La Ley Fundamental del Universo: Dar y Recibir libro 1 cap 7
MiguelCano6
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Feb 07, 2018
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Ante la confusión actual de valores, sería conveniente volver a la naturaleza para buscar posibles fundamentos sobre los que se pueda construir un sistema de valores comunes y universales que puedan armonizar las distintas visiones conflictivas y contradictorias actuales.
En este libro se analiza...
Ante la confusión actual de valores, sería conveniente volver a la naturaleza para buscar posibles fundamentos sobre los que se pueda construir un sistema de valores comunes y universales que puedan armonizar las distintas visiones conflictivas y contradictorias actuales.
En este libro se analizan varias controversias ya clásicas como son el conflicto entre el materialismo y el idealismo, el debate sobre el origen y evolución de la vida y del universo, la polémica entre el determinismo y la libertad, y el problema entre el individuo y la totalidad.
Al final se enumeran una serie de principios generales de la naturaleza, que son de gran utilidad para armonizar las diferentes tradiciones científicas, filosóficas y religiosas.
Size: 10.75 MB
Language: es
Added: Feb 07, 2018
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La Ley Fundamental del Universo: Dar y Recibir Capítulo 7 Los Principios de la Naturaleza y sus implicaciones éticas
Universalidad de las interacciones recíprocas Campos físicos, movimiento circular y forma esférica Finalidad de los movimientos circulares Diferentes tipos de movimientos circulares ¿Cooperación o conflicto? Capítulo 7 La Ley Fundamental del Universo: Dar y Recibir
En este capítulo vamos a exponer y tratar de demostrar la validez de este principio de la universalidad de las interacciones recíprocas, o ley de dar y recibir. Este principio es uno de los supuestos esenciales del pensamiento filosófico de Sun Myung Moon, como se desprende de muchas de sus conferencias y el Pensamiento de Unificación . Introducción A final del capítulo, estudiaremos algunas de las objeciones que se le plantean a la visión que se deriva de este principio, a saber, un universo lleno de armoniosas interacciones recíprocas cooperativas. Estas objeciones señalan que en la naturaleza y la sociedad humana hay también muchos aspectos conflictivos y destructivos que parecen contradecir dicha visión demasiado optimista y conciliadora del universo.
« ¿Cuál es la ley celestial del universo? ¿Cuál es la ley de la existencia? Es la ley de dar y recibir. » Sun Myung Moon, Selecciones de charlas , Seúl, HSA-UWC, 157:266, (10 de abril de 1967). « Cuando todos los seres del universo… están armoniosamente conectados entre sí por un propósito común, entonces hay plenitud y perfección. El universo es un conjunto ordenado compuesto por innumerables interacciones recíprocas, macroscópicas y microscópicas. Nada puede existir sin relaciones recíprocas. Cualquier cosa que deje de relacionarse, se extinguirá. » Sun Myung Moon, Selecciones de charlas , Seúl, HSA-UWC, 391:174, (21 de agosto de 2002). Universalidad de las interacciones recíprocas A pesar de ser un principio en muchos de sus aspectos ampliamente reconocido por todas las tradiciones filosóficas y religiosas, Sun Myung Moon es el primero que lo eleva a una dimensión cósmica y universal. Se puede decir, pues, que es uno de sus grandes descubrimientos y una parte esencial de su pensamiento filosófico, como queda reflejado en el Pensamiento de Unificación y en muchas de sus conferencias.
Nada puede existir sin interacciones recíprocas No puede haber movimiento sin interacciones recíprocas No es posible la multiplicación sin interacciones recíprocas No hay alegría ni felicidad sin interacciones recíprocas entre los seres humanos Modelo básico de interacción recíproca Para que una interacción recíproca entre dos partes complementarias se inicie y perdure en el tiempo es imprescindible que haya un propósito común previo Principio de las interacciones recíprocas Universalidad de las interacciones recíprocas
Universalidad de las interacciones recíprocas El principio general o ley universal más simple que podríamos enunciar sobre la naturaleza sería el de la universalidad de las interacciones o intercambios recíprocos entre partes complementarias, o ley de dar y recibir. Este modelo de interacción o intercambio de elementos entre entidades individuales es algo que está presente en el universo desde el nivel de las subpartículas hasta el de las galaxias, pasando por todos los organismos vivos, incluido nosotros y la sociedad humana.
Universalidad de las interacciones recíprocas Dar Recibir Nada puede existir sin interacciones recíprocas No puede haber movimiento sin interacciones recíprocas No es posible la multiplicación sin interacciones recíprocas No hay satisfacción, alegría ni felicidad sin relaciones de intercambios recíprocos entre los seres humanos Sujeto Objeto S O S O Dentro de cada entidad individual Entre distintas entidades individuales
La existencia misma de todo el universo se basa en estas innumerables interacciones recíprocas. Pues, el entero edificio o estructura del universo está construido sobre la base de unir o pegar pequeñas unidades mediante interacciones de fuerzas o intercambios de elementos, creado así unidades o conglomerados más grandes, y luego cohesionar éstas por el mismo método, y así sucesivamente. Visualicemos por un momento toda la materia del universo, compuesta en un 90% de hidrógeno, en la forma de un número incalculable de pequeños átomos de hidrógeno formados por un protón y un electrón que interactúan entre sí. Ahora imaginémonos que, por alguna extraña anomalía, de repente esa relación recíproca entre el protón y el electrón se interrumpe y ambos se separan. Prácticamente, todo el universo se esfumaría, incluido nosotros mismos. Nada puede existir sin interacciones recíprocas
