que todavía les viven. Por carretera llegaban en sus autos y
camionetas hasta el pie del monte y allí las dejaban para emprender una caminata
de casi un día porque su rancho estaba incomunicado, sólo se llegaba a pie,
caminado entre lodazales y peñascos. Un día, durante las fiestas, decidieron abrir
camino y comunicar su pueblo con la carretera estatal. Hablaron con las
autoridades municipales y recibieron oferta de ayuda a cambio de su trabajo. Para
los siguientes años, las visitas a Santa Cruz se hicieron más prolongadas y todos
“arrimaron el hombro” para construir aquel camino que expresaba su amor por su
93

pueblo, ¡hasta los que ya no tenían parientes en Santa Cruz acudieron movidos
por el amor al terruño! Ya tienen camino y ya entran y salen quienes se van y
quienes se quedan, pero sobre todo creció la amistad y el sentido de paisanaje y
esos sentimientos los han heredado los hijos que ya no nacieron en Santa Cruz,
pero que también trabajaron para construir su camino.
La familia, sociedad en pequeño
Cada vez son más las personas que viven solas, pero al menos en Hispanoamérica,
el sentido de familia está muy arraigado y procuramos vivir así. La familia es
nuestra primera comunidad. Comunidad es una palabra que nos habla de tener
algo en común. En la familia sabemos que cada uno de los miembros contribuye,
en la medida de sus fuerzas, al bien común y que todos, de acuerdo con el papel
que desempeñan en esa pequeña comunidad, reciben el fruto de sus esfuerzos en
forma de felicidad. La finalidad de toda comunidad es la búsqueda del bien
común, es decir, de la felicidad.
Al bien común no debería oponerse el bien propio, ya que puede y debe haber
armonía entre lo que me conviene y lo que nos conviene. Cuando el bien propio se
antepone de una forma egoísta al bien de los otros, entonces se acaba la paz y
entra la injusticia y la discordia.
El bien común en la familia supone el amor y de allí viene el que haya una
coordinación efectiva, autoridad y normas que regulan la convivencia.
Precisamente, para bien de todos. Cuando falta el amor o el egoísmo sale a relucir
se daña a los demás.
La familia es como un “laboratorio” en el que se puede observar lo que sucede en
comunidades más amplias, como el barrio, el pueblo, el estado o el país.
Cuando un miembro de la familia cumple responsablemente con su compromiso,
toda la familia se beneficia, pero cuando un miembro de la familia es irresponsable
y no cumple con su contribución, toda la familia sufre deterioro.
Cuántas familias conocemos que han sido mutiladas por la desordenada búsqueda
del bien propio que es sobrepuesto a la felicidad de todos. Son por lo general
aquellas familias en las que se ausenta uno de los padres o alguno de sus hijos se
convierte en parásito que consume sin aportar nada. Son también esas familias que
soportan la violencia de uno de sus miembros que somete a los demás por miedo.
Todos en la familia tienen derecho a ser felices y tienen el deber de contribuir al
bien común.
La política
94

Es un arte y una ciencia. Es la búsqueda de los medios para lograr que el pueblo
pueda gozar de la felicidad. Un político busca elaborar leyes cuyo cumplimiento
garantice el goce de los derechos de cada ciudadano. Leyes que armonicen la
búsqueda del bien propio y del bien común.
Quienes hacen las leyes también han sido dotados del poder para hacerlas
cumplir, porque cuando las leyes no se cumplen se cae en la corrupción, la
impunidad, la inseguridad y la injusticia.
Pero no olvidemos que los políticos que nos gobiernan son fruto de la sociedad en
que vivimos, y tienen nuestras virtudes y nuestros defectos. Si queremos una
sociedad mejor, demos a nuestros niños principios y valores para que sean capaces
de construirla.
Construyendo el bien común
·Se educa a los niños en la búsqueda del bien común dándole a cada uno
una responsabilidad en el hogar ¡y pidiéndole cuentas de ella! Si el niño ha
cumplido satisfactoriamente, la familia debe reconocer cómo ha contribuido
para el bien de todos.
·Los niños tienen bienes propios y merecen que se les respeten, pero es
bueno que aprendan a usar más la palabra “nuestro” y menos la palabra
“mío”.
·Cuando los hijos crecen y comienzan a ganar dinero, hágaseles ver que con
parte de ese dinero deben contribuir al bienestar de toda la familia,
mientras no formen su propia familia.
·La búsqueda del bien común material nos debe llevar, a los creyentes, a la
búsqueda del sumo Bien, suma felicidad para cada uno de nosotros.
LA IGUALDAD

P. Sergio G. Román
Isabel la Católica
El 12 de octubre de 1492 el marino genovés Cristóbal Colón, al servicio de los
reyes de España, descubrió América abriendo la puerta al encuentro de dos
mundos. Pero no fue un encuentro muy afortunado para los habitantes del “nuevo
mundo”, que se vieron invadidos por los del “viejo mundo”, cegados por la
ambición y con una sed insaciable de riqueza y poder. La tecnología de la Europa
moderna se impuso a aquellas culturas apenas en desarrollo y truncaron su
crecimiento. Sobre la justicia y el derecho se impuso la fuerza que dio razón a
quienes no la tenían.
España estrenaba apenas su propia liberación de los invasores que la habían
ocupado durante ocho siglos; estrenaba también su unidad al depositar en dos
95

reyes, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, el mando absoluto sobre la
península. Pero España quería ser un reino con leyes justas y eso llevó a Isabel la
Católica a dictar, antes de su muerte, leyes benévolas para sus nuevos súbditos de
aquellas tierras conquistadas y por conquistar.
La reina mandó un trato humanitario a los naturales de aquellas tierras,
prohibiendo su esclavitud y exigiendo que los esclavos fueran liberados y
regresados a su tierra. Prohibió también que se les privara de su bienes. En aquella
época, estas leyes fueron un modelo de justicia y una proclamación de la igualdad
entre los indios y los blancos. Pero la ambición humana encontró tortuosos
caminos para disfrazar la esclavitud como encomiendas, y los conquistadores se
convirtieron en amos de vidas y haberes, frenados apenas por los misioneros que
llegaron a estas tierras movidos por intereses más humanitarios.
La desigualdad continúa
A 500 años y pico del descubrimiento, la historia de nuestro continente es también
la historia de la desigualdad y de la explotación del más débil por el más fuerte.
Los antiguos señores y dueños de la tierra son ahora los desposeídos y los echados
a un lado del camino hacia la dignidad.
América Latina sigue siendo propiedad de unos cuantos, poquísimos, que
atesoran, comen y desperdician el pan hecho con el sudor de los pobres. La
desigualdad, hoy, ya no es sólo racial, es también cultural y social.
Caminos hacia la igualdad
Hay hechos históricos que marcan un camino hacia la igualdad. Nuestros héroes
de la Independencia proclamaron la abolición de la esclavitud en la que vivían los
negros traídos de África. México, ya independiente, desconoció los títulos
nobiliarios y declaró en sus leyes la igualdad entre todos sus habitantes y entre
hombres y mujeres. En el siglo pasado, las mujeres pudieron votar y al paso de los
años las hemos visto ocupar dignamente casi todos los cargos de elección popular.
Los ciudadanos conscientes luchan todos los días para que no haya impunidad,
corrupción e influyentismo en nuestra sociedad.
Tenemos que reconocer que el quinto poder, los medios de comunicación, han
dado un gran impulso a nuestro caminar hacia la igualdad, pero ¡nos falta mucho
camino por recorrer!
Nos falta
Necesitamos planes efectivos y honrados de desarrollo económico que incluyan la
instrucción, la salud y la vivienda para las zonas más pobres de nuestra tierra. Nos
falta una mayor participación en el gobierno. Nos falta igualdad en las
96

oportunidades de crecimiento para hombres y mujeres. Urge extirpar la
corrupción que ha impregnado nuestra cultura “hasta el tuétano”. Tenemos leyes
y justa, pero nos falta cumplirlas.
Piedrita en el camino a la igualdad
·Dejemos de hacer menos a quienes tienen un color diferente de piel.
·No hagamos que se sientan mal nuestros hermanos que no hablan nuestro
idioma.
·No permitamos expresiones denigrantes como “vieja el último”, “pareces
niña”, “mujer al volante, peligro constante”.
·Dejemos de sobrevalorar a las personas, incluso a las cosas, sólo porque son
extranjeras.
·Interesémonos en conocer a los indios no sólo en los libros, sino en el trato
franco, justo y equitativo; conozcamos su vida y no sólo sus artesanías.
·A los turistas los tratamos bien, hasta servilmente, porque nos traen
dólares, pero, ¿cómo tratamos a los habitantes pobres de los países
hermanos que pasan por nuestra tierra en busca de una vida mejor?
·Para los católicos, hacer menos a una persona es una ofensa a Dios mismo.
Todos somos iguales a los ojos de Dios.
LA COMPASIÓN

P. Sergio G. Román
Un Nóbel a la compasión
Inés Bojaxhiu era una soñadora. Pertenecía al coro juvenil de su iglesia y a una
asociación mariana. Gustaba de leer las revistas misionales y se extasiaba en los
artículos que hablaban de la India. A los 18 años ingresó a la comunidad de
religiosas de Loreto quienes le ayudaron a hacer realidad su sueño al mandarla a
la India. Pero, ya en Calcuta, Inés seguía soñando. Como maestra de colegio
comenzó a interesarse por “los más pobres de los pobres” y les enseñó a sus
alumnas la compasión. En una ocasión, invitó a una de ellas a ser religiosa y la
jovencita le respondió que aceptaría cuando ella se dedicara de tiempo completo a
los pobres. Entonces Inés dio ese paso que le faltaba para realizar su sueño: con los
permisos debidos, dejó las clases en el colegio y fundó una nueva comunidad con
aquella jovencita que quería servir a los pobres de tiempo completo y con otros
muchos hombres y mujeres que se dedicaron a recoger la “basura humana” tirada
en las calles de Calcuta. Mereció el Nóbel de la paz, que por esa vez fue el Nóbel
de la compasión. ¡Sí!, es Teresa de Calcuta.
¿Es buena la compasión?
97

“¡Me choca que me compadezcan!”, decimos cuando nuestro orgullo se siente
ofendido por algún comentario inoportuno que ciertamente no es compasión,
porque la compasión no se expresa con palabras, sino con acciones.
En sus raíces la palabra significa “padecer con”. Compadecer no es sólo sentir
lástima por el dolor o la pena ajena, sino amar tanto al que padece que se padece
con él.
La compasión es fruto del amor. Es buena la compasión, y en la práctica vemos los
eficaces resultados de la compasión de tanta gente que ama a sus hermanos y que
hace algo por ellos.
La Cruz Roja, Cáritas, Teletón, Un Kilo de Ayuda, Sólo por Ayudar, Casa Alianza,
Aldeas Infantiles, Nuestros Pequeños Hermanos y miles y miles de asilos,
orfanatos, escuelas, clínicas y dispensarios han nacido de la compasión. ¡Bendita
compasión!
No es compasión
La compasión, ¿no va contra la dignidad de la persona?, ¿no es una humillación al
pobre? Depende. Los regalos entre personas que se aman no humillan. Se dan y se
reciben con naturalidad. Pero, ciertamente, si ese regalo persigue otro fin que no
sea la amistad, entonces se está utilizando a aquel a quien le hacemos un regalo
para fines muy personales.
Si en mi parroquia diéramos despensas a los pobres para conseguir de ellos que
asistan a Misa, que se casen por la Iglesia, que se catequicen, entonces
corrompemos la compasión y sólo estamos haciendo una vil propaganda religiosa.
Estamos comprando prosélitos.
Cuando los políticos no buscan en primer lugar el bien común, sino el impacto
propagandístico, todas sus obras de atención a los sectores más pobres son una
inversión que les redituará adeptos.
No hay compasión cuando se publica a los cuatro vientos el bien que se hace.
Yo quiero ser compasivo, pero...
Todos los que tenemos corazón nos compadecemos del dolor humano.
Quisiéramos pasar de esa compasión a una ayuda efectiva, pero... no tenemos los
medios.
Pero la compasión no siempre se expresa en ayuda que implique un gasto.
Conozco a una mujer que se ofrece a comprar el mandado de una ancianita
encerrada en su casa por los achaques.
98

Una Ministra Extraordinaria de la Comunión acude a media noche a socorrer a
una pareja de viejitos enfermos que no tienen quién vea por ellos. Un patrullero
atiende amablemente a un menesteroso que ha sufrido un accidente y no se
despega de él hasta que llega la ayuda médica. Unos esposos visitan cada semana
un asilo de ancianos y los reúnen para rezar el Rosario con ellos.
Todos ellos son compasivos... ¡como Dios, que es compasivo y misericordioso!
“Ten, dale”
Una señora, evidentemente pobre, está comprando una medicina. Le han dicho el
precio y ella pregunta si no hay un tamaño más pequeño y más barato. No, no lo
hay. El rostro de la señora se llena de angustia, cuenta y recuenta lo que lleva y no
le alcanza. A su lado, otra mujer se da cuenta, le da un billete a su niño y en voz
baja le dice “ten, dale”. ¡Así se aprende la compasión!
Un niño aprende a ser compasivo:
·Cuando ayuda a estudiar a un compañero.
·Cuando brinda su amistad al que nadie quiere.
·Cuando visita a un familiar enfermo.
·Cuando escucha pacientemente a un anciano.
·Cuando comparte sus juguetes favoritos, no los que ya no sirven.
·Cuando trata con educación y respeto al pobre que necesita ayuda.

LA RELIGIOSIDAD

P. Sergio G. Román
Voltaire
Voltaire fue uno de los enciclopedistas e iluministas que en Francia proclamaron el
triunfo de la diosa razón sobre el oscurantismo. Escéptico, se dice que era ateo,
pero al final de sus días se retiró a una granja en Ferney, y para sorpresa de sus
amigos ateos, levantó allí una Iglesia en cuya portada mandó grabar “Deo erixit
Voltaire”, Voltaire la erigió para Dios”, y presumía que era la única Iglesia de
Europa dedicada a Dios, ya que, realmente, no había en ese tiempo alguna Iglesia
dedicada al Padre Dios.
¡Qué difícil es ser ateo toda la vida!
La religiosidad
El hombre es un “animal religioso”, como nos ha definido un antropólogo porque
cuando encuentran restos humanoides, una señal de que son de un “homo
99

sapiens” es encontrar algún vestigio de religiosidad, por ejemplo, una ofrenda en
un entierro.
La religiosidad es un valor que no solamente se tiene por tradición cultural, sino
que es fruto de la reflexión interior del individuo.
También Dios tiene derechos
La religiosidad responde a la justicia hacia Dios. El creyente reconoce que es
criatura divina y sabe que tiene obligaciones hacia su Creador. Todas las religiones
se basan en ese principio de agradecimiento por lo recibido de la divinidad y
también en el deseo humano de seguir recibiendo bendiciones de lo alto.
Las expresiones religiosas no varían mucho en las diferentes confesiones del
mundo: la oración, la ofrenda, la alabanza, la petición de perdón y, como fruto del
amor a la divinidad, el deseo de vivir una vida recta conforme a la voluntad de
Dios. Creer en Dios, cuando es en serio, lleva a vivir haciendo el bien.
El opio del pueblo
Carlos Marx calificó la religión como un opio del pueblo y consideró que era
nociva para una sociedad justa. En realidad lo que él criticaba era esa alianza tácita
pero real entre el poder civil y el poder eclesiástico que manipulaba la doctrina
para someter al pueblo a la explotación de los ricos y poderosos.
Curiosamente, el marxismo llevado a la práctica en el S. XX, a pesar de su
propaganda atea constante e intensa, no pudo desarraigar del pueblo la
religiosidad, como nos pudimos dar cuenta cuando cayó la famosa cortina de
hierro.
En cambio, lamentablemente, el modo de vivir capitalista, con sus seducciones del
placer y del dinero, están haciendo más daño en el hombre de hoy, alejándolo de
un culto comprometido a Dios. Bien dice Jesús que no se puede servir a Dios y al
dinero.
Cuando Dios es un estorbo
Hay quienes verdaderamente creen que no creen en Dios. Los motivos son
muchos: un contagio intelectual contraido en la juventud, una forma de protestar
contra una sociedad con la que no se está de acuerdo, hasta una necesidad en
ciertos ambientes en los que hay una gran intolerancia y burla hacia los que creen.
Hay otros a los que, simplemente, les estorba Dios para poder ser libres de hacer
lo que ellos saben que a sus ojos divinos está mal hecho.
Y hay otros que dicen que sí creen, pero que viven como si no creyeran; y esos son
los que más daño se hacen y lo hacen a los demás.
100

La religiosidad es un compromiso
Los que no creen tratan de convencer a los que creen y los que creemos tratamos
de hacerlo con los que no. Y es un cuento de nunca acabar y una discusión tonta,
que ha durado ya lo que dura la historia de la humanidad.
Al que no quiere creer, jamás se le convencerá, aunque tuviera frente a él al
mismísimo Dios.
El que cree, no necesita pruebas. Pero el que cree es, debe ser, él mismo, una
prueba viviente.
No es con discusiones, sino con el ejemplo, el testimonio humilde y callado, como
podemos llegar, si no a la inteligencia del que no cree, sí a su corazón.
Creer nos compromete a ser coherentes con aquel en quien creemos, a una vida
plena y madura en el cumplimiento de nuestro papel en la familia y en la sociedad
en que vivimos.
Debería bastar el tener fe, para ser nosotros mismos dignos de la fe de los demás,
de la confianza de aquellos con los que vivimos.
Ser religioso es:
·Cumplir nuestras obligaciones para con Dios.
·Dialogar con Dios, orar.
·Respetar a los creyentes que pertenecen a otras religiones.
·Tratar a los que no creen con amabilidad y respeto, evitando discusiones
inútiles que nos dividen.
·Demostrar nuestra fe haciendo el bien a los demás.
LA ESPERANZA

