INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA DINÁMICA FAMILIAR Presentado por: Ps. Maribel Patiño Lindado
Introducción ¡ Buenas tardes a todos ! Es un honor estar hoy aquí para hablar de un tema que nos toca en lo más profundo de nuestro ser: la familia . Si pensamos en la vida diaria de nuestra familia , seguramente nos vienen a la cabeza recuerdos de situaciones muy diversas . Por un lado , atesoramos encuentros entrañables con nuestros seres queridos , momentos donde los vínculos afectivos nos dan confianza y sentimientos especiales . Por otro lado , enfrentamos momentos de dificultad donde la convivencia , el entendimiento y el manejo de las emociones se convierten en un verdadero reto
Nos hacemos preguntas cruciales: ¿Cómo manejar nuestras propias emociones en la relación con nuestros hijos en sus distintas edades? ¿Cómo ser sensibles a sus emociones y acompañarlos en su desarrollo? ¿Cómo crear un ambiente familiar que promueva la comunicación de los sentimientos?
La Inteligencia Emocional no es una varita mágica, sino una herramienta que, con voluntad y práctica, puede transformar nuestra dinámica familiar y ayudarnos a responder estas preguntas. Hoy exploraremos cómo cultivar esta inteligencia para construir familias más conscientes, conectadas y, en definitiva, más felices. Aforismo: La familia no es solo el refugio del corazón, sino la primera escuela de las emociones. Lo que en ella se aprende, en el mundo se vive.
I. Objetivos de la Conferencia Ofrecer a los padres y madres herramientas prácticas y reflexiones basadas en la inteligencia emocional para gestionar eficazmente el mundo afectivo propio y el de sus hijos , fomentando así un clima de bienestar , comunicación y felicidad en el hogar .
2. El Punto de Partida : La Inteligencia Emocional en los Padres Todo empieza con nosotros, los padres. Hay una frase poderosa que resume esta idea: "Si tú manejas mejor tus sentimientos; tus hijos también lo harán". No podemos dar lo que no tenemos. Si queremos hijos emocionalmente sanos, primero debemos mirar hacia nuestro interior. El autor : Daniel Goleman, pionero en este campo, define la inteligencia emocional como la capacidad de una persona para manejar una serie de habilidades y actitudes clave. Su tesis fundamental es que no es tanto el cociente intelectual (CI), sino el manejo de estas habilidades, lo que determina el éxito y la felicidad en la vida. Proverbios 16:32 (TLA) "Vale más ser paciente que valiente; vale más dominarse uno mismo que dominar a los demás." Goleman organiza estas habilidades en dos grandes competencias:
Conciencia de uno mismo: La capacidad de reconocer nuestras propias emociones y cómo nos afectan, conocer nuestras fortalezas y debilidades. Autorregulación: La habilidad de controlar nuestros impulsos, manejar la ansiedad y adaptarnos a los cambios. Motivación: Las tendencias emocionales que nos guían hacia nuestros objetivos, como el optimismo y el compromiso. Aforismo: Para iluminar el camino de tus hijos, primero debes encender tu propia luz interior. Un padre consciente es el mejor faro en la noche. 2.1. Competencia Personal (Cómo nos relacionamos con nosotros mismos):
2.2.1. Competencia Social (Cómo nos relacionamos con los demás): Empatía: La conciencia de los sentimientos y necesidades de los demás, la capacidad de ponernos en su lugar. Habilidades sociales: La capacidad para influir positivamente en otros, comunicarnos de forma clara, resolver conflictos y colaborar. 2.2. La Competencia Social y el Autoconocimiento
2.2.2. El Autoconocimiento. Conocer nuestras debilidades y fortalezas nos hace dueños de nuestros impulsos, especialmente en esos momentos de tensión que vivimos al educar. Muchas veces, experiencias de nuestra propia infancia se hacen presentes y reaccionamos de formas que no deseamos, repitiendo patrones que detestábamos. Tomar conciencia de esto es clave. Aforismo: En el eco de nuestra voz resuena la infancia que tuvimos; conocerla es la única forma de no condenar a nuestros hijos a repetirla.
3. Una Herramienta para el Autoconocimiento: La Ventana de Johari Para profundizar en nuestro autoconocimiento, los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham crearon un modelo muy útil conocido como la "Ventana de Johari". Este modelo nos ayuda a entender qué partes de nosotros conocemos y cuáles no, y cómo nos ven los demás. La ventana se divide en cuatro áreas: Á rea Abierta: Claridad y conexión . Aquello que yo conozco de mí y que los demás también conocen. Es la zona de la comunicación libre y la sinceridad. El objetivo es hacerla cada vez más grande
2. Área Ciega: El Reflejo que no Vemos. Aquello que los demás ven en mí, pero que yo no soy capaz de ver. Pueden ser costumbres o modos de reaccionar de los que no somos conscientes. Aquí es vital la retroalimentación (el feed-back) de las personas de confianza.
