Los hombres malvados piensan que Dios es exactamente igual a ellos, porque, cuando cometen tal maldad, él guarda silencio. “Porque no se ejecuta rápidamente el juicio contra una obra mala, por eso el corazón de los hijos de los hombres está plenamente dispuesto en ellos para hacer el mal”. Ahora es el día de la gracia y el día de la paciencia que emplean para completar sus pecados. Pero cuando sus pecados sean cumplidos, entonces vendrá el día de la ira, el día del ardor de la ira de Dios. Dios a menudo ejecuta su ira sobre los hombres impíos, en menor grado, en este mundo. A veces les trae aflicciones, y eso con ira. A veces expresa su ira en juicios muy dolorosos. A veces aparece de una manera terrible, no sólo exteriormente, sino también en las expresiones internas de sus conciencias. Algunos , antes de morir, han sufrido la ira de Dios infligida sobre sus almas en grados que han sido intolerables. Pero estas cosas son sólo precursores de su castigo, sólo ligeros anticipos de ira. Dios nunca despierta toda su ira contra los hombres malvados mientras está en este mundo. Pero cuando los hombres malvados hayan colmado la medida de sus pecados, entonces vendrá sobre ellos la ira hasta el extremo; y que en los siguientes aspectos: Él saldrá, no sólo con ira, sino con el ardor de su ira; ejecutará la ira con poder, para mostrar cuál es su ira y hacer notorio su poder. No habrá nada que alivie su ira. Su pesada ira recaerá sobre ellos, sin nada que aligere la carga o que los mantenga a raya, en medida alguna. todo su peso presione el alma. Su ojo no perdonará, ni considerará los gritos y lamentos del pecador, por fuertes y amargos que sean. Entonces los malvados sabrán que Dios es el Señor. Sabrán cuán grande es esa majestad que han despreciado, y cuán terrible es esa ira amenazadora que tan poco han considerado. En el infierno no habrá más ejercicios de paciencia divina. Los juicios que Dios ejerce sobre los hombres impíos en este mundo son advertencias para que eviten castigos mayores. Pero la ira que vendrá sobre ellos, cuando hayan cumplido la medida de su pecado, no será del tipo de advertencias. Así será al máximo en cuanto a su duración. Su duración será tan larga que será imposible que dure más. Nada puede ser más largo que la eternidad. En efecto, los juicios temporales pertenecen a las amenazas de la ley; pero éstas no son respondidas por ellos; no son más que anticipos del castigo. “La paga del pecado es muerte”.