P. Sergio G. Román
Un hombre que sí tenía tiempo.
A los 61 años, el hombre de hoy ya piensa en retirarse y gozar, si se puede, de su
pensión duramente adquirida. Piensa que ya no tiene tiempo.
Pero a esa edad llegó a la Nueva España, Vasco de Quiroga. No era sacerdote, era
un caballero noble, abogado, muy de la confianza de su rey. Y a esa edad comenzó
a vivir un sueño, a construir una utopía, una república cristiana de indios. Fray
Juan de Zumárraga lo ordenó sacerdote y obispo de Michoacán a sus 68 años.
Murió a los 95 en plena actividad mientras realizaba una visita pastoral en
101

Uruapan. Está enterrado en su catedral inconclusa, en Pátzcuaro y el pueblo
agradecido lo recuerda con el dulce nombre de Tata Vasco.
¿Qué hizo? Era un anciano en flor. Parecía que nunca pensaba morirse y, lleno de
esperanza, amó la vida y trabajó buscando la felicidad de los que amaba. Enseñó a
los indios a trabajar el cobre, a hacer imágenes, a tallar maderas, a decorar
primorosamente las jícaras y otros utensilios con ricas lacas, a fabricar guitarras,
textiles, cerámica y mil cosas más. Introdujo el plátano por primera vez en este
continente y otros productos del viejo mundo. Él fundó en Pátzcuaro el Colegio de
San Nicolás. Él sí tenía tiempo. Tenía esperanza.
La búsqueda de la felicidad
La Esperanza es, para los que creemos en Dios, una virtud que nos hace anhelar la
felicidad eterna, el cielo. Pero también se entiende como un valor humano que nos
hace buscar sin cansancio, sin desaliento, la felicidad aquí en la tierra. Para los
creyentes, la esperanza es construir el cielo ya desde nuestra vida en la tierra.
La esperanza implica un gran amor a la vida y el entusiasmo sostenido por vivirla
responsablemente, plenamente.
Cuando dos jóvenes inician una nueva familia, lo hacen llenos de esperanza y
nosotros les deseamos que sean felices para siempre. Pero la felicidad no llega
como la lluvia del cielo, tenemos que esforzarnos por construirla.
Los bienes materiales son importantes para conseguir ser felices. La miseria
esclaviza y denigra. Pero no podemos limitar nuestra felicidad a la obtención y
goce de esos bienes y, mucho menos, sacrificar los bienes espirituales y humanos
al anhelo desmedido de tener. Pobres de los que ponen las ganancias por encima
de su familia ¡y de su moral!
Cuando se acaba la esperanza
La adversidad se hace presente en nuestra vida a veces como consecuencia de la
irresponsabilidad propia, a veces por la de otros e, incluso, por el simple hecho de
vivir en este mundo.
El desempleo, la enfermedad, la muerte de un ser querido, la incomprensión o el
engaño de nuestros seres amados nos sumen en la incertidumbre, en la
desilusión... en la tristeza profunda. Otras veces es el vacío, la falta de ilusiones, el
hastío lo que nos hace caer en la desesperanza.
La drogadicción y el alcoholismo son enfermedades libremente adquiridas, con
frecuencia, por buscar una salida a la desesperanza. El suicidio es una puerta falsa
que se abre por la desesperación.
102

¡Qué triste es ver a un jovencito que ya no tiene interés en la vida! Tan triste como
ver a un anciano que le suplica a Dios que lo recoja porque ya nada tiene que
hacer aquí.
El conformismo, el acomodamiento, el dejar hacer, el ya no hacer nada por una
mejoría, el abandono, el dejar de soñar, son signos de desesperanza.
¿Cómo se cura esa enfermedad?
Descubriendo las raíces, buscando los valores que dan firmeza y razón a nuestro
existir.
Los primeros cristianos representaban la esperanza como una cruz-ancla que nos
daba seguridad en medio de las tormentas de la vida. El ancla evita que una nave
sea arrastrada por las olas.
La esperanza renace cuando volvemos a gustar la felicidad de sabernos útiles y
capaces de hacer el bien a otros. Salimos de las tinieblas de la muerte en vida
cuando descubrimos la luz del amor desinteresado al prójimo. Saber que todavía
somos necesarios nos renueva y nos obliga a seguir viviendo.
LA VOLUNTAD

P. Sergio G. Román
Un hombre que sí tenía tiempo.
Una mujer con voluntad
Hasta sus 15 años, Cristina fue una mujer común y corriente. Muy bonita e hija
única de madre soltera, era un tanto caprichosa y acostumbrada a tener lo que
quería y cuando lo quería. De pronto, se presentó la desgracia: una enfermedad la
dejó paralítica de medio cuerpo y, según nos contaba con sencillez, le dejó sin uso
la mitad del cerebro.
Desilusionada de la vida, pudo haberse arrinconado y atrincherado en su casa,
pero es una gran mujer y decidió enfrentar la vida: camina aunque arrastre su
rebelde pierna casi inútil. Su brazo izquierdo termina en una mano agarrotada que
no puede tomar nada, y hace funcionar la mitad del cerebro que sí le sirve mejor
de lo que muchos hacemos funcionar el cerebro completo. Yo la conocí dando
catecismo en mi parroquia y le he seguido los pasos con admiración. ¡Ya terminó
su carrera universitaria! Tiene una flamante licenciatura y, con ayuda de su primo,
va y viene de su trabajo todos los días. Detrás de esta gran mujer hay, desde luego,
otra gran mujer llena de voluntad: su madre, quien la acompañó todos los días a
las sucesivas escuelas y la animó para que no se dejara vencer por sus
impedimentos físicos.
103

Eso es tener voluntad.
¿Qué es la voluntad?
En latín hay un verbo, volo, que significa yo quiero. De esa palabra viene
voluntad. La capacidad de querer que, junto con la capacidad de entender, son los
motores de las acciones humanas.
El hombre, el ser humano, se distingue de los animales porque ha logrado
sobreponer a los instintos estas dos facultades de entender y querer. Sobreviven en
nosotros todavía los instintos más elementales que nos protegen incluso de
nosotros mismos, como el de la preservación de la especie, el de conservación de
la vida, el instinto paternal y maternal para proteger a la prole y otros que nos
ayudan a sobrevivir.
Pero nos distinguimos de los irracionales en que pensamos y queremos;
entendemos y actuamos.
Escuela de voluntad
La voluntad -como valor- consiste en hacer lo que tenemos que hacer, lo que
debemos hacer, sin dejarnos vencer por las dificultades.
Admiramos este valor no sólo en los atletas que entrenan incansablemente, o en
los artistas que perfeccionan con disciplina su talento, sino también en cada
persona que calladamente cumple con su obligación de cada día.
Esa es la lección que da un padre de familia a sus hijos que lo ven todos los días
acudir a su trabajo para ganarse honradamente el pan de cada día. Esa es la
lección de una madre de familia que cuida de los suyos a pesar de que muchas
veces, por necesidad, también acude a trabajar para ganarse la vida.
El hogar es la mejor escuela en la que se aprenden todos los valores y también éste
de la voluntad.
¿Cómo se forma la voluntad de un niño? Desde luego con el ejemplo callado de
todos los días, pero también ayudándole a soñar, a formarse ideales y a marcarse
metas y objetivos.
Hay que tener cuidado de no hacer creer a los hijos que los sueños de los padres
son sus propios sueños. Los hijos no tienen por qué realizar los sueños frustrados
de sus padres. Los papás saben poner al alcance de sus hijos, porque los aman, los
medios posibles para que puedan ejercer su voluntad de ser, de acuerdo con su
edad y su situación económica. Cada vez que se gradúa algún joven y acude a dar
gracias a Dios en la Iglesia me gusta remarcar que el triunfo también es de sus
papás y de los hermanos que los apoyaron.
104

La voluntad se motiva por el amor que se da y se fortalece con el amor que se
recibe. Se realiza si hay perseverancia y compromiso.
Lo que no es la voluntad
La voluntad bien entendida se pone a sí misma los límites dictados por el respeto
y el amor a los demás.
Se es voluntarioso cuando lo único que importa es el propio beneficio. Un ejemplo
de esto son los caprichos de los niños mimados, que someten a su voluntad a los
demás por el chantaje y el miedo. Y en lo que toca a caprichos, algunos nunca
crecen y siguen haciéndolos mientras haya alguien que los tolere.
La falta de voluntad puede ser una enfermedad que hace inútil a la persona y la
sume en la pasividad.
La voluntad se construye:
·Cuando se tiene una visión clara de lo que se quiere.
·Cuando lo que se quiere es bueno.
·Cuando se conocen y se aceptan los esfuerzos y sacrificios que implica
conseguir lo que se quiere.
·Cuando se pide y se acepta ayuda y consejo.
·Cuando se acepta la disciplina y el método.
·Cuando descubrimos que el ejercer nuestra voluntad nos hace ser imagen y
semejanza del mismo Dios.
EL TRABAJO

P. Sergio G. Román
El negrito del Batey
Hace muchos, muchos años, se puso de moda en México una canción con ritmo
tropical cuya letra decía: “A mí me dicen el negrito del Batey, porque el trabajo es
para mí un enemigo; el trabajo se lo dejo todo al buey, pues el trabajo lo hizo Dios
como castigo”. La canción ya no está de moda, pero la convicción de que el trabajo
es algo malo que hay que soportar sigue vigente por lo menos para aquellos que
no lo ven como un derecho humano, sino como un deber. Los que tienen que
trabajar están esclavizados; los que aman su trabajo, son libres.
El que no trabaja, que no coma (2 Tes 3, 10)
¡Ni modo! Si no trabajamos, no comemos. Esa es la motivación primordial para el
trabajo y el hombre realmente no es libre hasta que no gana lo que se come. La
105

mayoría de edad de los hijos no es en realidad a los 18 años, sino cuando
comienzan a trabajar y a mantenerse a sí mismos. “El que mantiene retiene”, dice
bien la sabiduría popular, muy válida en estos tiempos en los que la dependencia
de los padres se prolonga debido a los estudios cada vez más largos. No podemos
decir que un niño y un joven estudiantes no trabajan, pues su trabajo, en ese
momento, es el estudio y su deber es tomarlo muy en serio, aunque no es raro ver
que un gran número de estudiantes trabajan y estudian por la sencilla razón de
que si no trabajan, no comen.
La elección del trabajo
“Yo siempre he trabajado en lo que me gusta y me han pagado por ello”, decía
don Manolo Fábregas, un actor de teatro que se ganó el respeto y el recuerdo de su
público. Ése sería el ideal: trabajar en aquello que nos gusta y que nos pagaran
dignamente por ello.
La realidad suele ser otra debido al desempleo constante en nuestro medio.
Trabajamos en lo que podemos y ya debemos sentirnos satisfechos por el simple
hecho de ganar con honradez nuestro pan de cada día, pero, ¿se sentirá satisfecha
una licenciada en artes plásticas que vende boletos en el Metro, o un abogado que
maneja un taxi? Ellos no pueden trabajar en aquello que les gusta.
La educación profesional le sale muy cara a la sociedad y después desperdiciamos
a nuestros profesionistas o los regalamos a países del primer mundo que los
aprovechan porque no tuvieron la oportunidad de trabajar en su propia patria.
A veces no se puede elegir el trabajo que hacemos y eso crea no sólo insatisfacción
para el trabajador, sino ineficiencia para el que da el trabajo.
¿Qué es lo que mueve a los jóvenes a elegir una profesión? Nos gustaría decir que
los mueve el anhelo de hacer el bien a la humanidad, pero, en su mayoría, lo que
los mueve es el bienestar económico. Pero trabajar tan sólo para ganar dinero es
frustrante, por mucho que se llegue a ganar.
El derecho al trabajo
El Estado tiene como misión velar por el recto ejercicio de los derechos de los
ciudadanos. El trabajo es un derecho. Por eso vemos cómo los políticos proponen
siempre acabar con el desempleo y mejorar los salarios. La situación de los
campesinos, agricultores o ganaderos, es especialmente importante. Cuando lo
que perciben por su trabajo es insuficiente para sobrevivir, comienza el éxodo
hacia donde haya un empleo. Del campo a las ciudades y -desde hace ya mucho
tiempo- al paraíso de los países ricos en donde, indocumentados, son tratados casi
como esclavos.
106

Los países donde hay desempleo se desangran. Sus mejores fuerzas huyen al
extranjero.
¿No es este el carpintero? (Mc 6, 3)
Por si alguien sigue pensando que el trabajo es un castigo, tenemos que recordar
que Jesús es carpintero e hijo de carpintero; que los apóstoles salieron de entre los
humildes trabajadores del pueblo y que Pablo se ganaba la vida, mientras
predicaba, fabricando tiendas de campaña.
Decimos que Jesús también redimió el trabajo ganando con sus manos su pan y el
de su madre. Sus discípulos entendemos el trabajo como nuestra humilde
colaboración a la labor creadora del Divino Artesano, Dios Creador.
¡Nuestro trabajo es creador!
El trabajo es un valor
·Cuando lo hacemos con gusto porque servimos al prójimo y construimos
un mundo mejor para vivir.
·Cuando nos permite nuestra realización humana y la aplicación del talento
que hemos recibido.
·Cuando nos da un pan para comer y un pan para compartir con nuestros
hermanos más pobres.
·Cuando nos permite tener el tiempo necesario para cultivar el amor familiar
y para el crecimiento personal.
·Cuando no vivimos para trabajar sino, que trabajamos para vivir.
·Cuando el ambiente de trabajo se convierte en un segundo hogar por la
concordia entre compañeros y por el trato digno que recibimos.

LA HOSPITALIDAD

P. Sergio G. Román
Porque era forastero y me hospedaron (Mt 25, 34)
Diariamente cientos de indocumentados procedentes de Centroamérica cruzan
ilegalmente la frontera sur de México en busca de una vida mejor para ellos y para
sus familias. Van de paso y tienen que atravesar toda la República, de frontera a
frontera, viajando como pasajeros clandestinos en trenes de carga, con el peligro
real de caer a las vías y morir o quedar lisiados. Eluden como pueden a las
autoridades migratorias y, por fin, logran llegar a la ciudad de México. Recurren a
las iglesias porque en sus pueblos de origen ven el templo como su casa. Tenemos
que decir que algunos sacerdotes los rechazan, pero, gracias a Dios, otros se han
organizado para ofrecerles albergue temporal y ayudarlos a comunicarse
107

telefónicamente con los familiares que ya están en el país del norte para pedirles
dinero y proseguir su aventura.
¿Cómo los tratamos? Migración, desde luego, tiene la obligación de detenerlos y
regresarlos a su país, aunque ellos intentarán, una y otra vez, llegar al paraíso
soñado. Sin embargo, hay algunas autoridades y delincuentes organizados que les
roban descaradamente y los dejan abandonados a su suerte. Los migrantes suelen
platicar con sencillez cómo los roban, los violan y los maltratan. Todo mundo se
aprovecha de ellos.
Esta es su casa
La caballerosidad española unida a la bondad natural de los indígenas, ambas
iluminadas por el cristianismo, florecieron en una frase muy nuestra “Esta es su
casa”. ¡y la decimos en serio!, no sólo para ofrecer a nuestros amigos una
momentánea hospitalidad cuando nos visitan, sino para recibir como huéspedes al
amigo que viene de fuera, al pariente que viene a estudiar en nuestra ciudad, al
conocido que viene a curarse al hospital.
La pobreza no impide que les demos un rinconcito de nuestra pequeña casa y que
compartamos con ellos nuestro humilde pan.
Esta hospitalidad alcanza también a los peregrinos que, a pie, recorren nuestros
caminos rumbo a los santuarios y que siempre encuentran quien les ofrezca esos
santos alimentos que nuestro pueblo ha llamado, sabiamente, “providencias”,
entendiendo así que lo que la hospitalidad les ofrece en realidad viene de Dios que
ve por sus hijos.
Hoy por ti, mañana por mí
La hospitalidad es un valor que nace del respeto a la dignidad humana que nos
hace ver en el forastero y en el peregrino no sólo a un hermano en desgracia que
necesita de nuestra ayuda, sino al mismo Dios. Y no hablo nada más de los
cristianos, ya que esta idea está presente en todas las religiones que mandan
recibir y tratar bien al forastero “porque muchos, sin saberlo, han recibido en su
casa a ángeles” (Heb 13,2)
Xenofobia es una palabra muy fea que significa la aversión hacia los extranjeros.
Nace de un exagerado nacionalismo que nos hace creer que somos lo máximo y
que nada podemos aprender de otros pueblos, o del miedo a que quienes vienen
de fuera dañen nuestra economía o nuestra forma de vivir. La xenofobia nos lleva
a la discriminación racial o religiosa y, llevada hasta el extremo, a las guerras de
exterminio que padecemos todavía en nuestro mundo, aún en los países que se
consideran paladines de los derechos humanos.
108

Hoy, nosotros tenemos una casa y un pan seguro, pero, ¿quién nos dice que el día
de mañana no seremos forasteros en tierra extraña? ¡La vida da muchas vueltas!
Las migraciones enriquecen a los países
Tepito es un barrio de comerciantes en la ciudad de México en donde, según sus
habitantes, “se vende de todo, menos la dignidad”. Pues a este barrio han llegado,
en los últimos años, comerciantes de Corea y de China que ponen sus tiendas
ofreciendo mercancías brillantes y atractivas. A mí me preocupaba cómo
aceptarían nuestros paisanos a estos inmigrantes tan diferentes a nosotros en
cultura, religión y raza, pero mi preocupación se acabó cuando me tocó ver a unos
jovencitos mexicanos empeñados en enseñar español a una linda coreanita
dependiente de una tienda. Como ya ha pasado antes con otros pueblos que
llegaron a México, dentro de unos años los coreanos y los chinos serán,
simplemente, mexicanos y nosotros nos habremos enriquecido con la cultura que
ellos nos aportan.
Practiquemos la hospitalidad:
·Tratando con afabilidad a los forasteros, no sólo a los turistas, sino a
aquellos que vienen buscando una vida mejor.
·Ofreciendo nuestra orientación y ayuda a los recién llegados.
·Interesándonos en conocer los valores de nuestros visitantes.
·No abusando en los precios de los productos y servicios que ofrecemos.
·Si nosotros somos objeto de hospitalidad, no abusemos y retribuyamos de
algún modo lo que recibamos.
LA TRADICIÓN