A pesar de la extraordinaria variedad de formas de vida que existen en la naturaleza, todas están compuestas de pequeñas células muy similares entre sí. Imaginémonos, igualmente, que por un misterioso maleficio todas las células decidieran dejar de relacionarse unas con otras, o que su núcleo y citoplasma dejaran de interactuar. Ningún ser vivo sobreviviría a la catástrofe. Podemos hacer experimentos mentales parecidos con cualquier aspecto del universo con el mismo resultado. Esto es así porque todas las entidades están construidas de partes o entidades más pequeñas y, por ello, su existencia se basa en la interacción entre esas partes que las componen. Nada puede existir sin interacciones recíprocas
Tampoco habría movimiento sin interacciones recíprocas. De hecho, son las interacciones de fuerzas y los intercambios de elementos entre entidades los que generan el movimiento. Todo tipo de movimiento, cambio o transformación que ocurre en el mundo inanimado, desde la fluctuación de la nube electrónica en los átomos hasta los movimientos planetarios, están causados por interacciones de fuerzas. Los procesos de cambio, crecimiento y desarrollo de los organismos vivos, así como su capacidad de movimiento y acción, están también basados en múltiples interacciones dentro del organismo y entre el organismo y su ambiente. No puede haber movimiento sin interacciones recíprocas
Un caso especialmente ilustrativo de esto que estamos hablando es el fenómeno de la multiplicación mediante la diferenciación sexual que ocurre en una gran mayoría de los seres vivos. La mayor parte de los animales y los seres humanos están divididos en seres masculinos y femeninos que se atraen mutuamente como dos polos magnéticos, y que están dotados de órganos sexuales que encajan perfectamente uno en el otro. Forman parejas de seres complementarios que de una manera evidente están hechos el uno para el otro, y que mediante una relación recíproca de intercambio de elementos generan nuevas vidas. Las plantas, que en su mayoría no están diferenciadas en géneros, también tienen órganos masculinos y femeninos que entran en una relación de intercambio de elementos con el fin de producir nuevas semillas. No es posible la multiplicación sin interacciones recíprocas
Asimismo, el ser humano —igual que todos los seres vivos— existe, se mueve y se multiplica debido a las múltiples relaciones de intercambios recíprocos que se establecen dentro de cuerpo, como la circulación sanguínea, y con el ambiente, como inhalar o exhalar aire. No solamente tenemos la necesidad vital de mantener un intercambio de elementos con el ambiente, sino que también tenemos una necesidad imperiosa de expresarnos, comunicarnos, dialogar y tener relaciones humanas, que son en esencia intercambios de afectos, servicios, bienes, información y conocimientos. Cuando estos circuitos o corrientes de dar y recibir con otras personas son fluidos, estables, armoniosos y duraderos, sentiremos satisfacción o felicidad. Si, en cambio, las relaciones recíprocas se deterioran, interrumpen o son conflictivas, sentiremos dolor o tristeza. En la soledad no se puede sentir alegría. De hecho, una de las peores torturas a la que se puede someter a una persona es encerrarla en una celda de castigo y tenerla completamente incomunicada por un largo periodo de tiempo. No hay alegría ni felicidad sin interacciones recíprocas entre los seres humanos
Ejemplos de acciones internas y externas de dar y recibir Mente Maridos Cuerpo Mente Cuerpo Esposas Gobierno Pueblo Naciones Estrellas Planetas Sistemas estelares Núcleo Citoplasma Células Núcleo Electrones Átomos Gobierno Pueblo Naciones Sol Planetas Sistema solar Núcleo Citoplasma Células Núcleo Electrones Átomos Sol Mundo Familias Galaxias Organismos Moléculas
A pesar de la inmensa variedad de interacciones y relaciones recíprocas que hay en la naturaleza —algunas totalmente inconscientes, heterónomas o automáticas como las interacciones de fuerzas que se dan en el mundo físico, otras semiinconscientes, instintivas o parcialmente autónomas como las que se dan en los diferentes niveles de organismos vivos, y otras conscientes, voluntarias y creativas como son las relaciones humanas— todas ellas responden a un mismo patrón, esquema o principio común. Simplificando mucho, el modelo estaría compuesto por una pareja de entidades complementarias que establecen una relación de dar y recibir, creándose así un circuito o flujo de elementos entre ambas partes. Este modelo podría ejemplarizarse de una manera muy sencilla con el protón y el electrón que forma el átomo de hidrógeno, con el núcleo y el citoplasma de la célula, y con un hombre y una mujer. Los resultados generados por ese circuito de fuerzas o elementos son cohesión, estabilidad, existencia, movimiento, cambio, crecimiento, desarrollo, progreso, multiplicación, armonía, satisfacción y felicidad. Modelo básico de la interacción recíproca: la relación de dar y recibir entre una pareja de seres complementarios
Modelo básico de interacción recíproca O S S O O S
Para que una interacción recíproca entre dos partes complementarias se inicie y perdure en el tiempo es imprescindible que haya un propósito común previo Muchos científicos o filósofos reconocen la importancia de las interrelaciones recíprocas entre todas las cosas, pero ignoran o niegan que exista un propósito común detrás de ellas. Sin embargo, una relación de intercambios recíprocos entre varias partes o entidades no puede establecerse ni mantenerse si no existe un propósito común previo. Nadie entra en una relación de intercambio con otros si no tienen la esperanza de adquirir a través de esa relación un status superior, un mayor valor o algún beneficio mutuo. Un propósito común que garantice como mínimo un beneficio para ambas partes es un requisito previo para todos los tipos de relaciones que establecen los seres humanos. Nadie entra conscientemente en una relación que le perjudique o le degrade su valor. Nadie se casa pensando que va a ser infeliz. Nadie emprende un negocio con sus socios pensando que se va a arruinar.
