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cuando no la podía hacer exacta […] trataba de
aproximarla a toda costa. Como no disponía de
amperímetro, un aparato que le pudiera dar la
“cantidad de electricidad” que circulaba por los
alambres […], se utilizaba a sí mismo, de manera
subjetiva pero realizando tablas bien elaboradas.
Quiero decir que recibía descargas, o sea,
calambrazos, y anotaba con cuánta intensidad los
había sentido.
M. Lozano Leyva, De Arquímedes a Einstein, pág. 124, (2005).
Su primer trabajo, que guardó inédito, trató sobre el
arsénico. Esta circunstancia no fue inusual en él, como comenta
Asimov, [el amor de Cavendish por la ciencia era puro],pues
nunca se preocupó de si sus descubrimientos eran publicados o
no, si se estaba acreditando o no, o en general de cualquier
cosa que no fuera el hecho de satisfacer sus curiosidades.
Como resultado de esto, muchos de sus logros permanecieron
desconocidos durante años después de su muerte. No obstante,
antes de pasar a sus logros desconocidos, sería conveniente
hacer un resumen de los sí conocidos. En palabras de Asimov:
En 1766 comunicó a la Royal Society algunos de
sus primeros descubrimientos, como el trabajo que
había realizado con un gas inflamable que se
obtenía de la reacción de metal y ácido. Dicho gas,
ya había sido descubierto antes por Boyle y Hales,
pero Cavendish fue el primero que estudió sus
propiedades acreditándosele generalmente su
descubrimiento. Veinte años más tarde, Lavoisier
llamó hidrógeno a este gas.
Cavendish fue el primero que pesó un
volumen particular de distintos gases para
determinar su densidad. Encontró que el
hidrógeno, gas particularmente ligero, tenía sólo
1/14 parte de densidad del aire. Como este gas era
tan ligero y además inflamable, creyó que
había aislado el flogisto[1] que postulo Stahl.
En algún momento[2] de la década 1780-