P. Sergio G. Román
Patrimonio
Cuando un pueblo o una ciudad son muy bellos y han logrado conservar la
riqueza arquitectónica del pasado, son declarados “Patrimonio de la humanidad”
para darnos a entender que esa riqueza no es sólo patrimonio o propiedad de los
lugareños, sino de todos los humanos, y que quienes vivimos en ese lugar tenemos
el compromiso de cuidar ese tesoro.
También son patrimonio de la humanidad los bosques, los desiertos, los sistemas
coralíficos marinos y alguna especie animal o vegetal en peligro de extinción. Son
riqueza universal confiada a nuestro cuidado.
En gran parte de México y Centro América existe la tradición de poner, los días 1 y
2 de noviembre, ofrendas para los seres queridos que han muerto. Es una tradición
bella heredada de los pueblos indígenas que la practicaban antes de la venida de
109

los conquistadores. Pues bien, esa tradición también ha sido declarada
“Patrimonio cultural y espiritual de la humanidad”.
Y si nuestras tradiciones son “Patrimonio de la humanidad”, ¿cómo no han de
serlo también para nuestro pueblo y para nuestra familia? Y un patrimonio
implica responsabilidad y cuidado para aquel que lo tiene y lo goza.
¿Qué es la tradición?
La raíz latina de la que proviene nuestra palabra española “tradición”, significa
algo que se entrega. Las tradiciones son costumbres, principios, formas de ser que
los padres entregan a los hijos no de una forma consciente, sino en el vivir de cada
día. Las tradiciones se viven, no se aprenden.
La tradición es -y al mismo tiempo no es- una propiedad muy valiosa que
podemos gozar mientras la vivimos, pero que tenemos la obligación de conservar
y trasmitirla a quienes vienen detrás de nosotros. Si perdemos una tradición y no
la trasmitimos, habremos robado a nuestros hijos algo a lo que tenían derecho y
que no supimos darles.
Las tradiciones heredadas de nuestros mayores, cuando es todo un pueblo el que
las vive, son la cultura propia, raíz de la pertenencia y signo de identidad regional
o nacional.
Las tradiciones evolucionan
En las fiestas populares suele haber danzas autóctonas o regionales realizadas no
sólo por la alegría de vivir, sino también, en el caso de las fiestas religiosas, como
una ofrenda a Dios. Los danzantes oran bailando. Si nos acercamos a admirar una
de estas danzas nos daremos cuenta de cómo, en lugar de los tradicionales
huaraches, algunos danzantes usan zapatos tenis y que las playeras y los lentes
obscuros han entrado a formar parte del vestuario tradicional sin que a ellos
parezca importarles.
Entre México y Cuba ha habido siempre un amor de hermanos, nada raro que a
nuestras tradiciones se haya añadido el patrimonio musical cubano y que ya
sintamos como nuestro el danzón o el mambo, como hemos hecho nuestras la
salsa, la cumbia y otros bailes de países hermanos.
La tradición es algo vivo, pero también puede morir. La matan el afán por la
modernidad y la falta de conocimiento de nuestra cultura.
La tradición es norma de vida
La tradición no sólo encierra las manifestaciones artísticas, festivas y celebrativas
de un pueblo; encierra la vida misma. El amor a la familia, la fraternidad, el
110

respeto a los mayores, el culto a los antepasados, el honor, la buena educación, el
amor a la patria y la religión misma, son tesoros que entregamos a quienes nos
siguen, trasmitidos honradamente como algo que sabemos que es de ellos.
Cuando renunciamos a nuestras tradiciones o dejamos que se pierdan, perdemos
nuestras raíces, nos desarraigamos y nos convertimos en imitadores de las
costumbres de los poderosos que tienen como única tradición la prosperidad
económica y el gozo de los placeres que les pueda proporcionar.
La pérdida de las tradiciones es también pérdida de identidad y de sentido de la
vida. Provoca vacío y soledad.
En el hogar se aprende y se enriquece la tradición:
·Los esposos, cada uno de ellos, aportan al hogar dos tradiciones familiares
diferentes y serán felices si logran unirlas de tal modo que hagan una nueva
y única tradición.
·Los papás deben explicar a sus hijos por qué siguen una tradición, para que
ellos la valoren y la hagan suya.
·Cuando entramos en contacto con tradiciones de otros pueblos, algo que
hoy es inevitable por la globalización, sepamos tomar de ellas lo bueno, sin
perder nuestras propias tradiciones.
·Conozcamos y admiremos las manifestaciones sensibles de nuestra cultura
para que nos sintamos orgullosos de ella y sepamos ofrecerla como una
riqueza a los demás.

LA VIDA

P. Sergio G. Román
Lo que nos toca sufrir
Me llamaron para confesar a un anciano enfermo y cuando llegué a su casa se lo
acababan de llevar al hospital. La esposa, también muy anciana, estaba hecha un
mar de lágrimas porque alguien, alguna vez, le había comentado que en los
hospitales del gobierno dejaban morir a los ancianos porque ya no servían para
nada y para que ya no sufrieran. “Déjenlo vivir; déjenos sufrir lo que nos toca
sufrir” , decía aquella anciana que, a pesar de sus años y sus enfermedades, amaba
la vida y la valoraba. Por cierto que a los pocos días regresó su esposo y siguen
acompañándose un sus achaques, pero muy felices de vivir juntos.
Cuando la muerte se vuelve cultura
Los espartanos amaban la guerra, cuando un hijo nacía débil, lo mataban; en la
india, cuando el esposo moría, quemaban a la viuda junto con él; en Japón el
suicido es manifestación de honor; en las inquisiciones, tanto católicas como
111

protestantes, se mataba a los herejes o a los que practicaban la brujería; los aztecas
sacrificaban a las más bellas, a los más valientes o a los niños que nacían con algún
signo especial de pertenencia a algún dios; los conquistadores echaban sus perros
a los indios; los traficantes de esclavos negros, cuando se prohibió cazar esclavos,
echaban al mar su carga humana cuando eran sorprendidos en alta mar; en la
Alemania Nazi se mató a los enfermos mentales, a los homosexuales y a los que
eran de diferente raza; son muchos los países que permiten ya el asesinato de los
niños antes de nacer; en otros países se permite ya el ayudar a suicidarse a los
enfermos que lo piden; en nuestro México un partido basa su campaña en
conseguir la pena de muerte, aprovechando el horror que nos causa la violencia
generalizada; los terroristas, con fines políticos, fabrican catástrofes en las que
mueren miles de inocentes; las guerras se siguen justificando y los países fuertes
invaden a las naciones débiles y se quedan allí en nombre de la paz.
Sí, la muerte se ha hecho cultura en nuestro mundo.
No matarás
La vida humana es sagrada. No sólo las leyes religiosas, sino también las civiles
profesan el derecho a vivir. Los estados se comprometen a defender la vida de
todos los ciudadanos y se esfuerzan en darles seguridad. La ciencia médica avanza
cada día en su lucha por la vida, de tal modo que se ha elevado la esperanza de
vida. Nos esforzamos en dar a nuestra vida cada día una mayor calidad, tratando
de ser más sanos y más capaces para conseguir la felicidad que todos buscamos.
Verdaderamente amamos la vida...,
Pero
Tanto se nos ha insistido en que la vida es para gozarse que no consideramos que
valga la pena si en ella hay sufrimiento. Somos cobardes ante el dolor y preferimos
evitarlo a como dé lugar, aunque sea matando o matándonos a nosotros mismos.
Si la vida no tiene sentido, se renuncia fácilmente a ella.
Esa es la filosofía que imponen los que tienen en sus manos la conciencia de las
masas. No nos extrañe que el cine nos presente, con aparente arte, casos de
hombres y mujeres que prefieren morir que vivir inválidos y se pretende que
tienen derecho a acabar con su vida y que esto es un acto de humanidad, como
darle un balazo a un caballo que se rompió una pata o “dormir” a un perro amado
para que no sufra. El más fuerte instinto natural de los animales, y en esto el
hombre es un animal, es el de la conservación de la vida. Si el caballo y el perro
pudieran razonar y hablar nos dirían “déjenos sufrir lo que nos toca sufrir”.
La vida es un don precioso, cada instante de ella, aún esos instantes en los que el
sufrimiento nos agobia.
112

Se vale, claro que sí, aliviar con medicamentos el dolor de los que sufren, y se vale,
claro que sí, no tratar de prolongar artificialmente una vida que se va, y que se
tiene que ir en algún momento, pero no se vale quitar, por ningún motivo, una
vida... ¡porque la vida es sagrada!
Dios es el dador de la vida
“Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todas las
cosas visibles e invisibles”, decimos los cristianos, y todas las religiones están de
acuerdo en atribuir a la divinidad la creación de la vida y, con una especial
intervención divina, la creación del ser humano como culmen de la obra creadora.
Dios es el dador de la vida y la consideramos como un don inapreciable del que
somos responsables. Si alguien dice “muy mi vida”, dice mentiras; la vida es de
Dios.
Nuestro pueblo es sabio naturalmente. Entre mis recuerdos de niño está el gran
respeto de la gente sencilla a la sangre humana. Cuando había algún accidentado,
o simplemente, cuando nos salía sangre de la nariz, cubrían la sangre con tierra o
la limpiaban para que no la pisáramos, porque era sagrada.
La vida es de Dios, desde la concepción hasta la muerte natural.
EL AMOR CONYUGAL

P. Sergio G. Román
¡Hay muchos!
Al terminar de comer, mis hermanos y yo nos pusimos a platicar sobre algunos
matrimonios para presentarlos como ejemplo de amor conyugal, y con alegría nos
dimos cuenta que ¡hay muchos! Comenzando por nuestros propios padres -que de
Dios gozan- quienes supieron darnos un ejemplo de fidelidad y tolerancia, y
siguiendo con muchos de nuestros amigos que han sabido ser buenos esposos.
Hablamos de unos esposos, tal para cual, que supieron compartir sus aficiones y
que enfrentaron la pena de un hijo nacido con malformaciones. De los que
teniendo muchos hijos todavía adoptaron otro. De aquellos esposos que después
de muchos años parecían novios. De aquellos otros a quienes Dios no le dio hijos,
pero que supieron encontrar en su amor conyugal la plenitud de su vida humana.
De tantos y tantos matrimonios que han sabido ser felices. ¡Gracias a Dios!
Lo que ofrece la competencia
-“Me estoy divorciando ahora, pero no tuvimos hijos porque yo, desde niña,
decidí no tener esa responsabilidad”.
113

-“Salimos juntos y tenemos relaciones, pero ya le advertí que no debemos
involucrarnos sentimentalmente porque yo quiero ser libre”.
-“No soy celoso. Sé que mi mujer tiene un amante y hasta estaría dispuesto a hacer
un trío con ellos”. (Declaración de un “artista” de cine).
-“Soy amante de un hombre casado… que perdone su señora”.
-“No queremos casarnos por ninguna ley. Si nos va bien nos casaremos dentro de
algunos años”.
-“Si piensa en sexo, piense en usar condón” (Mensaje radiofónico).
¿Qué está pasando?
Se le ha dado preponderancia al placer sexual sobre la recta sexualidad como
expresión de un amor único y para siempre. Se considera como objetivo
primordial la prosperidad económica y un mal entendido desarrollo profesional.
Se da más importancia a la libertad mal comprendida que a la responsabilidad de
un hogar.
¿Quién nos enseña todo esto? Es el mensaje constante que nos invade por todos los
sentidos a través de los medios de comunicación. El amor fiel a un solo cónyuge
está pasando a la historia.
El amor conyugal vale, y vale mucho
El amor verdadero de los esposos no es sólo efecto de la química, como se dice, ni
es sólo efecto de la atracción sexual, va más allá, va a descubrir la belleza interior
del ser amado y a crear un lazo afectivo tan fuerte que ya no se puede vivir sin su
compañía.
El verdadero amor no elige pareja para la cama, elige esposa o esposo para
compartir la vida y formar un verdadero hogar, al calor del cual los hijos sean
signos deseados y aceptados del amor de los esposos.
El verdadero amor conyugal une de tal modo que se realiza en ellos lo que la
Biblia dice: “ya no son dos, sino una sola carne”. (Gen 2, 24)
La juventud, desde la adolescencia, es el tiempo de descubrir a aquel o a aquella
con quien se vivirá esa especial vocación divina que es el matrimonio. Camino de
salvación y de santificación para los creyentes. El noviazgo, entre cristianos, no es
sólo el andar juntos para divertirse y pasarla bien, es un tiempo de preparación
para ser esposos para toda la vida.
114

El amor conyugal no es sólo el seguir el instinto animal de la conservación de la
especie, no es el conseguir pareja, como si fueran canarios en tiempo de cría, sino
que es una elección razonada y querida, preparada y responsablemente planeada
para formar un hogar estable y definitivo.
El amor conyugal verdadero implica seguridad y responsabilidad. Cuando dos
novios deciden casarse es porque están seguros de su amor, no porque vayan a
hacer la prueba.
El amor conyugal se cuida y se cultiva mediante el constante diálogo y la
constante preocupación por hacer feliz al cónyuge y, juntos, hacer felices al fruto
de su amor.
Cuando la pasión se acaba o disminuye, el verdadero amor subsiste y crece entre
los esposos esa especial amistad que los lleva a comunicar más sus valores
interiores. Dos esposo que se aman de verdad son muy buenos camaradas que
comparten la alegría de vivir.
Para los cristianos, el amor crece si está unido a la fuente del amor que es Dios. Él
da su gracia a los esposo cada día, cada momento, de su vida matrimonial.
Se ama verdaderamente al cónyuge:
·Si se practica la tolerancia, la comprensión y el continuo perdón.
·Si se acepta la siempre especial forma de ser del cónyuge y se aprende a
vivir así.
·Si se vive en continuo descubrimiento y se da lugar al gozo por el
crecimiento del cónyuge.
·Si como esposos dan testimonio de amor ante sus hijos y ante sus amigos.
·Si por su amor han dejado a su padre y a su madre para ser una sola carne.
·Si no se enojan; y, si se enojan, no permiten que el sol se ponga sobre su
enojo.

EL AMOR

P. Sergio G. Román
Historia de amor
Por amor, el Padre Dios crea al hombre y a la mujer; los crea a su imagen y
semejanza: libres, dotados de razón y capaces de amar, y los hace dueños y
señores del universo. Todos conocemos la historia de Adán y de Eva, y cómo
quitaron a Dios de su corazón para adorarse a ellos mismos. Ser como Dios, he allí
el primer pecado.
Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Jesucristo. ¡Dios humanado!
115

Cuando contemplamos en Navidad los hermosos nacimientos que representan al
Dios que se hace hombre, estamos contemplando la más bella historia de amor.
Todo un Dios hace a un lado su condición divina para hacerse el más pobre de los
humanos. ¿Hay alguien más indefenso, más dependiente, más limitado que un
niño? ¡Así es Dios hecho niño! Eso es amor.
El amor es fuente de todos los valores
Todos los valores dimanan del amor como de una fuente. Todos los valores llevan
al amor, como los ríos que van al mar. El amor les da sentido y en él se fortalecen.
Las actitudes humanitarias, si no están inspiradas por el amor, son frías y muy
fácilmente se oficializan y burocratizan. El humanismo por obligación, por oficio,
por conveniencia, en lugar de hacer bien, hace daño, porque priva al hombre de su
dignidad y lo considera mera estadística, un número.
Lo vemos con los médicos, las enfermeras, las trabajadoras sociales, los mismos
maestros que sólo trabajan por un salario. Cuando termina su tiempo de labores,
¡se acaba su humanidad!
Se puede servir al prójimo por un salario y, sin embargo, dar el color del amor a
ese servicio pagado, cuando lo hacemos por gusto, diríamos por vocación, y nos
interesamos verdaderamente por las personas a las que atendemos. Cuando se
sirve por amor, entonces vemos que un paciente sale curado de un consultorio tan
sólo porque su médico lo trató con cariño. Ese es el poder del amor.
¿Qué es el amor?
Yo no sabría definir lo que es el amor. A veces ni siquiera es un sentimiento de
afecto porque el objeto de nuestro amor suele ser un total desconocido, que
incluso, nos es antipático.
Lo que sí sé es que es algo que se lleva dentro porque nace de lo más noble y
bueno de nuestro ser. Ni siquiera es algo que se aprende por el contagio de unos
padres que nos aman. Sí, es cierto que el tener unos padres que nos aman es haber
recorrido buena parte del camino para aprender a amar, pero tenemos el caso de
personas desgraciadas que nunca recibieron amor de su familia y que cuando ellos
forman su hogar quieren ser para su esposa y sus hijos lo que sus padres no fueron
para ellos.
Se aprende a amar, pero, más bien, se aprende a encausar ese amor que se lleva
dentro, y de nuestra capacidad de dar con rectitud nuestro amor depende el que
nuestra vida sea plena o sea vacía, el que sea una vida feliz o desgraciada.
116

Yo no sé definir qué es el amor, pero sí sé responder a la pregunta de quién es el
Amor. Dios es amor. Fuente inagotable de todo amor verdadero. Todo amor viene
de Dios y cuando amamos verdaderamente, amamos con amor divino. En eso
somos imagen y semejanza de Dios.
Del valor humano del amor a la virtud de la caridad
“La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas,
por Él mismo, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, por amor de Dios.”
(Catecismo de la Iglesia Católica. 1822).
Para los católicos, los valores humanos nacen del aprecio a la propia dignidad y
del descubrimiento y aceptación de la dignidad del otro. Se cultivan con trabajo y
esfuerzo y, cuando llegan a ser habituales, con la ayuda de la gracia divina, los
llamamos virtudes. Un hombre virtuoso es el que está acostumbrado a hacer el
bien.
En el caso del amor, los católicos decimos que es una virtud teologal y la llamamos
caridad. Con la fe y la esperanza, son infundidas por Dios mismo en el bautizado
para que las cuide y acreciente. Son el fundamento de la relación con Dios y con el
prójimo.
El amor convertido en caridad hace presente el amor de Dios en el mundo y es
como el uniforme por el que deberíamos ser reconocidos los discípulos de Jesús.
“Ámense como yo los he amado” (Jn 15, 12).
Amar es:
·El amor de los esposos hace presente el amor de Dios.
·El amor implica renunciar a nuestros propios intereses por el bien del
amado.
·El discípulo de Jesús, por amor, perdona y hace el bien al que es su
enemigo.
·El verdadero amor tiene en cuenta la felicidad eterna del amado.
·El discípulo de Jesús, por amor, perdona y hace el bien al que es su
enemigo.
·El verdadero amor tiene en cuenta la felicidad eterna del amado.
·El amor es el agua que hace fértil toda aridez humana.
·El amor redime y salva. Todo se nos perdona si hemos amado mucho.
·El amor no pasa nunca ( 1 Cor 13, 13)
LA FAMILIA