Universalidad del Propósito Común Propósito Común Objeto Cohesión, existencia, movimiento, acción, multiplicación, progreso y desarrollo de todas las entidades individuales, sistemas y organismos Sujeto
Principio de las interacciones recíprocas Principio de la universalidad de las interacciones o intercambios recíprocos (ley de dar y recibir) entre partes complementarias dentro de cada entidad individual, y entre distintas entidades individuales entre sí —centradas en un propósito común a ambas partes— que generan y garantizan la cohesión, existencia, movimiento, acción, multiplicación, progreso y desarrollo de todas las entidades individuales, así como de los sistemas y organismos. 9
El carácter circular de los campos físicos Todo está en movimiento: «Panta rei» (todo fluye) de Heráclito Nada se mueve en línea recta: el espacio curvo de Einstein La forma básica del universo: La «esfera de ser» de Parménides Campos físicos, movimiento circular y forma esférica
La interacción o intercambio recíproco entre una pareja de entidades complementarias se inicia cuando cada parte da algo a la otra y recibe algo a cambio, generándose así una corriente o flujo circular de elementos entre las dos partes. Veamos ahora como la teoría general de los campos físicos encaja en este modelo. Los científicos actuales intentan deducir las leyes fundamentales de la física tratando de unificar los cuatro campos de fuerzas físicas conocidos, o sea, los campos gravitatorio, electromagnético, fuerte y débil. Los campos electromagnéticos son básicamente circuitos de fuerzas entre polos positivos y negativos generados por fuerzas de repulsión y atracción. Estos campos, debido a esta interacción de fuerzas atractivas y repulsivas, inducen corrientes eléctricas circulares, y éstas a su vez generan nuevos campos electromagnéticos. Los campos de fuerzas fuerte y débil que opera al nivel de las subpartículas están también basados en modelos de intercambio, lo cual explica la naturaleza ondulatoria de las partículas, las cuales nunca se mueven en línea recta sino siempre en espiral. El carácter circular de los campos físicos
El único campo que en apariencia no encaja con los demás es el campo gravitatorio, que según la teoría física clásica es un campo que genera una fuerza de atracción lineal entre dos cuerpos. Sin embargo, los científicos ahora consideran también el hecho de que el universo no hubiera podido formarse de la manera como está constituido si no hubiera habido una primera fuerza de expansión. Así que es más lógico suponer que tanto la fuerza expansiva como la contractiva forman parte del campo de fuerzas gravitatorio, lo cual lo asemejaría con los campos electromagnéticos. Por ejemplo, las estrellas pueden mantener su forma esférica debido a que existe una interacción o equilibrio entre las fuerzas expansivas y la fuerza de la gravedad que es contractiva. Esto encaja mejor también con los modernos modelos de plasma, que consideran que el universo está surcado por gigantescas corrientes de materia electrificada generadas por grandes campos electromagnéticos. El aparente carácter rectilíneo del campo gravitatorio
Cuando Newton intentó explicar el hecho de que los planetas giren alrededor del sol, supuso que tuvo que haber un impulso inicial. Igual que ocurre cuando se lanza hacia delante una pelota atada a una cuerda que sujetamos con la mano. Pensó que este impulso inicial creó un momento o inercia que propulsó al planeta a querer salirse de su órbita en una dirección tangencial. Y, luego, esa fuerza rectilínea tangencial se descompuso en dos; una fuerza centrífuga que se compensaba con la fuerza centrípeta de atracción de la gravedad, y otra transversal que era la que hacía girar al planeta. El aparente carácter rectilíneo del campo gravitatorio Empuje inicial Fuerza centrífuga Fuerza centrípeta Fuerza de revolución
Sin embargo, si se supone que el campo gravitatorio —a semejanza del campo electromagnético— genera a su alrededor circuitos de fuerzas circulares expansivas y atractivas, en vez de producir únicamente una fuerza de atracción rectilínea, entonces sería más fácil explicar el origen del sistema planetario, la creación del momento angular y el movimiento circular sin necesidad de recurrir a una intervención externa al sistema, ya que —igual que los imanes provocan que otros imanes más pequeños giren a su alrededor— un campo de fuerzas gravitatorio de ese tipo generaría de forma natural el movimiento circular de los planetas. El aparente carácter rectilíneo del campo gravitatorio Esta explicación del movimiento circular de los planetas requiere que alguien o algo exterior al sistema proporcionen el primer impulso inicial. Newton y Descartes pensaban que fue Dios quién dio ese primer impulso y luego por inercia el sistema siguió moviéndose solo. Los científicos actuales —que ya no recurren a esa intervención divina— siguen teniendo muchos problemas a la hora de explicar cómo se originó ese primer momento angular inicial cuando tratan de comprender la génesis del sistema planetario. Isaac Asimov, El universo, Alianza Editorial, Madrid, 1997, pp. 137-144.
Así pues, se podría decir que todos los campos físicos conocidos se encuadran en el modelo básico de una interacción de fuerzas expansivas y atractivas. Esto encaja muy bien en el principio general de la universalidad de los intercambios recíprocos de elementos, esto es, una relación de dar y recibir entre una pareja de entidades complementarias. La fuerza expansiva o centrífuga —que es una fuerza constructiva y creadora— se corresponde al dar, y la fuerza atractiva o centrípeta —que es una fuerza cohesiva, disolutiva o destructiva— se corresponde al recibir. Ambas fuerzas son complementarias y su interacción podría generar, en algunos casos, equilibrios estáticos —como son el equilibrio de fuerzas que dan lugar a la forma esférica de las estrellas— y, en otros casos, equilibrios dinámicos como los movimientos de circunvalación de los planetas alrededor del sol, y también procesos de transformación o cambios dinámicos —con fases expansivas y contractivas semejantes a los latidos de un corazón— como son los procesos de formación, crecimiento y destrucción de estrellas o nebulosas. El carácter circular de los campos físicos encaja con el modelo de las interacciones recíprocas
De hecho, se puede decir —dando la razón a Heráclito— que todo lo que existe está en continuo movimiento y que no existe nada que esté en completo reposo o absolutamente inmóvil. Por ejemplo, la tierra parece inmóvil y estática, pero en realidad esa aparente estabilidad y quietud se basa en el movimiento circular sobre su propio eje y alrededor del sol. Las montañas o piedras parecen inmóviles y estáticas, pero a escala atómica vibran continuamente y su aparente inmovilidad es el resultado de una tensión entre fuerzas internas de repulsión y atracción. Como regla general, se podría afirmar que todo se mueve en círculos, girando sobre sí mismo, vibrando o mediante ciclos. En otras palabras, el modelo básico de todo movimiento es el movimiento circular, de tal modo que todos los demás tipos de movimiento son meras transformaciones del movimiento circular. Es precisamente este modelo básico de interacción de fuerzas o este circuito de dar y recibir lo que crea el movimiento circular, que fue considerado por los antiguos filósofos griegos como el movimiento perfecto y símbolo de la eternidad. Todo está en movimiento: «Panta rei» (todo fluye) de Heráclito
