Hallo mitos fundacionales

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UNLP - FBA
Historia del Arte I - Prehistoria y Antigüedad Clásica
Cátedra de Daniel Sánchez
Mitos fundacionales de las ciudades del Antiguo Cercano Oriente: Mesopotamia e Israel
1

William Hallo
Universidad de Yale, New Haven
AZARA, Pedro; MAR, Ricardo; RIU, Eduard y SUBÍAS, Eva (eds.): (2000) La fundación de la ciudad. Mitos y ritos en el
Mundo Antiguo, Ediciones Virtuales de la Universidad Politécnica de Cataluña; pp. 27-32, disponible para la venta en:
<http://www.edicionsupc.es/virtuals/vindex.htm>, [febrero de 2009].
Traducción: Marcela Andruchow, Laura Molina.
Las ciudades son un ingrediente esencial de la civilización. Ambas palabras derivan del latín civitas, “ciudadanía,
ciudad-estado”. La importancia de la ciudad para la civilización esta reconocida por los más modernos tratamientos.
Fue reconocida también en la historiografía y mitología antigua. Esos dos géneros son difíciles de deslindar en la
antigüedad preclásica. Ambas, sin embargo se consideraran a continuación. Las fuentes para considerarlas están
preservadas en Sumeria, Acadia e Israel. Pero, en lugar de clasificarlas por el lenguaje, se propone dividirlas de
acuerdo a otro criterio, un criterio interno. Las principales categorías a ser distinguidas son:
1-Versiones de la “primera ciudad”
2-La noción de “ciudades antidiluvianas”
3-Mitos asociados con los orígenes de ciudades específicas.
4-El caso especial de Babilonia. En conclusión será intentada una breve comparación con la evidencia
arqueológica.
1- La “Primera Ciudad”
La primer ciudad en la tradición Sumeria, fue indudablemente Eridu. Esto está indicado en muchas palabras,
no obstante negativamente, en uno de los más viejos, sino el más viejo ejemplo de la mitología Sumeria –de ahí
también uno cuya traducción es abordada con dificultades. Siguiendo a Van Dijk, él traduce las líneas 7 ss como sigue:

En ese tiempo Enki y Eridu (!) no habían aparecido
Enlil no existía
Ninlil no existía
El resplandor era polvo
La vegetación era polvo
La luz del día no brillaba
La luz de la Luna no salía.
En otras palabras, el poema retrata un tiempo primordial antes del día y la noche, antes de la vegetación,
antes de algunos de los grandes dioses, antes de cualesquiera ciudades, aún de la primera, Eridu.
Es verdad que la línea que menciona a Eridu (NUN.KI) está hecha de manera diferente en algunas traducciones.
Sollberger, por ejemplo, la hace así: “en ce temps-là, Enki ne créait plus dans Eridu”. Wilcke traduce “Damals
wohnten die Herren der Orte, die Fürsten der Orte, noch nicht”. Alster repite esto con: “En ese tiempo el (divino)
señor de la tierra y la (divina) señora de la tierra (NIN!.KI) no existían aún”. Y aún Van Dijk modificó su más temprana
lectura de NUN.KI a nun-ki, por ejemplo, presumiblemente, desde Eridu hasta “príncipe(s) de lo(s) lugar(es) de la
tierra”.
Pero estos eruditos han tenido éxito en recobrar la comprensión original de la línea, que comprendida debe
haber sido perdida largo tiempo atrás. El mito bilingüe, algunas veces intitulado “La fundación de Eridu”, el cuál
Falkenstein adscribe a la época Kasitica tardía (ca. 1400-1100 a. C.), incluye una línea que declara (en la traducción de
Heidel): “El Apsu no ha sido hecho, Eridu no ha sido construido”. Dado que la deidad Enki está íntimamente asociada
con el Apsu, tenemos aquí una equivalencia la versión más antigua. El mito en su forma completa aclara que Eridu fue
construida cuando:
Una casa sagrada, una casa de los dioses en un lugar sagrado, no ha sido hecha;
Un cáñamo no ha germinado, un árbol no ha sido creado;
Un ladrillo no ha sido colocado, un molde de ladrillo no ha sido construido;
Una casa no ha sido hecha, una ciudad no ha sido construida;
Una ciudad no ha sido hecha, una criatura viviente no ha sido emplazada;
Nippur no ha sido hecha, Ekur no ha sido construida;
Uruk no ha sido hecha, Eanna no ha sido construida;
1
Resumen de una charla dada en la Conferencia “Mitos de fundación de ciudades del Mundo Antiguo”, Barcelona, 8-10 de junio de
2000, bajo la dirección del Profesor Azara.
1

