¿Porque hablar del veganismo?
El veganismo es un estilo de vida que se basa más en lo ético y en el respeto hacia
la vida de los animales, (considerando que los animales son seres vivos con
intereses que merecen ser respetados). A su vez el veganismo se complementa con
un sano consumo alimenticio, descartando productos que no están adaptados a
nuestras necesidades físicas y espirituales como lo es la carne, el pescado, los
lácteos, los huevos, la miel, todo aquel producto derivado de los animales, así
mismo los artículos de origen animal como el cuero y las pieles.
Además de los beneficios personales que nos brinda el veganismo derivados del
rechazo de los alimentos o artículos de consumo obtenidos de la explotación cruel,
injusta e innecesaria de los animales, la adopción del veganismo contribuye a paliar
el hambre mundial, a proteger el medio ambiente y a mejorar la calidad de vida de
todo el planeta, creando las condiciones idóneas para una convivencia social
basada en la no violencia.
La alimentación vegana
Cualquier producto de origen animal (huevos, lácteos, carne, etc.) implica
considerar que los intereses de los humanos pueden prevalecer por encima de los
intereses de los demás animales que son utilizados para su producción. En
consecuencia, éstos son comprados, vendidos, privados de libertad, alejados de
sus familias, inseminados artificialmente, matados... en definitiva; siempre son las
víctimas de los productos para los cuales fueron criados. Podemos llevar vidas
sanas y equilibradas sin necesidad de alimentarnos de dichos productos. Elegir
entre la vida y la muerte de cientos de animales, es tan sencillo como elegir uno u
otro plato en el menú. La alimentación vegana no tiene por qué resultar aburrida ni
insípida como podrás comprobar. Hay infinidad de posibilidades, combinaciones,
sabores y texturas como: entrantes, ensaladas, primeros y segundos platos,
postres, etc. con ingredientes nuevos o con los habituales de cualquier cocina o
supermercado. Desde recetas sencillas y rápidas para cuando no tenemos tiempo
que perder, a recetas de preparación más lenta y elaborada.