bruscos de temperatura, evocación de malos recuerdos, etc. El clima calmo y relajado
debe ser, en lo posible, conservando hasta el final de la sesión (y después por supuesto)
Aceptar a uno mismo como un ser humano que no necesariamente puede estar
cada día mejor. No se puede, hablando de flexibilidad, pretender que cada
entrenamiento sea mejor que el otro y que cada día el rango de movimiento verifique
progresos. Tal como ya se analizó, la flexibilidad está sometida a la influencia de un
gran número de factores y no resulta extraño que, de un día para el otro, la misma se
encuentre reducida. Es este un fenómeno natural, y, puesto que el cuerpo "tiene sus
razones" no se lo debe exigir cuando las condiciones establecen que no es lo apropiado.
A pesar de que durante las sesiones especiales de la flexibilidad lo más conveniente es
que exista una temperatura adecuada, luz tenue, música suave y un clima general calmo
y relajado; también debe entrenarse la flexibilidad reproduciendo las mismas
condiciones que se presentarán durante la competencia. De poco sirve trabajar la
flexibilidad con música clásica si luego, durante la competencia, prevalece la música de
gimnasia aeróbica con su velocidad y acentos tan marcados. De nada sirve entrenar
siempre la flexibilidad con luz tenue y en piso blando si luego la competencia tiene
lugar en piso de "parquet" y bajo el resplandor de poderosos reflectores. Estas, como así
también otras condiciones, deben ser reproducidas con su debida anticipación a los
efectos de no encontrarse con sorpresas desagradables a la hora de la competencia.
No incluir ejercicios competitivos de flexibilidad (spagat, panqueque, sapo, etc.) a
menos de estar seguros objetivamente, es decir en virtud de los datos aportados
por la evaluación estandarizada, de que se dispone de una suficiencia de por lo
menos un 10% - 20% de más (Dantas, 1991) para la ejecución de dicho ejercicio.
Es este el margen de seguridad mínimo que se debe poseer para garantizar que, durante
la competencia, los riesgos de lesión serán prácticamente nulos. Muy por el contrario, y
en reiteradas oportunidades, el autor pudo apreciar tendencias hasta "suicidas" en
profesores y deportistas quienes, totalmente decididos a no perder puntaje durante el
torneo, obstinadamente incluían dentro de su coreografía o serie, ejercicios de
flexibilidad todavía no dominados o logrados ¡ni en su angulación mínima!. Su forma
de pensar es lo siguiente: "Bueno, hoy por hoy no alcanzo, pero el día del torneo me
esfuerzo, reboto - empujo, toco el piso y nadie se dará cuenta". Y cuantas lesiones que
se puede tener el placer de observar. De hecho, una mentalidad semejante es
irresponsable y no puede ser justificada desde ningún punto de vista.
Los procesos de recuperación entre series y repeticiones de trabajo deben ser
activos, es decir, estar compuestos por ejercicios de soltura y descontracción,
péndulos, balanceos y movilidad articular global. Su duración oscila, según los
distintos autores, entre los 10 segundos hasta el minuto inclusive. Al respecto, la
propuesta personal del autor consiste en que la pausa entre repeticiones sea de alrededor
de 5 - 10 segundos, la pausa entre series oscila entre los 10 y 20 segundos y, finalmente,
la pausa entre dos ejercicios distintos está comprendida entre los 20 y 40 segundos.
Todas, por supuesto, de carácter activo.
Se recomienda trabajar sobre una superficie que, si bien no debe ser
necesariamente dura, tampoco debe alterar la naturaleza de la información
propioceptiva emergente de los tejidos afectados por el estiramiento. Si bien, a
veces, resulta tentador estirarse sobre las colchonetas, al pasar luego al piso duro se