rígidamente las reglas hasta que las haya dominado totalmente. Más tarde, llegará
un tiempo en su ministerio en el que, bajo la guía del Espíritu de Dios, podrá dejar
de lado algunos de estos principios. Al conseguir experiencia en la predicación,
podrá considerar aconsejable y necesario, en ciertas ocasiones, modificar las normas
que ha aprendido, dependiendo de sus propios sentimientos y de los de sus oyentes en
el momento de proclamar su mensaje, dejando así lugar para un llamamiento que surja
de su corazón."
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3. EL TITULO
Dado a que la gran mayoría de sermones son predicados en una iglesia local, en la cual
generalmente no se anuncia de antemano el título de los mensajes que se han de predicar, pocos
predicadores se preocupan por dar un título a su sermón.
Sin embargo, debemos notar que muchas veces es útil poder dar al sermón un título. Braga
afirma que el título, "es una expresión de un aspecto específico que ha de ser presentado en el
sermón, expresado de tal manera que sea apropiado para anunciar el sermón."
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Aparte de poder anunciar el sermón, el valor de dar un título al mensaje es que ayuda al
predicador a aclarar cuál es el propósito de ese mensaje. Es decir, a dónde está apuntando el
sermón – qué es lo que realmente quiere decir; o mejor dicho, cuál es el mensaje que Dios
quiere comunicar a Su pueblo. Claridad en este asunto es muy útil, tanto para el predicador
como para la congregación.
Hay ciertas características importantes en el título del sermón:
a. Debe ser pertinente al mensaje.
b. Debe ser breve y claro.
c. Debe ser interesante y llamativo.
d. No debe ser irreverente o indigno del púlpito.
e. El título puede ser una afirmación, una interrogante, o una exclamación.
4. LA INTRODUCCION
Generalmente, el predicador formula la introducción al sermón como uno de los últimos pasos
en la preparación del mensaje. Sin embargo, para seguir el orden del sermón, lo trataremos
aquí.
Braga define la introducción al sermón en las siguientes palabras, "la introducción es el proceso
mediante el cual el predicador trata de preparar las mentes y de asegurar el interés de sus
oyentes en el mensaje que tiene que proclamar."
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Por ende, la introducción es una parte fundamental del sermón. Muchas veces el éxito de todo
el mensaje depende del interés que el predicador logre captar al comienzo. Es triste notar que
en ciertos casos, se pierde el beneficio de todo el sermón (que representa una inversión fuerte de
tiempo y esfuerzo espiritual por parte del predicador), simplemente porque el predicador no
dedicó esos minutos extra para pensar bien cómo introducir la prédica.
Hoy en día, cuando frecuentemente los creyentes están más interesados en la música y en los
cánticos, que en las prédicas, la manera en que el predicador comienza su mensaje es de vital
3
J. Braga, op. cit., p.107.
4
J. Braga, op. cit., p.109.
5
J. Braga, op. cit., p.118,119.
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