3. Área Oculta: El Mundo Interior Privado. Aquello que yo sé de mí, pero que oculto a los demás por miedo a ser juzgado o rechazado. Aquí guardamos nuestros "secretos". Como dice el autor John Powell, a veces tenemos miedo de decir quiénes somos porque "puede que no te guste cómo soy y resulta que... esto es todo lo que tengo". 4. Área Desconocida: El Potencial Latente. Aquello que ni yo ni los demás conocemos de mí. Aquí residen potencialidades latentes, motivaciones inexploradas y recursos por descubrir.
La premisa central de la Ventana de Johari es que nuestro crecimiento personal y profesional se impulsa al sincronizar la percepción que tenemos de nosotros mismos con la que los demás nos devuelven. El objetivo es, por tanto, expandir de forma consciente nuestra Área Abierta. Este crecimiento se logra mediante un doble ejercicio continuo: por un lado, la auto-revelación (ser más transparentes) y, por otro, la aceptación de la retroalimentación (entender cómo nos ven). Al hacerlo, no solo se fomenta una comunicación más auténtica y se fortalece la confianza, sino que se conquista una mayor libertad en nuestras relaciones, permitiéndonos actuar desde la genuinidad y no desde el miedo o la apariencia Efesios 4:25 (TLA) "Por eso, dejen de mentir. Todos debemos decir la verdad a nuestro prójimo, porque todos somos miembros de la misma familia." Aforismo: Lo que no ves en ti, el espejo de los demás te lo revela; la sabiduría no está en esconderse, sino en atreverse a mirar.
Un paso fundamental en la inteligencia emocional es aprender a identificar y nombrar lo que sentimos. Con frecuencia, nos limitamos a decir "estoy bien", "estoy mal" o "estoy regular". Pero detrás de un "estoy mal" puede haber tristeza, rabia, preocupación, envidia, desolación o celos. La inteligencia emocional nos invita a usar un vocabulario rico para describir nuestro mundo interior. Cuanto más precisos seamos al nombrar un sentimiento, mejor lo comprenderemos y más capaces seremos de gestionarlo. 4. Poniendo Nombre a los Sentimientos
Pensemos en tres emociones básicas y su función: Tristeza: Surge ante una pérdida y nos permite identificar qué es importante para nosotros. Nos ayuda a ser más reflexivos y a conectar con nuestra humanidad. Ansiedad y Miedo: Nos alertan de una amenaza y agudizan nuestros sentidos para enfrentar un peligro. Son mecanismos de supervivencia, aunque a veces puedan paralizarnos. Rabia: Es un sentimiento poderoso que surge cuando sentimos que algo es injusto o nos hiere. Reconocerla es el primer paso para poder canalizar su energía de forma constructiva en lugar de destructiva. Aforismo: Nombrar un sentimiento es el primer paso para dominarlo. Lo que no tiene nombre, nos gobierna desde la sombra.
Solemos creer que nuestros sentimientos son una reacción automática a lo que ocurre. Por ejemplo: "Mi hijo me contesta mal (situación) y yo me enfado (sentimiento)". Pero esto no es del todo cierto. Entre la situación y el sentimiento, hay un paso intermedio crucial: el pensamiento o la interpretación que hacemos de lo que ocurre. 5. La Clave de la Gestión Emocional: Pensar Bien para Sentir Mejor
El esquema real es: SITUACIÓN ➔ PENSAMIENTO ➔ SENTIMIENTO ➔ CONDUCTA. No es la mala contestación de mi hijo lo que me enfada, sino lo que pienso sobre ella: "Me está faltando al respeto", "No valora nada de lo que hago por él", "Es un irresponsable". Es esa interpretación la que genera el sentimiento de enfado. Esto es una gran noticia, porque significa que tenemos poder sobre nuestras emociones. No podemos cambiar la situación, pero sí podemos trabajar sobre nuestros pensamientos. Antes de reaccionar, podemos hacer una pausa y preguntarnos: ¿Es completamente cierto lo que estoy pensando? ¿Estoy generalizando con "siempre" o "nunca"? ¿Esta interpretación me ayuda a resolver el problema o lo empeora?
Al modificar un pensamiento irracional por uno más ajustado a la realidad ("Quizás ha tenido un mal día y no es algo personal contra mí"), el sentimiento cambia, se vuelve menos intenso y nuestra conducta puede ser más constructiva y alineada con nuestros valores como padres. Proverbios 4:23 (TLA) "Sobre todas las cosas cuida tu mente, porque ella es la fuente de la vida." Aforismo: No es la situación lo que nos perturba, sino la historia que nos contamos sobre ella. Cambia tu relato y transformarás tu sentir.
