Jueces Capítulo 1, El ciclo de los jueces.pptx

IsmaelDzulChuc 2 views 27 slides Sep 10, 2025
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Notas del libro de los jueces para la iglesia de hoy


Slide Content

u e c e s Capítulo 1

Los hechos que se narran en Jueces cubren unos trescientos cincuenta años : Desde la muerte de Josué (1385 a.C.) hasta la muerte de Sansón (1055 a.C.), e incluso hasta que Elí y Samuel juzgaron antes del establecimiento de la monarquía . Y el manuscrito se escribió, ya sea bajo el reinado de Saúl, o en los primeros tiempos del reinado de David , a finales del siglo X a.C , entre los años 1050 y 1000 a.C Fecha

Bosquejo del libro (1) Una Introducción general: que presenta las condiciones dadas después de la muerte de Josué, Jueces 1:1—2:10; a la que llamaremos I. Apatía (1–2) (2) La Parte principal : que hace un esbozo del ciclo de los jueces, Jueces 2:11—16:3; a la que llamaremos II. Apostasía (3–16) (3) Un Apéndice doble : que describe la vida en Israel en la época de los jueces, caps. 17—21; a la que llamaremos III . Anarquía (17–21)

El ciclo de los jueces A postasía, C astigo / Opresión, A rrepentimiento / C lamor. L iberación .

Durante la vida de Josué la tierra Canaán fue conquistada, sometida, ocupada y dividida entre las tribus israelitas. No obstante, quedaron bolsas de resistencia considerables, es decir, había mucho territorio todavía por conquistar. Se esperaba de las tribus que ocuparan los territorios que les habían sido asignados.

Pero vemos que muy pronto después de la muerte de Josué y de sus coetáneos Israel cae en declive: espiritualmente, se unen con los paganos de sus alrededores, y mezclan sus ritos idólatras con el servicio a Jehová; y a nivel nacional , desatienden la guerra con los cananeos, y las tribus prestan atención en cada gran momento sólo a sus intereses privados y sus celos, prescindiendo del bien común (5:15–17, 23; 8:1–9).

En lugar de mostrar fervor espiritual, Israel se hundió en la apatía ; en lugar de obedecer al Señor, la gente se movió hacia la apostasía ; y en lugar de que la nación disfrutara de la ley y el orden, la tierra estaba llena de anarquía .

Entonces, cuando murió Josué, el pueblo entendió que era su responsabilidad exterminar a los enemigos que aún quedaban en la tierra. Por eso los ancianos del pueblo se reunieron y preguntaron al Señor cuál tribu debía iniciar la batalla y dar ejemplo a los demás . ¿Quién de nosotros subirá?, Jueces 1:1

No sabemos que método usaron para consultar al Señor , quizá por el Urim y Tumim . En respuesta, el Señor designó a Judá , coincidiendo con la antigua profecía ( Gn . 49:8). No debe sorprendernos que el Señor haya indicado a Judá para proveer el liderazgo al pueblo. Judá era la tribu real , la tribu de la cual nacería el Cristo algún día.

A partir de entonces el capítulo 1 sigue la pista de los éxitos (y otras circunstancias) de nueve de las Tribus de Israel. Gran parte del enfoque cae en los de la tribu de Judá como los primeros designados en completar la conquista de su territorio asignado (v 2). Y como dato importante el capítulo 1 empieza con la obediencia de Judá y acaba con la caída en desgracia de Dan . Y la historia de los doce jueces, en sus rasgos empieza con Otoniel, el judaíta , y termina con Sansón, el danita .

Entonces, Judá pidió la cooperación de su hermano Simeón, cuya heredad se tomó de la porción de los hijos de Judá, por lo tanto, nada más propio y natural que la tribu al mando invitara a sus hermanos a unirse a la empresa asignada. Simeón fue virtualmente incorporado a la tribu de Judá.

El Señor dijo acerca de Judá: v.2 … yo he entregado la tierra en sus manos . Con estas palabras el Señor estaba afirmando su propósito como un hecho ya cumplido y también afirmaba la seguridad del triunfo como una inducción a la actividad. Y por haber subido como se les indicó, “cuando Judá atacó, el Señor entregó en sus manos a los cananeos y a los ferezeos ” (v 4).

Derrotaron completamente a los habitantes la región de Bezec y capturaron, humillaron e incapacitaron a Adoní Bézec uno de sus reyes al cortarle los pulgares y dedos gordos de los pies. Adoní Bézec cuyo nombre significa el señor de Bezec reconoció la justicia de Dios sobre él en este hecho, porque así lo había hecho a setenta reyes cananeos. v. 7.

Sin embargo, al haber ganado esta victoria, Judá sigue luchando, avanzando y tomando su herencia (Jue 1:8-11, 17-18). Combatieron a Jerusalén y la tomaron temporalmente, ya que Jerusalén fue tomada totalmente por Israel hasta la época de David (cp. 1:21; 2 S 5:6-9). Desde Jerusalén las tribus continuaron su avance victorioso a «los montes» o región montañosa de Judá, luego al Neguev , o país del sur, y finalmente los llanos , tierras bajas, o la Sefela , es decir, las colinas bajas que caen entre los llanos costeros y la cordillera de Judea.