Estrictamente hablando, nada se mueve en línea recta. La rectitud de los haces de luz y los rayos de partículas es sólo aparente, pues los fotones se mueven de forma ondulatoria y las partículas se mueven en espiral. También se ha demostrado que la luz se curva bajo la influencia de los campos gravitatorios, lo cual apoya la teoría de Einstein de que el espacio es curvo, en contra del paradigma cartesiano que establecía —sin explicarlo en absoluto— que el movimiento natural de la materia era el movimiento rectilíneo. Einstein afirmaba que el movimiento de los planetas era algo parecido al rodar de una pelota por la superficie curva del espacio, retomando así la anterior idea de Galileo de que el movimiento inercial natural era el movimiento de una bola que rueda alrededor de la superficie esférica de la tierra. También Einstein aventuró la hipótesis de que el espacio y el tiempo no son absolutos —como creía Newton— sino que se alargan o acortan dependiendo de la velocidad del observador. Sin embargo, no explicó por qué el espacio es curvo, o por qué ambos, el espacio y el tiempo, son relativos. Una posible explicación sería que la interacción de fuerzas expansivas y atractivas de los campos gravitatorios no solamente ocasiona el movimiento circular, sino que también crea su propio espacio y tiempo. Así es razonable que el espacio sea curvo y que ambos, espacio y tiempo, sean conceptos relativos que dependan del sistema en que se esté inmerso, del tipo de las interacciones recíprocas o de la velocidad del movimiento circular que éstas generan, como presupone la teoría de la relatividad. Nada se mueve en línea recta: el espacio curvo de Einstein
Una interacción o intercambio recíproco genera un circuito de fuerzas o elementos, y si este movimiento circular cambia de plano da lugar a la forma esférica. Esto nos lleva a la consideración de que, debido a que ninguna entidad puede existir sin una interacción entre las partes que la compone, la forma básica de todas las entidades que existen en el universo —y esta vez le damos la razón a Parménides— es la forma esférica, siendo todas las demás formas meras transformaciones o modificaciones de ésta. Esto es particularmente evidente observando que todos los elementos constituyentes del universo tienen la forma globular o esférica, como son, por ejemplo, átomos, células, semillas, huevos, embriones, planetas, soles y estrellas. Además, según la moderna teoría del Big Bang o la antigua metafísica de la luz, el universo se originó a partir de un punto de energía concentrada, que era como un huevo cósmico, según Lamêtrie, o como un sol de energía radiante, según los científicos neoplatónicos. Luego, mediante una explosión, eclosión o irradiación esférica se fue creando y dando forma al universo. La forma básica del universo: La «esfera de ser» de Parménides
También se puede observar que en el cuerpo de todos los organismos vivos predominan las formas globulares o redondeadas, como se puede apreciar en la forma de la cabeza, ojos, tronco y extremidades. En realidad, se podría decir que la gran variedad de formas de los seres vivos son el resultado de modificaciones o transformaciones de la forma esférica originaria de sus células madres. Incluso las formas geométricas rectilíneas y angulosas de los cristales minerales, son también la consecuencia de la disposición espacial de los átomos esféricos que forman sus estructuras moleculares. De manera semejante, las formas geométricas puras, que se utilizan como modelos para las estructuras o construcciones arquitectónicas, son combinaciones o disposiciones espaciales de puntos o unidades esféricas. La forma básica del universo: La «esfera de ser» de Parménides
Los movimientos circulares o ciclos regulares y estables que existen en la naturaleza evidentemente no aparecieron por accidente o azar. El sentido común nos dice que el azar únicamente puede producir movimientos caóticos, irregulares e inestables. La causa directa de estos movimientos circulares naturales son las interacciones de fuerzas o intercambios recíprocos de elementos entre parejas de entidades complementarias. Dado que las interrelaciones recíprocas requieren de un propósito común para su mantenimiento y continuidad, es razonable pensar que todos esos movimientos circulares y ciclos de la naturaleza tengan una finalidad. Esta finalidad es, en general, la existencia, estabilidad, cohesión, unidad, armonía, cooperación, multiplicación, progreso y desarrollo de los sistemas naturales. Finalidad de los movimientos circulares
PROPÓSITO COMÚN FINALIDAD (Estabilidad, cohesión, cooperación, progreso) Unión de las partes en un conjunto armonioso Unión pacífica y armoniosa de todos los seres humanos y la naturaleza mediante intercambios recíprocos de amor, conocimientos, bienes y servicios Finalidad de los movimientos circulares
Movimientos circulares en los que una de las partes ocupa la posición central y la otra gira a su alrededor Movimientos circulares vibratorios mediante enlaces entre partes que mantienen una posición fija Movimientos circulares en la forma de circuitos o flujos de intercambios de elementos entre dos partes complementarias que mantienen una posición relativamente fija y que se realiza de acuerdo a leyes naturales Diferentes tipos de movimientos circulares
Un primer tipo de movimiento circular que se produce en la naturaleza es el que ocurre dentro de los átomos, en el que la interacción entre las partículas positivas y negativas hace que el núcleo adopte una posición central relativamente fija y que los electrones giren a su alrededor formando una especie de nube electrónica. Este modelo de movimiento circular es muy semejante al movimiento circular planetario, en el que una de las partes que interactúa se coloca en una posición central relativamente fija y las otras giran a su alrededor, describiendo en este caso órbitas elípticas. La finalidad de ambos es garantizar la estabilidad, cohesión y continuidad de los diferentes tipos de átomos y la del sistema planetario. 1. Movimientos circulares en los que una de las partes ocupa la posición central y la otra gira a su alrededor
Los electrones vibran y giran sobre sí mismos con el fin de mantener su propia estabilidad, al mismo tiempo que dan vueltas alrededor del núcleo con el fin de garantizar la estabilidad del conjunto del átomo. De manera similar, los planetas rotan sobre su propio eje a la vez que revolucionan alrededor del sol con el fin de cumplir tanto el propósito individual de mantener la propia estabilidad como el propósito de contribuir a la estabilidad del conjunto del sistema. De hecho, una sucesión de estos movimientos de rotación y revolución junto con una concatenación de centros son los que mantienen el orden en nuestra galaxia y muy probablemente en el universo entero.
