•Velatorio: Exposici
ón en el atrio sobre el
lectus funebris con los pies hacia la puerta
de tres a siete d
ías
(seg
ún la condición social)
, para que clientes y amigos pasen a
rendirle sus
últimos honores. Se quema incienso para mitigar el olor y el lugar se
adorna con flores y plantas, las coronas que hab
ía recibido en vida
y las m
áscaras de
los antepasados (si ten
ía
ius imaginum). La muerte se anuncia con un ramo de cipr
és
o de abeto en la puerta, para invitar a los amigos y advertir a los que, por motivos
religiosos, no pueden entrar en una casa donde est
á expuesto un cadáver
(vestales,
Pontifex Maximus). Como se
ñal de duelo el fuego del hogar permanecía apagado.
Cortejo f
únebre:
Pompa Funebris
El octavo d
ía después de la muerte, el cadáver es sacado de la casa (
efferebatur)
y da comienzo la Pompa Funebris, anunciada a toda la ciudad por un heraldo. El
cad
áver es colocado en una camilla, llamada
feretrum que, en el caso de ciudadanos
pobres o esclavos, era sustituido por la sandapila transportada por vespillones (seg
ún
Festus recib
ían este nombre por el hecho de que los pobres y esclavos recibían
sepultura de noche: vespertino tempore; mientras que el feretrum lo llevaban los
parientes y amigos pr
óximos al difunto
). Hasta finales del Siglo I, el funeral era
celebrado por la noche a la luz de las antorchas ya que la muerte era un suceso
desgraciado y contaminante. A partir de esta fecha comienzan a realizar los ritos por
el d
ía
(excepto los de los ni
ños, suicidas e indigentes
), y el difunto es saludado como a
un ciudadano marchando al exilio y no como a alguien finado, pues la muerte era
interpretada como una violaci
ón o un rapto que sufre la vida.
La Pompa Funebris la encabezaban m
úsicos entonando temas fúnebres ,
seguidos de las praeficae (pla
ñideras). Dependiendo de la posición social y económica
de la familia del difunto, pod
ían ir detrás los bufones (
histriones), de los cuales el
llamado Archiminus representaba el car
ácter del difunto imitando sus palabras y
acciones. Ven
ían después los esclavos a los que el muerto había manumitido tocados
con el pileus (pileati); los actores con las m
áscaras de los antepasados iban delante del
feretrum y, finalmente, detr
ás del cadáver iban todos los familiares vestidos de luto:
los hijos con la cabeza cubierta y las hijas con la cabeza descubierta y el pelo suelto y
desali
ñado. Si el fallecido era de rango ilustre, el cortejo pasaba por el foro
y se deten
ía
en la Rostra, donde un familiar cercano pronunciaba una oraci
ón frente al carro
mortuorio: El pronunciar elogios f
únebres de las mujeres ancianas era costumbre
patria entre los Romanos; pero no estando en uso el elogiar a las j
óvenes, el primero que
lo ejecut
ó fue César en la muerte de
una muje (su t
ía Julia, esposa de Mario)
, lo que le
concili
ó cierto favor y el amor de la muchedumbre, reputándole, a causa de aquel acto
de piedad, por hombre de benigno y compasivo car
ácter. ...
Plutarco, Biograf
ía de Julio César
(Parrafo V)
El muerto pod
ía ser quemado o inhumado. Según la práctica que se fuera a
realizar, la comitiva se trasladaba fuera de los l
ímites del pomerium, en caso de
cremaci
ón, al mausoleo de la familia, en caso de inhumación, al columbario, si la
familia era pobre.
Junto a la tumba
El sonido de la flauta presid
ía la ceremonia. Comenzaba colocando al difunto
sobre una pira f
únebre engalanada (ara sepulcri o ara funeris ) que debía tener forma