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Se puede discutir sobre los gustos
La belleza no es una cualidad de las cosas mismas sino que existe sólo en la mente de quien las
contempla, de suerte que cada mente percibe una belleza diferente. No hay impresiones de la belleza.
La búsqueda de la belleza real sería necesariamente infructuosa. En este sentido, el dicho popular ha
establecido la inutilidad de discutir sobre gustos, axioma que hemos de extender tanto al gusto de la
mente como al del cuerpo, conciliando la filosofía con el sentido común.
Sin embargo, existe una especie de sentido común que se opone a esta concepción y viene a quebrar el
principio de la igualdad natural de gustos, a la luz de la comparación de objetos muy desproporcionados.
Lo que llamamos “bello” responde a una preferencia compartida de los individuos, es decir, se deriva de
una concordancia sistemática o por lo menos general en la inclinación por algo. Existe frente al
subjetivismo exacerbado, cierta objetividad, ciertas reglas generales de aprobación o censura respecto
del gusto estético que pueden obtenerse de la experiencia, de la observación general de lo que
universalmente complace a los hombres y, por ende, existe la posibilidad del juicio crítico.
Concepto de belleza es histórico
El cuerpo ha condicionado la estética a lo largo de la historia y en las diferentes culturas. No es nuevo
en nuestra sociedad que se de más importancia al cuerpo de la mujer que al del hombre.
Mientras que al hombre se le relaciona con la fuerza, el vigor y el poder, a la mujer se le asocia con la
belleza, el atractivo sexual y la sensibilidad. Podría remontarse a la propia existencia de la humanidad
como una de sus cualidades mentales.
La belleza se encuentra en obras de filósofos griegos a partir del período presocrático, como
Pitágoras. La escuela pitagórica vio una importante conexión entre las matemáticas y la belleza. En
particular, notaron que los objetos que poseen simetría son más llamativos.
En las diversas etapas de la historia se han ido imponiendo diferentes cánones de belleza, y muchos
hombres y mujeres se han visto obligados a seguirlos y cumplirlos. En algunos casos, adaptarse a ese
patrón de belleza ha supuesto y supone un riesgo para la salud.
Lo feo es estético
No hay nada en la naturaleza que pueda calificarse de feo. La fealdad no es una propiedad de la
naturaleza, sino de la cultura. Esto significa que belleza y fealdad son relativas como las modas, las
usanzas, las novedades, los estilos, los gustos, las costumbres y las manías. Se trata de usanzas,
novedades, estilos, gustos y manías definidos no desde las cualidades humanas, sino desde
satisfacciones de minorías (modistas, diseñadores, modelos, artistas de la originalidad, creadores
caprichosos, árbitros de la elegancia, estilos despóticos y tiránicos), de sujetos volubles, de voluntades
inconsistentes. Sin embargo, como alega Paul Valéry, lo que ha sido creído por todos siempre y en
todas partes, tiene todas las posibilidades de ser falso. ¿Hay algo en el universo que no sea bello?
¿Algo que no tenga nada de hermoso? ¿En un universo de cosas y seres limitados y, por consiguiente,
inevitable y forzosamente defectuosos, puede la fealdad considerarse un estigma, desprovista de
valor? Lo que calificamos como "feo", ¿a que nivel o dimensión de la realidad se refiere? ¿Qué hondura
del ser puede interesar y afectar la "cultura" de la belleza erigida en el Occidente? ¿La belleza y la
fealdad son datos empíricos? Es decir, ¿lo que disgusta nuestros gustos particulares puede
establecerse como criterio de lo feo? Lo feo, además, ¿es feo en sí, es feo formalmente hablando, es
feo subjetivamente o es feo según los criterios de una embrollada disciplina filosófica, la estética, sujeta
a variables (modas, prejuicios, opiniones) históricas y teóricas?
Sujeto, Objeto y situación estética
Los dos términos de esta relación concreta, singular, constituyen una totalidad o estructura peculiar que
llamaremos situación estética. Como en toda estructura, sus elementos, así como la totalidad de que
forman parte, solo existen en su unidad y dependencia de que forman parte, solo existen en su unidad y
dependencia mutuas.