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Fui llamado en silencio,
como brisa que roza el alma,
y al inicio, temblando,
quise huir de la mirada.
Soy oveja que se aparta,
que tropieza en el sendero,
y en la voz del Buen Pastor
hallé un amor verdadero.
Entre montes me buscaba,
con sus huellas en la arena,
su cayado me sostuvo,
su ternura quitó mis penas.
Ahora escucho en mi pecho
la pregunta que no cesa:
“¿Me amas? Ven y sígueme,
haz de tu vida una ofrenda.”
Seminarista camino,
pero aún oveja errante,
que en las manos del Maestro
se sabe amado, constante.
Y si me pierdo de nuevo,
sé que su voz me reclama,
pues Jesús, Pastor eterno,
no abandona lo que ama. Amén
PRESENTACIÓN PERSONAL.
TODOS:
Canto a la palabra. Lucas 15, 1-7.
El seminarista oveja en el camino.
Ser seminarista es caminar tras las huellas del Buen Pastor, respondiendo
con valentía al llamado de Cristo que invita a seguirlo de cerca. Es un
sendero hermoso, pero también exigente, donde el corazón aprende a ser
dócil, la mente se abre a la verdad, y la vida entera se entrega en
preparación al servicio del pueblo de Dios.
Sin embargo, también el seminarista es humano, frágil y vulnerable, como
oveja que a veces se distrae, se cansa o se hiere en el camino.
Pero aun cuando una oveja se extravía, el Buen Pastor no deja de buscarla.
Cristo no abandona a aquel que, habiendo iniciado el camino de la
vocación, tropieza o se confunde; al contrario, sale a su encuentro con
ternura, lo carga sobre sus hombros y le recuerda que fue amado y
escogido desde la eternidad. Más allá de las caídas y los extravíos, lo
esencial es dejarse encontrar por Jesús, confiar en su perdón y aunque
pueda perderse en algún momento, si mantiene el corazón abierto,
siempre podrá volver, porque el Señor nunca se cansa de buscarlo.
Canto
Responsorio
V. Jesús Buen Pastor, cuando el seminarista se extravía en el pecado,
R. Tú sales a buscarlo con tu misericordia.
V. Aunque caiga y se aleje de tu voz,
R. Tú lo cargas sobre tus hombros y lo devuelves al rebaño.
V. No permitas que el cansancio o la tentación lo aparten de tu llamada,
R. Haz que vuelva siempre a Ti, Pastor fiel y compasivo.
canto.
preces
Señor Jesús, Buen Pastor, Tú que llamaste a cada uno de nosotros a seguirte
en el camino de la vocación, mira con amor nuestra fragilidad y nuestra
esperanza, Tú conoces nuestras luchas, nuestros miedos y también
nuestros anhelos de servirte con fidelidad, hoy nos presentamos ante Ti,
reconociendo que sin tu gracia podemos perdernos.
Escucha, Señor, nuestras súplicas de hijos que desean permanecer en tu
rebaño, y acompáñanos con tu ternura de Pastor que guía, sostiene y salva,
por eso digamos: Jesús, ven y búscanos.
Señor Jesús, Buen Pastor, cuando nos alejamos de tu voz, ven a nuestro
encuentro y llévanos de regreso a tu camino.
Cuando el peso del pecado nos hace caer y sentimos que ya no
podemos levantarnos, extiende tu mano y restáuranos en tu gracia.
Cuando el desánimo, la soledad o las dudas oscurecen nuestra
vocación, ilumínanos con la certeza de tu amor fiel.
Cuando nos sentimos tentados a abandonar tu llamado, recuérdanos
que Tú nunca te cansas de esperarnos.
Cuando nos perdemos en nuestras fragilidades humanas, haznos
experimentar tu ternura que sana y fortalece.
Señor, si alguno de nuestros hermanos seminaristas se extravía,
concédenos un corazón fraterno que lo acompañe y lo anime a volver a
Ti.