Aportes - 4
(Viene de la p. 1).
Y así, asistidos por el Espíritu Santo,
nos sentiremos como los apóstoles, que
a partir de Pentecostés, anunciaban a
Cristo resucitado, llamando a todos a
vivir por él, con él y en él, convencidos de
que ese es el único camino a la felicidad,
en la verdad y la justicia, alegres en las
pruebas, unidos en amor solidario, com-
partiendo gozos y esperanzas.
Lógicamente que esto requiere per-
severar en esa conversión, como pide el
Bautista, porque el mundo piensa de muy
distinta manera y no va a permitir que
actuemos contra el desorden establecido.
Conversión llena de fe, afirmados en la
promesa de Jesús: Yo me gloriaré ante
mi Padre de quien me reconozca ante los
hombres y anuncie mi evangelio. El Bau-
tista dio la cabeza por el Señor. También
los Apóstoles, y muchos otros en todo el
mundo y a lo largo de los siglos. Hoy nos
toca a nosotros dar testimonio. Quizá no
nos corten la cabeza pero tratarán de
hacernos volver atrás, de tentarnos con
triunfos pasajeros, con lujos, privilegios y
el poder que ostentan y a veces nosotros
envidiamos.
Recordemos que para hoy el Papa ha
dispuesto que “se abrirá la Puerta Santa
en la Catedral de Roma, la Basílica de
San Juan de Letrán. Sucesivamente se
abrirá la Puerta Santa en las otras Ba-
sílicas Papales. Para el mismo domingo
establezco que en cada Iglesia particular,
en la Catedral que es la Iglesia Madre
para todos los fieles, o en la Concatedral
o en una iglesia de significado especial se
abra por todo el Año Santo una idéntica
Puerta de la Misericordia. A juicio del Or -
dinario, ella podrá ser abierta también en
los Santuarios, meta de tantos peregrinos
que en estos lugares santos con frecuen-
cia son tocados en el corazón por la gracia
y encuentran el camino de la conversión.
Cada Iglesia particular, entonces, estará
directamente comprometida a vivir este
Año Santo como un momento extraordi-
nario de gracia y de renovación espiritual.
El Jubileo, por tanto, será celebrado en
Roma así como en las Iglesias particu-
lares como signo visible de la comunión
de toda la Iglesia” (Misericordiae vultus,
número 3).
En nuestra (arqui)diócesis esa Puer-
ta de la Misericordia está en la Iglesia
Catedral.
¡Señor Jesús!, el clamor de tu Pre-
cursor nos levanta de la comodidad y la
indolencia, nos pone de cara al bien y la
verdad, al amor fraterno y la tranquilidad
en el orden, nos recuerda que fuimos
bautizados para que trillemos el buen
trigo y echemos al fuego toda maleza de
mentiras y maldades.
Un día dijiste: “Quien no está con-
migo, está contra mí”. Celebrar Navidad
es renovar el juramento de permanecer
siempre a tu lado, en tus cosas, sobre tus
huellas, arando y sembrando tu Evange-
lio, en continua conversión y esforzándo-
nos también por convertir a ti a cuantos
cizañeros dan vueltas por tu campo.
Danos la alegre esperanza de que,
a pesar de las dificultades, el triunfo
está asegurado, y tu Padre también
nos asegura su asistencia salvadora:
“Pueblo mío, nada temas, porque gozo
en amarte y alegrarte como en día de
fiesta”. ¡Amén!
Aportes para la Celebración es un subsidio litúrgico preparado por el equipo de redacción de El Domingo, periódico religioso de
la editorial
San Pablo, propiedad de sociedad de san Pablo (Paulinos). Riobamba 230, C1025ABF Buenos Aires, Argentina.
Teléfono: (011) 5555-2416/17/21/24. Fax: (011) 5555-2439. E-mail:
[email protected] - www.sanpablo.com.ar -
Impreso por G. S. Gráfica s.r.l., Cnel. Charlone 958, B1868DZF Piñeyro, Avellaneda (Bs. As.), Argentina.
En el Uruguay:
San Pablo: Colonia 1591 (11200) Montevideo, tel.: 24018332, cels.: 094943071/095728681, Mail:
[email protected]