Un segundo tipo o modelo de movimiento circular es el que se produce cuando los átomos se unen entre sí mediante enlaces químicos formando estructuras moleculares complejas. En este tipo de movimiento circular las dos partes complementarias tienen ambas una posición fija o inmóvil con respecto a la otra y su unión se basa en varios tipos de interacciones o enlaces. Las estructuras moleculares son fijas en el sentido de que los átomos que la componen no cambian de posición en la estructura y los enlaces son estables. Sin embargo, entre los átomos enlazados se produce un movimiento vibratorio continuo a causa de la interacción mutua, que es también una forma de movimiento circular. Esto es semejante a la vibración imperceptible de las montañas rocosas o de las estructuras arquitectónicas construidas por el hombre a pesar de su aparente inmovilidad. La finalidad de este tipo de movimiento circular vibratorio producido por los enlaces químicos es construir unos cimientos, armazón o esqueleto sólido y estable para el universo, así como generar los materiales básicos para construcción de organismos vivos. 2. Movimientos circulares vibratorios mediante enlaces entre partes que mantienen una posición fija
Los movimientos ondulatorios son una variación de este tipo de movimientos circulares vibratorios combinados con una secuencia temporal. Los movimientos ondulatorios son universales en la transmisión y propagación del sonido, la luz y toda la amplia gama de frecuencias de las ondas electromagnéticas y radiaciones de partículas, a pesar de que aparentemente parecen movimientos rectilíneos puros. Los movimientos ondulatorios
Un tercer modelo de movimiento circular es cuando se produce una corriente, circuito o flujo de elementos entre dos partes complementarias que mantienen una posición relativamente fija la una con respecto de la otra. Este tipo de movimiento circular se puede ejemplarizar por el circuito de líneas de fuerzas que se produce entre los dos polos de un imán o por la corriente o flujo de electrones que circula entre los dos polos de un circuito eléctrico. Aunque en la naturaleza hay muchos movimientos de este tipo, todos son variaciones, modificaciones o transformaciones del mismo patrón. 3. Movimientos circulares en la forma de circuitos o flujos de intercambios de elementos entre dos partes complementarias que mantienen una posición relativamente fija y que se realiza de acuerdo a leyes naturales
En las células, que son las unidades básicas que componen los organismos vivos, se produce una interacción e intercambio de elementos entre el núcleo y el citoplasma, que son las dos partes principales que la componen y que mantienen una posición fija con respecto de la otra, con el núcleo en el centro y el citoplasma a su alrededor envolviéndolo. Entre las células y su ambiente también se establece un circuito de intercambios de energía, gases y materiales. En estos casos, las partes complementarias no se mueven circularmente una alrededor de otra, como es el caso de los átomos y sistemas planetarios, sino que se establece un flujo o corriente circular de elementos entre partes que mantienen una posición fija. El propósito de estas interacciones entre el núcleo y el citoplasma dentro de la célula y entre las células y su ambiente es claramente garantizar la continuidad de la existencia de las células. Las interacciones en las células
Un organismo vivo es simplemente un conjunto de células vivas que están organizadas, es decir, que se han especializado formando órganos que tienen una posición y función fija y diferenciada, y que cooperan entre sí con el fin de mantener la vida del conjunto del organismo. El modelo de circuitos o intercambios de elementos que sostiene la vida de las células es el mismo que mantiene la vida de un organismo. Ya que cada célula del organismo necesita, para continuar su existencia, establecer un intercambio de energía, gases y materiales con el ambiente, en todos los organismos hay órganos especializados que se encargan de realizar esta función, como son las branquias o pulmones y los aparatos digestivos en los animales, y las hojas y las raíces en las plantas, así como un sistema de circulación interior que se encarga de transportar y proporcionar a cada célula del organismo estos elementos del ambiente, como son la circulación de savia en las plantas y la circulación sanguínea en los animales. Las interacciones en los organismos vivos
El sistema nervioso y los órganos sensitivos, que son cada vez más complejos a medida que los organismos vivos tienen una mayor capacidad de realizar procesos mentales —ya que éstos necesitan recoger una mayor información del ambiente y tener una mayor capacidad de respuesta motora—, se basan también en circuitos o intercambios de impulsos eléctricos mediante los cuales se codifica la información. Así pues, se puede ver que los organismos vivos, igual que las células que los componen, pueden preservar su existencia mediante múltiples movimientos circulares de intercambios de elementos que ocurren dentro de su cuerpo, así como relaciones de intercambio del cuerpo con el ambiente.
Este tercer tipo de movimientos circulares en forma de circuitos, corrientes o flujos de elementos es el más generalizado en todos los ámbitos de la naturaleza. Son ejemplos de éstos las corrientes de aire y las corrientes marinas debido a las diferencias de presión y temperatura; o el ciclo del agua, que se produce al evaporarse en la superficie del mar, convertirse en nubes que luego producen lluvias y volver de nuevo al mar por medio de arroyos y ríos. En la llamada biosfera terrestre también existen los ciclos del oxígeno, dióxido de carbono y nitrógeno, en los que colaboran elementos químicos y organismos vivos con la evidente finalidad de mantener un equilibrio y unas constantes ambientales que haga posible la vida en el planeta tierra. Otro ejemplo de estos movimientos circulares en forma de circuitos o corrientes de elementos son los ciclos vitales de materias orgánicas que se producen en los diferentes ecosistemas terrestres, en los que colaboran una cadena de minerales y de especies vegetales y animales cuyo fin es garantizar el equilibrio del ecosistema y la existencia y multiplicación de las distintas especies que lo componen. Incluso los recientes modelos de plasma suponen que el universo está interrelacionado e interconectado por gigantescos ríos o flujos de plasmas guiados por enormes campos electromagnéticos. Los ciclos en la naturaleza
Movimientos circulares temporales o en forma espiral en los procesos de crecimiento y multiplicación de los organismos vivos Movimientos circulares en la forma de circuitos de intercambios de conocimientos, afectos, bienes y servicios entre seres humanos que se realizan de una forma consciente y voluntaria
Un cuarto tipo de movimiento circular es un movimiento circular temporal o en forma de espiral que se produce en el proceso de crecimiento y multiplicación de los organismos vivos. A diferencia de los planetas que garantizan su eternidad mediante movimientos circulares espaciales y repetitivos, los seres vivos garantizan su eternidad, perpetuación y continuidad a través de tener descendientes, que es como realizar un movimiento circular en el tiempo. Primero, nacen de semillas, huevos o embriones; luego, se desarrollan y crecen; y cuando maduran, producen nuevas semillas o embriones que vuelven a crecer, repitiéndose así un nuevo círculo o ciclo. Este movimiento circular temporal es de forma espiral porque cada nuevo ciclo o etapa no es una repetición del anterior, sino que se produce una multiplicación y diversificación de nuevas semillas o individuos. Éste es el movimiento mediante el cual las células y organismos vivos a pesar de tener un periodo de vida limitado pueden perpetuarse a sí mismos a través de sus descendientes. 4. Movimientos circulares temporales o en forma espiral en los procesos de crecimiento y multiplicación de los organismos vivos
Un quinto tipo de movimiento circular es el que ocurre en las relaciones entre seres humanos dentro de la sociedad. Las personas, igual que las células y el resto de los organismos vivos, necesitan para existir establecer circuitos de intercambios de elementos dentro de su cuerpo y entre el cuerpo y su ambiente. Es decir, los circuitos interiores o funciones biológicas de nuestro cuerpo, así como la necesidad de interaccionar con el ambiente inhalando y exhalando aire, comiendo y defecando, son prácticamente igual que los demás organismos. Sin embargo, debido a su mayor grado de consciencia y nivel de procesos mentales, los seres humanos están hechos para establecer otros tipos de interacciones o relaciones de intercambio con sus semejantes desconocidas en el resto de los organismos vivos. 5. Movimientos circulares en la forma de circuitos de intercambios de conocimientos, afectos, bienes y servicios entre seres humanos que se realizan de una forma consciente y voluntaria
Por ejemplo, tenemos la necesidad de investigar y adquirir conocimientos, que luego codificamos en un lenguaje que nos sirve para comunicarnos e intercambiar esos conocimientos. También no nos conformamos con construir nidos de una manera instintiva o repetitiva, sino que construimos de una manera creativa todo tipo de casas, instrumentos y objetos de arte con criterios de utilidad y belleza. Además, la interacción entre nuestros procesos mentales y los físicos, o sea, entre lo que pensamos y lo que hacemos, no es una interacción instintiva como en los animales, sino que disponemos de un amplio margen de maniobra o capacidad de elección, lo cual hace que guiemos nuestra conducta con criterios morales sobre lo que es correcto e incorrecto, o lo que está bien y mal.
