José S. Martínez A.
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INTRODUCCIÓN
Esta recopilación antológica de mis versos, llevan el ósculo de los recuerdos que así
reviven, el frenesí del día sacrificado por dar calor al celaje y la remembranza palpitante de
quien no aprendió a soterrar sus sentires en la fosa lapidaria del olvido.
Llevan los suspiros del alba, junto con el bostezar de los días hambrientos del amor,
fundidos con el tiempo.
Son como las pinceladas de las flores del campo, en la primavera amorosa de mi
vida que aún florece en invierno.
Le canto a la amada para convocarla o para desterrarla del pensamiento.
Quienes me lean serán testigos de mis intensidades que ojalá puedan ser sus propios
desvelos, anhelos, placeres, goces, plegarias y lamentos, los altibajos que se viven cuando
uno anda pastoreando lunas encantadas.
Escribo, tratando de profundizar en el corazón del amor, y, ojalá que algún
enamorado pueda sentir cómo besar con las palabras.
No menciono musas, por razones de caballerosidad, y porque el amor es libre,
aunque también te ata, te aprisiona o te aniquila, porque el amor es todo: es espera, es
torrente, es silencio, es labio apretado.
Por el amor me he perdido, me he anegado, me he oscurecido.
Por él he sido fiera y cordero.
Por el amor me he consumido en el fondo de los sueños, y por el amor he sido
tocado por la dicha, la pena, la crueldad, el olvido, la memoria y el soplo de los dioses.
Sólo, el amor, a todo le da nombre, le da rostro, le da sentido. El amor siembra en el
alma…
Esta es una pequeña muestra de mi cosecha, vendimia, siega, o zafra del corazón.
José S. Martínez A.