de los indígenas y nativos peruanos, y también de la situación de desventaja de los
afrodescendientes.
Los mapas de pobreza señalan que la exclusión social se concentra en los centros
poblados y distritos en donde existen porcentajes más elevados de población
indígena, nativa y campesina. Así mismo el 75 % de las víctimas del conflicto
armado eran quechua-hablantes o hablaban algún idioma nativo. En promedio,
estos sectores, tienen menos niveles educativos, acceden a puestos de trabajo
menos calificados o se ocupan en actividades económicas de baja productividad,
tienen menor acceso a servicios públicos o programas sociales, o cuando los tienen
son de menor calidad (como educación o salud). Ser pobre y tener bajo nivel de
servicios públicos e infraestructura sería un resultado de la discriminación.
Por otra parte, hace poco, el medio canadiense La Presse publicó un
reportaje elaborado por Marie Sanz de AFP. ¿El tema? La Paisana Jacinta como
símbolo del racismo peruano. En el texto se recogen las opiniones de congresistas
y expertos en el derecho y la sociología. Además, la periodista lo relaciona con los
últimos actos racistas que han sido noticia en nuestro país: desde los mensajes
discriminatorios por la muerte de Edita Guerrero hasta la sanción al Real
Garcilaso, por los insultos de su hinchada contra un futbolista brasileño. “No
podemos permitir más la discriminación, el ridículo contra nuestro pueblo”, dijo
indignada Hilaria Supa, excongresista y miembro del Parlamento Andino que ha
pedido, respaldada por miles de firmas, que se deje de difundir el programa.
“Los fans de la serie ríen con ella; pero, para los detractores de “La Paisana Jacinta”
– personaje de la televisión peruana que encarna a una rústica campesina andina
que emigró a Lima – estigmatiza a la población indígena, ilustrando el notorio
racismo de una sociedad profundamente desigual (…) Jacinta representa de
manera grotesca a una mujer pobre de los Andes, inculta, pero también astuta,
tratando de descifrar los códigos de un incomprendido mundo urbano”.
“No podemos permitir más la discriminación, el ridículo contra nuestro pueblo”, dijo
indignada Hilaria Supa, excongresista y miembro del Parlamento Andino que ha
pedido, respaldada por miles de firmas, que se deje de difundir el programa.