Suman un total de ochenta y seis composiciones.Son composiciones de extraordinaria
calidad de corta extensión y cuya temática por lo general es el amor, el dolor, la
muerte, el misterio, el olvido, la soledad. En 1868,”temiendo que pronto tendría que
hacer la maleta para el gran viaje”, Bécquer copia en un manuscrito todas sus rimas:
sesenta y nueve composiciones breves, escritas desde su llegada a Madrid. El Libro
se abre con dos poemas que resultan verdaderos estallidos de inspiración: el título “A
Elisa”
“Para que los leas con tus ojos grises
Para que los cantes con tu clara voz
Para que llenen emoción tu pecho
hice mis versos yo”…
Los motivos que inspiraron las rimas se encuentran en la vida de Bécquer, autentica
alternancia de risas y lágrimas. Dos mujeres señalaron su vida, Julia Espín, de cierto
relieve social y por tanto fuera del alcance del poeta, y Casta Esteban, su esposa real.
Pasiones ambas que le dieron alegrías y penas, esperanzas y desesperanzas, amor y
odio: estos momentos serían trasladados a las rimas, que desde el primer verso hasta
el último acusan el paso de las sombras de ambas mujeres. La ilusión definitiva a esta
presencia, se halla en una rima que en el manuscrito aparece tachada por dos
gruesos trazos, debidos al pudor de una confesión que calaba hondo en su vida:
“Una mujer me ha envenenado el alma,
Otra mujer me ha envenenado el cuerpo,
Ninguna de las dos vino a buscarme,
Yo de ninguna de las dos me quejo.”
La poesía es trasunto de su vida, y su vida se halla convertida en sinsabor y
estrechez, así las rimas resultan desahogos del corazón: todos los sentimientos del
hombre, alegría y tristeza, celos y goce reposados, amor y odio, optimismo y hastío,
son arrastrados hacia el arte por la musa de Bécquer que identifica poesía con belleza
femenina en cuatro versos.
“¿Qué es poesía? Dice mientras clavas
En mi pupila tu pupila azul
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú…”
La incompatibilidad de caracteres de los dos amantes fue definitivamente señalada
versos sencillos grabados casi a fuego:
“Tú eres el huracán y yo,
La alta torre que desafía su poder;
Tenías que estrellarte o abatirme;