Esto hace que cuando los seres humanos se unen formando familias lo hagan a través de establecer unas relaciones de dar y recibir mutuo o intercambios recíprocos de amor, afectos, cuidados, ideas, conocimientos, bienes y servicios. Son intercambios voluntarios y creativos que buscan satisfacer tanto las necesidades físicas como las mentales o espirituales. Este flujo o corriente de afectos, bienes y servicios que se establece entre el marido y la esposa, entre padres e hijos, y entre hermanos y hermanas, es también una forma de movimiento circular cuya finalidad es garantizar la estabilidad de las relaciones y la cohesión o unidad de la familia. Las familias también entran en relaciones de intercambios de bienes y servicios con otras familias formando así pequeñas comunidades o tribus; y luego éstas interactúan y se agrupan formando sociedades y naciones. La cohesión dentro de las sociedades, naciones y comunidad de naciones se logra también a través de múltiples movimientos circulares en la forma de relaciones de intercambios de información, bienes y servicios.
La unidad familiar, más que el individuo, es la unidad básica o célula de la sociedad, ya que es el grupo de individuos más simple que —a semejanza de las células— tiene la capacidad de multiplicarse a sí mismo. Así pues, toda la sociedad se puede asemejar a un gran cuerpo compuesto de unidades familiares o células. En la sociedad, igual que en un cuerpo, hay una serie de órganos o instituciones que cumplen funciones específicas para cubrir las necesidades de cada familia e individuo, así como estructuras sociales que facilitan que haya circuitos, corrientes o flujos de bienes y servicios entre todos sus miembros con el fin de mantener la vida del conjunto. La sociedad puede asemejarse a un gran organismo compuesto de unidades familiares
Todos estos movimientos circulares o circuitos de bienes, servicios, afectos, informaciones y conocimientos que ocurren en la sociedad tienen como fin satisfacer las necesidades físicas y mentales de los individuos y familias, así como mantener la unidad, cohesión y estabilidad del conjunto de la sociedad. Sin embargo, como es obvio, los seres humanos no son células de un cuerpo y ni hormigas de un hormiguero que cooperan entre sí de una manera semiinconsciente e instintiva. En una sociedad, las diferentes posiciones y funciones desempeñadas por individuos e instituciones —a diferencia de los organismos y las colonias de animales— no son fijas, sino que admiten una gran flexibilidad. Tampoco, los seres humanos cumplen con sus funciones o papeles de una forma automática o instintiva, sino de una manera autónoma, libre y creativa. La similitud entre estos sistemas naturales y la sociedad humana estriba únicamente en el hecho de que están basados en los mismos principios generales.
Resumiendo, se puede observar que los movimientos circulares —modificados o transformados de distintas maneras— son universales y están generalizados en el universo desde el nivel atómico hasta el galáctico, pasando por los diferentes niveles de organismos vivos, incluyendo a los seres humanos y a la sociedad humana. El fin de estos movimientos es garantizar la estabilidad y cohesión de los diferentes sistemas naturales. Estos movimientos circulares se pueden reducir al mismo modelo básico o principio general simple de intercambios recíprocos, o dar y recibir, entre una pareja de entidades complementarias. O S S O O S Conclusiones e implicaciones éticas del principio de la universalidad de las interacciones recíprocas
Este principio general de la naturaleza aplicado a las relaciones humanas tiene evidentemente fuertes implicaciones éticas. Por ejemplo, si existe un intenso flujo de amor, afectos, cuidados y servicios entre un hombre y una mujer, entre padres e hijos, o entre amigos, todas las partes experimentaran sentimientos de plenitud, satisfacción, alegría y felicidad. Y cualquier acción que deteriore o interrumpa el circuito o flujo de afectos, bienes y servicios causará sufrimiento o dolor. Si, en el ámbito social, hay una interrelación fluida y armoniosa entre los diferentes grupos e instituciones, es decir, si existe comunicación, diálogo, justicia y cooperación con vistas a un bien común o interés público, entonces habrá unidad, armonía, paz y progreso para todos. Cuando, por el contrario, esas relaciones recíprocas de intercambio entre los diferentes grupos sociales se deterioran o interrumpen, entonces, ocurrirán conflictos y guerras. O S Satisfacción, alegría y felicidad Unidad, armonía, paz y progreso O S Insatisfacción, sufrimiento y dolor Disputas, conflictos y guerras
Principio de los movimientos circulares 10 Principio de la universalidad de los movimientos circulares (o modificaciones y transformaciones de movimientos circulares). En la naturaleza no existe el reposo absoluto ni los movimientos rectilíneos puros. Para que cualquier entidad pueda mantener su existencia, estabilidad y continuidad, debe iniciar algún tipo de movimiento circular, ciclo o circuito dentro de sí y en relación con otras entidades. El espacio y el tiempo se derivan de estos movimientos circulares y, por ello, el espacio es curvo, el tiempo trascurre de forma cíclica y ambos son relativos a la velocidad y al tipo de movimiento circular. El crecimiento, desarrollo, multiplicación y creatividad de la naturaleza no es un proceso lineal sino un proceso en espiral en el que en cada ciclo aparece algo nuevo.
