Testigo del siglo 9
Tal vez la característica fundamental de la sociedad con-
temporánea sea el dominio, en ella, de la ciencia y, consecuen-
temente, de toda la artificiosa estructura que, sobre la natu-
raleza, ha tendido uno de los productos de esa ciencia, la
técnica, la tecnología. Entre la naturaleza que constituye sus-
tancialmente al hombre, y la técnica que la modifica, el vi
ideal del humanismo tiene que plantearse nuevos problemas
y alcanzar otras soluciones que aquellas que surgieron al im-
pulso del pensamiento ilustrado. La Ilustración no se confor-
ma ya con sostener la tesis de una racionalidad abstracta, abo-
cada a superar un estadio de superstición, fanatismo o miseria
intelectual. El pensamiento ¡lustrado y la racionalidad que pre-
dica se encuentran ante un horizonte en el que los supuestos
ideales de fraternidad, justicia y libertad se engarzan en un
«mundo de la vida» que establece condiciones de posibilidad
radicalmente distintas de aquellas que, más o menos coheren-
temente, establecieron las fronteras del humanismo.
Gadamer destaca esta irrupción, en la naturaleza, de la mo-
derna ciencia a través de su poder de manipulación, de «fa-
bricación» (herstellen). Crear objetos, inundar lo natural con
los productos de un desbordado caudal de nuevas «realida-
des» implica, entre otras cosas, el olvido de una tradición para
1a que fue absolutamente desconocida esta excesiva capacidad
de producir. Porque el problema fundamental de esta inso-
lencia (hybris) creadora, no es tanto que facilite formas de do-
minio, de control y orientación de la naturaleza, sino que al
pretender, por dominarla, sustituirla, llegue a provocar un irre-
frenable proceso de aniquilación, Y, sin embargo, «la natura-
leza no puede considerarse como un objeto de explotación, sino
que ha de ser entendida como aquello “‘otro" con lo que te-
nemos que vivir». Este ideal que establece un principio de buena
voluntad no tiene que situarse, únicamente, en el cielo de los
piadosos deseos. Porque el mundo en el que hoy, por ejem-
plo, se desplaza este ideal, es un mundo que ya está ahí, con
todos sus condicionamientos y claudicaciones y, tal vez, lo úni-