P. Sergio G. Román
Jesús, un niño como todos... (Lc 2, 41-50)
117

Me encanta el pasaje del Evangelio de San Lucas en el que nos relata la anécdota
del Niño Jesús perdido y hallado en el templo. Por lo visto también a San José y a
la Virgen María les pasó lo que les pasa a muchos padres de familia, que la
inquietud de los hijos rebasa todos sus cuidados. Me gusta imaginar el encuentro
de los castos esposo al atardecer del primer día de viaje cuando extrañan a su hijo
y comienzan su búsqueda entre loas paisanos y familiares.
Los papás que extravían un hijo comprenden la angustia de José y María.
Regresaron presurosos a Jerusalén y dirigieron sus pasos a la casa del Padre, al
templo, fin de todo peregrinar del pueblo judío. Me encanta el regaño de María a
su hijo por fin bien encontrado. Exactamente como el regaño de toda mamá de hoy
y de todos los tiempos. Ella no piensa tan sólo en sí misma, ella une a su angustia
la angustia de José y así hace valer doble su reprensión: “Tu padre y yo,
angustiados te buscábamos”.
Y me encanta la respuesta adolescente, un tanto retadora, en defensa de su
temprana madurez e independencia. Esa respuesta que nos indica la temprana
conciencia de su divinidad: “¿Y por qué me buscaban; no saben que debo atender
los negocios de mi Padre?”. Algo así como si les dijera: “Ya estoy grande, no soy
un niñito, déjenme ser libre”. ¿Dónde hemos oído eso? ¡Lo dicen todos los días,
toda la vida, los hijos adolescentes que ya no se sienten niños y tienen ansias de
libertad.
Kiko Argüeyo, ese gran hombre de Iglesia, pintó el icono de la Sagrada Familia
que se usa como símbolo de los Encuentros Mundiales de Familia, y en él tal vez
quiso retratar ese momento en el que la familia de Jesús regresa a Nazareth
después de su aventura de libertad: Jesús, ya adolescente, regresa en hombros de
su padre, como un niño juguetón que trata de congraciarse con José. San Lucas
expresa esto más claramente: “Regresó con ellos y les estuvo sujeto”, es decir, de
ahí en adelante los obedeció siempre. ¡Jesús, un niño como todos!
La familia moldea
Lo que he sido, lo que soy y seré, se lo debo en gran parte a mi familia. Para bien o
para mal, la familia nos moldea y, aunque no nos determina porque somos libres,
sí influye en nuestra vida, de la cuna a la tumba.
Forjadora de los hombres y mujeres del futuro, tiene primordial importancia en la
sociedad civil, de la que debe recibir el apoyo necesario para cumplir su misión.
Ataques a la familia
Revisten especial maldad los criminales atentados contra la familia: el asesinato de
los hijos antes de nacer, la propaganda contra la indisolubilidad del vínculo
matrimonial, el amor libre, el ejercicio irresponsable de la sexualidad, el rechazo
118

egoísta a la procreación, el abandono de los padres ancianos, el abandono
temprano del hogar.
Dañan también a la familia las limitaciones que impone la miseria moral o física: el
papá que emigra en busca de trabajo, la mamá soltera que descuida a sus hijos por
ganarles un pan para comer, el abandono de la escuela, los niños que trabajan, la
falta de vivienda, la falta de atención médica, el alcoholismo y la drogadicción
crecientes, la violencia física y verbal, el machismo...
La familia como valor
En el ambiente rural, la familia es un factor de sobrevivencia. Vemos con
frecuencia cómo en esas grandes familias patriarcales o matriarcales, cuando por
algún motivo falta el esposo, los abuelos y los tíos se hacen cargo del
sostenimiento y acompañamiento de la esposa y de sus hijos. En esas familias casi
no se ven casos de ancianos abandonados o marginados; ellos siguen al pie del
cañón, productivos y apreciados hasta el momento de su muerte. La familia rural
va más allá de la pareja y los hijos, y el lazo con los abuelos, tíos y primos, por
lejanos que sean, es fuerte y eficaz. Esto mismo sucede en los barrios de las
ciudades que tienen vecinos arraigados por muchas generaciones. Este tipo de
familia, al que llaman molecular, es un valor digno de aprecio.
El fenómeno urbano, los campesinos que emigran del campo a la ciudad, ha
producido un nuevo tipo de familia concentrada en la pareja y los hijos,
refugiados y aislados en un departamentito en el que las circunstancias los obligan
a ser auto suficientes. Este tipo especial de familias fomenta la intimidad de la
pareja y el enriquecimiento de las relaciones entre padres e hijos; sin el apoyo de la
comunidad se ven en la necesidad de crear su propia forma de vivir. De ahí la
necesidad de que las familias de este tipo formen parte de grupos, acudan a
centros de cultura, fomenten la amistad con los vecinos y se integren a una
comunidad religiosa para vivir en sociedad, porque la compañía enriquece.
La educación familiar:
·Los miembros de la familia deben tener motivos para sentirse orgullosos de
ella y “amar la camiseta”.
·La familia cristiana funciona como una Iglesia doméstica, comunidad de fe,
amor y alabanza.
·El respeto a la autoridad paterna y a la dignidad de los hijos crea relaciones
llenas de armonía en las que el miedo no tiene lugar.
·El bienestar económico es importante, mientras no disminuya la atención y
la convivencia familiar.
·Toda mujer tiene derecho a ser madre de tiempo completo.
·No es la familia pequeña la que vive mejor; es la familia en la que hay
padres responsables y unidos por el amor.
119

CONFERENCIAS DEL ENCUENTRO.
7.LAS RELACIONES Y LOS VALORES FAMILIARES SEGÚN LA BIBLIA
P. Raniero Cantalamessa
Miércoles, Enero 14 2009 - EMF 2009
Llaman a redescubrir el ideal bíblico del matrimonio
Por: Alejandra Martínez Rubio
Ante la serie de propuestas “desquiciadas” que emergen en la sociedad actual en
torno al matrimonio, como la de abolir la distinción de sexos y sustituirla con la
más elástica y subjetiva distinción de “géneros” (masculino, femenino, variable), o
la de liberar a la mujer de la llamada “esclavitud de la maternidad”, la Iglesia tiene
el derecho de denunciar estos proyectos como “inhumanos”, es decir, contrarios
no sólo a la voluntad de Dios, sino también al bien de la humanidad.
Así lo dijo el R.P. Raniero Cantalamessa en la primera conferencia magistral del VI
Encuentro Mundial de las Familias que se realiza en la ciudad de México del 14 al
18 de enero y que congrega a miles de familias de los cinco continentes.
El Predicador de la Casa Pontificia señaló también que ante las adversidades que
vive la institución familiar, “nuestra única esperanza es que el sentido común de la
gente, unido al ‘deseo’ del otro sexo, a la necesidad de maternidad y de
paternidad que Dios ha inscrito en la naturaleza humana, resistan a estos intentos
de sustituir a Dios”.
“Por ello –dijo el P. Cantalamessa– no hay que tener miedo de proponer a algunas
parejas de futuros esposos cristianos, particularmente preparadas, una meta
altísima: la de orar un poco juntos la noche de bodas, como Tobías y Sara, y
después dar a Dios Padre la alegría de ver de nuevo realizado, gracias a Cristo, su
proyecto inicial, cuando Adán y Eva estaban desnudos uno frente al otro y ambos
ante Dios, y no se avergonzaban”.
El sacerdote -de la orden de los franciscanos capuchinos y doctor en Teología y en
Literatura-, recordó que la Iglesia Católica se halla ante un cuestionamiento
aparentemente global del proyecto bíblico sobre sexualidad, matrimonio y familia
por lo que –dijo–, el primer error que hay que evitar es el de pasar todo el tiempo
rebatiendo las teorías contrarias, acabando por darles más importancia de la que
merecen.
El P. Cantalamessa citó la encíclica Deus caritas est, del Papa Benedicto XVI, quien
–señaló– ha ido más allá, escribiendo cosas profundas a propósito del eros
(Conjunto de tendencias e impulsos sexuales de la persona) en el matrimonio y en
las relaciones mismas entre Dios y el hombre. “Esta estrecha relación entre eros y
matrimonio que presenta la Biblia no tiene prácticamente paralelo alguno en la
literatura fuera de ella”.
120

Agregó que la “reacción insólitamente positiva a esta encíclica del Papa demuestra
hasta qué punto una presentación irónica de la verdad cristiana es más productiva
que la confrontación del error contrario”.
Finalmente, el religioso franciscano aseguró que no menos importante que la tarea
de defender el ideal bíblico del matrimonio y de la familia, es la tarea de
redescubrirlo y vivirlo en plenitud por parte de los cristianos, de manera que se
vuelva a proponer al mundo con los hechos, más que con las palabras”.
8.EMPRESAS FAMILIARES
Lic. Miguel Ramírez
Jueves, Enero 15, 2009 - EMF 2009
Resumido por Verónica Pérez de León García
“Equilibrar la familia y la empresa”
“Ventajas de una empresa familiar”
“El modelo efectivo de la empresa familiar”
El licenciado Miguel Ramírez, socio de una empresa familiar, creó el modelo F&E,
el cual está basado en la fe que ponemos cuando iniciamos un proyecto. Este
modelo implica Felicidad para la familia y Éxito para la empresa.
Una empresa familiar es aquella donde el control accionario pertenece a una
familia y por lo menos dos miembros de ella están involucrados. El socio fundador
de Profitconsulting, explicó que debido a que la familia es el núcleo básico de la
sociedad, la empresa familiar resulta lo mejor para ésta y para la economía.
En México el 90 por ciento de las empresas son familiares; de las cuales menos del
33 por ciento sobrevive a la segunda generación, y sólo el 13 por ciento llega a la
tercera. Al respecto, el licenciado Ramírez comentó la importancia de contar con
un plan de sucesión para evitar caer en los mismos errores.
Haciendo una comparación al clásico juego de “serpientes y escaleras”, el
expositor afirmó que el papel de la familia con respecto a la empresa, es tomar
siempre las escaleras, es decir, trabajar en la comprensión, comunicación,
colaboración, confianza, compromiso y continuidad; sin dejarse caer por las
serpientes.
Por otro lado, el papel de la empresa es promover el valor del trabajo, propiciar la
productividad, buscar la rentabilidad, cumplir con la responsabilidad social y,
sobre todo, procurar el bienestar de la familia, pues finalmente es el objetivo con
que fue creada.
Finalmente, el licenciado indicó que la filosofía de la empresa familiar no puede
inclinarse totalmente hacia la familia o la empresa, sino debe de crear un equilibro
121

entre ambas partes. En sus propias palabras: “Tratar de hacer las cosas en
beneficio de la familia, pero ser suficientemente estricto para propiciar la
productividad”.
9.FAMILIA Y SEXUALIDAD
Ponente Dra. María Luisa Di Pietro
Jueves, Enero 15, 2009 - EMF 2009
Verónica Pérez de León García
En una cultura fuertemente influenciada por una sociedad sexual, en la que todo
se reduce a lo corpóreo, parece inútil hablar de la castidad; sin embargo, es
conveniente educar a los jóvenes en ella para promover la energía espiritual.
De acuerdo a la Dra. Di Pietro, la castidad no es rechazo ni desestima a la
sexualidad; al contrario, es la afirmación de la persona: “la transparencia de la
interpersonalidad, sin la cual el amor no es amor”.
La capacidad de autodominio no le quita peso a la sexualidad, sino que otorga
más valor a la persona, convirtiéndolo en un ser íntegro. Según la ponente, la
sexualidad es riqueza, signo y lugar de apertura, encuentro y diálogo; no es sólo
un proceso biológico, sino que forma parte del núcleo íntimo de la persona.
P- Alberto Bochatey, afirmó que la sexualidad tiene un significado interpersonal,
porque la persona es empujada para salir de sí misma y entrar en comunión con
los demás. De esta manera, todos están llamados a amar y ser amados. El diálogo
orienta a las personas a descubrirse y comprenderse, para que las relaciones entre
ellos sean de dualidad, reciprocidad y, sobre todo, complementariedad.
De acuerdo a la ponencia, las relaciones sexuales difieren de las relaciones
sexuales genitales, pues en las primeras, a pesar de involucrar respeto y
afectividad, no interviene el cuerpo; mientras que en las segundas, se involucra
toda la persona, dando lugar a la comunión y la unidad, en una relación única y
exclusiva.
En palabras de Benedicto XVI, el amor debe ser “un corazón que ve”, es decir, que
no es sólo instinto, sentimiento o pura chispa inicial, sino un acto de voluntad
libre: un amor de donar y recibir.
P. Alberto Bochatey, puntualizó la relación de la afectividad con las normas de la
naturaleza humana, las cuales deben ser utilizadas como criterio regulador para
que el hombre actúe de un modo y no de otro. Citando a la doctora Di Pietro: “La
formación del sentido moral es la educación a la libertad, es decir, la gestión
responsable de la libertad”.
La formación de la sexualidad debe tener como objetivos la aceptación del ser
sexual, el reconocimiento de la masculinidad y feminidad, el refuerzo del estima y
122

la dignidad, el equilibrio interior y, lo más importante, una educación a la
responsabilidad y a la vida.
El ponente se refirió a los hijos, como “un don precioso del matrimonio”, pues
contribuyen al bien de los papás. Sin embargo, es importante que los padres
reconozcan que este derecho y deber es inalienable, por lo que no puede ser
cedido a nadie más. Y a pesar de que las instituciones educativas contribuyan a su
formación, es responsabilidad de los padres guiarlos por el camino correcto.
Finalmente, ligado a la preocupación del Papa Juan Pablo II, sobre la banalización
del ser, la cual lleva al desprecio de la vida; la Dra. recomendó manejar la
educación sexual como un “don de amor”. De esta manera, los padres vivirán en
gratitud ante Dios y los hijos estarán agradecidos por tener su origen en un amor
grande y acogedor.
10.LA FAMILIA, EL VALOR DE LA VIDA HUMANA
Dra. Helen Alvaré
Jueves, Enero 15, 2009 - EMF 2009
Corporeidad, don revalorizado por la vida
Felipe de J. Monroy González
No sólo no debe sentir pena la Iglesia al hablar sobre sexualidad, sino que por el
contrario, ésta debe aprovechar su profundo conocimiento sobre la corporeidad
humana para hablar y manifestar su posición sobre el tema, consideró Helen
Alvaré, asesora de la Secretaría del Consejo Episcopal de los Estados Unidos,
durante su participación en el VI Encuentro Mundial de las Familias.
Y es que el ejercicio y la experiencia de la propia sexualidad no está limitada al
terreno de lo físico, sino que encuentra su razón y propósito divino a través de la
vida espiritual y de la fe: "El Cristianismo tiene esta riqueza de expresar sus
misterios a través de la corporeidad, como es el caso de la Encarnación y la
Resurrección, por ello la Iglesia no se avergüenza del cuerpo humano y por el
contrario, los fieles tienen la oportunidad de pertenecer al Cuerpo Místico de
Cristo a través de su propia persona".
“El cuerpo humano no está carente de significado, aún cuando hablemos del niño
no nacido o del hombre y mujer y su relación de intimidad. Toda la información
ética, testimonial y científica nos indica que tenemos que respetar el cuerpo no
como un mero determinismo biológico. Simplemente no podemos contradecir tan
violentamente al cuerpo humano”, señaló.
“Una de las cosas más interesantes de la Iglesia católica es su entendimiento tan
profundo de lo físico, no nos da miedo ni pena hablar sobre la sexualidad humana,
es por el contario una bendición. Cuando el Santo Padre habla del matrimonio
como el lugar donde encontramos a Jesucristo en los cónyuges, podemos llegar a
123

imaginar que esta realidad vive en cada persona, en la vida de cada matrimonio.
No todo el mundo se casa pero la mayoría de las personas sí y por esto ésta
teología es muy digna de consideración”.
La especialista en leyes en defensa de la vida reconoció que las manifestaciones
piadosas y religiosas de los cristianos son fuertemente físicas: “Acerca del Cuerpo
Místico de Jesucristo, no sentimos vergüenza de la importancia de las
manifestaciones físicas de la Iglesia: tocamos las reliquias, besamos las estatuas,
tocamos nuestros rosarios, nos damos la mano. Esto habla de dar a cada persona
un mensaje importante de que cada persona es un individuo importante. El
Cuerpo de Cristo no está formado, lo tenemos que formar y debemos empezar con
lo que tenemos”.
“Por lo que el matrimonio y la paternidad son entidades privilegiadas, la
parroquia es otro espacio también privilegiado”, sintetizó.
Dios está en el hombre y mujer
Por su parte, el Cardenal Polycarp Pengo, arzobispo de Dar-es Salaam, Tanzania,
rechazó que las uniones entre homosexuales y el aborto sean aceptables: “Están en
contra de la voluntad expresa de Dios. Dios creo al hombre y a la mujer. El
hombre solo no es una imagen representativa de Dios, para que el ser humano sea
una representación fidedigna de Dios debe estar creada en la mutua relación entre
un hombre y una mujer”, reinvindicó Mons. Pengo la figura del matrimonio.
“En primer lugar cuando hablamos de cristo debemos tener en cuenta que
hablamos de Cristo Resucitado en su Cuerpo Divino, pero también hablamos
sobre que también sufre y que también murió y nos da el sentido del sacrificio y
en su relación con Dios por el bien de los demás. Cuando hablamos sobre lo que la
Iglesia puede hacer para aliviar los problemas de la familia en el campo pastoral es
importante no perder de vista de que la vida no es fácil, no fue fácil para Jesús. No
quiero decir que Cristo sea sólo sufrimiento y que por esto el matrimonio debe ser
una realidad sufriente. Cristo es también Aquel que enriqueció y glorificó a través
de su sufrimiento, y cuando alcanzó este punto nos alcanzó la verdadera Gloria de
la Resurrección”.
11.LA IGLESIA COMO FAMILIA DE LAS FAMILIAS