¿Cooperación o conflicto? Se podría objetar que esta visión de una naturaleza llena de relaciones recíprocas de cooperación y de movimientos circulares armónicos es demasiado optimista y conciliadora, e ignora que en el cosmos también ocurren catástrofes, explosiones de estrellas y choques de meteoritos. También en la naturaleza suceden muy a menudo accidentes y desastres naturales como terremotos, erupciones volcánicas, ciclones, tormentas, inundaciones, deformaciones congénitas, enfermedades y epidemias, y entre los animales parece que se produce una despiadada lucha por la supervivencia. Y si echamos una ojeada a la historia humana vemos que es una historia repleta de guerras y conflictos desde sus orígenes más remotos. El cargar las tintas sobre las relaciones de cooperación y los movimientos circulares armónicos es para contrarrestar una visión popular de raíces muy primitivas de una naturaleza cruel en la que impera la ley de la selva y sus versiones más modernas de la lucha por la supervivencia darwiniana y la de un cosmos caótico repleto de violentas colisiones y explosiones fortuitas.
Las guerras cruentas y destructivas iniciadas por los seres humanos no son fenómenos naturales Fuerzas de atracción y de repulsión en la naturaleza y las relaciones humanas Las guerras y conflictos humanos son fruto de un fracaso moral humano, individual y colectivo, en cumplir su responsabilidad de comportarse de una forma humana El diálogo, entendimiento, cooperación, tolerancia, perdón y reconciliación, son los mejores medios para el progreso y la paz mundial Principio del progreso mediante la cooperación centrada en un propósito común Cooperación o conflicto
Hay quienes piensan que las guerras son fenómenos naturales necesarios, y las justifican aduciendo que en la naturaleza impera la ley de la selva o, como dicen los naturalistas darwinianos, se produce una lucha despiadada por la supervivencia. Sin embargo, los fenómenos de conflicto o repulsión que existen en la naturaleza son procesos secundarios, que incluso tienen la finalidad de reforzar indirectamente los procesos de cooperación centrada en fines comunes, que son los principales y prioritarios. En la naturaleza no existen guerras de exterminio entre los miembros de una misma especie animal. Las guerras cruentas y destructivas iniciadas por los seres humanos no son fenómenos naturales
En la naturaleza existen especies de depredadores que cazan o pescan alimentándose de otras especies. Pero, este fenómeno forma parte de un ciclo vital o cadena de especies animales y vegetales que se alimentan unas de otras y que, por tanto, beneficia al conjunto del ecosistema garantizando así la supervivencia de las especies. De hecho, si se eliminan a los depredadores de un ecosistema, la superpoblación de las especies intermedias puede provocar el agotamiento de las especies vegetales y así causar la ruina de todo el ecosistema. Es curioso que los grandes depredadores tengan sólo una cría o dos al año, mientras que las especies que sirven de alimento sean muy prolíferas. Según la teoría darwiniana, si los depredadores son los que tienen más éxito en la lucha por la supervivencia, deberían ser también las especies más numerosas y sus víctimas tendrían que acabar siendo extinguidas. Los ciclos vitales en la naturaleza están diseñados para garantizar el equilibrio del ecosistema ¿Por qué, entonces, los depredadores son los que tienen menos éxito en reproducirse y corren más peligro de extinción, mientras que sus víctimas, las especies perdedoras, tienen tanto éxito en reproducirse? No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que la razón por la cual esa cadena de especies, que se comen unas a otras, tiene la forma de pirámide —o sea, que las especies que están abajo se reproducen más y son más abundantes y las que están arriba se reproducen menos y son menos numerosas— es porque el ecosistema está configurado precisamente así para garantizar su equilibrio. Si fuera al contrario —que es lo que la teoría darwiniana parece indicar— se extinguirían todas las especies, incluidas las de los vencedores o depredadores, puesto que sencillamente se quedarían sin nada para comer.
En realidad, es mucho más correcto interpretar este fenómeno natural desde el punto de vista de que unos seres vivos se ofrecen como sacrificio por el beneficio de otros. De esta manera, contribuyendo al bien del conjunto del ecosistema, a la larga están beneficiando a sus propios descendientes. En este sentido, nuestra actitud correcta al consumir alimentos debería ser la de sentirnos agradecidos a la naturaleza y a los seres vivos que ofrecen su vida por nosotros, y procurar a cambio respetar, cuidar y proteger a la naturaleza y a las diferentes especies de seres vivos. Cuando los seres vivos se ofrecen como sacrificio por el beneficio de otros, a la larga están beneficiando a sus propios descendientes
En la naturaleza hay también ejemplos de antagonismo, tensión y conflicto entre animales de la misma especie; como son las luchas entre machos por llegar a ser el jefe de la manada o por conseguir a las hembras y, una vez conseguidas, para alejar intrusos. También los animales suelen mostrar una considerable agresividad al defender sus territorios o a sus crías. Sin embargo, estos conflictos, en los primeros casos, por lo general no son luchas a muerte. Son como torneos para calificarse como jefe del grupo. Y en los últimos ejemplos son instintos naturales a fin de preservar su sustento y descendencia. Fuerzas de atracción y de repulsión en la naturaleza y las relaciones humanas
Como explica Sun Myung Moon en la siguiente cita, estos fenómenos de lucha o repulsión no destruyen el orden, sino que, por el contrario, tienen la finalidad de crear orden, estimulando la formación de parejas o grupos fuertemente unidos. « Existe una fuerza armonizadora o atractiva y una fuerza repulsiva. La primera, semejante a un pegamento, hace que todas las cosas se unan en perfecta armonía. La segunda rechaza cualquier amenaza a esa perfecta armonía. (…) [Por ejemplo] cuando alguien conoce a la chica que se convierte en su prometida, no quiere que los demás chicos la cortejen… Por ello, cuando un par de elementos positivo y negativo repelen a un extraño, ¡en realidad es un rechazo afectuoso, un estímulo para que encuentre su propia pareja y cree su propia armonía eterna! » Sun Myung Moon, The Realm of Existence , 8 de febrero de 1981 . Los fenómenos de lucha o repulsión no destruyen el orden, sino que tienen la finalidad de crear orden
Cuando una persona trata de seducir a un hombre o una mujer casados, el otro cónyuge reacciona violentamente contra del intruso. Esto es una reacción natural que tiene como fin proteger la relación entre parejas ya establecidas de otras partes que pretendan destruirlas. Es como decir, “¡Búscate una pareja que esté libre y déjanos en paz!” Por consiguiente, esta repulsión o agresividad no es una fuerza destructiva, puesto que protege las uniones establecidas y estimula a los demás a buscar sus propias parejas y establecer nuevas uniones. Los fenómenos de lucha o repulsión no destruyen el orden, sino que tienen la finalidad de crear orden Es un fenómeno similar a la fuerza de repulsión que existe entre los polos del mismo signo de los imanes; o cuando saltan chispas al provocarse un cortocircuito en una corriente eléctrica; o cuando dos nubes cargadas positivamente chocan provocando un rayo. Por ejemplo, dos chicas pueden ser muy amigas, pero cuando aparece un chico que le interesa a ambas, se convierten en rivales. Lo mismo ocurre cuando son dos chicos los que se interesan por la misma chica.
