que todavía usamos sin grandes cambios, se basa en la resolución de
triángulos comunes: si se conoce un lado y dos ángulos de un
triángulo, un simple cálculo trigonométrico permite conocer el otro
ángulo y los dos lados. Como este mundo está lleno de bosques,
ciudades, valles y montañas, la triangulación es la única manera segura
de averiguar la distancia entre dos puntos. En el terreno, se mide una
distancia x, que es el lado conocido del triángulo, y se marcan dos
ángulos. La trigonometría permite averiguar lo demás. En junio de
1792, los dos científicos partieron llevando sus reglas, teodolitos y
niveles, Delambre para Dunkerke y Méchain para Barcelona.
Enseguida empezaron los problemas, que no fueron científicos o
técnicos sino políticos: en septiembre la Convención sucedió a la
Asamblea, y la vida en Francia se puso más riesgosa y revolucionaria.
Delambre fue arrestado una y otra vez, acusado de "burgués
aristocratizante" y de espía. Para septiembre de 1793, cuando se
proclamó la Ley de Sospechosos, el Terror jacobino estaba desatado,
y Delambre suspendió su trabajo. Méchain ni tuvo chance de
empezar el suyo, porque apenas llegado a Barcelona, España le
declaró la guerra a Francia, y el científico tuvo que huir a Italia y
quedarse allí hasta julio de 1795. El trabajo de mensura quedó
inconcluso hasta 1798. Pero el gobierno no podía esperar a que se
acabaran los trabajos, y en diciembre de 1792 le ordenó a la Academia
que creara un patrón de medidas provisorio, usando las mediciones
de meridiano disponibles. El 29 de mayo de 1793, los académicos
presentaron un metro dividido en decímetros, centímetros y
milímetros, algo más largo que el que usamos ahora y definido como
0,513243 de toesa. Para los pesos, se propuso el "grave", definido
corno el peso de un centimetro cúbico de agua destilada.
El l0 de octubre de 1793, la Convención sancionó el nuevo sistema,
que nunca entró en vigor realmente porque el Terror revolucionario
había paralizado la actividad científica, cerrando las academias. Lo
único que funcionaba plenamente en Francia eran las guillotinas,
adonde fue a parar Lavoisier, el más ilustre científico de la época.
Recién en 1795 se retomó el trabajo, y en abril se dictó una ley
interina que ordenaba al metro como medida de longitud, al ara como
medida de superficie, al estero y al litro como medidas de volumen, al
gramo para las masas y al franco para las monedas. Lo más
importante fue que la ley prohibió que se siguieran fabricando
4