Jueves, Enero 15, 2009 - EMF 2009
El Emmo. Sr. Card. Ennio Antonelli ofreció una conferencia de prensa en la
ExpoBancomer en torno al VI Encuentro Mundial de las Familias y la ExpoFamilia
en la que mencionó los aspectos más importantes y los objetivos de los mismos.
Primeramente mencionó que la familia debe ser el centro de la sociedad y de la
iglesia, que debe ser la protagonista en la vida de fe y como eje rector del
cristianismo.
124

Exaltando que se deben de crear sinergias entre la familia y la sociedad, creando
redes de familias en ayuda mutua y tomando a la iglesia como familia de familias,
en sus propias palabras también mencionó que “no debe de tenerse como un
slogan publicitario sino como una realidad concreta.
En su discurso también mencionó que la familia contribuye al bien común y que
hay tres cosas en particular que nos unen a nosotros los mexicanos: La lengua
española, la Sma. Virgen de Guadalupe y la familia.
Después resaltó los aspectos más importantes del discurso inaugural del
Presidente Felipe Calderón, como los cuatro tipos de amor que el mandatario
expresó y agregando que el amor es una energía unificante en el respeto a las
diferencias, las cuales son armonizadas en el seno de la verdadera familia.
También dijo que desgraciadamente existen muchas familias desintegradas y que
se seguirá en la lucha por erradicar este grave problema.
Habló sobre los valores universales, cuya cuna es la experiencia familiar que debe
a su vez fomentar la lectura de la Palabra de Dios y la oración en comunidad para
tomar a Dios de una manera familiar invitándolo a nuestra vida cotidiana.
“Actualmente se le considera a la familia como un objeto de consumo” expreso el
cardenal y conjunto a esto dijo que el trabajo de la mujer y en particular del ama
de casa debería considerarse como un trabajo productivo o como parte del P.I.B.
Finalmente habló sobre la drogadicción, que generalmente se da en familias
desintegradas y de su experiencia como Obispo en distintas ciudades y su
experiencia personal con las familias con las que trabajó.
A continuación los periodistas hicieron diferentes preguntas al Sr. Cardenal, en las
cuales hablaron sobre las posturas de la Iglesia Católica con respecto a la
homosexualidad, a la desintegración familiar por la situación de cárcel y por
último mencionó que el mayor aliado de la familia es aquél que la creo: Dios
mismo.
12.LA FAMILIA QUE FORMA, ASPECTOS ESPIRITUALES
Jorge y Mercedes Barbará.
Viernes, Enero 16, 2009 - EMF 2009

Queremos transmitirles una vivencia personal. Somos una familia normal, con
retos, oportunidades y sueños como muchas otras, aciertos y errores. Estamos
aquí porque sabemos lo imprescindible, vital, que es poner a Dios como el centro
de nuestra existencia y de la familia.
125

Nuestra familia:
Tenemos una gran huella en el corazón de la fe y piedad que nos transmitieron
nuestros padres, abuelos y maestros. Cuando nacieron nuestros cuatro hijos,
recuerdo la enorme responsabilidad, esos seres tan pequeños, saber que
dependería de nosotros que fueran grandes seres humanos y dignos hijos de Dios,
qué tarea más maravillosa.
Dios es, y debe ser un miembro más de la familia, presente en las vivencias más
cotidianas de la vida familiar. Como padres debemos procurar ambientes en
donde la presencia y el amor a Dios que tratamos de inculcarles, sean apoyados y
reforzados.
Para nosotros es muy importante la comunicación abierta y sincera entre los
miembros de la familia, que ayudan a formar e ir creando criterios de lo que se ve
y se escucha, confrontando estos hechos contra los principios éticos y espirituales
que queremos inculcar a nuestros hijos. Hay que permitirles que sientan la
confianza de hablar y expresar todas sus dudas e ideas en familia. Debemos ser
capaces de traducir la experiencia de Dios en experiencia de vida, no con
imposiciones sino con argumentos sólidos y prácticos. Es muy importante enseñar
a nuestros hijos a respetar, pero sin olvidar que respetar no implica
necesariamente estar de acuerdo.
Quizá el factor que más contribuyó en nuestra familia a encontrar y a gozar del
amor de Dios, fue en acciones de servicio a los demás. En nuestro caso, la vivencia
de las misiones como familia nos marcó profundamente, porque nos dio la
oportunidad de entrar en contacto con las necesidades de los demás y ver
realizado el “hay más alegría en dar que en recibir”.
Hoy en día, es difícil entrar en nosotros mismos para cuestionarnos de cara a la
verdad, si lo que hacemos está bien o mal, lo bueno se nos presenta como malo y
lo malo como bueno.
Enseñemos a nuestros hijos a reflexionar sobre lo que ven y escuchan, a distinguir
lo que está bien y lo que está mal. Los padres debemos enseñar los criterios
morales que formen la conciencia.
Valores y virtudes para educar a los hijos:
Inculquemos en los hijos la convicción de que el sufrimiento y los obstáculos que
se presentan en la vida son sinónimo de crecimiento. Educar en la Fe a nuestros
hijos es una labor que implica formarnos y cultivarnos a nosotros como padres y
pareja, para después poder transmitirlo a nuestros hijos. Más que nuestras
palabras, el mejor testimonio y la mejor enseñanza para nuestros hijos, es el
ejemplo. nuestros hijos deben entender que todos los actos que uno va realizando
por la vida, tienen consecuencias algunas veces positivas y otras negativas, y es
muy importante que permitamos que nuestros hijos asuman y vivan esas
126

consecuencias, a pesar de que nos duela como padres. Debemos ser valientes
como padres e impulsar a nuestros hijos a que lo sean. El creer y amar a Dios no es
un motivo de vergüenza, sino de orgullo, y alegría.
El cultivo de las virtudes, traducidas en los actos diarios han sido elementos
fundamentales en el crecimiento espiritual de nuestra familia: Cultivar la
Prudencia y la Benedicencia, la Fortaleza entendida como el mantenerse firmes a
las convicciones y creencias propias, la Templanza entendida como la capacidad
de controlarnos, debemos fomentar la cultura del esfuerzo, el agradecimiento es la
memoria del corazón, y una familia agradecida con Dios, es una familia que sabe
reconocer y agradecer el amor de Dios, tanto en las alegrías como en las tristezas.
La historia de Jorge
A continuación de una manera breve, les queremos compartir nuestra experiencia
de familia. Hace dos años Jorge, el mayor de nuestros hijos con 18 años, fue
diagnosticado de un tumor canceroso en la pierna con metástasis en pulmones y
en otras partes del cuerpo.
Dios fue preparando a Jorge para la gran prueba de vida que tuvo que enfrentar.
El que mejor supo luchar, confiar y abandonarse fue nuestro querido Jorge. Él, que
era el que más sufría, al que más le dolía y el que más renunciaba, con un cuerpo
devastado por las quimioterapias, tratamientos y radiaciones pero con un espíritu
entero, se convirtió en el ejemplo a seguir con su total confianza en Dios y con su
total aceptación a lo que le tocaba vivir.
Luchó como los grandes, nunca perdió la esperanza, le dio la cara a la enfermedad
con una enorme sonrisa, que siempre lo caracterizó, y que inundó su cuerpo y su
alma hasta el último momento.
Cuando le dijimos que había llegado el momento de partir de este mundo terreno
a la Casa definitiva del Padre respondió con una sonrisa, con una enorme paz y
con las palabras: estoy preparado mamá, no estés triste…
Las personas que al entrar al cuarto tenían miedo y tristeza, salían transformadas,
contagiadas de paz y alegría, frutos de la presencia de Dios.
Fuimos testigos privilegiados de ver, cómo entregaba su vida en totalidad, con
absoluta confianza y con esa certeza de los que han sido capaces de experimentar
en su propia vida el amor de Dios.
Recuerdo sus últimas palabras antes de morir “Dios Mío que se haga tu
voluntad”.
127

Nos queda claro, que esto no fue una obra de la casualidad y de buenas
intenciones que como padres hubiéramos tenido al educar a nuestros hijos. Es el
resultado de poner a Dios como el centro de nuestra vida y de nuestra familia.
Conclusión: Podemos resumir en cuatro aspectos, la tarea que como padres
tenemos para la formación espiritual de nuestra familia. Descubrir a Dios, Conocer
a Dios, Amar a Dios, Necesitar a Dios.
Les aseguro que vale la pena, si Dios es el cimiento de nuestra familia podrán
venir tormentas, terremotos, obscuridades y sufrimientos. Y nuestra familia no
será derrumbada. Busquemos la santidad de nuestra familia.
13.LA VOCACIÓN EDUCADORA DE LA FAMILIA
Dra. Germina Ssemogerere
Viernes, Enero 16, 2009 - EMF 2009
“Educar: misión esencial de la familia”
Aunque la Iglesia y la escuela contribuyan en la educación de los hijos, la
verdadera responsabilidad y vocación radica en la propia familia.
Verónica Pérez de León García
Para introducir la conferencia de la doctora Germina Ssemogerere, el Cardenal
Javier Lozano Barragán se refirió a la vocación como: “La misión esencial que Dios
le confía a la familia… Educar es humanizar a los hijos para que existan como
hermanos y permanezcan íntimamente unidos a Dios para el servicio de los
demás”.
La doctora Ssemogerere inició su ponencia mencionando los actuales enemigos de
la familia: los divorcios, las uniones libres, la esterilización, el abandono de niños,
las guerras civiles, entre otros; que amenazan a los núcleos más importantes de la
sociedad. Ante esto, propuso enfocarse en formar familias llenas de virtudes que
puedan hacer frente a los obstáculos.
La ponente originaria de Uganda, explicó que en su región, la familia es una
fuente de identidad social, pues es el nacimiento de la vida que se extiende por el
linaje, el clan y todo el grupo étnico. Por lo tanto, en palabras de Benedicto XVI:
“Si dañas a tu familia, muchas cosas se salen de orden”.
La expositora mencionó tres principios básicos que su cultura comparte con la
Iglesia, y que deberían ser el fundamento de toda familia. El primero de ellos es la
preparación para el matrimonio. Contar con cuatro semanas previas al sacramento
para comprobar si se comparten los mismos propósitos para vivir en armonía. El
segundo principio consiste en visualizar al matrimonio como “la unión para toda
la vida”. Y el último de ellos, es estar conscientes de que los padres tienen la
128

sabiduría y la virtud para educar a los hijos, pues finalmente es su verdadera
vocación como familia.
La preocupación de la doctora en Economía, radica en que no debería discutirse la
función de la familia: “Es la fuente de la vida, pues ésta emana de la familia sin
importar a dónde vas”. Además, se debe apreciar como parte integral de la Iglesia
Católica.
No hay duda en que si los padres fallan en la educación de sus hijos, no existe
alguna compensación. Por este motivo, la educación que reciban en la escuela o la
Iglesia debe ser complementada con principios y valores en casa.
La doctora Ssemogerere puntualizó que para poder desarrollar el rol educativo de
la familia, se necesitaba primero que ésta fuera viable, segura y moralmente
correcta, además de contar con un gobierno interesado en la calidad de la
educación. En Uganda, la Iglesia es su principal proveedor, aportando a los
jóvenes una formación moral, religiosa y espiritual.
Que todos valoremos nuestra cultura, moralicemos la asistencia para la familia,
contemos con una fuerte preparación, encontremos una escuela competente y
caminemos bajo la guía de la Iglesia, fueron las principales recomendaciones que
la doctora hizo a su audiencia.
Más tarde, en una conferencia de prensa, enfatizó la importancia de que nuestra
cultura retome el concepto de la familia extensa y además, que se olvide
totalmente de la palabra “divorcio”. “El matrimonio es para toda la vida”.
Finalmente, la doctora presumió el traje típico de su país, y se despidió sintiéndose
orgullosa de su cultura, su nación y su familia.
14.VALIENTES INICIATIVAS Y TESTIMONIOS A FAVOR DE LA VIDA
Y LA FAMILIA
Viernes, Enero 16, 2009 - EMF 2009

En el último día del Congreso Teológico Pastoral, al término de la primera sesión,
se ofreció un interesante Panel de Comunicación de proyectos internacionales a
favor de la familia. Este encuentro de emprendedores lo presidió Monseñor
Béchara Rai, obispo de Jbei (Byblos), Líbano.
Uno de los expositores, Salvador Villalobos, director del Consejo de la
Comunicación, organismo de la iniciativa privada que promueve cada año el Día
de la familia, cada primer domingo de marzo. Esta institución mexicana por la
familia y han hecho posible este evento concluyó el Panel. Señaló tras
investigaciones de campo y evaluaciones de diversas campañas contra la droga o
contra la violencia, resolvieron que era más efectivo focalizar los esfuerzos hacia el
fortalecimiento de la familia. “Con familia sanas no tendremos que luchar contra
estos peligros que hoy enfrenta nuestra juventud”.
129

Por su parte, Michele Velasco, Directora de “Priest for life” , asociación
internacional de Sacerdotes por la vida, fundada en Estados Unidos en 1991. Ella
señaló que todo católico debe defender la vida humana. Y, con mucho
sentimiento, afirmó que “los movimientos pro vida católicos son los más
duraderos, porque cuentan con la garantía divina de tener ganada la batalla”.
A continuación, el Padre Doménico di Raimondo, Superior General de los
Misioneros del Espíritu Santo, presentó a la beata mexicana, Concepción Armida,
como modelo de mujer, madre y apóstol. “Escritora fecunda, Conchita tuvo en el
amor a Cristo su motivación principal en los tiempos atribulados del México de la
revolución. Su mensaje fue siempre: el matrimonio y la vida de familia son camino
de santidad”.
También, el polaco Antoni Zieba, promotor de la iniciativa de la Oración mundial
por la vida humana, explicó que este proyecto surgió para enfrentar la realidad de
que 50 millones anuales de vidas humanas son eliminadas por la práctica del
aborto. Afirmó que World Prayer for Life es una rspuesta al llamado que hizo Juan
Pablo II en la Evangelium vital, cuando señaló: “Una gran oración por la vida que
se alce alrededor del mundo es urgentemente necesaria”.
Por último, Noél Kinsella, Presidente del Senado de Canadá, defendió con firmeza
el derecho que tiene la familia a la protección de la sociedad y del Estado, como se
expresa en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. “El Estado no debe
reemplazar a la familia sino más bien estar disponible para prestar asistencia a la
familia cuando esta última ya no cuenta con los medios o la capacidad para
atender sus propias necesidades”.
Por ello, dijo, “los gobiernos sí pueden y sí tienen una función que desempeñar
para asegurar que la familia, como elemento básico, sobreviva y prospere tanto
dentro de nuestras naciones como en nuestra comunidad mundial”.
Fuente CCC, (reporteo: Pamela Martínez)
15.SESIÓN INAUGURAL PRIMERA JORNADA
Miércoles, Enero 14, 2009 - EMF 2009

-MODERADOR: Hace uso de la palabra su eminencia reverendísima Cardenal
Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio Consejo para las Familias.
-SR. CARDENAL ENNIO ANTONELLI: Con grande alegría damos inicio al VI
Encuentro Mundial de las Familias, que como sabemos se desarrollará en tres
momentos: Congreso Teológico Pastoral, Fiesta de los Testimonios y Solemne
Concelebración Eucarística.
130

Nuestra alegría es la alegría de los hermanos que se reúnen, la alegría de la familia
de Dios que converge aquí en un solo lugar de cinco continentes.
Hemos venido de muchos países, algunos con un viaje fatigoso y costoso, y por
ello merecedores de mayor gratitud. Representamos diversos pueblos y culturas,
diversos miembros del pueblo de Dios, obispos, sacerdotes, personas consagradas,
laicos, sobre todo, están presentes y están representadas las familias, célula vital
de la Iglesia y de la sociedad.
Somos muchos y somos uno en virtud de Cristo y de su Santo Espíritu, autor de la
variedad y de la unidad. Por esto nos saludamos con mucho afecto, con un abrazo
ideal de fraternidad y de paz.
Dirigimos un saludo especial, respetuoso y caluroso al señor Presidente de la
República Mexicana, Felipe Calderón, y a su señora esposa Margarita Zavala,
quienes nos honran con su presencia.
Su presencia testimonia la importancia de la familia para el pueblo mexicano, así
como el generoso y festivo espíritu de acogida de esta noble Nación.
Nos encontramos aquí, juntos, después de una larga preparación espiritual y
organizativa, que ha involucrado a muchas realidades eclesiales y civiles, a las
cuales debemos estar agradecidos.
Sin embargo, merecen un especial agradecimiento del todo particular, el Cardenal
Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de esta ciudad, que nos acoge
espléndidamente.
El comité organizativo que él ha constituido, las instituciones públicas que han
agilizado la organización, los pundorosos voluntarios, el Centro Bancomer que
nos da hospitalidad, los conferencistas que nos donarán su competencia y, en fin,
no puedo olvidar a mis óptimos colaboradores del Consejo Pontificio para la
Familia; la más intensa gratitud de estar el Santo Padre, Benedicto XVI, que en
numerosas ocasiones ha mostrado considerar a la familia una prioridad decisiva
para el futuro de las sociedad y de la Iglesia y ha puesto en el centro de su
magisterio la promoción de los valores humanos y cristianos en nuestra cultura
posmoderna enferma de individualismo y relativismo.
El Papa ha querido ser representado en nuestro Encuentro mundial por el
Cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, su más cercano colaborador;
además intervendrá personalmente con un video mensaje grabado y con una
conexión televisiva directa durante la misa conclusiva.
Nuestro recuerdo agradecido se dirige espontáneamente al Siervo de Dios Juan
Pablo II, que tantas veces visitó esta querida Nación. Él indicó a la familia como el
131

primer y principal camino de la Iglesia, instituyó los encuentros mundiales de la
familia y merecidamente ha sido llamado el Papa de la familia.
Junto con él queremos recordar al Cardenal Alfonso López Trujillo, quien fue 18
años Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, él fue un intérprete fiel del
magisterio de Juan Pablo II y un colaborador incansable, gastó todas sus energías
al servicio de la familia con generosidad y valentía hasta el último momento de su
enfermedad.
Y ahora alguna palabra para introducir el tema propuesto por el Santo Padre,
Benedicto XVI, para este VI Encuentro Mundial: La Familia formadora de los
valores humanos y cristianos.
La familia es la escuela más eficaz de humanidad de vida cristiana, transmite los
valores humanos y cristianos según su modo, propio y peculiar.
Se basa en el ejemplo y en el testimonio, en la experiencia y en el ejercicio
cotidiano. Por esto, los valores no permanecen teóricos y las normas no son
percibidas como una imposición, valores y normas son interiorizadas como
exigencias de la vida personal, como la verdad que hace auténticamente libre, se
convierten en energías espirituales y virtudes.
En nuestro encuentro mundial el tema: la Familia Formadora de los Valores
Humanos y Cristianos, se estudiará desde muchas perspectivas y en relación a los
desafíos y a las oportunidades de nuestro tiempo. Se harán evidentes una
complejidad de aspectos y de situaciones.
Sin embargo, se confirmará una certeza: la familia es un gran bien para la persona
y para la sociedad.
Por esta razón, nosotros concluiremos nuestro encuentro celebrando a la familia
como un maravilloso don de Dios, un don que el error y el pecado de los hombres
frecuentemente oscurecen y deforman, pero que la gracia de Cristo cura y renueva
continuamente.
Proclamaremos el Evangelio de la familia, la familia cristiana como buena noticia
no solamente un ideal, sino sobre todo un hecho real, verificado y verificable en
muchos hogares en los que se percibe tangiblemente la presencia de Cristo, de
acuerdo con su promesa: donde dos o tres están reunidos en mi nombre, ahí estoy
yo en medio de ellos.
En los que se entrevé un reflejo de Dios, unidad perfectísima de tres personas, de
Dios, que según el documento de Aparecido, en su misterio más íntimo no es una
soledad, sino una familia.
Estamos todos conscientes de que la misión formadora de la familia encuentra hoy
gravísimas dificultades. El Santo Padre en la carta a la diócesis y a la Ciudad de
132

