El uso de la simbología andina y la respectiva indumentaria del Mallku Awki y Mallku Tayka
es imprescindible en la resolución de conflictos, reuniones, asambleas y en los diferentes
actos que se lleva durante la gestión.
Todas las autoridades originarias de Jesús de Machaca por reglamento interno deben de
portar su respectiva indumentaria de autoridad durante todos los acontecimientos que se
realizan en el año de su cargo; la cual es tan significativa de otros municipios y con una
trayectoria ancestral y milenaria, porque en cada prenda se expresa la historia del pueblo
aymara que estuvo en lucha constante contra las injusticias que se las cometían en contra
de nuestros antepasados en los tiempos de la Colonia y República.
3.8. La violencia contra la mujer.
Es cualquier acción o conducta, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de
género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para
la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de
libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”. Organización
Panamericana de la Salud (2021, pág. 1).
Según Ibid (pág. 7). Menciona que “la violencia de pareja se refiere al comportamiento de
la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física,
la coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control”.
Por lo tanto, se menciona que Bolivia conceptualiza la violencia y la violencia contra la mujer
en el marco de su normativa, es decir, la Ley Nº 348: Integral para garantizar a las mujeres
una vida libre de violencia:
El Estado Plurinacional de Bolivia. (2013: pág. 10). Define a la violencia como “cualquier
acción u omisión, abierta o encubierta, que cause la muerte, sufrimiento o daño físico,
sexual o psicológico a una mujer u otra persona, le genere perjuicio en su patrimonio, en su
economía, en su fuente laboral o en otro ámbito cualquiera, por el sólo hecho de ser mujer”.
Por lo tanto, la mayoría de los actos de violencia contra una mujer se viven en el espacio
de la crisis privada y en la intimidad familiar. El problema de esto es que las víctimas se
sienten solas, aisladas y sin posibilidad de buscar ayuda ante la vergüenza que se asocia
con la sexualidad y la victimización en la cultura.