Si el autoconocimiento es el pilar, la empatía es el puente. La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de ver el mundo desde su perspectiva, como si camináramos con sus zapatos. Una persona empática sabe escuchar, sabe leer los gestos y sabe combinar el arte de hablar con el de callar. En la familia, la empatía de los padres es el punto de partida para una comunicación real. Nos permite obtener información sobre lo que nuestro hijo piensa y siente, abriendo el camino para conectar de verdad. Es crucial entender algo: empatizar no significa estar de acuerdo . Puedo comprender perfectamente por qué mi hijo adolescente se siente frustrado, aunque no esté de acuerdo con su forma de actuar. Como dice la guía: "puedo contradecirte sólo cuando te he comprendido". 6. La Empatía: El Puente que nos Conecta con Nuestros Hijos
Filipenses 2:3-4 (TLA) "No hagan nada por orgullo o solo por pelear. Al contrario, sean humildes y denles a los demás la preferencia. No se preocupen solo por ustedes. Preocúpense también por los demás. Esta idea se alinea con las investigaciones del psicoanalista John Bowlby, quien describió que el apego sano a los padres es un ingrediente clave para el bienestar infantil. Los padres que son sensibles a las necesidades de sus hijos contribuyen a crear una base segura sobre la que ellos podrán apoyarse cuando se sientan mal. Aforismo: La empatía es el hilo invisible que teje los corazones. Antes de corregir, conecta; antes de juzgar, comprende.
Cuando un hijo se siente comprendido por sus padres, los efectos son transformadores: Mejora su capacidad de autoconocimiento y auto-comprensión. Se siente más responsable de sus actos. Aumenta su autoconfianza y su sentimiento de pertenencia a la familia. Promueve en él la empatía hacia los demás, que es la base de la solidaridad. ¿Y cómo cultivamos la empatía? La herramienta fundamental es la escucha activa. Como decía el filósofo Zenón de Elea, "nos han sido dadas dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos". La Biblia nos da una de las mejores definiciones de escucha activa: Santiago 1:19 (TLA) "Mis queridos hermanos, pongan mucha atención a esto que les digo: todos deben estar siempre dispuestos a escuchar a los demás, pero no deben apresurarse a hablar ni a enojarse." 7. Los Efectos de la Empatía y el Arte de la Escucha Activa
Escuchar activamente no es solo estar en silencio. Es acallar nuestro monólogo interior, nuestros juicios, nuestros consejos rápidos y nuestros sermones. Es vaciarnos para hacerle espacio al otro. Para lograrlo, debemos evitar las barreras de la comunicación: El juicio y la moralización: "Deberías...", "Lo que tienes que hacer es...". La ridiculización y la ironía : "¡Mira qué mayor se cree!". La etiquetación : "Eres un vago", "Eres una desordenada". El negativismo: "Así no vas a conseguir nada". Efesios 4:29 (TLA) "No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer espiritualmente. Así, los que los escuchen se verán beneficiados." Aforismo: Escuchar no es esperar el turno para hablar, es ofrecer el sagrado espacio de tu atención para que el otro pueda encontrarse a sí mismo.
8. Escuchando Más Allá de las Palabras Escuchar los datos: Escuchar los significados: Atender a los hechos objetivos que nos cuentan. Ejemplo: "Hoy saqué un 5 en el examen de geometría". Entender el valor subjetivo que la persona le da a esos hechos. ¿Qué significa ese 5 para mi hijo? ¿Un alivio por haber aprobado o una decepción por no haber sacado más nota?. Escuchar los sentimientos: Captar la emoción que subyace a la historia, lo que la persona siente (orgullo, frustración La verdadera empatía ocurre cuando llegamos a los niveles 2 y 3. Solo entonces podemos comprender realmente al otro. La escucha auténtica tiene tres niveles de profundidad:
9. Cómo Educar a los Hijos con Inteligencia Emocional Acostúmbrate a hablar de emociones: Normaliza las conversaciones sobre sentimientos en casa. No solo preguntes "¿Qué hiciste en el colegio?", sino también "¿Y cómo te sentiste con eso?". Enseña a identificar emociones y ponerles nombre: Ayuda a tus hijos a enriquecer su vocabulario emocional. En lugar de "estoy plof", ayúdale a explorar si lo que siente es decepción, cansancio o tristeza. Evita juzgar las emociones: Los sentimientos no son buenos ni malos; son información. Sentir envidia o rabia no convierte a tu hijo en una mala persona. La clave es enseñarle a gestionar esa emoción y elegir una conducta responsable. Educar con inteligencia emocional no es seguir un manual, sino integrar una serie de actitudes en el día a día. Aquí algunas claves: Aforismo: La educación emocional no consiste en evitar que tus hijos sientan, sino en darles las herramientas para que sus sentimientos no los gobiernen.