Roma del 21 de enero del 2008 hablaba de emergencia educativa y de fractura
entre las generaciones, debido a la confluencia de varias causas y en una medida
relevante a la difusión de relativismo que insinúa la duda, respeto a la verdad y al
bien.
Si se minusvaloran las certezas esenciales, observaba el Papa, se hace difícil
transmitir de una generación a la otra reglas de comportamiento, objetivos
creíbles, en torno a los cuales construir la propia vida.
Pero también se hace difícil vivir, crece el malestar existencial y social, entonces, la
necesidad de certezas y de valores, continuaba el Papa, vuelve a sentirse de modo
urgente.
Así, en concreto, hoy aumenta la exigencia de una educación que sea
verdaderamente tal, la solicitan a los padres, la solicitan tantos profesores, la
solicita la sociedad en su conjunto, la solicitan en los más íntimos los mismos
muchachos y jóvenes; paradójicamente aquello que constituye una dificultad y un
desafío para la educación hace emerger un intenso deseo de ella y una renovada
oportunidad.
Esta lectura de la situación cultural contemporánea hecha por el Santo Padre
confirma cuánto sea actual el tema de este Encuentro Mundial de las Familias y
nos estimula a comprometernos con confianza, inteligencia, amor y perseverancia,
confiando en la gracia de Dios y en las exigencias profundas del corazón humano.
Muchas gracias.
-MODERADOR: Toma la palabra su eminencia reverendísima Cardenal Norberto
Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.
-CARD. NORBERTO RIVERA CARRERA: Señor licenciado don Felipe Calderón
Hinojosa, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Usted sabe, lo ha comprobado, con cuánto cariño, con cuánto aprecio y
reconocimiento lo recibimos en este Congreso, en este Encuentro Mundial de las
Familias.
Muchas gracias.
Con el mismo respeto y cariño saludo a la señora Margarita Zavala.
Nos honran con su presencia Primeras Damas de la República Mexicana y de
algunos otros países, sean bienvenidas.
133

Muy estimado señor Gobernador de Morelos, sea usted bienvenido, junto con su
señora esposa.
Saludo con especial afecto a mis hermanos del Consejo Interreligioso de México
que representan las diversas religiones que están en este país.
Sean bienvenidos.
Excelentísimo señor Obispo don Carlos Aguiar Retes, Presidente de la Conferencia
del Episcopado Mexicano.
Muy queridos hermanos, cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, religiosas y
laicos de Cristo Jesús provenientes de todo el mundo.
Sean bienvenidos.
Es para mí un honor recibir en el marco del VI Encuentro Mundial de las Familias
a tantos hombres y mujeres preocupados por el bien de una de las realidades más
importantes de la sociedad humana, que es la familia.
Es para mí como Arzobispo de esta Arquidiócesis un gusto el poder recibir a mis
hermanos en el Episcopado y en el servicio que como cardenales hacemos a la
Iglesia Universal en comunión con el sucesor de Pedro, su Santidad Benedicto
XVI.
Es para mí un honor como mexicano recibir a los representantes de las
delegaciones de todos los países aquí presentes.
Cuando hace 18 años, El Papa Juan Pablo Segundo instituyó este tipo de
encuentros, lo hizo con la intención de que se le diera un marco adecuado a la
reflexión y a la celebración de la realidad familiar; una realidad que ya en estos
momentos comenzaba a enfrentar amenazas que hoy vemos hechas una realidad;
una realidad que, sin embargo, no ha dejado de constituirse en el baluarte que
apoya a tantos y tantos seres humanos que se enfrentan cada vez con más angustia
a un mundo despersonalizado y falto de solidaridad.
De verdad la familia sigue siendo un baluarte para familias completas e
incompletas.
Hace tres años en Valencia, España, el Santo Padre Benedicto XVI nos convocaba a
celebrar este encuentro que hoy con tanto gozo comenzamos. Y al hacerlo, nos
lanzaba un reto, el reto de contemplar a la familia como un don para la sociedad
humana, una sociedad que necesita caminar iluminada por los valores espirituales
y sostenida por los valores humanos.
134

Para avanzar en este camino de madurez, nos decía el Santo Padre, la iglesia nos
enseña a respetar y promover la maravillosa realidad del matrimonio indisoluble
entre un hombre y una mujer, que es además el origen de la familia.
Por eso, reconocer y ayudar a esta institución, es uno de los mayores servicios que
se puede prestar hoy día al bien común y al verdadero desarrollo de los hombres y
de las sociedades, así como la mejor garantía para asegurar la dignidad, la
igualdad y la verdadera libertad de la persona humana.
La familia no es sólo una realidad eclesial, es una institución divina y humana,
como lo testimonian las preciosas palabras que un padre indígena dirigía a su hija
en el Siglo XVI, que por otra parte muestran cómo la familia es parte integrante de
nuestra cultura.
Decía este padre a su hija: Aquí estás mi hijita, mi collar de piedras finas, mi
plumaje de quetzal, mi hechura humana, la nacida de mí; tú eres mi sangre, mi
color, en ti está mi imagen.
Quien quiera que sea tu compañero, ustedes juntos tendrán que acabar la vida, no
lo dejes, agárrate de él, cuélgate de él aunque sea un hombre pobre, aunque sea
sólo una aguilita, un tigrito, un infeliz soldado, un pobre noble, tal vez cansado,
falto de bienes, no por eso lo desprecies.
Que a ustedes los vea, los fortalezca el señor nuestro conocedor de los hombres, el
inventor de la gente, el hacedor de los seres humanos, todo esto te lo entrego con
mis labios y mis palabras.
Así, delante del Señor Nuestro, cumplo con mi deber, he cumplido mi oficio,
muchachita mía, niñita mía, que seas feliz, que nuestro señor te haga dichosa.
Sean todos ustedes bienvenidos, queridos amigos y hermanos.
Estimados señores y señoras:
México les abre de par en par sus puertas y, al mismo tiempo, les abre su corazón,
el corazón generoso que ha forjado esta Patria desde su cultura indígena, que con
referencia se dirigían a sus padres con los tiernos nombres de Tatzin y Natzin, a
través de la riqueza del mestizaje, hasta las modernas realidades, a veces llenas de
dolor por la migración y otras llenas de gozo por el consolidarse de un mayor
bienestar para la siguiente generación.
Bienvenidos al país de la Madre de Dios, Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan
Diego Cuauhtlatoatzin.
135

Ellos, con palabras y hechos, nos dijeron que en el corazón de toda cultura está
presente Cristo y que desde los valores del cristianismo se puede dialogar con
todos los valores que hacen al ser humano alguien lleno de dignidad.
En ese tiempo no eran menores la diversidad que en nuestro tiempo, distinta
cultura, distinta religión, distinta lengua y, sin embargo, se hizo nuestra Patria, se
hizo un solo México, se hizo América.
Bienvenidos al corazón de cada uno de nosotros que hemos hecho y haremos el
mejor esfuerzo para que todos ustedes se sientan en su casa, para que todos
experimenten que México es su familia con la que pueden compartir sus valores y
así tejer una realidad universal mucho más humana y mucho más cercana a Dios.
Que el Señor los bendiga.
-MODERADOR: Tiene la palabra su Excelencia Reverendísima, Monseñor Carlos
Aguiar Retes, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
-MONS. CARLOS AGUIAR RETES: Saludo cordialmente al señor Presidente de la
República Mexicana, el licenciado Felipe Calderón Hinojosa; y a su querida
esposa, querida por todo el pueblo, no solamente por el señor Presidente, la señora
Margarita Zavala.
Bienvenidos.
Saludo también al señor Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Consejo
Pontificio para las Familias.
Al señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México y
anfitrión de este encuentro.
A los eminentísimos señores cardenales aquí presentes, al señor Nuncio
Apostólico en México, don Christopher Pierre.
A todos los obispos que nos acompañan aquí presentes, bienvenidos. A las
autoridades que también se han hecho presentes con nosotros o han enviado a sus
distinguida esposas.
A todas las delegaciones que provienen de los diferentes continentes y que hacen
internacional este encuentro eclesial e internacional; a las delegaciones nacionales
de nuestras diócesis de México; a todos, sean cordialmente bienvenidos.
Queridos participantes del VI Encuentro Mundial de las Familias:
136

Es un honor darles la más cordial bienvenida en nombre de la Conferencia
Episcopal de México, y un gusto recibirlos para celebrar este Congreso que
precede el encuentro festivo y que nos permitirá profundizar temas vertebrales
sobre la familia y su misión hoy; y también escuchar diversas experiencias y
testimonios de lo que la Iglesia realiza en diferentes partes del mundo.
Hace poco menos de dos años, obispos latinoamericanos nos reunimos en
Aparecida, Brasil, convocados por el Santo Padre, Benedicto XVI, para celebrar la
V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
Ahí, El Papa, en su discurso inaugural, afirmó que la familia es patrimonio de la
humanidad. Por ello, considero que merece valoremos este patrimonio y
descubramos la necesidad de conocerlo, protegerlo y favorecer que desarrolle su
misión para bien de la misma humanidad.
En esa misma ocasión, el Santo Padre recordó que la familia, cito textualmente, ha
sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la
vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente.
Sin embargo, en la actualidad sufre situaciones adversas provocadas por el
secularismo y el relativismo ético, por los diversos flujos migratorios internos y
externos, por la pobreza, por la inestabilidad social y por legislaciones civiles
contrarias al matrimonio que, al favorecer los anticonceptivos y el aborto,
amenazan el futuro de los pueblos.
Seguía diciendo el Santo Padre, en Aparecida, la familia es insustituible para la
serenidad personal y para la educación de los hijos, las madres que quieren
dedicarse plenamente a la educación de sus hijos y al servicio de la familia han de
gozar de las condiciones necesarias para poderlo hacer y, para ello, tienen derecho
a contar con el apoyo del Estado.
En efecto, el papel de la madre es fundamental para el futuro de la sociedad.
El padre, por su parte, tiene el deber de ser verdaderamente padre que ejerce su
indispensable responsabilidad y colaboración en la educación de sus hijos.
Los hijos, para su crecimiento integral, tienen el derecho de poder contar con el
padre y la madre para que cuiden de ellos y los acompañen hacia la plenitud de su
vida.
Es necesaria, pues, una pastoral familiar intensa y vigorosa; es indispensable
también promover políticas familiares auténticas que respondan a los derechos de
la familia como sujeto social imprescindible.
La familia forma parte del bien de los pueblos y de la humanidad entera. Esta
breve y, al mismo tiempo, densa descripción nos ayuda a descubrir ya desde el
137

inicio del Congreso la importancia de nuestra participación y el significado de
nuestra presencia.
Los obispos de México, conscientes de la gracia que significa la celebración del VI
Encuentro Mundial de las Familias en México, nos hemos preparado promoviendo
en nuestras Diócesis los temas propuestos por el Pontificio Consejo de la Familia y
por la Comisión Organizadora del VI Encuentro Mundial de las Familias.
Ahora, las delegaciones venidas de las 88 Diócesis del país entrarán en contacto
con todas las delegaciones de los cinco continentes, que seguramente traerán
también sus reflexiones, comentarios y sugerencias.
Confiamos que estos días generarán una mayor conciencia en todos los
participantes y un mayor compromiso para trabajar en favor de la familia, lo que
beneficiará a la iglesia y a la sociedad en general.
Por ello, la Conferencia Episcopal Mexicana agradece al Santo Padre, Benedicto
XVI, quien se hará presente por medio de videomensajes y en la persona del
legado Pontificio, el Eminentísimo señor Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de
Estado de Su Santidad.
Agradecemos al Santo Padre que haya decidido la celebración de este VI
Encuentro en México.
Asimismo, estamos muy agradecidos con el Cardenal Norberto Rivera Carrera,
Arzobispo Primado de México, por haber aceptado la sede y haber preparado con
una comisión organizadora muy eficaz, la logística del VI Encuentro, coordinada
por su Obispo auxiliar, Monseñor Jonás Guerrero, y su secretario Monseñor
Enrique Glennie.
Expreso también nuestra gratitud al señor Cardenal Ennio Antonelli, quien tan
pronto fue designado Presidente del Pontificio Consejo de la Familia, asumió con
entusiasmo y esperanza la coordinación del Encuentro, y quiso acompañar a los
obispos de México en la reciente asamblea plenaria para compartir los trabajos
preparatorios.
Hago público un agradecimiento a Monseñor Rodrigo Aguilar, Obispo de
Tehuacán, quien como Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la
Familia, Juventud y Laicos, acompañó de parte de la Conferencia los trabajos
preparatorios, uniéndose a la comisión central organizadora.
Finalmente, vaya nuestra sincera gratitud a quienes de distintas maneras han
colaborado, y lo seguirán haciendo en estos días. Que Dios sea su recompensa.
Los invito también, desde estos primeros momentos, a recordar agradecidos la
insigne figura del Siervo de Dios, Juan Pablo II, quien lanzó esta iniciativa de
138

convocar los Encuentros Mundiales de las Familias, y también recordar a su fiel
colaborador, el Cardenal Alfonso López Trujillo, que de Dios goce.
Queridos participantes de este VI Encuentro Mundial de las Familias:
Siéntanse en su casa y vivan intensamente estos días en los que, sin duda, se
derramará el espíritu de Dios en nuestros corazones para descubrir juntos lo que
nuestro Padre Dios quiere que hagamos para que la familia e Iglesia doméstica
siga siendo la formadora de los valores humanos y cristianos.
Sean bienvenidos, en el nombre del Señor Jesús y de los obispos de México.
Muchas gracias.
16.PALABRAS DE PRESIDENTE CALDERÓN EN EL VI ENCUENTRO
MUNDIAL DE LAS FAMILIAS 2009
Miércoles, 14 de Enero de 2009 Ciudad de México
Gracias.
Muy buenos días, amigas y amigos.
Los saludo con afecto, con gusto, fraternalmente.
Saludo, desde luego, al señor Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio
Consejo para las Familias.
Al señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México.
A Monseñor Carlos Aguiar Retes, Presidente de la Conferencia del Episcopado
Mexicano.
Y les agradezco muchísimo la invitación que nos formularon a Margarita y a mí,
bueno, nos la formularon a toda la familia, pero los niños tienen clase el día de
hoy, así que no pudieron venir.
A todos nuestros distinguidos visitantes.
Saludo, desde luego, a mi amigo el Gobernador Marco Antonio Adame,
Gobernador del Estado de Morelos.
A Mayela, su esposa.
También a presidentas del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia, aparte de
Margarita Zavala, a Cristina Maiz, de Nuevo León; a Gabriela López, de Durango;
a Isabel Aguilera, de Chiapas; a Imelda Guzmán, de Jalisco; a Tere Calles, de
Tabasco; Margarita García, de Puebla; a Martha Martínez, de Guanajuato; y
especialmente a la señora Xiomara Castro de Zelaya, esposa de mi amigo, el
Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que está aquí presente.
139

Saludo también a todos los señores obispos, arzobispos, cardenales, invitados
especiales.
Saludo también a los pastores, obispos y líderes de otras iglesias y asociaciones
religiosas presentes en México.
Y a todos ustedes, a todas y a todos ustedes, amigas y amigos, que vienen de
distintas partes del país, y especialmente a quienes vienen de distintas partes del
mundo, sean ustedes muy bienvenidos a México.
Sean ustedes bienvenidos, como ya dijeron aquí los señores cardenales, a esta
tierra de María de Guadalupe y de San Juan Diego, también de los Mártires de la
Persecución, y también, no puedo omitir el comercial, del primer santo mexicano,
que es además mi patrono, que es San Felipe de Jesús.
Las palabras de la Suave Patria, de López Velarde, que dicen, precisamente, ahora
a propósito de los tiempos que vivimos que: Suave Patria, frente al hambre y al
obús, un higo te dará San Felipe de Jesús; se aplican precisamente a lo que mucho
siente y mucho quiere este pueblo de México.
Saludo a todos los que vienen, insisto, del mundo; saludo a quienes desde todos
los continentes se hacen aquí presentes, en México. También saludo a las
mexicanas y a los mexicanos aquí presentes, que hicieron un gran esfuerzo para
organizar este Encuentro de las Familias.
Saludo a mis paisanas y a mis paisanos michoacanos, que sé que se dejaron venir
en serio. Saludo también a quienes han sido parte, responsables, no faltará quien
diga que culpables, pero en fin, de mi formación y mi educación, son varios: a los
Hermanos Maristas, desde luego, a las Misioneras del Espíritu Santo, a las
hermanas del Verbo Encarnado.
Y también por aquí saludé a las Hermanas Guadalupanas del Plancarte, que está a
una cuadra de mi casa, allá en Morelia, y que me dio mucho gusto saludar; y
desde luego, a quienes se encargan, además, de la educación de mis hijos que son
las Hermanas de la Asunción, a quienes les tengo un gran aprecio y afecto.
Quiero darles la bienvenida, amigos, en nombre del pueblo y del Gobierno de
México. Me es muy grato que hayan escogido a nuestro querido país como sede de
este Encuentro de las Familias, y puedo asegurarles que para cualquier evento de
cualquier signo, ideología, religión, que precisamente, promueva valores y
principios fundamentales para México, nuestra Patria siempre tendrá los brazos
abiertos.
Quiero decirle al señor Cardenal Ennio Antonelli, se lo diré al señor Cardenal
Bertone y, desde luego, les transmito a los miembros del Colegio Cardenalicio,
aquí presente, que le transmitan un saludo muy respetuoso a Su Santidad el Papa
140