La tribu de Judá cooperó con la de Simeón en la destrucción de Sefat a la que ellos le denominaron Horma que significa “asolada o destrucción total”. También tomaron a Gaza, Ascalón y Ecrón , principales ciudades filisteas al sur de Jope.

Entre el registro de estas victorias, el narrador se enfoca en una familia espiritualmente valiente en Israel: la familia del fiel Caleb . Aquí, en miniatura, es cómo todo Israel debería ser. Caleb ofrece su hija al hombre que “derrote a Quiriat Séfer y la conquiste” (v 12). Lo que él quiere para su hija Acsa es la vida que él ha escogido para sí mismo: una de fidelidad al pacto, de obediencia osada en respuesta a las promesas de Dios. “Y fue Otoniel hijo de Cenaz , hermano menor de Caleb, quien la conquistó” (v 13).

La petición de Acsa a su padre v. 14-15, expone su deseo de tomar, asentarse y disfrutar las bendiciones de la tierra prometida. Es así que Caleb, Otoniel y Acsa nos muestran el discipulado fiel, entusiasta e incondicional aunque no perfecto, pues observamos una tarea bien hecha, una promesa cumplida, un don otorgado, y un matrimonio consumado.

Y juntamente con los ceneos (1:16), parientes lejanos de Israel que no obstante “acompañaron a la tribu de Judá… hasta el desierto de Judá”– representan una amonestación al resto del pueblo a mostrar una fe real y radical en Dios y su pacto.

Si el capítulo 1 terminara con el versículo 18, sería casi completamente alentador y sería una buena señal para el resto de Jueces. Pero el v. 19 nos sacude. “El Señor estaba con los hombres de Judá. Estos tomaron posesión de la región montañosa, pero no pudieron expulsar a los que vivían en las llanuras, porque esa gente contaba con carros de hierro ”.

Judá no confía en el poder de Dios, así que mide su propia fuerza contra la de sus enemigos y fracasa en expulsar de la tierra a los moradores de las llanuras que poseían carros de hierro, estos carros herrados utilizados por los habitantes del valle constituyeron un obstáculo insuperable para la conquista. Simeón y Judá obedecieron a medias al Señor.

Hermanos, cuando confiamos en nosotros mismos y basamos nuestro caminar con Dios en nuestros propios cálculos en vez de simplemente obedecer a Dios, nos encontramos tomando decisiones equivocadas como las de Judá Miren, Otoniel atacó una ciudad con el poder de Dios; la tribu de Judá concluyó que no podía atacar con su propio poder.

Entonces el celo de Israel no continuó por mucho tiempo, después de las campañas de Judá y Simeón viene un registro de fracaso y despreocupación, el contagio de la obediencia a medias, de confiar a medias en las promesas de Dios, se extiende, se propaga, se contagia.

Así los de la tribu de Benjamín fracasaron en que “no lograron expulsar a los jebuseos” (v 21). La casa de José hace pactos con un cananeo en lugar de confiar en las promesas del pacto de Dios (v 22-26). Manasés fracasa en expulsar a varios habitantes y después, cuando son lo suficientemente fuertes, decide explotarlos con trabajos forzados (v 27-28). La razón implícita es que tenía más sentido económico y requería menos esfuerzo esclavizarlos que expulsarlos. La conveniencia muchas veces triunfa sobre la obediencia.

Los de Efraín permiten que los cananeos vivan entre ellos (v 29). Zabulón opta por someterlos a trabajos forzados (v 30). Al pueblo de Aser le fue todavía peor: en vez de permitir que los cananeos vivieran entre ellos, ellos vivieron entre los cananeos (v 31-32), como lo hace Neftalí (v 33). Por último, a la tribu de Dan los amorreos la “hicieron retroceder… hasta la región montañosa” (v 34), es decir, consiguieron sacar casi toda la tribu de Dan de su posesión, al grado de que los danitas tuvieron que buscar dónde habitar más al norte (Jue. 18).

El versículo 36 del capítulo 1, el último versículo dice: 36Y el límite del amorreo fue desde la subida de Acrabim , desde Sela hacia arriba. Notamos que el énfasis de este versículo no son las fronteras de la herencia asignada a Israel, sino la frontera de los amorreos, las áreas donde ellos “estaban decididos a permanecer” (v 35).

No hay ningún alarde de mayores recursos o números militares de parte de Israel, sino una mayor fuerza de voluntad y una osadía superior en tenacidad de parte de los cananeos. El pueblo de Dios se ha vuelto menos valiente que los pueblos que no conocen a Dios. Israel obedeció a medias.

Israel no ha confiado ni obedecido por completo a Dios. Los israelitas ahora viven junto a los cananeos, entre los cananeos, con los cananeos que adoran ídolos. Como minas enterradas, estos ídolos permanecen en un estado latente en Jueces 1, listos para explotar en las vidas espirituales del pueblo de Dios.
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