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ya inminente. No os dejéis engañar por ninguno, porque no puede llegar antes de la
apostasía; antes de que se manifieste el hombre de pecado, el hijo de la destrucción, el
opositor que se ensalza sobre cualquier cosa considerada divina u objeto de reverencia, y
que tomando asiento en un lugar divino, ostenta divinidad. (2Tesalonicenses 2:1..4) Y
también el proceder aconsejado por el apóstol Pedro, que advierte:
considerad que la
paciencia de nuestro Señor es para la salvación, cómo también nuestro querido hermano
Pablo os lo escribe, exponiendo estas cosas en todas sus cartas de acuerdo a la sabiduría
que le ha sido concedida. No obstante, hay en ellas algunas cosas que son difíciles de
entender, y cuyo significado tuercen los ignorantes y los inmaduros, cómo también
hacen con las demás Escrituras, para su propia destrucción. (2Pedro 3:15..16)
Es bien sabido que el evangelio de Mateo fue escrito en hebreo y en griego, y que el texto
hebreo siguió circulando entre los judío-cristianos. Una de las copias de este evangelio fue
hallada dentro de un tratado judío sefardí del siglo XIV, conocido con el nombre de Even
Bohan y completado alrededor del año 1385 por el médico judío Shem Tov Ben Isaac Ben
Shaprut, en Tarazona de Aragón (España).
Shem Tov compiló el evangelio hebreo de Mateo en 18 manuscritos, basándose
seguramente en las copias de anteriores copistas judíos, pues aunque hasta la década de
los 80 generalmente se creía que su versión procedía de textos griegos o latinos, un estudio
lingüístico realizado por George Howard de la Universidad Mercer en Georgia (USA), puso
de manifiesto que la redacción del evangelio hebreo no podía explicarse cómo una
traducción del griego.
De hecho, frecuentemente se emplean en sus expresiones paronomasias, unas frases
construidas a base de palabras que derivan de raíces fonéticamente semejantes, pero que
tienen un significados diversos. Esta clase de redacción que esta destinada a embellecer el
texto y es característica en la narración de las Escrituras hebreas, es la de la versión del
evangelio de Mateo compilado por Shem Tov. Así, cuando Jesús dice: "Si tu ojo te hace
tropezar (tajshilja) échalo de ti (tashlijeha), (Mateo 18:9) se emplean dos palabras de
significado diferente aunque de una lectura muy similar, cosa que no procedería si el texto
fuese simplemente una traducción del griego. Además, la versión griega de Mateo parece
difícil de comprender en algunos de sus puntos, mientras el texto hebreo se comprende
perfectamente; y por otro lado, tampoco parece lógico que un rabino del siglo XIV mostrase
interés en la traducción de un texto condenado por los suyos, y que además lo
embelleciese.
De todos modos, aunque el relato hebreo fuese traducción del griego, el texto traducido es
sustancialmente diferente al conocido hoy en día, y por causa de la turbulenta historia de la
cristiandad tras la muerte de los apóstoles, resulta coherente deducir que la compilación de
Shem Tov difiere del texto actual en algún punto, porque no incluye las interpolaciones que
durante los primeros siglos sufrieron las Escrituras griegas.
La versión hebrea, lo mismo que la griega, procede de Mateo, aún siendo hasta cierto
punto, independiente.Jerónimo (331-420), autor de la versión latina de las Escrituras
conocida cómo La Vulgata, confirma la existencia del evangelio hebreo de Mateo y declara:
"Mateo, que es también Leví... compuso un evangelio... en el idioma y caracteres
hebreos... Además, el mismo está preservado hasta este día en Cesarea, en la biblioteca
tan diligentemente coleccionada por el mártir Pamphilus". (Catálogo de Escritores
Eclesiásticos) Y este evangelio hebreo confirma un hecho ahora reconocido: el de que los
versículos que hoy en día leemos al final del capítulo 28, no son realmente cómo los redactó
el apóstol.
El historiador cristiano Eusebio de Cesarea (263-339), heredero de la extensa biblioteca
Pamphilus, que conservaba una copia del texto original de Mateo, si no el texto original
mismo, confirma también en capítulo 24 del tercer libro de su Historia Eclesiástica, que
Mateo "escribió en hebreo el Evangelio que lleva su nombre".