La manifestación clínica habitual de un infarto cerebral es la aparición brusca de un déficit neurológico,
su fenomenología dependerá de la zona cerebral afectada. A diferencia del hematoma cerebral, no es
infrecuente que ocurra durante el sueño. No se acompaña de vómitos ni compromiso de conciencia
precoz, a excepción de los de territorio vertebro-basilar, debido a vértigo y compromiso de la sustancia
reticular ascendente respectivamente. A pesar de lo señalado, no es posible diferenciar clínicamente un
infarto de un hematoma cerebral, por lo que antes de decidir una conducta terapéutica, debe realizarse
una TAC de cerebro, la que descarta una hemorragia en el 100% de los casos.
Los infartos cerebrales extensos (al menos de todo el territorio de la arteria cerebral media) pueden
desarrollar un edema cerebral maligno, el que, a pesar del mejor tratamiento médico, puede provocar la
muerte del paciente por enclavamiento. En la actualidad se intenta cambiar la historia natural de este
síndrome con dos técnicas : craniectomía descompresiva e hipotermia (ver tratamiento específico del
infarto cerebral) (1,2,4,5).
Accidente isquémico transitorio (AIT) corresponde a un déficit neurológico que por definición debe
recuperarse completamente en 24 horas, pero que rara vez dura más de 24 minutos. Se le debe enfrentar
como un síndrome, la extensa mayoría se debe a déficit isquémico, sin embargo, en un porcentaje (3%)
el déficit es provocado por otra causa, donde incluso, antiagregantes o anticoagulantes pueden estar
contraindicados. Ejemplos son : hematoma subdural e intracerebral, aneurisma congénito,
malformación arteriovenosa, equivalente migrañoso, tumores (especialmente meningioma) y crisis
epilépticas, las que pueden ser inhibitorias. Por otro lado, de aquellos AIT reales, alrededor de un 20%
desarrollarán un infarto cerebral en los estudios de imágenes prospectivos que explica el AIT previo, y
por lo tanto, fue un infarto cerebral que se manifestó clínicamente sólo como un déficit neurológico
transitorio. El riesgo anual de presentar un AVE luego de un AIT es de 5%, la mayoría son de origen
carotídeo. La principal causa de muerte en pacientes con AIT es la cardiopatía coronaria. En otras
palabras, un médico frente a un paciente con un AIT no debe indicar aspirina, sino ¡¡estudiarlo!! (1,2).
Laboratorio
Exámenes generales de sangre
Tienen 3 objetivos : buscar una eventual causa del déficit neurológico, detectar complicaciones
médicas y optimizar el manejo metabólico del paciente. Al ingreso se pide: hemograma, VHS, perfil
bioquímico, electrolitos plasmáticos (ELP), TTPK, INR, enzimas cardíacas y ECG. El seguimiento
debe ser con hematócrito, ELP, pruebas de coagulación (en caso de usar anticoagulantes), glicemias y
proteína C reactiva, además de exámenes específicos que requiera el paciente. La frecuencia de los
exámenes debe ser titulado para cada paciente.
Tomografía axial computada (TAC) de cerebro
Es fundamental para descartar un hematoma cerebral, éste puede semejar perfectamente la clínica de un
infarto. Se realiza sin medio de contraste. El medio de contraste puede disminuir la sensibilidad de la
TAC para detectar sangre, la que también es hiperdensa. Una TAC precoz puede mostrar 4
posibilidades:
Nada, lo que es muy frecuente. En un paciente con clínica sugerente de infarto cerebral, significa que el
infarto es pequeño y/o la TAC fue realizada en forma muy precoz. En los próximos días se hará visible
en la TAC. Los de más difícil pesquisa son los de territorio vertebro-basilar, debido a los artefactos
provocados por los huesos de la base de cráneo (6).