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LA LEY Y LA GRACIA
el mismo principio, si alguien practica solo el diezmo, de igual manera está obligado a
guardar toda la ley. Si guarda el día sábado, tiene la misma obligación. Ahora, ¿qué
pasaría en este tiempo de la gracia de Cristo, si una persona pudiera ser capaz de guardar
toda la ley del Antiguo Testamento, y justificarse por ella, y en verdad lo hiciera? La
respuesta a esta pregunta la ofrece el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas, capitulo 5,
versículo 4. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis
caído. Si entendemos bien lo que el apóstol Pablo dice en esta Escritura, entonces
entendemos que la persona que se justifica con la práctica de la ley de Moisés pone en
peligro la salvación de su alma. Esto implica, desde el punto de vista espiritual, que la
religión que sigue esa persona es muy peligrosa, puesto que tal religión no hace, o no sabe
hacer la diferencia entre un tiempo bíblico y otro, y no es capaz de reconocer la
manifiesta voluntad de Dios en cada era; entonces, esta ignorancia produce como resultado
un sincretismo o mezcla entre la ley del Antiguo Testamento y la Gracia de Cristo revelada
en el Nuevo Testamento.
Dios estableció en la ley Moisés, de manera obligatoria, para la nación de Israel, algunas
prácticas que se realizaban en era patriarcal, entiéndase, cuando todavía no existía la ley de
Moisés. Estas prácticas fueron los holocaustos y los diezmos. Luego estas prácticas fueron
ordenanzas en la ley de Moisés, y su cumplimiento obligatorio fue reglamentado para el
pueblo judío.
Ahora vayamos con cuidado para entender bien lo que sigue. Cuando Jesucristo realizó su
obra salvífica, a favor de toda la humanidad, todas las ordenanzas de la ley fueron
abrogadas, pues así fue dicho por el Señor en la carta a los Hebreos, capitulo 7, versículos
18 y 19, veamos:
18
Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su
debilidad e ineficacia
19
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios. Esta información la presenta de una manera
muy hermosa el apóstol Pablo a los Efesios, capitulo 2, versículos 14 al 17:
14
Porque él es
nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando
la pared intermedia de
separación,
15
aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo
hombre, haciendo la paz,
16
y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo
cuerpo, matando en ella las enemistades.
17
Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a
vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca. Respecto a la anulación de la ley
del antiguo pacto, la Biblia dice más en Colosenses, capitulo 2, versículo 14:
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria,
quitándola de en medio y clavándola en la cruz
.
Estas Escrituras nos enseñan que la única
y absoluta salvación en esta era la Gracia, solo la garantiza completamente Jesucristo. Esto
hay que reiterarlo: Jesucristo es la garantía completa de todo lo que la humanidad necesita
para su perfecta relación con Dios, y para la salvación de su alma eterna.