DESDE JAMES BOND HASTA LA CINTA DE CELOFÁN
La fantasía de la visión de rayos X estaba y aún está presente en los medios, desde la
literatura seria hasta las tiras cómicas de Superman, desde el cine hasta la publicidad de
anteojos. En muchos casos, tiene un aspecto erótico. Muchas personas también asocian
los rayos X con la adivinación y lo oculto. En los años posteriores al descubrimiento de
Röntgen, una ola de “euforia por los rayos X” se apoderó de grandes segmentos de la
población. Los rayos X se celebraban en muchos periódicos como una panacea, con
frecuencia debido a la falta de conocimiento de los mismos periodistas. Esto atrajo la
atención de empresarios, que vieron grandes oportunidades de hacer dinero en el
entusiasmo popular por la tecnología y la curiosidad de las masas. Los fluoroscopios y
accesorios para la fotografía por rayos X se convirtieron en un éxito de ventas. El llamado
“fluoroscopio de zapatos”, que transmitía rayos X a través de los zapatos y mostraba el
contorno del pie en su interior, atrajo clientes a las zapaterías. Lo que mucha gente no
sabía era que los rayos X están en todas partes, en todo momento. Eso se debe a que
algunos rayos X cósmicos, emitidos por el sol, las estrellas, los agujeros negros y otros
objetos cósmicos, penetran en la atmósfera terrestre. Y nosotros también generamos
rayos X, por ejemplo, cuando desenrollamos cinta de celofán.
IMPORTANCIA DE LOS RAYOS X EN EL DIAGNOSTICO
Antes del 8 de Noviembre de 1895, el diagnóstico médico se realizaba por el
interrogatorio al paciente, por la palpación y por la auscultación. Fue tal la magnitud del
descubrimiento que a los pocos meses del anuncio, ya se realizaban en el mundo
exámenes radiográficos con fines médicos, y se había inventado y popularizado la
fluoroscopía.
Luego, en las siguientes décadas, fue impresionante el impulso con que se desarrolló esta
especialidad. Ya no solo era cuestión de poder ver los huesos en patología traumática u
osteoarticular, sino el poder ver, con la evolución de las sustancias de contraste, otras
estructuras internas como el tubo digestivo, el sistema urinario, los vasos sanguíneos, etc.
Este notable evento fue merecedor en 1901 del primer premio Nobel de Física, y resultó
en un cambio trascedental en el manejo de nuestros pacientes al aportar la piedra angular
de una nueva especialidad médica de desarrollo vertiginoso: la radiología, que permitía
estudiar al paciente por dentro, haciendo cada vez más preciso el diagnóstico de las
enfermedades.
El viernes 8 de noviembre de 1895, en un laboratorio de la Universidad de Wurzburg,
Alemania, su Rector Wilheilm Conrad Röentgen descubre los rayos X. Se encontraba
trabajando con un tubo de Hittorf-Crookes cuando observó, de manera casual, que al
energizarlo se producía fluorescencia en una pantalla de platicianuro de bario. Al repetir la
experiencia comprobó que interponiendo su mano entre el tubo energizado y la pantalla
podía observar opacamente sus dedos sobre esta última. A estos rayos, por desconocer
sus características, los llamó “X”.