El Apsu no ha sido hecho, Eridu no ha sido construida;
No hay casa sagrada, no hay casa para los dioses, su morada ha sido hecha;
Todas las tierras eran mar;
y luego describe la fundación de Eridu (ver debajo).
La prioridad de Eridu, explicitada y detallada en la mitografía es acordada implícita y sumariamente en la
historiografía. Tres textos se destacan aquí. El primero es “Lista del Rey Sumerio”. De este existen al menos dos
versiones, una corta y otra larga. La versión corta u oficial es la reseña de Nippur. Ella comienza con el diluvio y
menciona a Kish como la primera ciudad como hogar de la monarquía, después del diluvio, o incluso como la primera
ciudad entre todas. Pero esto es parte de la “teología de Nippur”, en la búsqueda de negar y suplantar los reclamos de
la “teología de Eridu”. La versión más larga comienza en tiempos antidiluvianos y aquí se nos dice sin ambigüedades:
Cuando el reinado vino del cielo
El reinado era Eridu.
La misma tradición se preserva en la historia del diluvio en Sumeria, o el “Génesis de Eridu”, como lo llamó
Jacobsen. Se lee aquí en la traducción de Jacobsen:
Cuando el cetro real venía del cielo,
la corona augustea y el trono real, ya habían bajado del cielo,
él (el rey) generalmente realizaba a la perfección
los servicios y oficios divinos augusteos,
colocaba los ladrillos de aquellas ciudades en lugares puros.
Se los llamaba por su nombre y se les asignaba una canasta de
medio celemín
2
.
La primera en la lista de esas ciudades, Eridu, ella (Nintur) se la dio
al líder Nudimmued (Enki).

Como en el caso de la mitografía, la historiografía preserva esta tradición en la forma bilingüe más tardía. Por
lo tanto leemos en la “Crónica dinástica”, con restauraciones hechas por Finkel:
Después ellos (por ejemplo los grandes dioses) bajaron el reinado del cielo,
Y luego de que el reinado descendiera del cielo,
El reinado fue Eridu.
Los ejemplos más tardíos de esta crónica (“Crónica 18” en proyecto de Grayson), y su sección antidiluviana en
particular, datan del período babilonio tardío, por ejemplo ca. 500-300 a C.
Pero las fuentes cuneiformes no están solas en la preservación de la tradición de Eridu como la primera ciudad
en los tiempos precristianos tardíos. Yo he sostenido por mucho tiempo que la historia original en el Génesis hacía eso.
Por lo que yo entiendo las etimologías del Génesis 4, son completamente paralelas. Por tanto yo leo en los versos 1-2:
Y el hombre (ha-Adam) conocía a Chava su esposa,
y ella concibió y dio a luz a Qayin
por lo que ella dijo:
Yo he adquirido (ganiti) un hombre con el Señor.
Y ella continúa concibiendo a su hermano, Hevea,
y Hevel, se convirtió en el (primer) pastor de ovejas
pero Qayin se volvió él (primer) cultivador de la tierra.
Y así mismo, en el verso 17:
Y Qayin conoció a su esposa,
y ella concibió y dio a luz a Chanokh,
y se convirtió en el (primer) constructor una ciudad,
y él nombró a la ciudad como a
su hijo Chanoch.
Generaciones de traductores y exegetas tomaron a Qayin (Kain) como el primer constructor de ciudades en la
tradición bíblica, y Chanoch por el nombre de su ciudad desorientó, sin duda, por la peculiar repetición del nombre,
Chanoch al final del verso. Ellos ignoran el paralelismo entre los versos 1-2, la generación previa, donde la etimología
concierne a la domesticación de plantas y animales, innovaciones sin duda atribuidas a los hijos –ya que ellos son dos-.
Pero Qayin tiene solamente un hijo, de ahí la ambigüedad sobre el asunto de “el se convirtió en el (primer) constructor
de una ciudad, y él nombró la ciudad como a su hijo”.
2
N. de T. Medida de capacidad para áridos (…). // Porción de granos, semillas u otra cosa semejante que llena exactamente la
medida del celemín. // Medida antigua superficial que en Castilla equivalía a 537 metros cuadrados aproximadamente y era el
espacio de terreno que se consideraba necesario para sembrar un celemín de trigo. Real Academia Española.
2

