Reflexiones inquietantes sobre el origen, el progreso y las prácticas del pentecostalismo 5. Charles Parham y William Seymour desataron una ola de emocionalismo religioso , de existencialismo “espiritual” , la que pronto se convirtió en un gigantesco maremoto que ha inundado los corazones de cientos de millones. Se alega que en el presente (segunda década del Siglo XXI) el número de pentecostales y carismáticos en el mundo sobrepasa un billón, aunque muchos ponen en tela de juicio esta cifra. a. Al considerar el crecimiento fenomenal del pentecostalismo, ¿deberíamos concluir que Dios mismo actuara mediante los pentecostales de Wales (Inglaterra), la India y la iglesia en Azusa Street , pese a excesos y errores, para hacer caer sobre el mundo la “lluvia tardía” , expresión oído entre los pentecostales? O sea, para derramar al Espíritu Santo sobre el mundo del presente, como sucedió en Pentecostés del año treinta de la Era Cristiana, según Hechos 2? b. Para este servidor, semejante conclusión sería del todo esencialmente defectuosa. ¿Qué cosa evidencia el número de adeptos que tenga la religión, iglesia o movimiento que sea? De cierto, el número, cualquiera que sea, bien sea alto o pequeño, no constituye prueba indisputable de autenticidad divina, pues millones y aun billones de almas sirven a dioses paganos o perseveran en iglesias que los mismos pentecostales denuncian como “muertas” o “satánicas”. Entonces, suponiendo que Dios no actuara en los personajes y grupos identificados en este análisis, ¿cómo explicar el aplastante éxito del pentecostalismo que crearon? Sencillo, comparativamente: emociones que desplazan al intelecto, ilusiones cautivantes de "victoria, sanidad, poder sobre la vida, prosperidad", superación social, fe ciega en líderes carismáticos, interpretaciones doctrinales erróneas que engendran falsas esperanzas, ansias ardientes de experimentar lo sobrenatural . Además, mentes susceptibles a la sugestión y la hipnosis . Y muchos factores parecidos tales como el deseo ferviente de superarse cada uno personalmente, ignorancia elemental de las verdaderas enseñanzas de la sagrada Biblia, manipulación de masas, contagio del sentimentalismo, etc , etc.