Algo parecido ocurre cuando los hijos compiten entre sí por el cariño de sus padres; o los alumnos por sacar buenas notas y ganarse el aprecio de sus profesores; o los empleados por su promoción en la empresa; o los artistas por un reconocimiento público o fama; o los hombres de negocios por conseguir más clientes y obtener mejores beneficios; o los líderes por ganarse la confianza del pueblo. Estas confrontaciones o competencia entre rivales es un fenómeno natural que estimula a los individuos a mejorar, y que hace que los más capacitados sobresalgan y dirijan al grupo, contribuyendo así a formar conjuntos más unidos y cohesionados alrededor de un centro fuerte. Por esta razón, la finalidad última de estas rivalidades no es la destrucción de las relaciones sino la creación de relaciones más duraderas y estables. La competencia entre rivales estimula a los individuos a mejorar
Cuando, por una actitud y motivación inmadura y egoísta, se sobrepasan ciertos límites, las rivalidades naturales que existen entre seres humanos se convierten en luchas fratricidas, opresiones, explotaciones y guerras cruentas y destructivas, que por desgracia ha sido la norma en toda la historia humana. Por esto, se dice que el ser humano, a pesar de ser el más capacitado de entre todos los seres vivos, es el ser más cruel y destructivo de la naturaleza. Esto prueba que algo marcha mal con el ser humano, que no funciona bien, que no actúa como es debido a su condición o naturaleza humana. Así pues, las guerras cruentas y destructivas iniciadas por los seres humanos a lo largo de toda la historia no son fenómenos naturales necesarios sino males morales y sociales, innecesarios y evitables, fruto de una continua irresponsabilidad o fracaso moral humano, individual y colectivo. Estos males morales y sociales no sólo no son naturales, sino que son contrarios a la naturaleza y a la naturaleza humana. Las guerras y conflictos humanos son fruto de un fracaso moral humano, individual y colectivo, en cumplir su responsabilidad de comportarse de una forma humana
Desde el famoso aforismo de Heráclito, « la guerra es el padre de todas las cosas » , hasta la ideología marxista, que considera que las guerras y revoluciones violentas son el motor de la historia humana, muchos pensadores y filósofos han considerado que las guerras y los conflictos en la sociedad humana son necesarios porque han contribuido al progreso y mejoramiento de la sociedad. Cuando unos dirigentes esclavizan, explotan y oprimen a sus pueblos o establecen unas leyes o instituciones injustas y tiránicas, es evidente que es bueno y necesario que surjan nuevos líderes que se opongan a éstos y que, si no hay más remedio, los derroquen por la fuerza con el fin de establecer unas instituciones y leyes más justas. Pero esta necesidad se deriva de un error o irresponsabilidad previa, que no era en absoluto necesario ni inevitable. Las guerras no contribuyen al progreso y mejoramiento de la sociedad
La esclavitud, explotación, opresión, injusticias, y las guerras motivadas por el pillaje, expoliación o conquista son el resultado de un fracaso humano o cúmulo de errores e irresponsabilidades perfectamente evitables. En el caso de poder evitar estos errores, no sería necesario ni defenderse con las armas ante una agresión, invasión o ataque injustificado, ni iniciar una guerra de liberación para remediar una situación de injusticia. El problema principal es saber cómo erradicar el mal moral que es el que causa las injusticias, explotación, miseria y hambre De hecho, hoy día se trabaja a escala mundial para crear unas condiciones sociales y políticas, y unos lazos de interdependencia y ayuda mutua entre naciones, que hagan innecesario el recurso a la guerra, y poder así iniciar una nueva era de paz y colaboración entre todas las naciones. Por esta razón, el problema principal es saber cómo erradicar el mal moral que es la causa de las guerras, injusticias, explotación, miseria y hambre.
Además, la mayoría de las tradiciones éticas religiosas y filosóficas, antiguas y modernas han resaltado el principio del diálogo, entendimiento, cooperación, consenso, tolerancia, perdón o reconciliación, centrado en objetivos o fines comunes, como medio para el progreso o paz mundial. En definitiva, la aceptación de este principio fomenta la búsqueda de soluciones pacíficas de los problemas y conflictos, que puedan surgir en todos los ámbitos, a través del diálogo y la cooperación centrada en fines compartidos, en vez de recurrir a una estrategia de constante conflicto, lucha fratricida o uso injustificado y gratuito de la fuerza, justificando cualquier clase de medio violento o destructivo para conseguir un supuesto buen fin. El diálogo, entendimiento, cooperación, tolerancia, perdón y reconciliación, son los mejores medios para el progreso y la paz mundial
Principio del progreso y del desarrollo a través de la cooperación armoniosa y la mutua dependencia entre elementos complementarios, centrada en propósitos comunes y fines compartidos, y no a través de la lucha, conflicto o destrucción mutua entre partes opuestas irreconciliables. Principio del progreso mediante la cooperación centrada en un propósito común 11