Pero no existe un nombre de ciudad que remotamente se parezca al nombre Chanoch en ninguna parte en la
tradición antigua del Cercano Oriente. Sin embargo, el nombre del hijo de Chanoch -`Irad- está cerca de Eridu –y es un
nombre que desafía todas las demás explicaciones.
Puede que no valga nada que esta lectura del texto bíblico no estuviese enteramente perdida en la mente de
las exégesis posbíblicas. Se conserva en el libro de Al-Asatir, un texto samaritano medieval que dato ca. 1000 d C. Mi
colega Steven Fraade me informa que en “el capítulo 2, cada uno de los descendientes antidiluvianos de Adan están
asociados con la construcción de una ciudad, algunas de las cuales están nombradas como los hijos de los
constructores…Esta tradición atribuye la construcción de la primera ciudad a Enoch el hijo de Caín y no a Caín”.
Existen otros que reclaman el rol de la primera ciudad, expresamente Ku`ara, Babilonia, Dilmun y Nippur, pero
ninguno de sus reclamos tiene mucho peso. (Para Kish, ver más arriba). Ku`ara es sustituida por Eridu en un ejemplar
de la Lista del Rey Sumerio, pero la ciudad en cuestión no se encuentra cerca de Eridu, como para ser fácilmente
identificada con ella. Pudo incluso aún ser parte de Eridu. Babilonia es sustituida por Eridu en la Babinoniaca de
Bebrosos, difícilmente un testigo confiable.
Para Dilmun la evidencia es cuanto mucho circunstancial, viniendo principalmente del mito “Enki y Ninhursag”.
Dilmun era una tierra así como también una ciudad, y abarcaba estimativamente la isla de Bahrein en el medio del
Golfo Pérsico, la isla de Failaka y la cabeza del golfo, así como también el litoral de Arabia que estaba entre ellos.
Aunque esto pudo haber servido como una estación de paso para los Sumerios, en su supuesto viaje desde mayor
distancia previo a su hogar en Sumeria. El comienzo del mito da crédito de esta afirmación representando a Dilmun
como un paraíso virtual, de ahí que se ubica más allá de las fronteras de Sumeria. (Así como el paraíso bíblico se ubicó
fuera de Israel- curiosamente dentro de Sumeria, como por ejemplo en el edin). En la traducción de Jacobsen
comienza:
Pura es la ciudad-
¡y tu eres de las pocas
a las que se les adjudica!
¡Pura es la tierra de Dilmun!
Pura es Sumeria-
¡y tu eres de las pocas
a las que se les adjudica!
Pura es la tierra de Dilmun.
Y continúa con “Dilmun al comienzo de los tiempos”.
El reclamo de Nippur no es más explícito. El mito de “Enlil y Ninlil” se ubica ahí en el comienzo “no es la
ciudad, ¿no es la ciudad?” (uru-nam-uru na-nam), se refiere a Nippur. Pero el “Himno de Nanshe” comienza con las
mismas palabras, y se refiere a la ciudad de Nina. La colección Sumeria Antigua de los himnos del templo comienzan
con Nippur, la ciudad tan antigua como el Cielo mismo, alcanzan el cielo quizás incluso deifican en su propio derecho,
en contrario de esto debe ser considerada la colección de himnos del templo neo-sumeria, la cual comienza con Eridu.
II. Ciudades Antidiluvianas
Eridu fue por tanto la primera de las ciudades antidiluvianas en la tradición mesopotámica. Pero no fue la
única. Había otras. Sus nombres, numeración y secuencias varían de una forma u otra en los diversos ejemplares de la
Lista del Rey Sumerio, y en otras fuentes, como se observa aquí:
WB 444 WB 62 UCBC Ni. 3195 Chr. 3195 Berossos
Eridu
Bad-tibira
Larak
Sippar
Shuruppak
Kuara
Larsa
Eridu lost
Larak
Bad-tibira
rest lost
lost
Bad-tibira
Sippar
Larak
Babilonia
Pautibiblon
Laragchos
El número de las ciudades es cinco en todos los textos mayormente confiables, cuando éstos están
completamente preservados, y este número puede ser probablemente restaurado donde no aparecen. Se suma una en
WB62, una versión de Larsa de la Lista del Rey Sumerio donde el orgullo local evidentemente dictaminó la inserción de
Larsa. UCBC tiene una menos, una versión casual de alumno escolar, aparentemente sólo por omisión. Faltan dos en la
versión helenística tardía traducida como Berossos.
La sustitución de Kuara y Babilonia por Eridu fue discutida arriba. Aparte de eso, los nombres concuerdan en
todas las fuentes aún conservadas.
En cuanto al orden de los nombres, esto es relativamente fijo en lo que respecta al primer y último miembros
de la serie. Sin duda esto se debe a nociones firmes, preservadas por fuera de ardides antidiluvianos, como la primera
ciudad y como hogar del héroe del diluvio. La divergencia máxima ocurre a la mitad de la secuencia, que parece estar
arreglada más o menos al azar. Discrepancias similares en la “Historia de Tummal” pueden ser mejor interpretadas al
3

