En un estudio retrospectivo, Erdmann et al investigó los registros
médicos de 437 pacientes con 929 fracturas faciales. Estos autores
observaron que la etiología más frecuente de traumatismo facial fue
asalto (36%), seguido por colisión de vehículos motorizados (MVC,
32%), caídas (18%), deportes (11%), las laborales (3%), y heridas de
bala (2%). De las fracturas faciales sufridas, el tipo de fractura más
frecuente fue la fractura del hueso nasal.
Internacional
En un estudio retrospectivo de niños brasileños de 5 a 17 años de edad,
Cavalcanti y Melo encontraron que las lesiones faciales eran más
frecuentes en hombres (78,1%; 3 veces más común que en las mujeres)
de entre 13-17 años (60,9%), y las causas más comunes fueron caídas
(37,9%) y accidentes de tránsito (21,1%). De las lesiones faciales, las
fracturas nasales también fueron más comunes (51,3%), seguido por el
complejo cigomático-orbitario (25,4%).
En otro estudio retrospectivo, Hwang et al revisó y analizó las historias
clínicas de 236 pacientes con fracturas de huesos faciales de varios
deportistas que fueron tratados en un hospital entre 1996 y 2007. Los
investigadores señaló el grupo de edad con mayor frecuencia de estas
lesiones fue 11 a 20 años (40,3%), con un predominio masculino
significativa en todos los grupos de edad (13.75:1). Había 128 fracturas
nasales aisladas, representados por el fútbol, 39%; béisbol, 18%;
baloncesto, 12,5%; artes marciales, 5%; y el esquí, 5%.
Anatomía funcional
La nariz consta de hueso y cartílago. El septum nasal, es una estructura
comúnmente lesionada, consiste en el vómer, la lámina perpendicular
del etmoides, y el cartílago cuadrangular. Los procesos nasales de los
huesos frontales y los procesos ascendentes del maxilar completan el
componente óseo. Los cartílagos laterales superiores y laterales
inferiores, así como el tabique cartilaginoso, componen la parte no-
ósea.
La irrigación arterial se produce a través de las ramas de la arteria
oftálmica, las arterias etmoidal y dorsal, la arteria facial, la nasopalatina
la esfenopalatina y las arterias palatinas mayores. La sensibilidad
procede de muchas ramas nerviosas pequeñas; la superficie externa de
la parte superior por los nervios supratroclear e infratroclear, y la parte
inferior por las ramas de los nervios infraorbitarios y etmoidales