El mundo de las cosas se caracteriza porque pueden ser otra cosa, tienen temporabilidad, cam-
bian y son imperfectas. Mientras que el mundo inteligible, las cosas tienen que ser lo que son, son
eternas, no cambian y son perfectas.
La idea de bien es la idea más importante en la jerarquía de las ideas ya que simboliza el sol, que
nos da la vida y nos muestra la verdad, las ideas. Por debajo de la idea de bien están las ideas
supremas (ser, quietud, movimiento...), los valores morales, las ideas matemáticas y por último
las ideas generales de todas las cosas particulares.
Las ideas son causa de las cosas no porque las produzcan sino porque constituyen su verdadera
esencia. La causa efectiva del mundo sensible es el Demiurgo, una especie de Dios o inteligencia
ordenadora.
El espisteme está dirigido a la realidad verdadera o auténtica, al ser, lo que es real. Sin ideas no
existe ninguna realidad en sentido estricto ni tampoco existe el conocimiento.
Ningún objeto de este mundo cumple las exigencias platónicas de perfección e inmutabilidad por
lo que sobre estos objetos no puede haber ciencia. Solo es posible una opinión, un doxa. Las
ideas las capta la razón, que es la parte racional del alma.
Existen diferentes grados de conocimiento.
El grado más bajo es la eikasía, que es el conocimiento de sombras e imágenes de cosas sensi-
bles. Son reflejos de las cosas, tienen su ser prestado y apenas tienen ser.
Después se encuentra la creencia (pistis), cuyo objeto son las realidades sensibles. A pesar de
ser superior a la eikasia no deja de ser imperfecto.
Después esta la dianoia, que procede por hipótesis para extraer por deducción ciertas conclusio-
nes y saberes como la aritmética.
El grado superior será la noésis, que tiene como objeto las ideas. Cuya comprensión nos da un
conocimiento superior y máximo sobre los objetos de este mundo que son buenos y reales en
cuanto participan de esas ideas. La noésis es el conocimiento perfecto que da lugar a la ciencia
de las ideas, a la dialéctica.
La dialéctica, que es el método por el que se busca la verdad, puede ser ascendente (ascender
desde un concepto hasta su categoría general) en la que se eleva de idea en idea hasta eliminar
toda hipótesis, llegando a la idea de las ideas. O puede ser descendente, en la que analizando los
elementos particulares dentro de una determinada categoría desarrollamos las diferentes conse-
cuencias de aquel principio carente de hipótesis. Platón compara al dialéctico con un carnicero
capaz de disecar un cuerpo según sus articulaciones naturales.
El símil del sol, el cual se compara con la idea de bien, ya que al igual que el sol hace posible la
visión en el ser humano, el bien hace posible el conocimiento de las ideas. La idea de bien es el
fundamento de la ciencia. De la misma manera que el sol da el ser, la vida, el bien concede el ser
y la esencia a las ideas.
LA EDUCACIÓN PLATÓNICA
Platón supo establecer una ontología que le permitió clasificar y jerarquizar las realidades sensi-
bles e inteligibles y una gnoseología con la que mostrar que tipo de conocimiento puede haber y
cómo realizarlo.