3 de ellos: “elegidos al azar”
La directora describe a la docente como “rígida, dedicada, receptiva, colaboradora
con la institución, estructurada, aislada (no se integra con el resto de maestros).
Cotidianidad del salón:
1. Los constructos de la maestra: utilizo para identificarlos, GRILLA DE
REPERTORIO. (conversador/callado, bueno/malo, prolijo/desprolijo,
creativo/no creativo). Ella expresó que debían ser cuidadosos con su aspecto
personal, ordenados, disciplinados y comunicativos.
2. Las posiciones que ocupan los niños respecto a los constructos de la
maestra: La docente ubica a los niños según su constructo en una tabla.
3. El contenido de los constructos de la maestra: ella describe cada
constructo y lo lleva a la práctica cotidianamente, por lo que dichos
constructos forman parte del “sentido común”, de los maestros.
4. La disposición de los alumnos en el aula: la ubicación de los chicos dentro
del aula contiene un criterio de agrupamiento cuyo eje gira en torno a
problemas de conducta.
Esta ubicación, define un espacio simbólico.
Disciplina y distribución de los individuos en el espacio:
Foucault (1987) expresa la idea de que: “la disciplina procede ante todo a la
distribución de los alumnos en el espacio”. Es un procedimiento que permite:
Vigilar, apreciar, sancionar y medir las cualidades o los méritos.
También, CONOCER, DOMINAR Y UTILIZAR.
La disciplina organiza un espacio analítico.
Organizar a los chicos según la conducta dentro del aula, es una forma de control
que ejerce la docente sobre los alumnos impidiendo analizar las pluralidades.
El grupo es muy valioso, pero como docentes debemos empezar a mirar con
atención, los lugares que ocupan los alumnos y los sub-grupos dentro del salón.
La mirada del maestro: cuando las palabras no alcanzan.
No todas las comunicaciones que tienen lugar en las interacciones maestros-
alumnos, tienen lugar las palabras. Los silencios y los gestos, constituyen lenguajes
significativos a la hora de comprender la relación que se establece.
El maestro a menudo, utiliza la mirada como mecanismo de control, sobre la clase.
Él no habla, pero expresa con una de ellas su deseo de orden, respeto u atención.
La mirada puede: incomodar, restablecer la disciplina, inquietar o provocar en el otro
la respuesta que corresponda. Porque una mirada; señala, sanciona, acusa,
normaliza. Y los estudiantes parecen conocer el sentido implícito de las mismas.