Esto originó malestar entre los trabajadores y aunado a las presiones laborales, a
trabajar más tiempo sin obtener un pago justo, a los accidentes y a las malas
condiciones decidieron hacer paros laborales. En el año de 1978 hubo una suspensión
de labores durante 10 días y posteriormente se declaran en huelga el 18 de mayo de
1982.
Desde luego esta situación incomodó mucho a Rafael Jiménez, quien tuvo que tomar
medidas más drásticas ante la situación caótica. Con engaños, mandó traer a los
trabajadores de Guadalajara, Xalapa, Cuernavaca y Poza Rica, ofreciéndoles un
supuesto desayuno. Por otro lado, granaderos, guardaespaldas y esquiroles con
armas y varillas en mano se presentaron en las instalaciones de Planta Sur y en medio
del conflicto, un camión conducido por Rafael Rodríguez (mano derecha del patrón)
aplastó al compañero Álvaro Hernández, de 38 años de edad, rematándolo con un tiro
en la cabeza. En ese momento se inicia una balacera que duró alrededor de 3 minutos
resultando 17 trabajadores heridos y un muerto más; Jacobo García, de 35 años de
edad, quien había sido despedido un mes antes y por solidaridad con sus compañeros
y al movimiento dejó de existir dejando a tres huérfanos.
El enojo de los trabajadores se hizo evidente y en espera de una respuesta justa,
lucharon larga e intensamente. Por ejemplo la toma de las oficinas del séptimo piso de
la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, la formación del Comité de lucha de
Mujeres, Esposas y Familiares de los Trabajadores de Pascual; la obtención de la
titularidad en su Contrato Colectivo de Trabajo, quitándosela a la CMT.
En este periodo de huelga se suscitaron muchos hechos adversos para los
trabajadores. Por un lado, los abusos de las autoridades, de los granaderos, de
algunos líderes sindicales como Neyra (representante de la CTM de la Industria
Refresquera). Y, por otro lado, la negativa de ser atendidos en las clínicas del Seguro
Social, que ante la amenaza de los trabajadores de realizar un mitin por no atender a
la esposa de uno de los trabajadores, tuvieron que cumplir con labor médica.
Estos hechos pusieron de manifiesto, ante la opinión pública, las injusticias que se
cometían y los crímenes jamás castigados. En el lapso de tres años, que fue
aproximadamente la duración de la huelga, a parte de la unidad y organización de los
trabajadores y del buen manejo de la asesoría, el movimiento se mantuvo gracias al
apoyo y solidaridad de las instituciones y organizaciones civiles, del pueblo en general
y el gran apoyo del comité de madres y esposas de los trabajadores que
incondicionalmente apoyaron en solidaridad a sus respectivos familiares (esposos e
hijos).
Fue en agosto de 1984 cuando en una asamblea previa a una audiencia que se iba a
realizar con el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado, los trabajadores de
Pascual propusieron la siguiente alternativa: “Que se adjudicarán los bienes de
Refrescos Pascual, S. A. a favor de los trabajadores comprometiéndose a trabajar en
Cooperativa”.
Esta alternativa fue aceptada, convirtiéndose así en dueños de la empresa pero sin
capital para iniciar sus actividades.