10. Juegos y Estrategias para Aprender en Familia La Constitución Familiar: El Diario Familiar: Redacten juntos un documento que recoja los valores y normas de la familia. "En esta casa nos hablamos con respeto", "Los domingos comemos juntos". Que sea aprobado por todos y visible, para poder acudir a él en momentos de conflicto. Un cuaderno o una pizarra en un lugar común donde cada miembro pueda escribir o dibujar cómo se siente, qué le preocupa o qué quiere compartir. Los demás pueden leerlo y contestar, creando un canal de comunicación constante. Juego de Cartas de Emociones: Creen cartas con diferentes caras que representen emociones (alegría, tristeza, enfado, sorpresa, etc.). Cada día, cada miembro puede elegir la carta que mejor representa su estado y explicar por qué. Estas actividades convierten el aprendizaje emocional en un hábito compartido y fortalecen los lazos familiares
El verdadero valor de la inteligencia emocional se demuestra cuando surgen los conflictos. La tendencia natural es ver el conflicto como algo negativo, asociado a la lucha y el malestar. Sin embargo, la guía nos propone un cambio de perspectiva: "Reconocer que el conflicto es normal y potencialmente beneficioso, puede ser la clave inicial para abordarlo de manera eficaz". 11. La Inteligencia Emocional en Situaciones Difíciles
Los conflictos son una oportunidad de crecimiento. ¿Cómo abordarlos? Reconocer su existencia y no evitarlos: No somos una peor familia por tener problemas. Ignorar un conflicto no lo hace desaparecer; al contrario, suele empeorarlo. Escuchar la opinión de todos: Antes de buscar soluciones, hay que asegurarse de que todos los implicados han podido expresar su punto de vista y sus sentimientos, en un clima de escucha y sin juicios. Buscar soluciones compartidas : Utilizar técnicas como la "lluvia de ideas" (brainstorming) para que todos aporten posibles soluciones. Analizar juntos los pros y los contras hasta llegar a un consenso, de modo que todos se sientan comprometidos con la decisión final.
Una respuesta amable puede desactivar un conflicto antes de que escale, como nos enseña la sabiduría bíblica: Proverbios 15:1 (TLA) "La respuesta amable calma el enojo; la respuesta grosera lo enciende más." Y cuando hay ofensas, la disposición a perdonar es lo que mantiene unida a la familia. Colosenses 3:13 (TLA) "Sean tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra otro, perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes." Aforismo: El conflicto no es el fin del camino, sino una bifurcación que nos obliga a encontrar una nueva ruta juntos. Una familia sabia no evita el conflicto, lo transforma en conexión.
12. La Inteligencia Emocional como Factor Protector Frente a las adicciones: Una persona con buen manejo emocional no necesita recurrir a sustancias para evadir sentimientos incómodos. El autoconocimiento y la autoestima que se cultivan en una familia emocionalmente inteligente son el mejor antídoto contra la presión de grupo. Frente al acoso escolar (bullying): La empatía es la base del respeto al otro. Un niño que ha desarrollado empatía es mucho menos propenso a convertirse en agresor. A su vez, un niño con una autoestima sólida y buenas habilidades sociales es menos vulnerable a convertirse en víctima. Las habilidades que hemos visto son un factor de protección fundamental frente a los grandes desafíos de la adolescencia y la juventud, como los problemas de adicciones, el acoso escolar o las dificultades en las relaciones afectivas. La familia es el campo de entrenamiento donde se forjan estas capacidades que les servirán a nuestros hijos para toda la vida.
Conclusión Hemos recorrido un camino que nos ha llevado desde nuestro propio interior hacia el corazón de nuestros hijos. Hemos visto que la inteligencia emocional en la familia no es un destino, sino un viaje que comienza con nuestra propia voluntad de ser padres más conscientes.
La clave reside en recordar estos principios: Todo empieza en nosotros: nuestro autoconocimiento y autorregulación son el cimiento de todo. Poner nombre a los sentimientos nos da poder sobre ellos. Nuestros pensamientos crean nuestras emociones. Si aprendemos a gestionarlos, cambiaremos nuestra vida familiar. La empatía es el puente dorado que nos conecta con el alma de nuestros hijos. Escuchar es el acto de amor más grande. Los conflictos no son amenazas, sino oportunidades para crecer juntos.