Respecto a la composición de los alimentos, el proyecto aprobado faculta al Ministerio de Salud
para reglamentar el rotulado de alimentos como “alto en calorías”, “alto en sodio” o con otra
denominación equivalente, según sea el caso, a aquellos casos que, por unidad de peso o
volumen, o por porción de consumo, presenten en su composición nutricional elevados
contenidos de calorías, grasas, azúcares, sal u otros ingredientes.
Restricciones a la venta de comida chatarra
Sin duda que esta nueva ley plantea una medida extrema en cuanto a la comida chatarra, ya
que ésta no se podrá expender, comercializar, promocionar y publicitar dentro de
establecimientos de educación parvularia, básica y media. También se prohíbe su ofrecimiento
o entrega gratuita a menores de 14 años de edad, así como la publicidad dirigida a ellos.
INTA apoya implementación de la nueva Ley
A solicitud del Ministerio de Salud, durante el año 2011 el Instituto de Nutrición y Tecnología de
los Alimentos de la Universidad de Chile, INTA, elaboró una propuesta de criterios y
recomendaciones de límites de nutrientes críticos con la finalidad de apoyar la implementación
de la Ley de Composición de Alimentos y su Publicidad.
El estudio se basó en las recomendaciones internacionales de los organismos de las Naciones
Unidas, tales como FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura) y OMS (Organización Mundial de la Salud) y en las propuestas y experiencias
verificadas en otros países, de acuerdo a la estrategia mundial para la prevención de
enfermedades crónicas relacionadas con la dieta y la falta de actividad física.
La médico cirujano, gastroenterólogo infantil y PhD. de la Universidad de Sydney, Australia,
profesora Magdalena Araya, Directora del INTA, quien ha mantenido estrecha relación con el
Ministerio de Salud, efectúa un análisis respecto a los alcances de las nuevas medidas que
afectarán a la forma cómo se elaboran los productos.
¿En qué consistió el estudio que el INTA preparó para el Ministerio de Salud?
Lo que nos pidió el Ministro Mañalich fue que necesitaba saber, desde una entidad que fuera
irreprochable desde el punto de vista técnico, qué mejoras se podían aplicar al etiquetado de
los productos. Realizamos un trabajo exhaustivo, con diez personas trabajando cerca de seis
meses, donde se analizó todo lo que se había dicho en el mundo, por parte de las distintas
organizaciones, de expertos, o por organismos internacionales como la OMS o la FAO, que
han ido sacando informes con una opinión técnica respecto a lo que se debería hacer.
Lo que hicimos, fue desarrollar un modelo que, basados en todo lo que se ha dicho, lo que se
ha escrito y las experiencias realizadas, aplicación de normativas, en Chile o en el extranjero,
buenas y malas, entregara rangos para los nutrientes críticos”.
¿Cuál fue el resultado del Informe Técnico?
Lo que generamos fue un modelo, una tabla donde ubicamos y ordenamos los límites de las
medidas tomadas en los casos estudiados en tres rangos: las que eran más duras, que
seguramente nadie podría implementar; las medias, que generalmente son las más razonables;
y las más débiles, que tienen poco o nada de efectos. De cada una se analizaron sus
consecuencias.
Explica la Directora del INTA, que “se desarrolló un modelo que permitió evaluar distintas
propuestas de límites para cada nutriente crítico, contemplando un límite general, aplicable a
todas las categorías de alimentos. En los casos en que no corresponde aplicar el límite
general, se evaluaron límites específicos por categoría de alimento, tomándose en
consideración las peculiaridades de cada una”.
Agrega que el estudio llevó a plantear una serie de casos que contemplaron diversos valores
de límite “alto en”. “Se evaluó el impacto de cada escenario en un conjunto de alimentos cuya