Benedicto XVI, que la verdad es que lo extrañamos en México y que aquí lo vamos
a seguir esperando siempre con los brazos abiertos.
Para los mexicanos es un gran honor ser anfitriones de este VI Encuentro Mundial
de las Familias, en especial nos sentimos orgullosos de que esta importante
reunión se realice por segunda ocasión en una Nación latinoamericana.
Asisto con emoción a la inauguración de este foro que busca una mejor
convivencia humana. Saludo a quienes nos visitan del extranjero y, desde luego, a
las y a los participantes mexicanos.
Celebro que en esta edición se aborde un tema que convoca a la unidad y al
trabajo conjunto de todos los seres humanos: el papel que juega la familia en la
formación de valores y, particularmente, en la construcción del bien común de
nuestras sociedades.
Como ustedes saben, los recibe una Nación con una firme tradición familiar. Decía
Manuel Gómez Morin, que la familia mexicana mantuvo con su propia integridad
la integridad de los más altos valores humanos y nacionales, y conservó para
México la posibilidad de vida y de reflorecimiento.
Estoy convencido de que la familia no sólo es el corazón de México, sino el
corazón de toda sociedad; es la estructura que da sentido a la vida económica,
política, social y cultural; es la base sobre la que se construye la identidad, los
principios y los valores de las personas y la premisa básica para alcanzar un
desarrollo humano sustentable, que definiera Paulo VI, como el paso de
condiciones menos humanas a condiciones de vida cada vez más humanas.
El hogar es la primera y la más decisiva fuente de educación, que permite
desarrollar todas las demás capacidades del ser humano. Es ahí donde se forjan y
se transmiten los valores culturales, éticos, sociales, espirituales; los valores
económicos, los valores políticos, todos ellos esenciales para el bienestar y el
progreso de las personas y de las sociedades.
La familia es también el primer ámbito en el que se experimenta y se vive la
comunidad, es el espacio donde se forja la vocación de servicio a los demás, la
solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia, la honestidad, el respeto a los demás,
el amor al trabajo; valores fundamentales para alcanzar una vida comunitaria en
paz y en armonía.
Es en la familia donde se puede aprender el principio fundamental de la
solidaridad, que uno es responsable no sólo del destino propio, sino del destino de
los demás.
Es ahí donde verdaderamente puede fundamentarse un desarrollo humano
integral o donde también puede perderse.
141

Una familia unida, protectora y transmisora de valores, que promueve el
desarrollo de virtudes cívicas y de virtudes humanas es, sin lugar a dudas, un
entorno favorable para el aprendizaje y especialmente para el ejercicio de la
justicia y el ejercicio de la honestidad, tan necesarios en nuestra sociedad
contemporánea.
En México, como en todo el mundo, la sociedad está cambiando y con ella también
se está transformando la vida de las familias y de las personas.
Tenemos que ver que son ya millones de niños los que nacen o se forman en el
seno de una familia integrada únicamente por la madre y su hijo.
En México más de cinco millones de familias están encabezadas por la madre, por
una mujer. También presenciamos cada vez más que, de acuerdo con la legislación
civil, la práctica de divorcio propicia que muchas familias vivan un proceso de
desintegración y de reintegración, en ocasiones hacia nuevos núcleos familiares.
Este fenómeno es real y, aunque preocupante, es fundamental afrontarlo desde la
perspectiva de los valores. Esta situación a lo que debe impulsarnos es a fortalecer,
y fortalecer más que nunca, lazos familiares fundados en valores, sustentados en
la confianza, en la lealtad, en el respeto recíproco, en la sinceridad y, sobre todo,
en el amor.
El amor en todas sus expresiones dentro de la familia, amor paterno, amor
conyugal, amor filial, amor fraterno.
Ahora bien, que el hecho de que estos fenómenos ocurran y ocurran cada vez más,
no debe llevarnos ni a ignorarlos y menos a dejar en el desamparo a quienes viven
en esta situación.
Las personas tenemos el deber de incorporar y de respaldar a quienes forman
parte de una familia integrada por una madre soltera y su hija o hijo, o bien por un
nuevo matrimonio o, particularmente, de quienes en los suburbios de las ciudades
o en los pueblos que sufren la migración en nuestro país carecen de la presencia
cotidiana de sus padres o de sus hijos.
Tenemos que encontrar la manera de apoyar a quienes por diversas razones no
forman parte de un núcleo familiar tradicional.
Decía San Pablo, a quien por cierto se celebra en este año eucarístico, en uno de
sus más bellos tratados, que permanecen la fe, la esperanza y el amor, pero de
estos tres el mayor es el amor.
Por eso el elemento cohesionante que es, precisamente, amor o caridad en la
familia debe de expresarse no sólo con quienes las integran, sino también con
142

aquellos que por alguna u otra razón no tienen la oportunidad de crecer o
formarse en un núcleo familiar estable y con principios firmes.
Quienes tenemos la fortuna de pertenecer o de formar parte de una familia sólida
estamos obligados a la solidaridad, a transmitir los valores que nos dan fuerza y
nos identifican y a buscar la manera de compensar subsidiariamente desde la
comunidad, desde las organizaciones sociales, desde las comunidades
intermedias, desde las instituciones públicas y, por supuesto, desde el Gobierno a
quienes no tuvieron esa oportunidad de vida de familia.
Por eso, y solidaria y subsidiariamente, nuestro esfuerzo debe ser cada vez más
intenso y más fuerte con quienes no tienen y nada tienen, con quienes carecen de
todo, con quienes requieren subsidiariamente de la sociedad para esa formación
indispensable del ser y del quehacer humano.
Tenemos una responsabilidad especial con quienes más lo necesitan, con quienes
más sufren la carencia de familia, como lo son, por ejemplo, las niñas y los niños
en situación de calle. Este grupo vulnerable, como muchos otros, es un claro
ejemplo que clama y que exige un llamado a la solidaridad, a la justicia, a la
caridad.
En este caso su única familia sólo puede ser, y me atrevo a decir, que debe ser la
sociedad misma.
Por ello, es responsabilidad del Estado reconocer y tutelar la familia que es la
célula básica de la sociedad. A los gobiernos nos corresponde este papel
subsidiario y solidario de crear condiciones de seguridad, de seguridad
económica, de seguridad social, de seguridad pública, de seguridad jurídica, de
seguridad cultural y política que hagan posible el pleno desarrollo de las familias
y de cada uno de sus integrantes.
Por eso el Gobierno debe diseñar y rediseñar, una y otra vez, políticas públicas
transversales y que atiendan integralmente las necesidades de las familias.
Por eso la construcción del bien común, que exige de todos, y especialmente de
quienes gobernamos, una definición cotidiana, una realización cotidiana de este
bien común, una determinación y claridad acerca de cuáles son las condiciones de
la vida social que permiten y propician un desarrollo integral de las personas, por
esa razón estamos trabajando en muy diversos frentes, a partir de una perspectiva
de bien común que entiende a la familia como un núcleo central de la sociedad.
Algunos de esos frentes son, por ejemplo, en el terreno de la seguridad.
Hoy las familias mexicanas, como en muchas otras naciones, particularmente
nuestra América Latina, enfrentan un paisaje y un ambiente de inseguridad; el
143

crimen y la violencia, la exacerbación de la violencia amenazan la tranquilidad de
quienes más queremos.
También amenaza esa tranquilidad la misma apología del delito; por ello, hemos
desplegado y seguiremos desplegando todo el poder del Estado en contra de
aquellos que amenazan la paz y pretenden esclavizar con la droga a nuestros hijos,
al mismo tiempo que construimos los cimientos de legalidad para mejorar
nuestras leyes y nuestras instituciones de seguridad pública y de justicia.
Nuestro compromiso es firme y lo hemos asumido con toda determinación;
sabemos que sembramos hoy lo que queremos que otros mexicanos cosechen
mañana.
Hoy sembramos un compromiso claro y determinado para liberar a nuestras
sociedades de las garras de los delincuentes, para enfrentar a la criminalidad, para
vencer a la nueva esclavitud del Siglo XXI, que son las adicciones, y que el día de
mañana las familias mexicanas, las nuevas generaciones de mexicanos disfrutarán,
estoy seguro, un nuevo escenario de paz, de justicia, de seguridad y de
tranquilidad que desde hoy estamos construyendo los mexicanos.
Vale la pena señalar, amigos, que la proliferación de individuos que hacen de la
violencia, del miedo, del crimen y del odio su forma de vida coincide, por
desgracia, en una gran medida, con la fragmentación y la disfuncionalidad que
afectaron su entorno familiar.
Un gran porcentaje de personas que fallecen en enfrentamientos entre grupos
criminales en México y que provocan, desde luego, la mayor atención de la
sociedad y de los medios de comunicación son particularmente jóvenes y jóvenes
que están totalmente desarraigados de un núcleo familiar; son adolescentes y
jóvenes que se formaron en la carencia absoluta no sólo de valores familiares, sino
de familia misma.
De ahí la importancia de avanzar también en la regeneración del tejido social, en la
impartición de valores desde la más temprana edad, en el fortalecimiento de las
familias y de los lazos que unen a sus integrantes y a las familias entre sí.
Por eso estoy convencido que para tener un México más seguro, para combatir las
adicciones también es necesario, hoy más que nunca, fortalecer a la familia
mexicana.
Segundo. En el terreno de la economía familiar, por citar otro ejemplo. Hoy
sabemos que el mundo atraviesa, no sé si por la crisis más severa de la época
moderna, pero sí por la crisis más severa en el mundo que hayamos contemplado
varias generaciones.
Es por eso que el Gobierno Federal ha promovido con todos los sectores sociales la
concreción y la firma del Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y del
144

Empleo, porque sabemos que si la economía debe tener como centro el ser
humano, debe tener como objetivo el bienestar de las familias mexicanas.
Y como parte de este Acuerdo, con el fin de contener y reducir la inflación que
drena, precisamente, los ingresos de los que menos tienen, de los pensionados, de
los asalariados, de las familias con menores ingresos en el país, el Gobierno
Federal tomó la decisión de congelar el precio de las gasolinas y de reducir el
precio del gas doméstico en un 10 por ciento por todo lo que resta del año.
Porque sabemos que esto le preocupa a la gente, preocupa a las familias y haremos
un esfuerzo presupuestal en éste y en distintos frentes de la política social para
beneficiar a millones de hogares.
Por otra parte, las microempresas, los pequeños negocios, las tiendas de abarrotes,
los talleres donde millones de familias encuentran su sustento económico, también
se verán beneficiados con este Acuerdo.
Vamos a ampliar los créditos que reciben, a asesorarlos y no sólo eso, sino que mi
Administración se compromete a que cuando menos la quinta parte de todas las
compras que efectúe el Gobierno Federal se realizarán a pequeñas y medianas
empresas mexicanas, que también son en mucho empresas familiares.
Tercero. Sabemos que los primeros años de la vida de una persona, de una niña o
de un niño son primordiales para su salud el resto de su vida. Y por eso, tal y
como me comprometí hace dos años, cuando decía que si en la sabiduría popular
cada niña o cada niño que nace viene con su torta bajo el brazo, decía que viniera
con su torta bajo el brazo pero también, por qué no, con un seguro médico bajo el
brazo.
Y así, desde el primer día de mi Gobierno, desde el primero de diciembre de 2006,
hoy cada niña o cada niño que nace en nuestro querido país tiene un seguro
médico de por vida para ella o él y su familia: el Seguro Médico para una Nueva
Generación, que lo acompañará de por vida y que significa que hoy, en dos años,
más de un millón 600 mil pequeños y sus familias ya gozan de servicios médicos,
de los cuales carecían.
Hoy en todas las familias se dice que la salud es lo primero. En el Gobierno
Federal estamos haciendo esfuerzos e inversiones para incrementar los servicios
de salud.
Por ejemplo, hemos reforzado el ISSSTE, hemos reforzado el Seguro Social, y en
dos años hemos triplicado, triplicado el Presupuesto Federal para el Seguro
Popular.
A este ritmo, amigas y amigos, en México alcanzaremos una meta a la que aspira
cualquier Gobierno humanista en el mundo: a que en el año 2011 y para iniciar el
145

tercer siglo de la Independencia de México, México alcanzará la cobertura
universal de salud, es decir, todas las mexicanas, todos los mexicanos, todas las
familias, sin excepción en nuestro país, tendrán garantizado médico, medicinas y
tratamiento médico a su alcance para cualquier enfermedad.
Cuarto. En favor de las familias también estamos apoyando a las mamás que
trabajan, a las mamás que necesitan trabajar y a las que tienen preocupación de
dónde dejar a sus hijos pequeñitos.
Estamos apoyando también a las familias que tienen desempleo pero que pueden
cuidar en su propio barrio y en su comunidad a las hijas o los hijos de otras
madres trabajadoras.
Y por eso con el Programa de Estancias Infantiles se brinda un apoyo,
especialmente a las jefas de familia para que puedan tener tiempo de trabajar y
sacar adelante a sus hijos. Y en menos de dos años hemos acondicionado ocho mil
200 Estancias Infantiles en todo el país, hemos dado trabajo a casi 40 mil personas
y también hemos apoyado a casi 200 mil madres trabajadoras que han podido
incorporarse al mercado de trabajo, además de cuidar sana y responsablemente a
sus hijos.
Sexto. Para nosotros fortalecer a la familia significa también fortalecer la
educación, y no sólo incrementar la cobertura con más de 50 nuevos centros de
educación superior este año, sino que hemos emprendido un Acuerdo por la
Calidad Educativa que busca, sí, elevar la calidad de las matemáticas y de las
ciencias, o del idioma, que se imparte en las escuelas.
Pero también busca, y yo diría fundamentalmente, elevar la formación en valores,
elevar la formación ética y cívica de nuestros hijos, porque sabemos que si la
familia debe protegerse en algún lugar, debe protegerse y fomentarse,
precisamente, en la educación de nuestros hijos.
Y sexto. Finalmente, estamos impulsando políticas de equidad entre el hombre y la
mujer en las políticas públicas. La sociedad empieza finalmente, qué bueno que lo
haga y ojalá lo haga más rápidamente, a valorar el papel fundamental de la mujer
en la familia y en la sociedad, en la cultura, en la economía, en la política.
Durante mucho tiempo se había discriminado a las mujeres en la casa, en el
trabajo, en la calle y en los programas públicos. En mi Gobierno trabajamos para
eliminar los obstáculos que enfrentan las mujeres.
Por eso a través del Programa Nacional por la Igualdad entre Mujeres y Hombres
avanzamos en materia de igualdad jurídica, de derechos humanos, de no violencia
y de no discriminación hacia la mujer.
146

Por eso contemplamos ampliar oportunidades laborales y económicas de las
mujeres y reducir la desigualdad con respecto al hombre, porque sabemos que
fortalecer a la mujer, sea madre trabajadora o sea madre ama de casa, y más aún si
es ambas cosas, madre trabajadora y ama de casa, como fortalecer a la hija o a la
nieta o a la hermana, es fortalecer a la familia, por eso fortalecemos a la mujer
mexicana, para fortalecer a la familia y fortalecer a México.
Amigas y amigos:
Tengo plena confianza en que de este Encuentro, de este Congreso, surgirán
nuevas ideas, nuevas iniciativas, nuevas propuestas para encarar los retos que
enfrentan las familias en nuestras sociedades.
El fortalecimiento de la institución familiar merece, necesita la unión de las
capacidades y de la inteligencia de todos, porque sólo tendiendo las manos, sólo
acercando los corazones, sólo compaginando nuestras acciones tendremos éxito en
la tarea de consolidar a la familia como el eje del bienestar y el progreso de las
personas.
Ante los problemas y las amenazas de nuestro tiempo la respuesta de fondo es la
solidaridad, es la caridad, es el amor sincero, fraterno, verdadero.
El compromiso con la familia es el compromiso con estos valores. Sé que son
muchas las amenazas y las preocupaciones de quienes queremos ver fortalecida a
la familia mexicana.
Yo sólo puedo decirles, y para concluir, lo siguiente:
Primero. Que agradezco, y agradezco muchísimo, agradezco todas las oraciones,
todas las peticiones, toda la solidaridad que muchas y muchos de ustedes, y
muchas mexicanas y mexicanos en todo el país diariamente hacen pidiendo,
precisamente, para que podamos cumplir bien nuestro trabajo y se proteja nuestra
familia. Lo agradecemos de veras.
Y también pido que de este Congreso surja un nuevo rumbo, una nueva fuerza y
un nuevo espíritu que conduzca, precisamente, a la plena realización de todo
aquello en lo cual creemos.
No olvidemos, no olvidemos que en una sociedad plural como la nuestra, plural
como el día de hoy, como el mundo de hoy, el pluralismo es en sí mismo una
enorme fortaleza; que en esa sociedad plural más éxito tendremos en la medida en
que seamos capaces de buscar con otros más las coincidencias que nos acercan,
que las diferencias que nos separan.
147