implicar la esencial contemporaneidad de los reyes en cuestión; quizás esta analogía nos permite ver las tres ciudades
como más o menos contemporáneas, en lugar de sucesivas sedes de reinados. Pero puede que sea preferible mantener
la noción de ocho reyes sucesivos gobernando en cinco ciudades diferentes durante ocho generaciones. A 25 años por
generación, los resultantes 200 años acordarían razonablemente bien con la evidencia arqueológica (ver más abajo).
III. El origen de ciudades específicas.
Hay comparativamente muchos menos mitos sobre la fundación de ciudades específicas, especialmente en
comparación con la abundancia del género en la antigüedad clásica. Consideraré aquí tres candidatas, del tercer,
segundo y primer milenios respectivamente.
El mito de fundación más antiguo supuestamente atañe a una ciudad escrita con el signo UNKIN.(KI). De
acuerdo con Pettinato, un antiguo texto sumerio de Shuruppak trata sobre la fundación de esta ciudad. Los problemas
geográficos creados por esta asunción, donde se involucran territorios de Adab, Lagash y Umma, fueron reconocidos
por otros. Pero incluso aún si por casualidad el texto trata sobre la fundación de la ciudad, es ciertamente un simple
informe de archivo, no un texto canónico y mucho menos un mito.
Para la fundación de Eridu, retomamos la historia donde la dejamos (arriba):
Todas las tierras eran mar;
La primavera que está en el medio del mar era solamente
una pipa de agua o tubería de agua
3
;
Luego fue creado Eridu, Esagila fue construida
Esagila, cuya fundación Lugaldukuga se ubicó dentro de Apsu-
Babilonia fue creada, Esagila fue completada…

De alguna forma el mito de fundación más intrigante proviene del período tardío. Se lo refiere frecuentemente
como una teogonía, específicamente la “Teogonía de Dunnum”, ya que combina a la teogonía y al mito de fundación.
Jacobsen reeditó el texto bajo el título “El mito Árabe”. Aunque la datación de su único ejemplar sobreviviente del
período Babilónico Tardío, trata sobre asuntos al comienzo de los tiempos, y parece terminar en la creación de la
ciudad o fortaleza llamada Dunnum. Este es un nombre genérico para fortalezas, y existen muchos diferentes
emplazamientos que consisten en o contienen la palabra dunnum. Pero en nuestro caso la referencia parece ser
específicamente Dunnum, a saber la única nombrada en la vigésima novena fórmula de fechas de Rim-Sin de Larsa, por
ejemplo 1795 a C. Su caída en Rim-Sin fue anunciada en la caída de la ciudad de Isin al año siguiente, y con ella la
caída del jefe rival de Larsa. En la fórmula de fechas la ciudad fue descripta como “la única ciudad capital” (uru-sag-
mah) de Isin o quizás podemos entenderlo mejor como su “cerrojo” gamiru. El mito comienza como se anuncia aquí:
En el comienzo, [el Árabe se casó con la Tierra].
La Familia y el Señor [mandó él fundar]
[Diciendo: “Una] tierra apta forjaremos dentro
de la tierra labrada del país”.
[Con el] arado del harbu-arado ellos causan la creación de Mar.
[Las tierras aradas con mayaru-arado] por ellos mismos
dan nacimiento a Sumuqan.
Su [fortaleza], Dunnu, la ciudad eterna, ellos crearon, ambos.
El Árabe dio él mismo un título claro al señorío de Dunnu, pero
[la Tierra] giró (su) cara hacia Sumuqan, su hijo,
y “¡Ven aquí y déjame hacer el amor contigo!”
ella le dijo a él.
Sumuqan se casó con su madre la Tierra y
el Árabe [su] padre él asesinó (y)
En Dunnu a quien él amó dejó descansar.
Además Sumuqan tomó el señorío de su padre.
Al Mar, su hermana mayor, el desposó.
Son seguidos por muchas más generaciones de hijos que asesinan a padres y madres y se casan con sus
hermanas. Todos los principales llevan nombres evocativos y de tempranas etapas de la cultura: Cielo, Tierra, Mar, río,
arado, animales domésticos y salvajes, pastores, pasturas, árboles frutales, vino. Solamente el último par Haharnum y
su hijo Hayashum, hasta ahora no coinciden con lo descripto, pero si se encuentran en otros contextos literarios.
Las palabras de apertura “en los comienzos”, no son sólo reminiscencias del comienzo del informe bíblico de la
creación en Génesis 1:1, sino que también aparecen como título (incipit) dos veces en un catálogo literario tardío. Esto
hace razonable que sean tratados como palabras de apertura de la composición; el pequeño freno antes de ellas puede
contener si significa alguna cosa, solamente una rúbrica como “invocación”.
El fundamento para asignar tan trascendente origen a Dunnum puede encontrarse en sus varios epítetos. En el
mito mismo es llamado sa-a-tu, el eterno. Ver más abajo (IV). En un texto léxico se lo equipara con “la ciudad capital
celestial” o quizás la “ciudad prístina celestial” (uru-sag-an-na), y es seguida por una entrada para “fortaleza de los
cazadores” (URU-dun-un-sa-i-du) que es equiparada con lo que yo entiendo como una alusión al rey Gutian Siaum (sa
3
N. de T. de inglés ‘water-pipe’.
4

