el fondo, sin embargo, esta oposición no es más que un recuerdo de la separación inicial. Por
tanto, interpretándolo sólo por lo que aparece en un primer plano, es decir, la oposición, no
puedo ayudarle a la persona afectada.
Es diferente cuando sé que el amor es siempre fiable; siempre está, sólo tengo que buscar
dónde se encuentra. Cuando una persona está enfadada con sus padres, mi pregunta es:
¿adónde ocurrió la interrupción temprana? Una vez encontrado el punto, le ayudo al niño en el
cliente a encontrar el camino a la madre o al padre de aquel entonces. En ese momento, la
lucha cesa y todos respiran aliviados, también los padres. Así, los padres pueden dirigirse
nuevamente al hijo, y el hijo, a los padres.
TEN HÖVEL Es el mismo tema que en terapia corporal. Una vez conocí un terapeuta —también
era un buen actor— que nos presentó este «movimiento interrumpido»: el niño, de cuatro
años, viene del jardín, todo contento, los zapatos llenos de barro y una flor en la mano, y se
acerca a la mamá, radiante. Ésta, por su parte, justo está limpiando la casa y teme por su
suelo impecable. Al ver al niño, le grita: « ¡Ojo, no entres!» El niño, asustado, se sobresalta y
se encoge de hombros. El terapeuta nos representó esta postura con mucho énfasis. Todos
nos reímos porque era tan simple y porque se veía tan claramente que nadie quería hacerle
daño a nadie, sino que cada uno simplemente se encontraba abismado en sus quehaceres. De
esta manera nos explicó cómo se desarrolla nuestra postura corporal, y que no nos damos
cuenta de este proceso porque los músculos se «acostumbran» a la mala postura, es decir, ya
no causan dolor, pero tampoco permiten que fluya la energía. Todo lo contrario: incluso nos
cuesta energía mantener ese estado de sobresalto que ya no percibimos como tal.
Naturalmente, eso sólo ocurre donde tales momentos de sobresalto se dan con más
frecuencia, convirtiéndose así en patrones de comportamiento. En consecuencia, nos
movemos por la vida tensos, encorvados, con los hombros encogidos y la cabeza agachada,
abatidos. Cuando se logra disolver la tensión muscular, el susto surge de nuevo y la energía
vuelve a fluir.
HELLINGER Es una descripción maravillosa de un movimiento interrumpido. Donde el
movimiento del niño a la madre, o al padre, es interrumpido, el cuerpo retrocede y la cabeza
se alza. El movimiento contrario sería que la cabeza bajara y que los brazos se extendieran.
Este problema puede ser abordado a un nivel puramente físico, disolviendo las tensiones
musculares para así llevar a término el movimiento hacia la otra persona. La otra posibilidad
consiste en hacer que el cliente, interiormente, regrese a aquel punto y que se imagine que,
como niño, se acerca a la madre para darle aquella flor. También de esta manera, el
movimiento llega a su meta y la tensión se disuelve. Así, pues, se puede ver que diferentes
abordajes terapéuticos apuntan y llegan a un mismo resultado.
Un niño que ha adoptado esta postura tensa, no sólo ya no se atreve a acercarse a la madre,
sino que, posteriormente, adoptará la misma actitud con otras personas, evitando acercarse a
ellas. En este caso le serviría de poco que únicamente se ejerciera en acercarse a otras
personas. El niño tiene que retomar el movimiento interrumpido, en el mismo punto en el que
se dio aquella interrupción temprana, y llevarlo a término.
TEN HÖVEL Quizás, el terapeuta corporal diría: recordando y disolviendo aquella tensión y
aquel dolor, también se cambia la relación con los padres y con otras personas.