Que es? La gastroenteritis infecciosa es una inflamación y/o disfunción del intestino producida por un germen o sus toxinas, que da lugar a una alteración de su capacidad para regular la absorción y secreción de sales y agua, produciendo diarrea. Las toxinas pueden estar preformadas en los alimentos o bien ser liberadas por el agente causal una vez ingerido y tras invadir la mucosa desde la luz intestinal. Es un proceso agudo que cura espontáneamente en unos pocos días, por lo que se suele hablar de gastroenteritis aguda.
¿Cuáles son los síntomas de la gastroenteritis? Los síntomas que aparecen con mayor frecuencia en general son diarrea (disminución de la consistencia de las heces con un aumento del número de deposiciones) asociada o no a vómitos y dolor abdominal tipo retortijón, con constante sensación de defecar. No suele cursar con fiebre ni quebrantamiento del estado general y, en general, cede en 3-5 días. Cuando el agente causal invade la mucosa intestinal y libera su toxina, como es el caso de la Salmonella, Shigella y Campylobacter , el periodo de incubación es superior (24-48 horas). Cursa con heces menos voluminosas y puede observarse en ellas sangre y/o moco. Presentan dolor abdominal intenso, fiebre y escalofríos. La resolución total del cuadro clínico puede tardar 10-14 días.
¿Cuáles son las causas de gastroenteritis? En general, las infecciones intestinales se adquieren por ingestión de agua o alimentos contaminados o por transmisión de persona a persona por la ruta fecal-oral. En el caso de la Salmonella, que es en nuestro país el agente bacteriano más frecuentemente implicado en las gastroenteritis aguda bacteriana, la transmisión se produce por la ingesta de pollos, huevos de gallina y productos lácteos, siendo raro el contagio de persona a persona o por agua. Si se produce como consecuencia de la ingesta de toxina preformada ( Vibrio Cholerae , Bacillus cereus , E. Coli enterotoxigénica , S. aureus , Clostridium perfringens , Cryptosporidium ), el periodo de incubación hasta la aparición de los síntomas es corto (pocas horas), las heces habitualmente son voluminosas abundantes y acuosas, no presentan moco, sangre o pus y el dolor abdominal es poco importante. La probabilidad de contraer una infección intestinal depende de la virulencia del agente patógeno ingerido y de su cantidad.
¿Quién puede padecerla? Puede padecerlo cualquier persona. Influyen factores propios del individuo invadido, como una menor secreción de ácidos gástricos, una menor motilidad intestinal, alteración de la flora intestinal habitual o un estado inmunodeprimido que puede aumentar la susceptibilidad a la infección, reducir la cantidad necesaria de germen para iniciarla y potenciar su gravedad.
¿Cómo se previene? Puesto que la vía más frecuente de adquisición de una infección intestinal es a través de los alimentos o agua contaminada, se debe cuidar el estado de los productos ingeridos, tanto su conservación, como su cocinado. No beber agua de ríos o fuentes estancadas, lavar adecuadamente la verdura que se va a ingerir cruda, evitar el consumo de productos que tengan entre sus ingredientes huevo crudo y hayan estado sometidos a altas temperaturas y un adecuado cocinado de carnes pueden evitar muchas infecciones intestinales.
¿Cómo se diagnostica la gastroenteritis? El diagnóstico de la gastroenteritis se realiza mediante la sintomatología del paciente y, si es necesario, se realiza un cultivo de las heces para conocer el germen causante. La mayoría de los episodios de diarrea aguda son autolimitados y no necesitan evaluación. En general, los pacientes necesitan simplemente una adecuada hidratación con abundante ingesta de preparados ricos en sales y azúcar (bien caseros o de venta en farmacias) y zumos naturales. A los niños se les ofrecen líquidos con frecuencia, preferiblemente en pequeñas cantidades cada vez, para prevenir los vómitos.
¿Cómo se trata la gastroenteritis? Existen muchos preparados, de venta con o sin receta médica, para el alivio sintomático de la diarrea y los calambres abdominales, que disminuyen la motilidad intestinal y/o aumentan la absorción de líquidos. Son eficaces y cuando se utilizan adecuadamente, carecen de riesgos. Deben evitarse en pacientes con sospecha de diarrea invasiva (diarrea sanguinolenta), fiebre o síntomas sistémicos, porque inhiben el peristaltismo y favorecen la persistencia y la multiplicación del germen. En cuanto al uso o no de tratamiento antibiótico, dependerá del organismo causal, así como de la gravedad de la infección y del estado inmunológico del paciente.
Prevención Las medidas de saneamiento ambiental, lavado de manos y manipulación adecuada de alimentos, constituyen herramientas fundamentales para prevenir la transmisión de agentes causantes. En caso de pacientes en lugares cerrados, como hospitales, guarderías o casas de reposo, es primordial evitar el contagio mediante aislamiento de contacto. El aseo de superficies con cloro permite eliminar tanto agentes bacterianos como virales y disminuir la probabilidad de propagación. Sigue siendo una patología de alto impacto en Salud Pública debido a su incidencia y eventuales complicaciones (relacionadas con deshidratación), especialmente en los extremos de la vida. El ideal es su prevención, mediante medidas de saneamiento ambiental y adecuada manipulación de alimentos.
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