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2. “Por tanto, reciban también en ustedes mismos a los más
poderosos de todos los ángeles de Dios, los ángeles de los actos, y
trabajen juntos sobre el reino de Dios.”
3. “Sigan el ejemplo del agua cuando corre, del viento al soplar,
del sol naciente y poniente, de las plantas y los árboles en su crecer, de los
animales cuando corren y retozan, de la luna creciente y menguante, de las
estrellas en su ir y venir, todas estas cosas se mueven y realizan sus
tareas.”
4. “Porque cuanto tiene vida se mueve, y solo lo que está muerto
permanece quieto. Y Dios es el Dios de lo vivo, y Satán el de lo muerto.”
5. “Servid, pues, al Dios Vivo, para que el movimiento eterno de
la vida los mantenga y para que escapen de la eterna inmovilidad de la
muerte.”
6. “Trabajen, pues, sin cesar para levantar el reino de Dios, de
modo que no sean arrojados al reino de Satán. Pues una alegría eterna
abunda en el reino vivo de Dios, mientras que una quieta tristeza oscurece
el reino de la muerte de Satán.”
7. “Sean, pues, verdaderos Hijos de Nuestra Madre Terrenal y de
su Padre Celestial, para que no caigan en esclavos de Satán. Y Nuestra
Madre Terrenal y El Padre Celestial les enviarán sus ángeles para que les
enseñen, les amen y les sirvan.”
8. “Y sus ángeles escribirán los mandamientos de Dios en su
cabeza, en su corazón y en sus manos, para que conozcan, sientan y
cumplan los mandamientos de Dios”.
9. “Y oren todos los días a Nuestro Padre Celestial y a Nuestra
Madre Terrenal, para que su alma se vuelva tan perfecta como el Santo
Espíritu del su Padre Celestial, y para que su cuerpo se vuelva tan perfecto
como el cuerpo de su Madre Terrenal. Pues si entienden, sienten y
cumplen los mandamientos, entonces todo cuanto pidan al Padre Celestial
y a la Madre Terrenal les será concedido. Porque la Sabiduría, el Amor y el
Poder de Dios están por encima de todo.
10. “Oren, por tanto, del siguiente modo a su Padre Celestial:
‘Padre nuestro que estás en los cielos, bendito sea Tu Nombre. Venga a
nosotros Tu Reino. Hágase Tu Voluntad como en los cielos así en la tierra.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy. Y perdona nuestras deudas, así
como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos conduzcas a la
tentación sino líbranos del Maligno. Pues tuyo es el reino, el poder y la
gloria por siempre. Amén’.”
11. “Y oren del siguiente modo a Nuestra Madre Terrenal: ‘Madre
nuestra que estás en la tierra, bendito sea tu nombre. Venga a nosotros tu
reino y hágase tu voluntad en nosotros así como en ti se hace. Igual que
envías cada día a tus ángeles, envíalos también a nosotros. Perdónanos
nuestros pecados, porque todos los expiamos en ti. No nos conduzcas a la
enfermedad sino líbranos del mal, pues tuya es la tierra, el cuerpo y la
salud. Amen’.”