Y que el instrumento más poderoso, el instrumento más sólido y el que ha
demostrado durante siglos su fuerza promotora de los valores y de las ideas es el
testimonio, es el ejemplo.
En la medida en que seamos capaces de llevar nuestros actos a la altura de las
ideas y de los valores que profesamos, en esa misma medida estaremos más cerca
de ver hecho realidad esos principios y esas ideas que profesamos.
Que sea el testimonio lo que construya mejores familias para nuestro querido
México y para todo el mundo.
Enhorabuena y muchísimo éxito en este Congreso de las Familias.
17.RESUMEN DEL SEGUNDO DÍA
Jueves, Enero 15, 2009 - EMF 2009
Durante el segundo día de las jornadas del VI Encuentro Mundial de las Familias,
fue entronizada la imagen de la Virgen de Guadalupe, en el escenario en el que se
desarrollan las conferencias magistrales y que da cabida a más de 10 mil
congresistas que acudieron a la ciudad de México.
La ceremonia tuvo lugar al iniciar el ciclo de conferencias. Y en alegre procesión,
cruzó el salón de plenos un cuadro de dos metros de alto, copia fiel de la imagen
que en 1531 quedó impresa en el ayate o manta de campo de san Juan Diego. La
Virgen de Guadalupe es patrona de México, y a ella fue encomendada la
evangelización de América en el año 2000, por el Siervo de Dios Juan Pablo II.
Por otra parte, organizadores del VI Encuentro Mundial de las Familias
informaron que desde inicio de enero, en tan solo 15 días, han ingresado a la
página electrónica del Encuentro: emf2009.com, un total de un millón 81 mil
personas.
De igual modo informaron que en la cobertura del VI Encuentro Mundial de las
Familias participan 180 medios de comunicación, nacionales e internacionales.
En el primer día de trabajos, en la sala de prensa se hicieron 11 mil 500
impresiones de papelería con información periodística.
El primer número extraordinario del periódico “Desde la fe”, con un tiraje de 5 mil
ejemplares diarios, fueron repartidos de manera gratuita entre los asistentes al
segundo día de jornadas del Encuentro y por último, informan que se espera una
aistencia de fieles de 17 mil personas para los eventos que se realizarán en el Atrio
de las Américas de la Basílica de Guadalupe, el próximo sábado y domingo.
148

Los organizadores, también dieron a conocer que en el Centro de Exposiciones
Bancomer, donde se desarrolla el Congreso Teológico, participan 480 voluntarios y
que mil 700 más lo harán en el la Basílica de Guadalupe.
Durante el primer día de trabajos, en el comedor del Centro Expo Bancomer se
preparó alimento para 9 mil personas, no obstante, según estimaciones del Estado
Mayor Presidencial, el número de asistencia a la inauguración del VI Encuentro
Mundial de las Familias, al que asistió el Presidente de México Lic. Felipe
Calderón, fue de 12 mil personas.
18.RESUMEN DE LA TERCERA JORNADA
Viernes, Enero 16, 2009 - EMF 2009
1. El VI Encuentro Mundial de las Familias cumplió satisfactoriamente la misión
que le encomendara Su Santidad Benedicto XVI.
2. La nutrida asistencia física de más de 10 mil personas de los cinco continentes,
así como el seguimiento del evento a través de la Internet y los medios de
comunicación social convierten a este Encuentro en el más concurrido de su
historia.
3. La presencia de 30 cardenales y 200 obispos, así como representantes de
congregaciones religiosas y agrupaciones de seglares, universidades y centros de
estudio, marcan también un sello distintivo de apertura al diálogo y a escuchar las
distintas corrientes que vive la humanidad.
4. La especial y destacada presencia de S. E. Cardenal Tarcisio Bertone, secretario
del Estado Vaticano y legado pontificio del papa Benedicto XVI para este
Encuentro distingue a México y refleja el cariño y preocupación de Su Santidad.
Su presencia es un signo claro del amor del Papa a las familias del mundo y en
especial de México.
5. El consenso señala la vigencia que tiene hoy la familia como centro y célula vital
de la sociedad. Una vez más su riqueza como núcleo fundamental para el ser
humano permite que la familia esté presente, sea vigente y constituya una luz de
esperanza en el atribulado mundo que enfrenta el siglo XXI.
6. El Encuentro constató una vez más la riqueza de la familia como educadora,
formativa, transmitora de la fe, los valores, las tradiciones y la identidad cultural
y espiritual que pudieran verse cuestionados por una globalización pragmática.
7. Frente a la crisis económica, la familia también se confirma como eje de la
solidaridad y el apoyo fraternal a quienes pierden su empleo o ven mermados sus
ingresos. 8. Los más de 10 mil asistentes al VI Encuentro Mundial de las Familias
reconocen también:
149

- A la juventud como base de un futuro solidario y, sobre todo, de un presente
fincado en el amor.
- A la mujer como centro riquísimo de valores y bases sólidas para la formación de
los hijos y la sociedad. Para la Iglesia, la mujer ocupa un lugar principalísimo
merecedor del mayor reconocimiento. Su sensibilidad aporta enormes
fundamentos a la familia, el trabajo, la sociedad.
-A las distintas condiciones en que se desarrolla la familia por razones naturales;
situaciones a las que la Iglesia está llamada a servir para hacer prevalecer y en su
caso fortalecer los lazos familiares que forjen una sana sociedad.
- A los políticos que están comprometidos con el bien común, con la vida y con el
respeto a la familia, al crecimiento de ésta y la consolidación.
19.EVENTO FESTIVO Y TESTIMONIAL
Sábado, Enero 17, 2009 - EMF 2009

El VI Encuentro Mundial de las Familias entró a su segunda fase y la Basílica de
Guadalupe se convierte ahora en el escenario de un “Evento Testimonial y
Festivo” cuyo eje central es el rezo del Santo Rosario, algunos cuadros musicales y
el testimonio de varias familias mexicanas y del extranjero.
Además, se contó con un mensaje que desde el Vaticano envió el Santo Padre
Benedicto XVI, las palabras del Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio
Consejo para las Familias y del anfitrión, Cardenal Norberto Rivera Carrera,
Arzobispo Primado de México.
Un momento de especial importancia para la Iglesia Católica fue la consagración
de las familias frente al Legado Pontificio, Cardenal Tarcisio Bertone.
Los conductores de esta ceremonia fueron Pedro Ferriz de Con y Julieta
Lujambio. Entre los artistas que participaron en este evento están Gen Rosso quien
interpretó “Mi Alma canta”, el compositor e intérprete José Cantoral, autor de una
canción especial para el VI Encuentro Mundial de las Familias. Además,
Emmanuel y Alexander Acha, quienes cantaron a dueto “La Guadalupana” así
como “Sentirme Vivo” y “Para Él” así como Pedro Fernández que interpretó
“Amor de Madre” y todo el elenco cantó a los pies de la Virgen de Guadalupe
“Cielito Lindo”.
Otros grupos que participaron en el evento Festivo son: la Orquesta Sinfónica
CEDROS y el Coro de Infantes de la Basílica de Guadalupe.
Las familias que dieron testimonio de sus vivencias, su amor y su fe son: la
familia Mena Velásquez de México, quienes a raíz de la enfermedad de sus hijos
encontraron en Dios un camino de enriquecimiento espiritual; la señora Andreana
150

Bassanetti, representante del movimiento “Figli in Cierlo, Scuola de Fede de
Preghiera”, quien después de un alejamiento de Dios regresó a la Iglesia donde
encontró un sentido de vida frente a los problemas de soledad que la aquejaban; y
la Sra. Catherine Wiley, coordinadora de “National Grandparents Pilgrimage”,
quien recitó la oración del Santo Padre Benedicto XVI por los abuelos.
Posteriormente, durante el rezo del Santo Rosario, siendo seleccionados los
Misterios Gozosos, otras familias enriquecieron el evento con sus testimonios: la
Familia Toffano, de Italia quienes adoptaron a dos niños holandeses y han
trabajado en la evangelización de adultos; la Familia Colop, de Guatemala,
quienes con el apoyo moral y espiritual de otras familias de la Pastoral Familiar
Diocesana pudieron salir adelante ante distintos problemas; la Familia Francis
Xavier, de Pakistán, quienes relataron sus experiencias como católicos que viven
en país de mayoría musulmana; la Familia Simando de Malawi, África, quien en
una escuela superior dirige un programa de nutrición de una ONG y la Familia
Loomis, de los Estados Unidos quienes hablaron del apoyo que los padres deben
dar en todo momento a sus hijos.
Durante el Evento Festivo, también, hubo una procesión de distintas delegaciones
con las banderas de sus países, diversos cantos y al término, fuegos artificiales.
20.MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
Domingo, Enero 18, 2009 - EMF 2009
Queridos hermanos y hermanas:
1.- Les saludo a todos ustedes con afecto al término de esta solemne celebración
Eucarística con la cual se esta concluyendo el VI Encuentro Mundial de las
Familias en la Ciudad de México. Doy gracias a Dios por tantas familias que, sin
ahorrar esfuerzos, se han congregado en torno al altar del Señor.
Saludo de modo especial al Señor Cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone,
que ha presidido esta celebración como mi Legado. Quiero expresar mi afecto y
gratitud al Señor Cardenal Ennio Antonelli, así como a los miembros del Consejo
Pontificio para la Familia, que él preside, al Señor Cardenal Arzobispo Primado de
México, Norberto Rivera Carrera, y a la Comisión Central que se ha ocupado de la
organización de este VI Encuentro Mundial. Mi reconocimiento se extiende a
todos los que con su abnegada dedicación y entrega han hecho posible su
realización. Saludo también a los Señores Cardenales y Obispos presentes en la
celebración, en particular a los miembros de la Conferencia del Episcopado
Mexicano, y a la Autoridades de esta querida Nación, que generosamente han
acogido y hecho posible este importante acontecimiento.
Los mexicanos saben bien que están muy cerca del corazón del Papa. Pienso en
ellos y presento a Dios Padre sus alegrías y sus esperanzas, sus proyectos y sus
preocupaciones.
151

En México el Evangelio ha arraigado profundamente, forjando sus tradiciones, su
cultura y la identidad de sus nobles gentes. Se ha de cuidare ese rico patrimonio
para que siga siendo manantial de energías morales y espirituales para afrontar
con valentía y creatividad los desafíos de hoy y ofrecerlo como don precioso a las
nuevas generaciones.
He participado con alegría e interés en este Encuentro Mundial, sobre todo con mi
oración, dando orientaciones específicas y siguiendo atentamente su preparación y
desarrollo. Hoy, a través de los medios de comunicación, he peregrinado
espiritualmente hasta ese Santuario Mariano, corazón de México y de toda
América, para confiar a Nuestra Señora de Guadalupe a todas las familias del
mundo.
2.- Este Encuentro Mundial de las Familias ha querido alentar a los hogares
cristianos a que sus miembros sean personas libres y ricas en valores humanos y
evangélicos, en camino hacia la santidad, que es el mejor servicio que los cristianos
podemos brindar a la sociedad actual. La respuesta cristiana ante los desafíos que
debe afrontar la familia y la vida humana en general consiste en reforzar la
confianza en el Señor y el vigor que brota de la propia fe, la cual se nutre de la
escucha atenta de la Palabra de Dios. Qué bello es reunirse en familia para dejar
que Dios hable al corazón de sus miembros a través de su Palabra viva u eficaz. En
la oración, especialmente con el rezo del Rosario, como se hizo ayer, la familia
contempla los misterios de la vida de Jesús, interioriza los valores que medita y se
siente llamada a encararlos en su vida.
3.- La familia es un fundamento indispensable en la sociedad y los pueblos, así
como un bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida como fruto del
amor, de la donación total y generosa de los padres. Como puso de manifiesto
Jesús honrando a la Virgen María y a San José, la familia ocupa un lugar primario
en la educación de la persona. Es una verdadera escuela de humanidad y valores
perennes. Nadie se ha dado el ser a sí mismo. Hemos recibido de otros la vida, que
se desarrolla y madura con las verdades y valores que aprendemos en la relación y
comunión con los demás. En este sentido, la familia fundada en el matrimonio
indisoluble entre un hombre y una mujer expresa esta dimensión relacional, filial y
comunitaria, y es el ámbito donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y
desarrollarse de un modo integral. (Cf. Homilía en la Santa Misa del V Encuentro
Mundial de las Familias, Valencia, 9 de julio de 2006).
Sin embargo, esta labor educativa se ve dificultada por un engañoso concepto de
libertad, en el que el capricho y los impulsos subjetivos del individuo se exaltan
hasta el punto de dejar encerrado a cada uno en la prisión del propio yo. La
verdadera libertad del ser humano proviene de haber sido creado a imagen y
semejanza de Dios, y por ello debe ejercerse con responsabilidad, optando siempre
por el bien verdadero para que se convierta en amor, en don de sí mismo. Para
eso, más que teorias, se necesita la cercanía y el amor característicos de la
comunidad familiar. En el hogar es donde se aprende a vivir verdaderamente, a
valorar la vida y la salud, la libertad y la paz, la justicia y la verdad, el trabajo, la
concordia y el respeto.
152

4. Hoy más que nunca se necesita el testimonio y el compromiso público de todos
los bautizados para reafirmar la dignidad y el valor único e insustituible de la
familia fundada en el matrimonio de un hombre con una mujer y abierto a la vida,
así como el de la vida humana en todas sus etapas. Se han de promover también
medidas legislativas y administrativas que sostengan a las familias en sus
derechos inalienables, necesarios para llevar adelante su extraordinaria misión.
Los testimonios presentados en la celebración de ayer muestran que también hoy
la familia puede mantenerse firme en el amor de Dios y renovar la humanidad en
el nuevo milenio.
5. Deseo expresar mi cercanía y asegurar mi oración por todas las familias que dan
testimonio de fidelidad en circunstancias especialmente arduas. Aliento a las
familias numerosas que, viviendo a veces en medio de contrariedades e
incomprensiones, dan un ejemplo de generosidad y confianza en Dios, deseando
que no les falten las ayudas necesarias. Pienso también en las familias que sufren
por la pobreza, la enfermedad, la marginación o la emigración. Y muy
especialmente en las familias cristianas que son perseguidas a causa de su fe. El
Papa esta muy cerca de todos ustedes y les acompaña en su esfuerzo cada día.
6. Antes de concluir este encuentro, me complace anunciar que el VII Encuentro
Mundial de las Familias tendrá lugar, Dios mediante, en Italia, en la ciudad de
Milán, en el año 2012, con el tema: “La familia, el trabajo y la fiesta”. Agradezco
sinceramente al Señor Cardenal Dionigi Tettamanzi, Arzobispo de Milán, su
amabilidad al aceptar este importante compromiso.
7. Confío a todas las familias del mundo a la protección de la Virgen Santísima, tan
venerada en la noble tierra mexicana bajo la devoción de Guadalupe. A Ella, que
nos recuerda siempre que nuestra felicidad está en hacer la voluntad de Cristo (Cf.
Jn 2,5), le digo ahora:
Madre Santísima de Guadalupe,
Que has mostrado tu amor y tu ternura
A los pueblos del continente americano,
Colma de alegría y esperanza a todos los pueblos
Y a todas las familias del mundo.
A Ti, que precedes y guías nuestro camino de fe
Hacia la patria eterna,
Te encomendamos las alegrías, los proyectos,
Las preocupaciones y los anhelos de todas las familias.
Oh María,
A Tí recurrimos confiando en tu ternura de Madre.
No desoigas las plegarias que te dirigimos
Por las familias de todo el mundo
En este crucial periodo de la historia,
153

Antes bien, acógenos a todos en tu corazón de Madre
Y acompáñanos en nuestro camino hacia la patria celestial.
Amén
21.COMUNICADO DE CLAUSURA DEL VI ENCUENTRO MUNDIAL DE
LAS FAMILIAS
VIERNES, ENERO 16, 2009 - EMF 2009

Durante el último día de conferencias del Congreso Teológico- Pastoral del VI
Encuentro Mundial de las Familias se llevaron a cabo numerosas actividades que
hicieron de la clausura una verdadera celebración.
Para el cierre del congreso, llegó a México el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario
de Estado del Vaticano y Legado Pontificio para el VI EMF, quien se reunió en
privado con más de 80 Obispos del Episcopado Mexicano (CEM). En su discurso
destacó dos aspectos importantes. El primero, es que los laicos tengan una
participación más protagónica en su misión en la Iglesia y como evangelizadores
dinámicos. El segundo, lamentó que muchos políticos en el mundo no sean
plenamente coherentes con su fe católica.
Por la tarde se llevaron a cabo dos conferencias de prensa. La primera de ellas a
cargo de los Cardenales Oscar Rodríguez Madariaga, de Honduras, quien también
es Presidente de Cáritas Internacional y Francisco Javier Errázuriz, de Chile. Al
finalizar la conferencia, los Cardenales develaron el “El Mosaico de las Familias”,
un foto mural con la imagen del Papa Benedicto XVI, realizado con más de 9 mil
fotografías de familias provenientes de varios países.
Antes de la sesión de clausura, el Cardenal Tarcisio Bertone ofreció una rueda de
prensa. Entre los puntos más relevantes que tocó, esta el de los matrimonios
irregulares. Explicó que de ningún modo deben sentirse excluidos de la Iglesia e
incluso, afirmó que muchos de ellos realizan un trabajo sorprendente a favor de la
Iglesia por su compromiso en la difusión del mensaje de Jesús y a favor de los
pobres, desenvolviéndose en comunidades católicas.
Al término de la conferencia, el Cardenal Tarcisio Bertone, a petición de algunos
periodistas, impartió la bendición para ellos y sus familias.
La clausura del Congreso teológico-Pastoral del VI Encuentro Mundial de las
Familias fue se llevo a cabo en medio de cantos, porras, invocaciones y un
sentimiento de fiesta y celebración a favor de la Familia y de la importancia de
educarla en los valores humanos y cristianos. Estuvo encabezada por el Cardenal
Tarcisio Bertone, el Cardenal Ennio Antonelli y el Cardenal Norberto Rivera.
Además estuvieron presentes todos los Cardenales y Obispos que asistieron al
evento
154

La conferencia final fue presentada por el Card. Bertone con el tema: “Familia,
Justicia y Paz”. Las conclusiones respecto al VI EMF fueron presentadas por el
Card. Rivera Carrera.
Al término de las conclusiones, le fueron entregados regalos a los Cardenales entre
los que destaco un hermoso plato de Uriarte Talavera con la representación de la
Sagrada Familia.
La noche terminó con todos los presentes cantando la canción oficial del VI
Encuentro Mundial de las familias.
155