La liturgia de las horas fr. Javier Eduardo BALAGUERA, O.P.
¿por qué orar? La oración se ha perdido porque estamos acostumbrados a una oración de petición contra temores e inseguridades de la vida. La oración es la respiración de la fe, y hace parte de la vida cristiana ya que si uno no puede considerarse cristiano . Hay que encontrar tiempo para orar como se encuentra el tiempo para comer, para dormir y para divertirse, porque orar es una acción del todo esencial para un verdadero creyente.
¿qué es la liturgia de las horas? La Liturgia de la Horas es la “oración pública de la Iglesia” (SC 98), que alaba al Padre e intercede por la humanidad para santificar el tiempo , a saber, el curso entero del día y de la noche, de la mañana y de la tarde. También es popularmente conocida como “Oficio Divino” o “breviario”. El sujeto orante es el pueblo de Dios, reunido en asamblea litúrgica, ya que es la plegaria común de la Iglesia.
Origen de la liturgia de las horas -Jesús enseña a sus discípulos a perseverar en la oración y hacerlo sin desfallecer. Lucas 18, 1 Romanos 12, 12 Hechos 1, 14 La Iglesia primitiva, a medida que iba creciendo y madurando su fe y su vocación a la oración, siente la necesidad de no limitarse a la celebración semanal de la fracción del pan. Entonces se plantea el problema de una estructura de oración continua y estable, capaz de llenar el día de los fieles y de expresar la profunda necesidad del diálogo con Dios.
Durante la Edad Media el Oficio Divino se organizó principalmente en los monasterios benedictinos. En su regla, San Benito. Prescribe que sus monjes debían rezar cada semana el salterio íntegro (los 150 salmos). Para rezar algunas horas, las Horas Menores, no era obligación acudir a la iglesia, sino que, al escuchar la campana , ellos, interrumpiendo sus ocupaciones se ponían a orar en el lugar que se encontraban. Para las Horas Mayores, (Maitines , Laudes y Vísperas ), toda la comunidad se reunía en la Iglesia. A partir del siglo XII, por la influencia de los Frailes Menores, que viajaban con frecuencia, se promulgó un libro abreviado ya que era difícil llevar los varios volúmenes que se necesitan en el monasterio. La actual forma del Oficio Divino fue promulgada por el Papa San Pablo VI en 1970 en la Constitución Apostólica Laudis Canticum .
Sentido y finalidad de la l.H . Su fin es consagrar el tiempo al Señor, extendiendo la comunión con Cristo efectuada en la Misa. Quien reza el Oficio hace un paro en las labores para rezar con la Iglesia aunque se encuentre físicamente solo. Aunque sin duda es necesaria la oración privada, también es necesario que recemos formalmente unidos como Iglesia. La Liturgia de las Horas es una oración trinitaria. No habla de la tierra, sino del cielo. No canta las maravillas del hombre, sino la acción salvífica de Dios. Su voz y su canto anuncian a todos los hombres la Pascua de Cristo. Aunque la L.H interrumpa el ritmo de la jornada del hombre, no debe verse así, ya que el tiempo del hombre tiene sentido solamente si es vivido constantemente en la óptica del tiempo de Dios.
Las horas del oficio divino Las Laudes , oración matutina, y las Vísperas oración de la tarde, que según la tradición de la Iglesia son los dos pilares del Oficio diario, deben considerarse como las Horas principales y por ende celebrarse. Las Laudes matutinos están dirigidas a santificar la mañana, como se nota en muchos de sus elementos . Se celebran las Vísperas a la tarde, en acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto. El Oficio de Lectura se orienta a ofrecer a quienes se han entregado al Señor, una abundante meditación de la Palabra de Dios y las mejores páginas de los autores espirituales . Las Completas son la última oración del día que hace antes del descanso nocturno, aunque haya pasado ya la media noche.
Estructura de las horas laudes y vísperas Introducción: comprende una invocación inicial, el Gloria al Padre y el Aleluya (si corresponde). Himno inicial: El cual se puede reemplazar por otro canto. Da a la celebración un sentido de fiesta. Salmodia: Acompañado de tres antífonas. Para Laudes: Salmo matutino, cántico del A.T., salmo laudatorio; para Vísperas: dos salmos, o dos partes de un salmo más largo, y un cántico del N.T. Lectura Bíblica: Es de forma breve y seguidamente puede hacerse una corta homilía o una pausa de silencio. Responsorio: Es la respuesta de la asamblea a la Palabra de Dios que ha sido proclamada. Puede también sustituirse por un canto responsorial o por otros cantos. Cántico E vangélico: Benedictus para Laudes o el Magnificat para Vísperas, acompañados por su antífona. Invocaciones e intercesiones: En las Laudes las preces son para consagrar a Dios el día y el trabajo y en las Vísperas, las preces son de intercesión. Se concluyen con la oración del Padre Nuestro. Oración final y despedida .
Estructura de las horas oficio de lecturas Invocación inicial. Himno inicial. Tres salmos, acompañados cada uno por su propia antífona . Versículo de paso entre la salmodia y las lecturas. Dos lecturas, seguidas cada una de un responsorio propio. La primera lectura siempre está tomada de la Palabra de Dios, la segunda de los Padres o de los escritores eclesiásticos. Himno Te Deum , que se reza solo los días festivos y domingos. Oración conclusiva y despedida.
Estructura de las horas completas Invocación inicial . Espacio para el examen de conciencia y acto de contrición público Himno inicial. Un salmo, seguido de una antífona. Breve lectura bíblica, seguida del responsorio. Cántico de Simeón y antífona. Oración conclusiva y despedida . -En la Orden: Salve Regina, responsorio y oración. Canto a Santo Domingo, responsorio y oración. Oración por los difuntos.
Valor pastoral del Oficio divino SC 86 : Los sacerdotes dedicados al sagrado ministerio pastoral rezarán con tanto mayor fervor las alabanzas de las Horas cuando más vivamente estén convencidos de que deben observar la amonestación de San Pablo: «Orad sin interrupción» ( 1 Tes , 5,17); pues sólo el Señor puede dar eficacia y crecimiento a la obra en que trabajan, según dijo: «Sin Mí, no podéis hacer nada» ( Jn ., 15,5); por esta razón los Apóstoles, al constituir diáconos, dijeron: «Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra» ( Act ., 6,4). Aunque no es obligación para los laicos, la Iglesia recomienda a todos los fieles que recen el Oficio Divino . CCE 1196: Los fieles que celebran la Liturgia de las Horas se unen a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, por la oración de los salmos, la meditación de la Palabra de Dios, de los cánticos y de las bendiciones, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal que da gloria al Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el mundo entero.