Si-a-im), y donde se puede comparar con Ishtar la cazadora (sa-i-[di-tu]), equiparada con Inana Sumeria [sa-Si-a-im.]
KI.
Más importante, en la fórmula de fechas Dunnum es llamada “cerrojo” de Isin”. (Ver más arriba). Y
ciertamente su caída en 1795 a C. anunció con eso la de Isin misma al año siguiente. Aunque el término exacto usado
en la fórmula de fechas (sag-mah= gamiru) no se encuentra en ningún otro contexto literario, muchas otras fortalezas
comparten epítetos equivalentes. Por tanto el monte Ebih, es llamado el “cerrojo” (sag-kul = sikkru) de la tierra (de
Sumeria) en el lipshur-litanies y, presumiblemente, ya en un texto de archivo de Ur III. De forma contraria Huhunuri es
llamada el “cerrojo” de la tierra de Elam (o Anshan) por Ibbi-Sin en su novena fórmula de fechas, aunque la corrección
que esto implica (desde KA.MU) ha sido cuestionada. Pero está confirmado para Arawa (=Urua?) en el Himno Ishbi-Erra.
Una de estas ciudades, presumiblemente ya estaba referida como “la gran puerta de Elam” (iggal) en una inscripción
del cilindro de Ur-Nammu o Shulgi. Un uso comparable también se observa en Egipto, donde “la entrada (a tierras
extranjeras)” comienza a ser sustituía por “frontera” tempranamente en el Reino Antiguo y más frecuentemente en el
Reino Medio. La metáfora también se extiende a deidades de acuerdo con Jacobsen, que comprende la línea 150f. de
ELA como “Enki, Señor de plenitud, que mantiene promesas,/el sabio, (protector) guardián del país” mientras se
concede que “la lectura aceptable sugerida por Hallo ís ig [i_gá]l, ‘el inteligente’”.
IV El caso de Babilonia
Si la Teogonía de Dunnum comparte un incipit (título) con el relato bíblico de la creación, es la famosa “Épica
de creación” babilónica o “Génesis babilónica” la que comparte el título moderno con el primer libro de la Biblia
hebrea. Pero el título moderno es un equívoco. El poema, es verdad, relata la creación del mundo desde la carcasa del
monstruo Tiamat (“Mar”) des pués de que ella fue desafiada por Marduk. Pero el punto principal es la recompensa
concedida a Marduk por parte del resto de los dioses que consistía en tres partes: la aclamación de Marduk como
cabeza del panteón; la construcción de su ciudad, Babilonia, y su gran torre-templo (ziggurratu) con la ayuda de todos
los dioses y la proclamación (y elucidación) de los cincuenta nombres de Marduk. El poema puede por tanto ser mejor
titulado “La exaltación de Marduk”. Como tal, tiene extensos antecedentes en la tradición mesopotámica como así
también un importante paralelo en la exaltación del Dios de Israel en el Mar Rojo en el Libro del Éxodo.
El poema conocido por su nativo incipit como enuma elis era una parte común de la liturgia en Babilonia.
Forma un elemento importante de las ceremonias de año nuevo en Nueva Cork, y probablemente fue recitado también
en otros días del calendario litúrgico. Desde el punto de vista de la presente discusión, no vale nada que incluya una
etiología de la fundación de Babilonia y que se imponga esto por delante de la creación de la raza humana misma. Esto
le da peso al reclamo de que Babilonia sea, no solamente la primera ciudad (ver más arriba) sino también la ciudad
capital o ciudad eterna. Estos reclamos serán considerados en el balance de este artículo.
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